Capítulo 15."Felices para siempre.
Matthew.
Me quedo en silencio viendo el patio trasero de la casa de mis padres, que es mucho más grande de lo que recuerdo. Mucho más grande.
—Llegó de último momento, pero al menos nos invitó a Andrew y a mí a la boda—le digo a mamá, quién está sentada a mi lado, con sus lentes oscuros, tomando su té helado.
—No puedo creer que Connor se casé—admite— aún los recuerdo de jóvenes jugando a ser grandes, encerrados en tu cuarto y sólo escuchando sus carcajadas.
—¿Sabes qué me sorprende? que se casa con una chica que conoció hace como once años.
—¿Sorprendido, decepcionado o lo envidias?—me interroga mamá mientras se pone los lentes sobre su cabeza.
—Sólo... sorprendido—le digo—. Nada de decepción, quizá un poco de envidia de que no dejó ir a la persona que quería.
—Nunca supe qué pasó con la chica linda e inglesa—me mira mamá con una sonrisa pícara.
Aquella chica que me recordaba mucho a Courtney, igual de linda sólo que inglesa, de algún modo me daba esperanza de que todo iba a estar bien de nuevo. Hasta que se fue de mi vida.
—Nos dimos cuenta de que las cosas no iba a funcionar... después de casi dos años, por fin nos dimos cuenta. O ella se dio cuenta.
—¿Eso es todo?
Asiento con la cabeza, aún sin creer que así de fácil terminó todo. Un día tan común, llegó a mi habitación y me dijo tres sencillas palabras que a todos aterran: tenemos que hablar. Y eso hicimos, o quizá sólo eso hizo ella, porque yo sólo me senté a escucharla hablar y ver como sus ojos se volvían tristes y quizá ansiosos de que todo terminara.
— ¿Y por qué decidieron casarse aquí?
— Ambos querían casarse en el lugar donde crecieron— le explico— ya sabes, sus tonterías de románticos.
*
Estaciono el auto y veo que la mayoría de personas está afuera de la iglesia, esperando a que todo inicie. A que los novios por fin sean esposos.
— ¿Sabes que es más que seguro que la veas?— pregunta Andrew, que observa a todo el mundo por el parabrisas.
Yo sólo asiento con la cabeza, imaginándola o quizá cuestionándome si ella vino. Si ella y Cristina aún son mejores amigas. Si vamos a vernos.
— No sé si fue buena idea venir— le digo—. Creo que Connor nos invitó más por compromiso que porque alguna vez fuimos el trío mortal.
— Hace mucho no nos decíamos "trío mortal"— sonríe mientras desabrocha el cinturón de seguridad— . Vinimos sólo para demostrarle que no somos igual que él.
Lo veo encogerse de hombros y sale del auto. Yo todavía me quedo en el auto unos segundos, un poco ansioso de lo que podría pasar después. Camino hasta el lado de Andrew y comenzamos a unirnos a la multitud de invitados.
— La última vez que estuve aquí fue hace años— meto mis manos en las bolsas del pantalón mientras los recuerdos vienen a mi mente— ¿Recuerdas aquella chica que no usaba sostén por que según no lo necesitaba?
Andrew abre los ojos con sorpresa ante mi comentario, ya que parece recordarlo porque hace ciertas señas con sus manos que hace que alargue una risa al mismo tiempo que él.
— Gracias a dios pensaba eso— Andrew mira al cielo agradecido y después me mira— ¿Por qué la mencionas?
— Pues— alargo— , hace tiempo, misteriosamente se puso en contacto conmigo, no sé cómo consiguió dar exactamente conmigo, pero por la foto de perfil que tiene parece que ya usa sostén... quizá tres tallas extra.
— Maldición, Smith, ¿Por qué a ti te llueven chicas si eres un patán?
— No lo soy— niego con la cabeza— Si lo fuera, ¿Crees que las tendría?
— Hoy en días las mujeres se sienten más atraídas por las personas que no muestran interés a una persona que le da los buenos días sin falta.
— Deja de darle los buenos días a una chica— me burlo de él.
Andrew bufa por lo bajo y después mira su reloj algo impaciente. Hago lo mismo que él y me rasco la mejilla un poco impaciente al ver la hora. Si las mujeres son seres vivos especializados en tardarse horas arreglándose, supongo que el día de su boda tienen que comenzar hacerlo con un día de anticipación e incluso así, podrían llegar tarde.
Un chico, de quizá nuestra edad, pasa frente a nosotros con una cara quizá de desesperación por estar esperando. Mira la hora en su reloj y después revisa algo en su celular para guardarlo después. Se cruza de brazos y mira impaciente las puertas de la iglesia. Miro a Andrew, que pisa algún insecto con su zapato negro. Se da cuenta de que lo miro y con la cabeza le señalo a la desesperada persona cruzada de brazos y con un bonito traje negro. Él me mira sin entender a qué quiero llegar.
— No podemos dejar a uno de los nuestros sólo es una situación como ésta— le explico.
Andrew lo examina unos segundos mientras asiente repetidamente con la cabeza. Llega a la conclusión de que quizá, no es mala idea. Se encoje de hombros y nos podemos a su lado. Andrew en el izquierdo y yo en el lado derecho.
Cuando lo miro de cerca, algo en su aspecto me recuerda al actor de películas clásicas del que mamá está enamorada, ese tal James Dean. Parece de esos niños bonitos, de mirada cautivadora que se lleva a la chica que quiere y la indiferencia de su mirada las hace irse sin decir nada.
Una parte de mí, comienza a rezar para que no se tope con Courtney antes que yo.
— ¿Desesperado por la espera? — pregunto.
El me mira algo confundido mientras asiente con la cabeza, casi a la espera de que hagamos algo malo. Y Andrew, como siempre, habla antes de pensar:
— No vamos a robar tu billetera o algo parecido, sólo que estamos igual de desesperados que tú por tener que esperar.
Yo asiento con la cabeza, apoyando la explicación no necesaria de Andrew.
— Supongo que son invitados— habla por fin y su voz es un poco más gruesa de lo que imaginé.
¿Cuántas bragas habrá mojado con sólo decir hola?
— Somos amigos de Connor— le digo, para después terminar agregando—. El novio.
— ¿Y tú?— pregunta Andrew.
— Bueno, creo que sólo acompaño a mi novia, ya que ella son amigas del trabajo— nos dice—, ya que yo no le agrado mucho.
Su novia y Cristina son amigas del trabajo... No debes de preocuparte, ya no está disponible para coquetear con las chicas. ¡El territorio es tuyo, Smith!
— No eres el único que está en esa lista de los que le desagradan— le digo— es una lista bastante grande y nosotros dos también estamos incluidos.
— No es algo que se diga antes de la boda, pero él— me señala Andrew— se acostó con Cristina hace años.
— ¿No eres amigo de Connor?— pregunta el chico confundido.
— Eso fue quizá dos años antes de que ellos hablaran— le digo— . Nadie se imaginó que ellos podrían terminar casados.
— Me sorprende que enamorara a alguien — dice él, en un tono neutro que nos hace reír a todos.
—Oh, vamos, no es tan mala persona—dice Andrew entre risas .
— ¿Cuántas veces te golpeo la entrepierna?— Le pregunto a Andrew.
Andrew me mira mal antes de responder.
— Quizá sólo una— dice pensativo.
—Cuando escucho el tipo de cosas que hace con los hombres que la molestan o algo así, siempre pienso que podría ponerle una orden de restricción sin ningún problema por ser abogado.
Andrew lo mira sorprendida mientras le pone una mano en el hombro.
— ¿Por que no te conocimos antes?— dice triste— quizá no hubiéramos sufrido tanto.
Yo sólo pienso en las veces que nos podría salvar del mundo si nos hacemos aliados. Un torpe como Andrew, empresarios como Connor y yo, y un abogado como él. Seriamos invencibles.
Dejo de pensar en cosas de niños cuando escuchamos que las campanas suenan y los tres nos quedamos desconcertados. Todas las personas al fin comienzan a entrar a la capilla.
— Supongo que esto al fin va a empezar— les digo con sarcástica felicidad.
El chico sonrío levemente y comenzamos a caminar a la iglesia, que por dentro, está arreglada con muchas flores blancas y listones color crema. La gente comienza a sentar aleatoriamente y Andrew y yo apuramos el paso para ganar lugar en las últimas bancas.
— Yo tengo que irme a sentar casi al frente— nos dice el chico cuando nos ve escoger nuestros lugares.
— ¿Por qué?— pregunta el sin vergüeza de Andrew.
— Porque está la familia de mi novia— le responde algo incómodo por tener que dar esa información— . Pero supongo que más tarde nos vemos.
Ambos asentimos con la cabeza esperando que así sea y lo vemos alejarse.
— Es un buen hombre— le digo a Andrew.
— Y otro más en la lista de Cristina, podríamos ser buenos amigos— se burla Andrew.
Le golpeo la cabeza y deja de reírse para mirarme sorprendido.
—¿Le tenías que mencionar lo de Cristina?—le pregunto en un susurro mientras lo fulmino con la mirada.
— Dudo mucho que le tome importancia— me dice mientras me aleja un poco de su espacio vital— . Sólo que quizá no la verá de la misma forma.
Antes de que pueda responder, la iglesia se queda en silencio y todos prestan atención a las que supongo son las damas de honor que van pasado con un vestido color salmón que al parecer a todas les llega hasta la espinilla y en manos un pequeño ramo de flores blancas y rosas. Después pasan los padrinos y, todos regresan la mirada al pequeño niño con traje que lanza pétalos de rosas mientras Cristina, con su vestido de novia, comienza a caminar del brazo de su madre.
Todos le prestan atención a la novia, pero yo, yo sólo miro a una chica en especifico. No con vestido blanco, ella trae puesto un vestido color salmón sin tirantes. Ella no trae un gran ramo de flores blancas, ella sólo tiene en sus manos unas cuantas flores rosas y blancas. Ella no tiene el cabello rubio, lo tiene color miel. No lo tiene recogido, lo tiene suelto con unas bonitas hondas que me hacen recordar la época de preparatoria. Yo no miro a Cristina, yo sólo miro a Courtney la grande sonrisa en su rostro.
Ya no tiene el yeso de su brazo y los moretones al igual que los ropones de su cuerpo, ya han desaparecido. Sonrío cuando veo que tiene unas zapatillas blancas, más bajas a comparación que las otras chicas.
La sonrisa de Connor me hace dar cuenta de lo mucho que el tiempo ha pasado desde la última vez que nos divertimos juntos.
Miro nuevamente a Courtney.
— Te lo dije— me susurra Andrew.
El destino los volvió a juntar... y quizá ésta sí es la buena.
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