9-Venganza
El intento de asesinato a Miércoles unido a que Enid estaba en la enfermería hizo saltar las alarmas en la academia y en Jerichó pues el asesino podría estar en cualquiera de los dos lugares. Tn estaba más serio, no mostraba tanta alegría o esa forma de ser que tenía desde que había llegado a Nevermore.
—Hermano, ¿a dónde vas?—preguntó la pelinegra—el asesino podría estar por aquí.
—Mejor, así podré matarlo con mis manos—replicó éste dejando helados a los presentes salvo a su hermana quien esbozaba una sonrisa.
—No respondiste, ah, irás a ver a tu novia.
Él solamente asintió y caminó por los pasillos con la mirada tan seria y aterradora que todos los que se cruzaban en su trayecto se iban poco a poco apartando. El joven no dejaba de utilizar sus poderes para detectar los pensamientos del resto. Todos estaban asustados por el ataque, pensaban en su pareja u otras cosas como las películas. Por suerte tenía una pista, se había podido quedar con el tono de voz, aunque solamente fuese una palabra, recordaba la voz.
Al llegar a la puerta de la enfermería tocó y aguardó a que la enfermera le diera paso. Enid estaba despierta, se había cambiado después de comer y darse una ducha con ayuda. La chica les dejó a solas.
—Hola—saludó ella sonriente al verle llegar.
En ese momento, y tras todo lo sucedido, el chico solamente pudo abrazarla y romper a llorar.
—Eh, ya está...estoy bien—le acariciaba la espalda.
—He tenido miedo de perderte—desde que había conocido a Enid sentía que era la luz más brillante y pura que había tenido en su oscura y fría vida.
—Ya está—él se apartó y la besó.
Primero dulce y luego un poco más apasionado con cuidado pues el cuchillo impactó en el costado de la loba. Estaba algo mejor, pero necesitaba descansar.
—Tn...tus besos...uff...me encantan—decía ella en un pequeño susurro.
—Te quiero Enid...y no quiero perderte—le agarró de la mano y continuaron un rato de mimos y besos hasta que llegó la hora de tener que marcharse.
El chico le acarició la mejilla mientras sonreía.
—Pronto nos veremos en clase—se secaba las lágrimas—los chismes te necesitan.
Ambos soltaron una leve carcajada. Se miraron antes de besarse de nuevo.
—Nos vemos pronto—dijo alejándose y marchándose de la enfermería.
Todo el mundo estaba ahora en los clubs por lo que los pasillos estaban vacíos, era un poco silencioso cuando escuchó la voz de su hermana.
—¡Ven al pasillo cercano al patio!—decía ella.
—¡Voy!—echó a correr a la velocidad que sus piernas le permitieron.
Pronto llegó y vio a su hermana peleando con un chico a espada limpia. No era de esgrima y el enemigo era un poco más alto que su hermana, más corpulento y pelo negro. Llevaba puesta la ropa de Nevermore pero no recordaba un estudiante así.
Entonces alzó su mano empujando a su hermana y sujetándola contra la pared. Miércoles tuvo un dejavu con Rowan, tenían los mismos poderes.
—Cobarde...no has podido ganarme en combate y usas tu poder—replicó ella tratando de bajarse pero no lograba nada.
—Es tu fin Addams—dijo con una sonrisa antes de sentir un gran dolor en la mano.
Al mirar, vio un cuchillo clavado y atravesando su mano. Éste gritó antes de caer de rodillas y ver como la sangre brotaba. Miércoles pudo bajar al suelo y cuando trató de acercarse tras esos segundos para recuperar el aliento, vio a su hermano abalanzarse sobre el chaval.
—¡HIJO DE PUTA, TE VOY A MATAR!—Tn empezó a pegarle puñetazos como una jodida bestia.
Uno tras otro iban cayendo sobre el rostro mientras Tn le sujetaba de la camisa con la mano izquierda. El rostro de Enid, la sangre en sus manos de la loba después de llevársela y estar en sus brazos...el hilito rojizo de su boca y su voz débil. El chico rugía como un animal mientras seguía propiciando la paliza.
—¡Tn basta!—su hermana lo apartó.
—Hermana, aparta de mi camino, ese bastardo va a morir aquí y ahora—replicó con los ojos inyectados en sangre—¡debe morir!.
—Quiero matarlo tanto como tú pero recuerda que lo necesitamos con vida para saber si hay más implicados—dijo ella—y no creo que a Enid le guste salir con un asesino.
Tn respiró unas pocas veces pero el dolor y la ira no se iban de su cuerpo. Tenía ganas de estrangularlo.
Por suerte llegaron los profesores tras los gritos y se lo llevaron para curarlo y poder interrogarlo. Obviamente fuera de la enfermería porque estaba allí Enid.
—¿Estás mejor?—preguntó ella tomando la mano de su hermano.
—Un poco, pero...deseaba matarlo—contestó.
La noticia se hizo eco enseguida, aunque algo les decía a los Addams que no había terminado, era una intuición. Enid le regañó a Tn quien parecía un niño pequeño ante los ojos de su hermana.
—Increíble...dominado por una loba—pensó sabiendo que podía leer sus pensamientos.
—Calla, no me ha dominado—replicó en su mente.
—¿Te ha quedado claro osito?—preguntó haciendo que abrieran los ojos—no quiero que mates a nadie.
—Si...
—¿Seguro?—preguntó alzando un poco la voz y agravando el tono.
—Si—contestó.
—Muy bien, ahora ven a darme unos besos y abrazos, te los has ganado—al decir eso, Miércoles se marchó.
En su camino de regreso, Miércoles pensaba en lo sucedido cuando vio a Eugene aparecer llamándola de manera urgente. Echaron a correr y tras seguirlo, vieron a un grupo de gente atendiendo a Xavier.
—Me han atacado—dijo éste—me duele todo el cuerpo...me han dado una paliza.
—¿Cuándo ha sido eso?—preguntó ella acercándose.
—Hace como cinco minutos...no pude verlo bien—tenía la cara magullada y con un ojo morado.
—Lo sabía, tiene un cómplice—comentó ella.
A pesar de haber logrado atrapar a uno de ellos, todavía quedaba otro. Aunque éste solamente le dio una paliza al artista, podía ser cualquiera de los de allí.
La pelinegra regresó a su habitación cuando vio todo revuelto, Cosa no había estado allí en ese momento así no vio quien lo hizo. Estaba desordenado, todo por los suelos y su máquina de escribir rota junto a su novela hecha pedazos.
—Maldito...hacer eso a la literatura—dijo mientras recogía todo.
Su hermano acudió enseguida al ser llamado y le ayudó a organizar todo. Y también estaría alerta por todo.
—Vaya...le pediré que se ponga esto—dijo Tn mientras tenía en sus manos un pequeño tanga de color rosa—sabía que escondía un secreto—¡oh, aquí hay más!—tomó unos cuantos más para guardarlos.
—Yo organizaré la ropa interior de tu chica mientras tú limpias el desastre en mi lado
—Espero no encontrar nada oscuro y así—comentó mientras le daba una de las prendas.
—Cierra la boca o te la coseré no sin antes meterte avispas en ella.
Ambos recogieron todo y hablaron de que quedaba esperar a que el detenido hablase. Y también pedirían ayuda a Yoko y Divina, esas sabían junto a Enid de los alumnos del lugar.
Al día siguiente, llegó una mala noticia.
—¿Cómo qué muerto?—preguntó Miércoles—estaba con ustedes.
—Alguien entró y le inyectó esto...supongo que para que no hablase—respondió el director pues tenían colaboración porque se vio implicada y el asesino le quería a ella.
—Ahora no tenemos nada—comentó ella—toca empezar de nuevo.
Y así, con el asesinato de esa persona...tenían que estar alerta y sin pistas.
Continuará...
Espero que les haya gustado.
Un saludo :D
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