6-La cita con Tn

El día que Enid había deseado...llegó. Era un buen día, con algo de viento y frío pero se podía aguantar. Durante las clases, la loba charlaba con sus dos amigas para terminar de decidirse que se podría poner para ir a la cita. El tiempo hasta aquel momento pasó muy rápido a pesar de los días de castigo. Deseaba no hacer el ridículo, quería que todo saliese perfecto.

—Estoy muy nerviosa—les comentaba a las dos.

—Tranquila mujer, todo saldrá bien—contestó la vampira tratando de calmar los nervios de la loba quien a veces empezaba a sudar por el asunto.

—Yo te puedo decir donde le gustan qué...—empezó Divina pero ella le miró roja y le pidió que parase, se trataba de una quedada para conocerse mejor, no para eso—de acuerdo, pero si necesitas consejo me dices.

—Quiero que salga bien, que sea perfecto—dijo apoyando las manos en su cara—¿por qué no puedo estar más tranquila?.

El momento fue interrumpido por Miércoles quién le pidió a Enid acompañarla a la habitación.

—Nos vemos luego chicas—dijo a ambas.

—Suerte—desearon todas.

Ya en la habitación, la pelinegra le dio una bolsa.

—¿Qué es esto roomie?—preguntó agarrando esta, le resultaba raro.

—Si quieres conquistar a mi hermano ponte eso—respondió ella.

La rubia se puso a revisar el contenido de la bolsa y se quedó sorprendida mientras sacaba lo que había en su interior. Luego miró a su roomie y a Cosa quien estaba apoyada en su hombro.

—Esto es...—susurró—no sé...

—Por probar no pierdes nada—dijo antes de voltear e ir a su escritorio a escribir un poco.

Tn caminaba tranquilamente hasta la habitación de su hermana y la loba. Miró su reloj, llegaba puntual como siempre. Iba vestido para la ocasión, se colocó frente a la puerta y tras unos segundos esperando, tocó con los nudillos a la espera.

—¡Ya voy!—escuchó decir al otro lado Enid.

El chico esperó un poco hasta que vio la puerta abrirse. Se sorprendió al ver a Enid con un nuevo look que no se imaginaba. Iba vestida para la ocasión, pero con una chaqueta de color negro, algo que era diferente a lo que llevaba habitualmente. Pero no solamente eso, también tenía el cabello negro, bueno, una peluca negra. Tenía una mirada diferente ahora, el chico esbozó una pequeña sonrisa.

—¿Qué te parece?—le preguntó ella algo nerviosa.

—Te ves preciosa—respondió haciendo que la joven sonriese—pero...—ella se le quedó viendo.

Entonces se acercó un poco y lentamente le fue quitando la peluca, y luego la tela que se había colocado dejando de nuevo su cabello rubio al descubierto. También la chaqueta oscura, no le pegaba para nada a alguien tan colorida como ella.

—Seguramente ha sido idea de mi hermana—dijo éste haciendo que ella asintiera—lo sabía. Y agradezco el intento pero...—se acercó a su rostro y le acarició la mejilla—quiero conocer a la verdadera Enid Sinclair, no tienes que cambiar nada de ti.

—Quería impresionarte...—contestó ella algo avergonzada.

—Ya lo haces cada día—eso la puso completamente roja—ahora ponte la ropa con la que más a gusto te sientas, te espero aquí fuera.

—Cl-Claro...—ella regresó al interior.

El chico se quedó afuera esperando a que la joven se cambiase. Tardó un buen rato al salir, pero estaba como esperaba, colorida y siendo ella misma.

—Está si eres tú misma—dijo viéndola—¿lista para la cita?.

La rubia asintió antes de cerrar la puerta y ambos empezar a caminar hacia la salida.

Tomaron el autobús hasta Jerichó, Enid trataba de mantener una conversación para romper el hielo, se le notaba mucho los nervios hasta que el joven tomó su mano.

—Eh, calma, no te voy a morder—dijo sonriente—quiero que te relajes, incluso si te sirve, en lugar de una cita, tómate esto como una salida de amigos.

La loba respiró unas cuantas veces para calmarse y surgió efecto.

Llegaron y lo primero que hicieron fue ir a una tienda de ropa que tanto le gustaba a Enid que no paraba de mirar en todos lados. Parecía una niña pequeña en una tienda de dulces, miraba de un lado a otro, un vestido, una chaqueta o una bufanda. 

—Cielos...esto es...preciosa...—susurró ella suspirando y enamorada de una chaqueta de colores que le había gustado mucho—ahorraré y me la compraré—dijo firme y decidida.

—¿Por qué no te pruebas alguna de aquellas cosas en rebajas?—preguntó Tn señalando una parte en descuento.

—¡Si, será genial!—ella se fue dando pequeños saltitos hasta la zona.

Se estuvo probando unos cuantos pero no le terminaba de gustar alguno del todo así que así que no los compraría.

—Te espero fuera que me llaman al teléfono—dijo Tn a la loba mientras se cambiaba dentro del probador.

—De acuerdo.

Al terminar de cambiarse, la rubia de mechones coloridos salió y depositó toda la ropa en su lugar correspondiente. Miró la chaqueta, era tan preciosa y colorida que se imaginaba como debía verse con ella, la cantidad de fotos y como sería la envidia del resto de chicas.

Justo en el mismo instante en el cual la joven fue a salir, se vio llamada por la chica de la tienda.

—Tenga, se olvida esto—dijo entregándole una bolsa.

—¿Qué?, pero si yo no he...—al mirar dentro, vio la chaqueta—yo no lo he comprado.

—Ha sido el caballero de ahí fuera quien me ha pedido que se lo entregue como sorpresa.

Al mirar tras el cristal, vio a Tn sonriendo. Ella se despidió de la trabajadora y salió afuera.

—Tn, no puedo aceptarlo, es muy caro—dijo entregando la bolsa.

—No, es un regalo. Me ayudaste a integrarme a la academia. Estoy seguro de que te quedará de maravilla—lo sacó y le hizo ponérselo—¿ves?, te queda muy bien.

Ella se miró en el cristal, era su talla y todo. Luego abrazó al chico. Guardó la chaqueta porque quería ponérsela en la habitación y sacarse algunas fotos antes de estrenarla de manera oficial.

Ambos fueron y pasaron el resto de la tarde en la cafetería donde Tn comprobó de primera mano la gran memoria que tenía Enid para los chismes. Pero no le importaba, sonreía feliz viendo a la rubia muy contenta mientras narraba como una historia cada chisme. Y por su parte, Enid conoció un poco mejor a Tn, una persona preocupada por los demás, a diferencia de su hermana quien ahora era algo más sociable.

Aunque deseaban que abriesen pronto las nuevas tiendas y lugares de compra pues el pueblo recibió nuevos negocios, compradores y visitantes, tanto de excluidos como de normies.

Y el autobús paró cerca de la entrada.

—Hemos llegado a la academia—dijo algo triste pues la cita se había pasado volando.

—Tengo más sorpresas preparadas para la siguiente cita, cuando pongan los juegos y recreativos nuevos—comentó el chico—bueno, eso sí la señorita Sinclair, reina de los chismes me da otra cita.

—Por supuesto—respondió sonriente y mirándolo a los ojos.

Los dos entraron y recorrieron el pasillo que llevaba a la habitación de Enid. Miércoles no estaba así que Tn entró para de paso hacerle las fotos a Enid con su chaqueta nueva. Se le daba muy bien el modelaje.

—Me encanta—daba vueltas sobre sí misma—no sé como voy a poder agradecerte esto.

El chico se acercó y la tomó del mentón.

—¿Qué tal un pequeño, dulce y colorido beso?

—¿Has comprado está chaqueta para ganarte mi beso?

—Puede...quién...sabe—ambos sonreían ahora.

—Tendrás que hacer más para ganarte algo...tan...preciado...—susurraba ella mientras le miraba y poco a poco iba cerrando los ojos.

Acortaron la distancia y se dieron un pequeño beso antes de separarse.

—Realmente has conquistado mi corazón Enid...

—Y tú el mío Tn...siento...que estoy destinada a estar contigo...

—Qué romántico...—se volvieron a besar pero en está ocasión el beso duró un poco más.

Cuando se separaron, el chico dijo que ya no estaban solos. Miércoles había entrado sin que Enid se diera cuenta.

—¿Cómo has podido saberlo?—le preguntó la loba al chico.

—Bueno, conozco demasiado bien a mi hermana. En fin...nos vemos—le besó en la mano, le guiñó el ojo y se marchó.

—Veo que ha ido bien—comentó Miércoles yendo a su rincón—quiero paz, nada de chismes, ya me contaréis a la hora de la cena vuestro amor.

Algo que así ocurrió, ganándose las miradas de la pelinegra quien sabía que las cosas iban a cambiar con ese nuevo romance.

Pero algo sucedió...a la mañana siguiente, Tn llegó a clase con Eugene y Xavier cuando se percataron de que Enid estaba llorando como una magdalena. Alrededor, Yoko, Divina y Bianca trataban de consolarla.

—¿Qué ha pasado?—preguntó el chico acercándose a la loba.

Enid abrazó a Tn quien acarició su cabeza.

—Los novios de esas idiotas han...han...¡arruinado tu chaqueta!—Tn desvió la mirada y vio que la chaqueta que tanto le había gustado a Enid estaba rajada y hecha unos trapos—¡lo siento, eran más fuertes y no pude defender tu regalo!.

—Tú no tienes la culpa de nada mi pequeña loba—la besó—shh, todo está bien, ahora ve a lavarte la cara.

Las chicas acompañaron a Enid al lavabo.

—¿Los conoces?—le preguntó a Xavier.

—Si, se reúnen en la parte del patio, cerca de donde practicamos con el arco—contestó el artista.

—Ya veo...ahora en un rato vuelvo—dijo dejando su mochila y yendo a la salida.

Antes de salir por la puerta, se frenó y miró a su hermana sentada, mirándolo.

—¿Te unes a la diversión hermanita?—parecía que estaba esperando eso cuando la pelinegra se levantó.

De la mochila salió Cosa con un cuchillo en mano.

—¿A dónde vais?—preguntó el chico abeja.

—Han hecho llorar a mi pareja, ¿tú qué crees?—preguntó con una sonrisa.

Los dos hermanos caminaron por el pasillo y salieron afuera, Miércoles no tardó en verlos y señalarlos pues ella que se fijaba en los detalles sabía que eran ellos.

—Uno, dos, tres...cuatro...perfecto, dos para cada uno—se crujió los nudillos—joder...¡estoy tan jodidamente ansioso por partirles la cara que voy a tener que controlarme para no matarlos!—la sonrisa ahora del chico era macabra hasta para su hermana.

—Controla tus emociones, golpea a esos idiotas, cruje sus huesos y luego los torturamos de manera lenta y dolorosa—ahora era ella quién tenía esa sonrisa macabra.

Nadie tocaba a Enid estando Miércoles y Tn delante...

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saludo  :D

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