9.

Bástian

La carrera termina conmigo al primer lugar. Esto lo hago más que por el dinero, lo hago por la adrenalina que me hace sentir estar en dos ruedas, el aire golpeando mi cuerpo, la velocidad.

Llego a dónde están las chicas juntas. Ian ya está con ellas. Cuando me acerco puedo ver bien a Camila, tiene el rostro colorado, parece que va explotar. ¿Le haría algo Ian? Mis ojos van al móvil que tiene en el oído. Habla con alguien.

Espero a que termine la llamada para así saber que ha pasado. Pasan los segundos y me doy cuenta que hace falta Lía. Seguro con ella es que habla y por eso tiene tan mala cara. Veo a Ian, apenas eleva ambos hombros, tratando de decirme que no sabe lo que pasa.

Incluso Loren está preocupada, o lo aparenta.
Aún viendo todo el drama que tienen observo con calma.

Camila cuelga, se guarda el móvil despacio, mientras empieza a hablar.

—Ella dice que no está lejos, que solo quería caminar un poco. Pero yo creo que pasó algo. —suena exaltada.

Mi amigo le roza el hombro con su mano. Aunque él diga que no tienen nada, se que andan en algo, pronto le sacaré la verdad.

—Bueno, pero si quiere caminar ¿Por qué no la dejas? —. Digo despacio.

Las cuatro se voltean a verme. Todas con diferente expresión. Loren quiere reírse, y no se ni porqué, Liss tiene las cejas fruncidas, Paula me ve con odio y Camila está matandome con la mirada.

—Hay que buscarla —. Me ignora y se voltea para hablarle a las chicas. —Nos vamos a separar y tú... —Se dirige a mí. —Anda en moto, servirá de mucho.

Una carcajada se estanca en mi garganta, pero la reprimo porque estoy seguro que si la suelto Camila me odiara toda la vida. Aunque es absurdo que ella crea que pueda mandarme.

Todas se dispersan en diferentes direcciones, no me muevo de mi lugar, hasta que Camila me voltea a ver con una mala mirada. Así que yo también camino a mi moto. Me tomo mi tiempo en encenderla e ir a la orilla del muelle.

Voy despacio cerca de donde llega el mar. Hasta donde estoy no se ve el agua, pero si se puede oler las olas. Una que otra pareja está por acá retirados del gentío para darse amor. Mis ojos pasan en cada pareja que veo, ya que puede que Lía esté con alguien. Al pensar eso algo se asienta en el fondo de mi estómago.

Al final ninguna de esas chicas es la que busco. Así que sigo despacio. Estoy por darme por vencido cuando veo una silueta a lo lejos. La lámpara de arriba del poste enciende y apaga su luz constantemente así que cuando se apaga es difícil ver la silueta, pero cuando está encendida se puede observar a la perfección la persona que está sentada en la orilla.

Me acerco. Dejo la moto a unos cinco metros de distancia y voy caminando.

Estamos tratando de formar una amistad, o eso es lo que a mí me parece.

—¿Todo bien? —. Le pregunto antes de llegar a ella.

No dice nada y tampoco se mueve. Así que voy a sentarme al lado de ella.

Ordeno bien mis pensamientos antes de hablar. Esta viendo hacia el agua, ida.

—Camila te anda buscando como loca —. Empiezo la conversación. —Nos ha dividido a todos para que la búsqueda sea más rápida.

—Le dije que estaba bien —. Su voz suena más grave.

—Ella no lo tomo así —. Respira fuerte. —¿Todo bien? —. Formulo de nuevo la misma pregunta, no responde. —Creí que el compartieras tus papitas conmigo nos había unido un poco más.

Se ríe, y eso es una señal.

—Quizá no fue suficiente —. Responde ella.

—¿Qué es lo que tengo que hacer para que confíes en mí? —. Me callo esperando su respuesta. Cómo no responde, hablo de nuevo. —¿O antes quieres que te cuente algo de mi que no sepa nadie?

La veo moverse de un lado a otro en dónde está sentada.

—Cuéntame eso qué nadie sabe.

Y así lo hago, le confieso lo más tonto que me ha pasado, que claramente nadie sabe, ni Ian, bueno lo sabe solo mi familia, pero ellos no cuentan ya que nunca conocerán a Lía.

Compartimos miradas por unos segundos. Sus ojos están rojos, también su nariz y tiene lágrimas que aún no se han secado en sus mejillas. Una punzada se dispara dentro de mi.

La risa que sale de sus labios suena como música para mis oídos, se le achican los ojos cuando se ríe bastante fuerte, sus ojos brillan bajo la luz del foco que nos alumbra, dejando ver su semblante relajado, más de cuando la encontré sentada sola y encorvada, como si algo le doliera.

No puedo evitar estudiar todo su rostro, en realidad es linda, más que eso, tiene una belleza muy angelical.

—Sabías que hasta llorando te ves hermosa —. Las palabras salen de mi boca antes de que pueda procesarlas o pensarlas bien.

Ella se tensa, su sonrisa cae poco a poco ante mis confesión sincera.

—Básti... —. Está por decir algo, pero sus palabras son cortadas por el grito de Camila. Algo que de verdad agradezco bastante, no podría seguir con la incomodidad que había instalado entre nosotros.

—Lía.

Nos volteamos para encontrar a Camila corriendo hacia donde estamos. Lía no duda en levantarse y correr hacia ella también.

Ian viene detrás de ella más despacio. Me levanto de donde estaba y camino hacia ellas.

Para cuándo estoy a su lado, escuchó los sollozos de Lía, son leves, pero aún así se escuchan. Seguro estaba esperando a alguien de confianza para poder llorar agusto.

—¿Ella va estar bien? —. Es lo que logro escuchar que le pregunta Camila.

—Supongo —. Susurra Lía.

Voy al lado de Ian.

—¿Sabías donde estaba? —. Me cuestiona mi amigo.

—No.

Y es la mera verdad. Solamente tome la dirección menos concurrida porque creí que ahí es donde estaría si quería caminar sola. Supongo que era cuestión de pensar un poco bien.

Lía se separa de Camila y es ahí cuando le veo la cara roja, llena de lágrimas, Su nariz se ve mas roja que antes, y a pesar de todo sigo creyendo fielmente que es hermosa sea como sea. Le veo más tiempo del que debería, así que ella se da cuenta y cruza su mirada con la mía. Y justo como las otras veces las manos me comienzan a hormigear cuando ella me ve. Siento una electricidad rara en el cuerpo. Quito la mirada de ella como si sus ojos me quemaran. Me enfoco el Ian.

Se acercan a nosotros. Lía se viene secando las mejillas con las manos.

—Creo que sería mejor que fueras en moto para que se te despeje la mente —. Sugiere su amiga cuando están del todo a nuestro lado.

Está vez no digo nada. Ya que al ver más de cerca a Lía siento una opresión en el pecho, como si sintiera su dolor.

—Estaría bien.

—¿La llevarías contigo? —. Ahora Camila me ve con tanta ternura que juraría que la que me asesinaba con la mirada hace una media hora atrás era una especie de demonio apoderado de ese pequeño cuerpo.

Sin pensarlo respondo.

—Claro —. Mi voz sale más indiferente de lo que pretendía. Y es que si me interesa lo que le pasa a Lía.

El primer día de clase cuando accidentalmente tope mi mochila con ella, hubo algo que llamará mi atención. Siempre he sido demasiado atraído a rostros bonitos, pero él de Lía se me hacía más que bonito.

Así que la primer semana me descubrí dibujando su rostro en un boceto. No tenía fotos de ella o nada, simplemente su rostro en mi memoria, que hizo que la dibujará.

Después de eso ella empezó a compartir miradas conmigo y así fue como comenzó ese hormiengo en mis manos y la electricidad en mi cuerpo y no se fue, al contrario sucede cada que nuestras miradas se encuentran.

*****

¡Tierra llamando a Bástian! —Ian sacude mi cabeza.

Aparto su mano molesto.

—Puedes dejarme —. Lo veo con mala cara. —Gracias.

—Amigo, tengo más de diez minutos hablándote —. Está recostado en el marco de la puerta de mi estudio.

—Estaba pensando en unas cosas —. Digo serio.

—¿Cosas? ¿Qué cosas? —. Fruzo el ceño al ver su estúpida sonrisa.

—El trabajo de la escuela, hace días debía haber empezado a ayudar a Lía y aún no nos hemos puesto de acuerdo.

Él parece que todo lo que digo le causa gracia, porque sigue sonriendo.

—¿Qué pasa imbécil? ¿Cuál es la risa? —. Ahora sí una carcajada sale de el fondo de su garganta.

—¡Oye, relájate amigo! —. Dice cuando ha parado de reírse. —¿Por qué no se han puesto de acuerdo? Mi compañero es un cerebrito y a dicho que él hará la mayor parte.

—He estado distraído con la cantidad de tatuajes que tuve la semana pasada, apenas puedo respirar antes de realizar tareas y poder dormir.

Me ha costado adaptarme a la vida de estudiante de nuevo. A pesar de que ha pasado unas cuantas semanas desde que todo esto empezó.

—Dile que venga acá, y mientras tú tatúas, ella trabaja y de paso le enseñas lo bueno que eres con las manos.

Parece que eso último trae doble sentido, pero lo ignoro. Tengo como quince minutos para poder limpiar y desinfectar mi lugar para prestar atención a sus estupideces.

Me levanto de mi silla y comienzo a sacar lo que necesito, conectando así también mi móvil a mi bocina para poner música.

Tengo dos días que no he ido al colegio. Necesitaba un respiro y claro que está no es la mejor solución, pero entre Liss y Loren me pasan las tareas y todo lo que se ha hecho estos dos días faltantes. Por lo tanto lo único que me preocupa es Lía, que no ha escrito en el chat grupal y tampoco me ha dicho nada de cuando empezaremos el trabajo. Al final y si pienso que lo querrá hacer sola, y si es así no la juzgaria y ni me enojaría.

Ian no se va aunque haya puesto la música al máximo de volumen, ni tampoco cuando me ve ponerme los guantes y meto el móvil y llaves de la moto dentro de una bolsa ziploc.

—Ve a trabajar —. Digo cuando veo que faltan minutos para que llegue mi clienta.

Ian y yo decidimos abrir un estudio hace poco de un año y medio, aunque al principio nos costó, lo que hicimos fue contactar a un par de tatuadores más, para así poder compartir las cuotas de alquiler, ya que es una casa con cuatro cuartos. Cómo el lugar es bastante amplio hemos podido poner una pequeña sala de espera a la entrada del lugar.

Justo a tiempo una chica entra a mi área de trabajo, le pido que se acomode y así poder empezar a tatuar. No han pasado ni veinte minutos cuando Steve entra por la puerta quien viene a compañado de Nicolás.

Nicolás es otro de los tatuadores que trabaja acá, nos conocimos hace un par de años y desde el principio nos cayó bien, cuando hablamos con Ian de llamar a otro colega el primero que pasó por nuestras mentes fue él.

—¡Hey! ¿Cómo va todo? —. Se para un tanto alejado de mi clienta para poder ver el tatuaje que le estoy realizando.

Ella me ha pedido que le tatué el retrato de su gato que falleció hace un mes. Entonces decidió tatuarse en el brazo.

—Relajado —. Respondo sin levantar la vista de mi trabajo.

Intercalo entre la máquina y el papel para limpiar el exceso de tinta en el brazo de la chica.

—Te está quedando genial —. Steve dice desde la puerta.

A él le gustan los tatuajes, más no es tatuador, dice que quiere comenzar a hacerlo, pero al final no se decide.

—¿Vendrás hoy? —. Me pregunta Nico.

Todos los miércoles nos juntamos en su apartamento para tener una noche de chicos o ese fue el nombre que le habíamos puesto cuando claro los tres teníamos novia, tres porque Nico no la tenía. A pesar de que estamos solteros seguimos haciendo esas reuniones.

—Claro, sin falta y lo sabes.

—Yo no podré, hoy salgo con alguien —. Está vez si levanto mi vista para ver a Steve.

—¿Con quién? —. Quiero saber, aunque tengo la leve sospecha de saber quién es.

—Amigo, no —. Nico parece disgustado. —Hoy es día de chicos y lo saben.

—Sí, pero ella hoy dijo que podía y pues no podía dejarla plantada, además sus estudios la traen sin tiempo disponible, así que... —. Mis cables se conectan. Sabía que era Paula.

—Bueno, en ese caso, deberías ir —. Sigo de nuevo con el tatuaje.

—¿Qué? ¿Estás de broma? —. Parece que Nico no se lo ha tomado bien.

—Vamos Nic, es el único día que Paula tiene disponible para salir con nuestro amigo —. Steve comparte miradas conmigo. He dicho su nombre para ver su reacción.

—¿Paula? ¿La conoces?

—Sí, va en mi clase.

—Vaya mierdilla, te estás ligando a una niña de bachillerato, es ilegal —. La voz de Nico se oye más relajada ahora. —En ese caso, ve, pero tú..
—. Me señala. —No faltarás ¿Verdad?

—No creo que él tenga con quién salir —. Responde Steve por mí. —A menos que la pequeña viborita quiera salir con el tatuado —. Se está burlando de mí.

—¿También tienes a alguien de ese colegio?

—No, Steve solo está jodiendo —. Trato de ignorar la sensación que siento en las manos.

Steve y Nico son dos años más grande que Ian y yo, a pesar de eso nos llevamos muy bien. Y por supuesto no me sorprende que Steve haya echado mano a Paula tan pronto.

*****

Para cuándo llega la noche me siento demasiado agotado, me duele la espalda y la muñeca. Me pienso dos veces si es necesario ir al apartamento de Nico y no sería mejor irme al mío para ir al mío.

Justo cuando voy a subirme a la moto, el móvil me  vibra en la bolsa de la sudadera. Tengo varios mensajes, la mayoría son del chat del grupo que Camila y las chicas crearon. Pero me llama la atención dos de los mensajes.

Leo los de Nico que dicen que Ian ya está con él y que solo falto yo para poder empezar a ver la serie. Cada vez que terminamos la que estábamos viendo él otro dice alguna y si los demás están de acuerdo la vemos. Bueno toca ir con ellos.

Salgo del chat de Nico y entro al de Lía. Son dos mensajes. Al principio me pregunta si estoy bien y porqué he faltado al colegio estos dos días, que me puede pasar los apuntes si quiero. El segundo me dice que nos podemos ver mañana por la tarde para empezar de lleno el trabajo que debemos entregar pronto. Me pasa la dirección de su casa de una vez por si no voy a llegar mañana de nuevo al colegio y de último se despide dandome las gracias por haberla llevado a casa de Camila el sábado.

Termino de leer los mensajes, bloqueo el móvil y me subo a la moto.

De camino a casa de Nico, vienen a mi mente los momentos que pasamos el sábado en casa de Camila, el como Lía estuvo tensa por un momento, o solo fue hasta que le dije que podía pegarse a mi para poder entrar en calor. Al final se relajó y estuvo comentando todo lo que le disgustaba de la película por bastante rato.

Sinceramente siento que me atrae. Es divertida cuando agarra confianza.

Llego a mi destino. Antes de entrar del todo me desperezo para poder tener energía un poco más de tiempo. Ahora tengo que dormir un poco más para poder levantarme mañana temprano y asistir al colegio.


























• Es la primera vez que leemos el punto de vista de Bástian y aunque dudo que haya quedado bien, porque mi fuerte no es escribir lo que piensa el chico. Espero este bonito 💞

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top