6.

He pasado más de una hora pensando si escribirle al privado o no. Todos en el grupo están muy activos, incluso él, pero no puedo hablarle directamente.

Tres días habían pasado desde que el profesor nos ha dado el trabajo. Tres días dónde Bástian me a ignorado completamente. Sí, porque ahora resulta que se han trasladado a nuestra mesa a la hora de la comida. Tenemos a Ian y Bástian comiendo con nosotras tres días. Las chicas están lo más de contentas. En especial Liss y Loren, quienes se sientan una a cada lado de él.

Yo me he sentado lo más lejos posible y me hace compañía siempre Paula ya que Ian y Camila son como uña y mugre.

Vuelvo a entrar al chat grupal, donde han llevado la conversación a otro tema. Las chicas proponen ir a Café cerca de los Muelles para luego ir a ver las carreras de nuevo, dónde van a competir los chicos.

Ya hace bastante de eso y todas quieren verlos correr. Me tomo un tiempo para leer los textos antes de responder. Cuando estoy por decir que no quiero ir, aparece Bástian diciendo que parece buena idea ir antes al Café y que él invitará a todos. Borro lo que estaba escribiendo y solo respondo con un: me parece super la idea, muchos emojis sonrientes y unos cuantos stickers. Bloqueo el móvil y lo aviento al sofá.

Le doy play la película que he puesto y le presto toda mi atención posible.

Hoy mamá a trabajado desde casa. De nuevo se siente mal y le han dado tres días de descanso. Así que ella está arriba y yo abajo.

He empezado con el trabajo en pareja, pero me he detenido cuando mamá a preguntado si no tengo un compañero o un grupo que me ayude, le he mentido y le he dicho que mi compañero a trabajado su parte también en su casa.

Estoy empezando a agarrar el hilo de la película, cuando la puerta de la entrada es tocada. Un poco disgustada porque empezaba a prestar toda mi atención a la televisión, me levanto. Vuelvo a poner pausa a la película para saber quién es.

Me sorprendo un poco al ver a Alex parado frente a mi puerta cuando la abro.

—¡Hola! He pensado mucho en si venir o no —. Empieza. —Quería pedirte disculpas por lo del lunes.

Es directo al hablar. Pero así como él ha sido directo, yo lo haré igual.

—No deberías de disculparte conmigo. —sueno un poco borde, pero es la verdad.

—Sí, se que con él también, pero quería hacerlo contigo primero... —. Se queda callado un momento antes de comenzar hablar de nuevo, solo que está vez un poco nervioso. —Quería invitarte a dar un paseo..., hoy —. Aclara por último.

—¿Hoy? —. No me esperaba el cambio de tema tan drástico.

—Sí, más tarde..., Quizá al cine —. Sonríe con pesar al ver que no respondo un sí rápido.

—Alex... —. Ahora yo estoy nerviosa y no se que mentira darle. —Hoy mamá se siente mal y..., y no quisiera dejarla sola.

—Ya, ya, lo siento yo... —se rasca la nuca, torciendo una media sonrisa. —Es mi cumpleaños, Lía.

Abro mis ojos del asombro. No lo sabía ¿o sí? No lo recuerdo, siendo honesta.

Hoy está cumpliendo 18.

—¿En serio? —. Pregunto incrédula —. ¿tus padres...?

—Muy en serio y ellos, me han felicitado, papá me ha dado una tarjeta de crédito y mamá ha hecho mi comida favorita. Esas cosas, sabes... —toma una pausa. —Aun recuerdo ese cumpleaños en que ningún niño vino a mi fiesta y fuiste tú la única que cantó, aplaudió y me pidió que pidiera un deseo frente a la torta mientras yo me secaba las lágrimas.

Claro que aún recuerdo ese día, se veía tan vulnerable. Me sentí muy mal con él. Estaba cumpliendo los nueve y mamá me llevó y me pidió que sonriera lo más que pudiera. Así lo hice, pero porque de verdad me gustó tener una super fiesta solo para dos niños y me divertí mucho.

—Bueno, fue una torta de pastel para dos, esa fue la mejor parte —. Le contesto. Sonrió al traer el recuerdo a mi mente.

—Seguro que sí. —sonríe. —Pero nunca te agradecí por eso. Y hoy es el día en que quiero agradecerte e invitarte a ir al cine. Escoge la película.

Increíble como pasa de un tema a otro sin más, aparte me siento entre la espada y la pared.

Aunque no le veo lo malo de salir un momento con él, así qué sonrío y le respondo:

—Bien, acepto la salida al cine. Hay una película que me gustaría ir a ver.

—Bien, paso por ti a las seis.

Yo asiento con la cabeza, se despide de mi y se va. Un poco más animado de como lo había visto cuando abrí la puerta.

Al final desisto la idea de seguir con la película, así que busco el mando de la televisión y la apago. Subo a la habitación para tomar una ducha.

Veinte minutos más tarde ya estoy buscando la ropa que me pondré. En las noche ha hecho frío así que busco algo cálido. Un conjunto de pants con sudadero, abajo una playera simple de color rosa, mis zapatos y listo.

Faltan quince minutos para que Alex venga por mi, así que voy con mamá. La encuentro sentada sobándose las piernas, me apresuro a ella y tomo el lugar de sus manos con las mías.

—¿Te duelen? —. Pregunto mientras me unto crema en las manos.

—Un poco. —suspira y luego se ríe sin ni un poco de gracia. —Parezco ancianita.

—Para nada, solo estás cansada. —le digo.

—¿Te has arreglado? O son ideas mías —. Observa mi atuendo.

—Sí, me he arreglado. Sabes Alex vino por la tarde a decirme que es su cumpleaños.

—¿En serio? —. Parece asombrada.

Asiento con la cabeza.

—Puedes creer que no lo recordaba. —tomo más crema, paso a su otra pierna. —Me recordó de esa fiesta de cumpleaños a la que ningún niño fue, ¿te acuerdas? —. Levanto mi vista de sus piernas para verla

—Claro, el pobre niño lloró por más de una hora y su mamá estaba de los nervios sin saber que hacer.

—Pues me dijo que nunca me agradeció por ser la única en ir..., así que me invitó a ir al cine en compensación ¿puedes creer? ¿me das permiso?

Suelta a reír, está vez es una risa auténtica que le marca muchas arrugas en sus ojos.

—Dado de que ya te has cambiado no podría decir que no ¿no? —. Le sonrió. —Solo cámbiate el abrigo. —me examina mejor. Estoy segura que dirá algo más, pero no lo hace.

Sí, he dicho que hace frío y aparte de la sudadera me he puesto el abrigo, él cual a mi madre no le gusta.

—Ya me lo cambio. —me levanto, antes de salir del todo, grita. —El negro se vería mejor.

Claro, pienso.

Ya en mi habitación saco el que me ha dicho y me lo pongo. Alex toca justo cuando me estoy despidiendo de ella. Bajo y salgo de la casa.

—¡Hola! —. Le saludo, aunque mi vecino parece nervioso. Otra vez.

—¡Hola! Papá me ha prestado su auto..., así que vamos. —se encamina al auto, abre la puerta del copiloto y me la sostiene para que pueda entrar, le da la vuelta al auto por enfrente y toma el lugar del piloto, prende el auto y lo pone en marcha. 

Ya de camino él pone música con poco volumen, para que si queremos hablar lo hagamos sin gritar.

Mi teléfono vibra en mi bolso y me sorprendo no haberlo visto en más de dos horas. No he visto el chat grupal y no me he preocupado por cierto tatuador que sigue en plan ofendido. Debato en mi mente si ver el mensaje o no y al final decido que no. En lugar de eso le saco conversación a Alex.

—¿Te sientes un poco más adulto? ¿Un poco más responsable? —. Bromeo con él.

—Claro, me siento incluso cansado, ah, y me duele la rodilla —. Hace una mueca y luego se ríe.

—Me lo imaginé. —digo asomando una leve sonrisa en mis labios.

—Aunque tu no te escapas de esto igual —. Me ve de reojo. —Faltan tres meses para que pases a este lado de madurez.

—Ni me lo recuerdes que lloro —. Frunzo el ceño. —Estoy que no me lo creo. 

—Te creo.

Nos quedamos en silencio de nuevo.

Minutos después hemos llegado al cine. Este lo han construido hace poco de un año, en vista de que el que está en el centro comercial a veces está demasiado lleno. Pasa a comprar las entradas, las palomitas y gaseosa y pasamos a la sala.

Las siguientes dos horas mi teléfono no para de vibrar en mi bolso. Estoy casi segura de que Alex se ha dado cuenta, más no dice nada. Cuando la película está por terminar estoy de los nervios de tanta vibración.

Al final suspiro aliviada cuando termina, esperamos los créditos y luego salimos detrás de todos. Me ha gustado la película. Solo que no la disfrute tanto por las ganas que tenía a cada nada de sacar el móvil y leer los mil mensajes que seguro hay en este.

—¿Quieres un helado o prefieres un café? —. Alex me pregunta en cuanto hemos salido del cine.

—Café, estaría bien. —No me lo he pensado tanto. —Solo que antes pasaré al baño.

—Yo también iré.

Así que vamos a los servicios. Nos separamos al entrar. Cuando me he acomodado en el retrete siento que no puedo más. Así que sacó el móvil y entro al chat grupal, mientras hago pipí.

Los mensajes van de la hora en que nos encontraremos mañana, del quien irá con quién en las motos de los chicos y de como irán las chicas vestidas. Encuentro uno que otro mensaje de Liss y Loren peleando por quien irá con Bástian. No leo donde alguien les diga que ninguna irá con él. Quizá Bástian se lo está pensando mejor y se esté arrepintiendo de invitarnos a todas o es que al final quiera llevarlas a las dos.

Termino así que me levanto, dejo ir el agua y me acomodo toda la ropa de nuevo, dejando el móvil en el suelo con cuidado para no perder el hilo de la conversación. Abro la puerta sin ver a ningún lado. Estoy absorta aún en los mensajes del grupo.

Me sorprende que está vez el tatuador esté más activo en el grupo. Casi nunca lo hace. El círculo verde aparece en el perfil de Bástian así que voy corriendo a ver sus estados.

Dejo el móvil un momento en lo que la foto carga, mientras abro el grifo para lavarme las manos. Sin apartar la vista del teléfono, veo como aparece la foto de Bástian. Mis ojos se abren de asombro. Es él frente al espejo tapándose la cara con el móvil, no trae camisa, está enseñando todos los tatuajes que tiene en el pecho y abdomen.

Dios.

Aparte de ser sumamente delgado, está repleto de tatuajes. Siempre he pensado que llevaba uno que otro en esas partes de cuerpo. ¿Pero todo en general? No le queda mal, para nada. Todo es un contraste perfecto con él. Observo que sus pants le queda justo debajo de las caderas. Me quedo más tiempo en el sanitario del que debería, pero mis ojos no pueden dejar de ver la foto. Se me ha olvidado incluso que Alex está fuera esperando.

Un suspiro involuntario sale de mi. Levanto la vista del móvil y veo en dirección a una chica que también me está viendo. Bloqueo el móvil, con manos mojadas aún lo guardo en el bolso y salgo sin secarme las manos, me las paso por el abrigo para dejarlas húmedas.

—¿Todo bien? —. Alex me ve extrañado.

—Si ¿por?

—Vienes sonrojada —. Diablos.

—Ah. Eso, es que hacía demasiado calor en el baño —. Mentira, pero él no lo sabrá.

—¿Aún quieres el café? —. Me examina todo el rostro.

Me lo pienso. Ya ni siquiera quiero nada.

—Creo que me vendría mejor una gaseosa —. Me tocó las mejillas con ambas manos para que se me baje el sonrojo.

—Creo que es mejor idea, quizá acompañarlo con una hamburguesa.

—Claro. —no tengo nada de hambre, pero no me siento capaz de negar nada ahora.

Vamos a un puesto de hamburguesas cerca del cine. Punto 21 se llama. Parece ser nuevo.

Pedimos y en lo que esperamos platicamos. Intento centrarme, pero a cada unos tantos momentos mi mente trae a recuerdo la foto que ví de Bástian. No puedo sacarme de la mente eso.

Parezco obsesionada, porque por más que intente pensar en otra cosa, simplemente mi mente se niega a dejar por un lado la fotasa. Es como si me dijera a cada rato. "Ve que preciosura" o es que dice "te traigo un flashback"

Estoy casi segura que no debí haber visto el móvil en ningún momento.

Cuando han traído la comida, tengo un poco de hambre, se me ha pasado el calor y me siento más relajada. Comemos diciéndonos recuerdos que tuvimos cuando éramos niños.

Se pasa una hora más.

—Es otra de irnos —. Le digo. —Estamos a una hora de mi hora de entrada.

—Bien, deja pago y nos vamos.

Así lo hace. El transcurso de regreso a nuestras casas lo pasamos igual, en silencio y con la música a bajo volumen.

Ya frente a mi puerta le agradezco por la invitación. Hubiese sido mas divertido si antes de irme hubiera puesto en silencioso el móvil y también si no hubiera leído los mensajes y visto cierta foto.

Vuelvo en si cuando siento que Alex me a tomado la mano, empieza a dar pasos cortos y lentos acercándose a mi. Intenta bajar su cabeza y acercarse a mi rostro, pero antes que lo haga doy un largo paso hacía atrás.

—Bueno pues..., Linda noche —. Intento ignorar el hecho de que quería besarme y voy adentro.

—Linda noche —. Oigo que dice cuando estoy cerrando detrás de mi la puerta.

No podría besarlo aunque quisiera, a mi mente vendría un Bástian mostrando sus tatuajes y posando frente al espejo. Eso sería un poco bajo.

Lo mejor es mantener alejado a Alex de mi y al tatuador de mi mente. Aunque me preocupa más mi mente.






















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