Capitulo 4
-¿Que demonios haces aquí?- susurré
-Verte, tu creaste a esta cara tan bonita- se autoseñalo- contempla tu obra de arte.
Estrelle la palma de mi mano contra mi cara. Ese chico era insoportable.
-Que lastima que yo no quiera verte, desaparece
-No puedo hacer eso, ¿oye eres rubia natural o de bote?
¿A que rayos venía esa pregunta?
-Natural, ¿Tu eres tonto de nacimiento o sufres un problema?- contraataque.
-No se, dímelo tu
-Mira mi familia esta ahí bajo si suben y te ven aquí yo...
-Llego el momento de conocer a mis futuros suegros- se alzo de la cama y se dirigió a la puerta.
-¿Suegros?- me interpuse en su camino- ¡Tu no eres mi novio!
-¿Tienes acaso?
-No, y...
-¿Nerina con quien hablas?- pregunto una voz femenina desde la puerta.
-Estaba...cantando mama ya voy a dormir, ¡Buenas noches!- chille para que pudiera escucharme.
-Nerina voy a entrar
-¡No!- grite elevando demasiado la voz- Digo...es que...me...me estoy cambiando- tartamudee
-¿Cielo te encuentras bien?
-Estupenda
Jaden comenzó a reírse. La madre que lo....yo lo mato.
-Nerina abre la puerta
Cogí de la mano a Jaden y tire de el hasta el armario.
-Entra- le ordene
-¿Y si te digo que no quiero...que harás?
-No quieras saberlo- lo empuje adentro.
-¿Nerina?- insistió mi madre
-Ya voy
Intente cerrar la puerta con el dentro pero esta no cerraba. Maldito Jaden. En ese momento la puerta de mi habitación se abrió.
-¿Que le pasa al armario?
-Na...nada, no encontraba el pijama, eso es todo- sonrei quitándole importancia.
-Esta bien, bueno descansa si necesitas algo...
-...os puedo encontrar en la habitación de enfrente, si, lo se mama, buenas noches- la empuje fuera de la habitación terminando la frase que ella no había acabado gracias a mi.
Pegue mi oreja a la puerta para ver si escuchaba pasos y, en efectivo pronto se alejo. Corrí entonces al armario y lo abrí. Oh.dios.mio. ¿Puede alguien explicarme que hace Jaden con un sujetador mio en la mano?
-Oye nena, ¿que talla usas?
Seguramente, en ese momento mi cara debió volverse roja tomate.
-En primer lugar no me llames nena, no me gusta, en segundo lugar eso a ti no te importa, y por último... ¡Devuelveme ahora mismo el sujetador!
-En primer lugar te seguiré llamando nena, se que te encanta nena, en segundo lugar si que importa y en tercero...ven a buscarlo- balanceo la prenda ante mi cara.
Juro que hoy van a volar ostias, y el tiene cara de aeropuerto. Indirecta, ahí lo dejo. Salte para cogerlo y el muy hijo de su mami lo subió todavía mas de manera que yo, con mi menuda estatura no llegaba. Entonces se me ocurrió un plan. En una revista leí que si a los chicos les das una patada en la entrepierna sienten como si estuvieran pariendo. Cosa rara, pero puede funcionar. Dicho y hecho, mi rodilla fue directa a su punto G. Rápidamente el soltó mi sujetador y se llevo sus manos a la zona golpeada con una mueca de dolor en la cara.
-¿Porque hiciste eso nena?- gimió.
Incluso dolorido es insoportable.
-¿Acaso tengo que explicártelo? Creo haberlo dejado muy claro- guarde el dichoso sujetador negro de encaje en el armario y di media vuelta dirigiendome a mi cama.
-Ese sujetador te quedaría de muerte puesto, ¿porque no te lo pones?- se recompuso a la velocidad de la luz.
-No es mi estilo, el encaje no me va
-Eso es lo que tu crees, te verías preciosa con el. Y si te interesa a mi me encanta el encaje, te quedaría muy sexy.
-Te he dicho que no pienso ponermelo, Nerina Bexter nunca cambia de opinión, y el día que lo haga el mundo estará al revés.
-¿Entonces porque te lo compraste?
-Yo no fui, mi tía me lo envió por correo hace un par de días, supongo que para mi cumpleaños, además...un momento, ¿porque estoy hablando de esto contigo? Fuera de mi cuarto ahora mismo.
-Vale- se dirigió a la puerta
-No, te toca bajar por ahi- señale la ventana.
-Oh vamos nena, deja que salga por la puerta, prometo no decirles nada a mis futuros suegros.
-¿Te diste cuenta de que la palabra "suegros" lo caga todo?
El se encogió de hombros.
-Saldre por la puerta me digas lo que me digas.
Bufé tirándome del pelo con frustración.
-Esta bien- me rendí- pero tendrás que esperar a que toda la casa quede en silencio.
-No tengo prisa- sonrió de medio lado.
No se porque, pero me daba la sensación de que iba a ser una noche larga, muy larga. Me acosté en la cama todavía con la ropa puesta y Jaden no tardo en tumbarse a mi lado.
-¿Se puede saber que haces?- lo empuje intentando inútilmente tirarlo de la cama.
Para mi mala suerte el tío era jodidamente fuerte.
-Dormir
-Pues que sepas que en mi cama no vas a dormir, ¡ni siquiera te conozco!
-Eso no sera problema dentro de poco.
-Pues eso, dentro de poco ya veremos, hoy no, quita- volví a empujarle
Sorprendentemente esta vez cedió. Se sentó en una silla y dirigió su vista hacia la ventana. Sus ojos celestes brillaban con la luz de la luna. No se en que momento debí quedarme mirándole fijamente, pero el se dio cuenta y sonrió maliciosamente.
-Nena, se que soy guapo pero...me estas comiendo con la mirada.
En una palabra: insoportable.
-No te estaba mirando- negué
-Si si, lo que tu digas nena
Y dale que te pego con esa palabra. ¿No entiende acaso que no me gusta que me llame así? Uff que paciencia hay que tener con este chico.
-Me he apuntado a tu instituto- dijo de un momento a otro- ¿te parece bien no?
-¿Que tu que?! Claro que no me parece bien. No quiero estar contigo, ni verte, no te conozco y...
-Me conoces mejor de lo que crees, tu misma me creaste.
-Yo no cree a un chico tan egocéntrico, es imposible.
-No hay nada imposible nena- me guiño un ojo.
Yo lo mato.
Esta noche volaran cabezas.
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