75
P.O.V Sofía
-¿Es cierto todo lo que escuché?
-Mamá yo...
-¡¡Habla Sofía!! -se acercó hacia mi y me agarró el cuello de mi ropa.
Me quedé callada por un momento, mis ojos se volvieron a cristalizar. Ya no tenía que esconder, mi madre ya lo descubrió.
-Si.... -respondí nerviosa.
-¿¡Quién es el padre!? -gritó provocada.
-N-no lo se.
En seguida, me dio una cachetada que sonó por toda la casa.
-¡¡Eres una cerda!! ¡¡Pensaba que no eras como las demás chicas!! -comenzó a llorar-. ¡¡Solo tienes 16 años!!
Se llevó sus manos en la cara dolida.
-No es lo que tu piensas mamá.
-¡¡Cállate!! -gritó-. Tienes doce minutos para que recojas todas tu cosas e irte de mi casa.
-Dejame explicarte primero -dije llorando.
-Me da igual, no te quiero ver en mi casa. Tu no eres mi hija -me miró con una cara de asco.
-¿¡Le vas a echar estando embarazada!? -preguntó Diana sorprendida-. ¡Es tu hija!
-Ella no es mi hija -dijo-. Ahora te quedan diez minutos.
La agarré de la camiseta suplicando que no me echase.
-Por favor mamá, no me eches. ¿¡Dónde viviré!? -dije desesperada.
-Me da igual Sofía, te quiero fuera de mi casa -dijo.
-Mamá, no la eches, ella no tiene la culpa -intervino Diana.
-Si sigues hablando, te echaré igual que tú hermana -enseguida se calló.
Me empujó y salió del salón. Me quedé en el suelo llorando mientras mi hermana me consolaba.
-No llores Sofía -dijo Diana.
-¿¡Qué no lloré!? ¡¡Mamá no me quiere ver en casa!! -grité-. ¿¡Qué haré!? No tendré ningún sitio donde vivir.
-¿¡Tu crees que estoy alegre de todo esto!? ¡No! -dijo triste-. No quiero que te vayas.
Nos quedamos un rato callada, la verdad no quería hablar con ella. Diana tenia toda la culpa de esto. Fui hacia mi habitación y empecé a sacar toda la ropa del armario. Cogí dos maletas y empecé a poner las ropas dentro de la maletas. Mientras preparaba las cosas, escuchaba como Diana rogaba a mi madre para que no me echase. Terminé de recoger y abrí la puerta.
-No te vayas -dijo Diana detrás mía-. ¿Qué haré sin mi hermana?
Me di la vuelta, sus ojos estaban hinchados. Estaba tan triste, no la quería ver de esa manera.
-Yo tampoco quiero ir -lloré.
-Aún sigues aquí -se acercó mi madre con los brazos cruzado y los ojos rojos, parecía que había llorado.
-Ahora me voy -ella no me respondió-. Adiós mamá.
Cogí mis dos maletas y me alejé de casa. Aun seguía sin creer que mi madre había echado a su propia hija. ¿Donde iba a vivir? No lo sabia, lo único que sabia era que estaba arruinada. Mi vida ya no tenía sentido.
******
Vagabundeaba por el camino mientras lloraba. Caminé hasta llegar en un parque, dejé las maletas y me senté en el banco. Estaba realmente cansada, tenia mucho hambre pero no tenia dinero para comprar comida. ¿Como iba a alimentar a mi bebe? Eso era lo que mas me importaba. Estaba realmente preocupada, no sabia a donde iba. Me levanté y seguí caminando.
El cielo se oscureció, ya habían pasado cinco horas, cinco horas sin comer nada. Eso era muy mal para el bebé. También me acordé de que no había traído mis pastilles. Seguí caminando, hice una pausa, me senté y me quedé dormida. Horas después empezó a caer gotas de agua, me desperté y vi que estaba lloviendo. Caminé toda abarrotada de agua. Mi cabello castaño estaba completamente mojado y mi ropa también.
Estaba muerta de frío, no había ningún sitio donde alojarse, cosa que me desesperaba. Estaba demasiado cansaba, me tumbé en el suelo. Estaba temblando de frío, pensaba que era mi fin, cerré los ojos lentamente.
P.O.V. Isabella Smith (madre adoptiva de Zack)
-¿Vas a salir a comprar con lo que está lloviendo? -preguntó mi esposo.
-Ay Steven, solo será por un momento -rodé los ojos cansada.
-Lo que tu digas Isabella, ya verás, te vas a resfriar.
-Que si Steven -dije yendome.
Salí de la casa, abrí el paraguas para no mojarse por la lluvia. Caminé hasta que vi una chica en el suelo y dos maletas. Me asusté al verla.
-¿¡Qué es esto!? -dije asustada.
Me acerqué un poco hacia la chica. Le di varias patadas, parecía que estaba muerta. Me acerqué un poco más y podía ver con claridad quien era. Era una de mis alumnas.
-¿Sofía? -me sorprendí al verla -. ¡Ay dios mio! ¿¡Por que esta así!?
La cogí y la llevé dentro de mi casa. También cogí las maletas. Una vez dentro de la casa, de inmediato la llevé en mi habitación.
-Isabella ¿quién es esa chica?
-Es una alumna mía -dije corriendo hacia el baño.
-¿Qué?
-Después te lo cuento -cogí un pañuelo mojado y fui a la habitación.
Entre dentro de la habitación empecé a mojarle la frente con el pañuelo. Tenía la temperatura muy alta. Bajé el pañuelo hasta que llegué la barriga, me fije que lo tenía muy grande. Parecía que estaba embarazada. Tenía tantas preguntas que preguntarla.
******
P.O.V. Sofía
Esa mañana, el sol salió con mucha energía iluminada. Abrí los ojos, vi que estaba en una habitación. Me levanté confundida. De repente alguien abrió la puerta de la habitación, me estremecí y vi a mi tutora.
-Bueno días Sofía -sonrió la señora Smith.
-¿Se-señora Smith? ¿Dónde estoy? -pregunté confundida.
-En mi casa -se sentó en la cama al lado mía.
-¿Cómo? -me rasqué la cabeza. Lo único que recordaba era que estaba por el camino.
-Te encontré en el suelo toda empapada.
Suspiré cansada. Con el dolor de cabeza que tenía, era imposible recordar mucho de lo que pasó ayer.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estaba tirada en el suelo con dos maletas? -preguntó.
Enseguida me puse tensa.
-Nada, no es nada importante.
-Te han echado de casa.
-¿Q-qué? -dije nerviosa-. No me han echado, solo que...
-A mi no me mientas -me miraba fijamente a los ojos-. ¿Qué has hecho para que te echen?
-Nada -una lágrima se me cayó.
-Algo a pasado en tu casa.
-Yo... -me quedé mirando por unos segundos, hasta que estallé a llantos, lanzándome fuertemente en sus brazos.
Llorando penosamente, le conté lo de mi embarazo y todo lo que había pasado. La señora Smith, sintió mucha lástima y empezó a llorar.
-Tranquila mi niña, hoy en adelante, vivirás conmigo.
-¿Lo dice enserio?
-Claro Sofía, no puedo dejar en la calle una de mis alumnas.
-Muchísimas gracias -volví a abrazarla.
Llevaba un mes sin saber nada de mi familiares. Me encontraba en el salón viendo la tele, cuando otra vez sentí el mismo dolor, parecían que habían agujas que me clavaban en la cabeza. Me dolía tanto que no podía más y sabía porque me pasaba esto.
Apagué la televisión y fui corriendo a mi habitación. Me tumbé en la cama. Me dolía muchísimo la cabeza, llevaba un mes sin tomar mis pastillas. Si no tomaba mis pastillas, podría morir por causa de mi enfermedad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top