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Abrí los ojos, me harté de escuchar que estuvo sonando desde hace cinco minutos. Busqué a ciegas por mi mesita hasta que encontré mi móvil y conseguí apagar la alarma. Miré la hora, eran las siete de la mañana, me acordé de que era sábado.
¿Por qué madrugaba tanto en los fines de semanas?
Fui al baño, me metí en la ducha y empecé a ducharme. Me lavé el pelo con tres champús diferentes para que así se quede perfecto y luego puse el acondicionador. Salí de la ducha y me lavé la cara con la toalla y me apliqué la crema hidratante. Empecé a secarme el pelo, terminé de secarmelo. Busqué en mi armario algo para ponerme. Antes de bajar las escaleras, llamé a Sabrina para que viniera.
Colgué la llamada, fui hasta la cocina para ver si había algo para desayunar. Cuando salí de la cocina, alguien tocó el timbre y ese alguien era Sabrina. Abrí la puerta y ella entró dentro. Empezamos a desayunar las dos juntas.
-No sabes cuanto me aburro estar sola con dos imbéciles en casa -suspiré.
-Aja -dijo Sabrina con la mirada hacia mis tostadas.
Cogió las tostadas y le dio un bocado rápido.
-¡¡Oye, mi desayuno!! -grité.
-Ahora es mio -dijo sonriendo y mordió de nuevo las tostadas-. Ves a por otra.
-Maldita -dije con odio y me levanté de mal humor.
-¡De paso, tráeme un café! -gritó cuando me estaba alejando. Me di la vuelta y le enseñe el dedo.
Volví con las tostadas en un plato y vi que Sabrina esta mirando todo el tiempo mi café.
-Ni lo sueñes -dije apartando el café de ella.
-Pues nada, me he quedado sin café.
-Sabri, te tengo que pedirte un favor.
-¿Qué pasa? -preguntó algo extrañada.
-Tengo una cita con el doctor -mentí-. Me van a vacunar, quiero que estés a mi lado. Sabes que odio las vacunas.
-Uff, que pereza -estiró los brazos.
-Porfii Sabrina -supliqué.
-Ni lo sueñes, no pienso ir.
********
-Sabrina, date prisa -grité golpeando la puerta de mi habitación.
-¿¡Por qué me tengo que arreglar si solo vamos al hospital!? -se quejó-.¡¡Esta mierda no cabe!!
-Calla y ponte ya la maldita ropa.
Así es, al final aceptó acompañarme al "hospital" ¿Por qué? Bueno, podía llegar a ser muy persuasiva y pesada. Era muy fácil de sobornar a Sabrina.
Mientras esperaba a Sabrina, mi móvil vibró. Lo saqué y vi que tenia un mensaje del amigo de Aaron.
*********
CHAT: 1 MENSAJE DE JORGE
-¿Dónde estáis? ~17:05
-Estamos en mi casa, aún sigue poniendo la ropa ~17:07
-Llevamos media hora esperando ~17:08
-Aaron se esta aburriendo ~17:08
-Lo siento mucho ~17:09
-En veinte minutos estamos en tu casa ~17:10
-Ok ~17:10
*********
Al fin Sabrina salió de la habitación. Llevaba unos shorts, una blusa metida por dentro y un moño.
-¡Ya era la hora! Anda vámonos que llegamos tarde -dije cogiendo su brazo y arrastrándola hasta la puerta.
Salimos de la casa. Esperamos de pie hasta que llegó un taxi y le di la dirección. En menos de quince minutos habíamos llegado en una calle. Caminamos hasta llegar en un edificio.
-Oye esto no es un hospital -frunció el ceño.
-Si que lo es -sonreí.
Abrí la puerta del edifició y entramos dentro. Nos fuimos hacia el ascensor, presioné el botón repetidas veces y esperamos a que este llegue mientras miraba el reloj de mi muñeca. Miré hacia la derecha, lugar en el cual se encontraba las escaleras. Pensaba si sería mas rápido subir por las escaleras o seguir esperando a que llegue el ascensor. Descarté la opción de usar las escaleras, me acordé de que el amigo de Aaron vivía en el noveno piso, me daba pereza subir las escaleras. Las puertas del ascensor al fin se abrieron, nos metimos dentro y pulsé el botón de noveno piso.
-Dime la verdad Rebecca -dijo-. ¿Dónde estamos?
-En la hospital -sonreí de nuevo
-Mentirosa.
Abrieron las puerta y me dirigí hacia la puerta numero 40. Toqué el timbre y el amigo de Aaron abrió la puerta.
-Por fin -sonrió él.
-Lo siento mucho por la tardanza.
-No pasa nada -respondió.
Seguimos al amigo de Aaron hasta que nos llevó hacia una habitación, después me hizo el señal y enseguida empuje a Sabrina dentro de la habitación y él cerró la puerta con las llaves. Escuchamos los gritos de Sabrina, se había dado de cuenta de que le habíamos encerado.
-¡¡Rebecca, ábreme la maldita puerta!! -gritó golpeando la puerta.
-Lo siento mucho, no te abriré la puerta.
-¿¡Qué broma es está!? -dio una patada en la puerta-. ¡¡Abre ya la puerta!!
Nos fuimos corriendo hacia el comedor.
-Tu amiga estará bien enojada contigo -dijo riéndose a carcajada.
-La verdad que si, me matará por haberle engañado -murmuré-. ¿Aaron está dentro de la habitación? ¿no?
-Si.
-Nos ha salido muy bien el plan -dije con alegría.
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