26

Sonó la alarma....

-¡Maldita alarma! -apagué la alarma. Me resigné a tomar asiento en la cama, estuve 3 minutos más tumbada en la cama hasta que decidí ir al baño. Miré a mi misma en el espejo, tenía ojeras, no había dormido bien después de lo que había pasado ayer y decidí tomar una ducha caliente.

Minutos después, salí del baño y me dirigí hacia mi almario, cogí lo primero que encontraba. Salí de mi habitación y bajé las escaleras. Antes de salir, saqué de la mochila un espejo pequeñito y puse el delineador en los ojos. No me gustaba poner mucho maquillaje en mi cara, prefería más la belleza natural. Salí de la casa y me fui directamente al instituto, una vez allí, fui a mi clase. Al entrar en la clase, me asusté al ver a Zack en brazos cruzados sentado. Era muy extraño ya que yo siempre era la primera en llegar. Esto significaba que quería hablar conmigo. Me dirigí hacia mi lugar y me senté en la silla. Hubo silencio entre nosotros.

-Tenemos que hablar -dijo en voz ronca. Intentaba ignorarle-. Se que me estas escuchando.

Seguía callada sin decir nada, no quería hablar con él.

-Se me ha roto la nariz después del puñetazo que me diste -se levantó de su asiento y se dirigía hacia mi. Justamente cuando estaba a mi lado, entraron dos personas en la clase y Zack volvió en su asiento.

Varios minutos después, vinieron el resto de la clase y empezamos la clase. Mientras hacía algunos ejercicios, sentí una mirada intensa que incluso sentí la piel de gallina. Miré por detrás y vi que era Zack. Me observaba tan seriamente con esos ojos azules cielos penetrantes y a la vez profundos. Me incomodaba mucho su mirada, no podía trabajar bien. Todo ese tiempo Zack estaba observándome, mientras yo intentaba ignorarle.

Tocó en timbre de recreo, entré en la cafetería, y el ruido que había en la cafetería era tan fuerte, la gente estaba por todas partes y eso me agobiaba mucho. Por ese motivo odiaba ir a la cafetería. Suspiré y esperé en la cola mientras Sabrina me esperaba fuera de la cafetería. Por fin salí de la cafetería.

-Lo siento por la tardanza, había mucha cola -dije.

-No pasa nada -sonrió.

Mientras caminábamos en el pasillo, ví la puerta de la clase de mi hermano y vi a Álvaro dentro. Entré dentro.

-¿Qué haces aquí? -pregunte en voz baja.

-Me han castigado -dijo.

-¿Qué has hecho? -fruncí el ceño.

-Yo nada, solo que en lengua estaba jugando a tirar papelitos a mis amigos, la profe me vio y me castigo -soltó.

-Y dices que no haz hecho nada -alcé un poco la voz-. No tienes que jugar a tirar los papelitos en tiempo de clase.

-Rebecca, viene una profesora hacia aquí -murmuró.

-En casa hablamos -dije y salí de su clase.

Sonó el timbre. Nos tocaba matemáticas, la última clase del día.

-Tsss, tsss -me llamaba Sabrina en pleno clase.

-¿Qué quieres? -susurré.

-Zack te está mirando -alcé la mirada, giré y sí, otra vez me estaba mirando.

-Yo ya paso de él -susurré. En cada clase estuvo todo el tiempo mirándome. Estaba segura de que era lo que pasó ayer, se le merecía por besarme aunque me pasé en darle un puñetazo, le rompí la nariz. Igualmente, él no tenia el derecho de besarme.

-¿Por qué te observa? -preguntó.

-Chicas, estamos en la clase de matemáticas no en el recreo -interrumpió la profesora.

-Lo siento -dije a la profesora.

Acabaron las clases y me dirigí hacia mi taquilla, estaba cogiendo los libros. De repente sentí que alguien me tocaba el hombro y me asusté. Me di la vuelta y vi que era un chico pelirrojo con el equipamiento de basquet.

-Hola -sonrió-. ¿Eres Rebecca?

-¿De que me conoces? -fruncí el ceño

-Soy el amigo de tu hermano mayor, Héctor.

-¿Qué quieres?

-Eres bastante guapa -se rascó la cabeza.

Cada vez que algún amigo de Héctor se me acercaba y me decía eso, significaba que solo quería sexo conmigo.

-No es la primera vez que me lo dicen -murmuré-. No has contestado mi pregunta y te lo vuelvo a repetir ¿qué quieres?

-Me gustaría que vinieras hoy en mi casa -sonrió y me dio su numero-. Así nos divertiremos los dos juntos.

-¿Cómo? -fruncí el ceño.

-Bueno... tu ya sabes de que hablo -me guiñó el ojo.

-No -negué en seguida

-Mejor vamos en el baño -susurró en mi oído y en seguida me agarró de la muñeca bien fuerte impidiendo que no escapará.

-No quiero, sueltame -gruñí.

Se quedó un rato congelado y entró en pánico. Lo miré confundida por su reacción y en seguida me soltó. Parecía que había visto un fantasma detrás mia.

-Estaba... estaba bromeando... no lo decía en serio -dijo rápidamente y empezó a temblar de miedo. Se alejó rápidamente de mi, dejándome aún más confusa.

Me giré y me topé con los pectorales de alguien, alcé la mirada para ver quien era y vi que era Zack. Me miraba seriamente apretandose la mandíbula. Fruncí el ceño.

-¿Te molestaba? -dijo seriamente, me callé y me dirigí hacia mi taquilla-. Sabes que no estarás todo el tiempo ignorandome. Recuerda que eres mi pareja del trabajo de filosofía.

Suspiré. Tenía razón, no siempre estaría ignorando a Zack ya que era mi pareja del trabajo de filosofía.

-Que mal actriz eres -suspiró a mis espaldas. Me tocó el hombro-. Se nota mucho que me estas escuchando.

Oí unos pasos alejarse, giré y vi a Zack marchándose. Me relajé al verle que se iba. No se porque pero cuando estaba cerca mía, mi corazón palpitaba demasiado rápido.

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