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Me sentí mareada cuando me desperté, traté de abrir los ojos, pero éstos me pesaban demasiado y sentía que quería volver a dormir. Trate de levantarme pero no podía, estaba demasiado débil. Miré debajo de la sábana y toqué mi vientre que estaba un poco abultado. Después, me di de cuneta que Zack estaba en la habitación.

-Zack... -susurré, haciendo que me mirará.

-Ya te has despertado -me sonrió mientras se acercaba-. ¿Como te sientes?

-Cansada.

Quería ver a mis hijas, ahora mas que nunca. Quería conocerlas, tenerlas en mis manos y alimentarlas. Cuidar de ellas como me prometí hacerlo desde que me di de cuenta que amo a mis hijas.

-Llama a la enfermera, tienen que revisarte.

Suspiré y pulsé el botón al lado de mi cama.

Zack se sentó en una silla que estaba muy cerca a la camilla permitiéndome ver a las enanas, estaban profundamente dormidas. En ese momento, podía sentir mis ojos aguarse cuando vi a mis bebes.

La puerta de la habitación se abrió con delicadeza y entró el doctor con una sonrisa y detras de él dos enfermeras.

-Buenos días Rebeca ¿como te sientes?

-Adolorida -respondí con la voz débil.

-Es normal que te sientas así -dijo-. Tus hijas han nacido muy pequeñas, pero están de muy bien estado y son hermosas. Te recomiendo que los alimentes.

Unas de las enfermeras se acercó para tomar una de las bebés y ponerla en mi regazo. Unas lagrimas comenzaron a salir cuando vi a mi hija. La tomé de manera que su cabecita quedará sobre mi hombro y empecé a acariciar su cabeza. Era tan linda, se parecía mucho a mi.

Zack se levantó y puso a mi bebé en su brazo libre, luego tomé a mi otra enana. Me sorprendí cuando vi que era completamente diferente a su hermana. Ella al contrario, parecía mucho a su padre.

-Son muy diferentes -le dije al doctor.

-Eso porque son gemelas fraternas -respondió.

Tenia los ojos abiertos, se podía ver sus ojos azules pero aun no se podía establecer de que color iban a ser en realidad. Después, escuchamos que tocaron la puerta.

-Adelante -dije con la voz baja para no despertar a las enanas. Sonreí al ver entrar mis padres.

En toda el día, visitaron amigos míos, no podia sentirme más feliz. Todos mis familiares y amigos estuvieron con nosotros en este momento más feliz de mi vida. Pero lo único que no me gustó era que William no estuvo en ese momento tan especial. Brenda y Keila ya volvieron hace una semana pero William no. Como me gustaría que estuviera aquí conmigo.

*********
P.O.V Zack

Me tranquilizaba por completo ver a Rebecca dormida en la cama del hospital, aún más cuando al lado estaban nuestros bebés igual de dormidos.

Me levanté de la silla cuando mi madre entró en silencio en la habitación.

-Hola mi amor -sonrió mi madre.

-Hola mamá.

-¿Qué tal está Rebecca?

-Bien.

Se acercó hacia la camilla donde estaban las niñas.

-Aw son tan monas -empezó a llorar.

-No hace falta que te pongas tan emocionada.

-Lo siento, no lo puedo contener. Son tan bonitas.

Sonreí.

-¿La puedo coger?

-Claro mamá.

Lentamente, mi madre cogió una de las bebes y empezó a darle besito en su frente. Me quedé mirando a mi madre, se notaba que quería mucho a sus nietas. Después sonó el movil de Rebecca.

-Es mejor que respondas -dijo mi madre.

-Vale -cogí el móvil y salí de la habitación.

Miré el nombre que salía en la pantalla, era William. No sabía si responderle. William tenía derecho de saberlo pero a un lado, no quería decírselo. Suspiré profundamente y respondí la llamada.

-¿Hola?

-Hola amor.

-William, no soy Rebecca.

-¿Zack? ¿Qué haces con el móvil de Rebecca?

-Déjame explicarme antes de que pienses en una locura -dije-. Estamos en el hospital, ella...

-¿Qué? -exclamó-. ¿Ya nacieron?

-Si, ahora mismo está durmiendo -dije -. ¿Cuando volverás?

-Ya he vuelto, quería darle una sorpresa a Rebecca por el móvil -dijo-. ¡Mierda! Ahora mismo voy.

-Espera... -colgó la llamada.

Me di la vuelta cuando escuché que la puerta se abrió.

-Mamá, ¿ya te vas?

-Si amor -dijo-. Cuida muy bien a Rebecca y a mis nietos.

-Vale -sonreí.

-Adiós cariño.

-Adiós mamá -besé en su mejilla y entré a la habitación.

Cerré la puerta, vi a Hailey moviendo en la cama. Hailey es la que se parecía mucho a mí. La tomé con delicadeza, acomodé a Hailey en sus brazos de tal manera que pude ver su rostro fijamente. La verdad es que estaba tan encantada con ellas, que tenía miedo cuando los cargué por primera vez a las dos.

Vi como Rebecca se removió un poco y luego abrió sus hermosos ojos hazel y sonrió de la que tanto me encantan al ver.

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