2- Libros voladores
Sexta, ya era la sexta llamada que recibía de Maggie en toda la noche. Después de recibir su mensaje le mentí a Izan diciéndole que el mensaje era de mi madre y que debía volver ya. Nos pasamos los números y aquí estaba yo.
Sintiendo un nudo en mi estómago mirando todo mi cuarto. No se que diablos me pasaba, solo quería partirle la boca a Tom.
Tape mi rostros.-¿Qué me pasa?.- una lagrima cayó y con ella un mar de lágrimas. No entendía mi reacción tanto infantil y dramática.
Mi mejor amiga había tenido su primera vez, ¿y?, debía estar feliz por ella. No estar en mi cuarto un día de verano haciendo una rabieta.
-Marie..- mi madre entro en mi cuarto.- Maggie esta aquí.- Lo que me faltaba.
No quería que me viera así. Mi madre cerró la puerta. Maggie y yo nos quedamos en silencio y como siempre ella lo rompió.
-¡Por qué no contestas mi llamadas!.- chilló.- ¡Once veces voy llamándote, estaba preocupada!.- sus gritos hicieron que me despertara de mi "coma".- ¿Mari?.- camino sigilosamente hacia mi.- ¿Estás llorando?.- quitó despacio mis manos.
Pude ver es su rostro lo sorprendida que estaba. Solo dos veces me había visto llorando, en el divorcio de mis padres y cuando murió mi hámster Pepinillos.
-¡Qué hizo ese maldito!.- fruncí el ceño sin entender lo que decía. Ella por su lado quitaba mis lagrimas preocupada.- Izan.- rodé los ojos apartando sus manos.-¡Ey!
-Él no ha hecho nada.- Esta vez fue ella la que rodó los ojos.
-Desde el primer momento ya me cayó mal, ¿viste como dejo mi vestido?.- ya no lo llevaba ahora solo llevaba una camiseta y un short por lo que suponía que ya no estaba con Tom.
Tom..
Apreté los puños pensando lo de hace unas pocas horas.
-Es buena persona, no como otras.-alze una de sus perfectas cejas.
-¿Qué quieres decirme con eso?.- se señaló.- ¿Me estás diciendo que no soy buena persona?.
-Claro que no.- suspiré.- Solo que eres una mala persona por dejarme sola.- hizo un puchero.
-¡Dios Marie!.- agarró una de mis almohadas.-¡Eres una celosa!.- mis mejillas se encendieron.
-¿Perdón?.- me atizó con la almohada.
-Eres una celosa, pero tranquila soy solo tuya, soy solo tu mejor amiga.- sonrió de lado.
Mis mejillas volvieron a su estado natural.
-No soy una celosa.- le tire una almohada y así empezó una de nuestras legendarias guerras de almohada para solucionar nuestras rabietas.
Maggie al intentar tirarme una de mis almohadas se resbaló con la alfombra del suelo y cayó encima mío.-¡Maldita sea!.- masculló.
Yo solo la miré, estaba demasiado cerca mío tanto que podía oler el perfume de Vainilla que siempre utilizaba. Fueron solo unos segundos los que nos miramos
Ladeé un poco la cabeza, esos labios tan perfectos que tenía Maggie estaban a pocos milímetros.
-¡Eh que haces!.- se apartó de mi riendo.- Esto parece la escena de una película de lesbianas.
Carraspee e intente reírme al igual que ella.
-tengo que dejarte, mi madre solo me dejó venir unos minutos.- asentí. Lo bueno es que nuestras casa estaban en el mismo barrio así que no debía preocuparme por su seguridad.
Cuando cerró mi puerta todo el cuarto quedó oliendo a su perfume. Maldita sea que me estaba pasando. Después de recoger todo el desastre que habíamos causado me acosté a dormir ya que estaba agotada.
"Maggie acercó su cara a la mía.-¿Qué diablos haces Maggie?.- trague saliva incómoda.
-¿No querías esto Marie?.- beso en mi mejilla
-Qué diablos.- susurré cogiéndole de la cara y besando su labios.- Te quiero Maggie"
Me desperté aturdida tocando mis mejillas. Estaban ardiendo. Maldita sea tenia que dejar de ver tantas series de Netflix, me estaban confundiendo.
Eran las diez de la mañana y mi madre ya había salido hace un cuarto de hora a su trabajo así que decidí ir a mi lugar favorito.
La biblioteca. Como era principios de verano me puse mi camiseta de mi banda favorita y unos shorts negros.
Desayuné rápidamente y revisé mis redes sociales. Sonríe al ver una publicación nueva en el Instagram de Maggie.
"Te amo" y una foto de ella con Maggie abrazados. Hice una mueca.
¿Por qué le decía "Te amo"?. Eso eran palabras mayores para decírselo a una persona que conocías de hace unas semanas.
Rodé los ojos y apagué el teléfono para seguir comiendo mis cereales.
Lave el cuenco, agarre las llaves de casa y salí camino a mi destino.
La gran biblioteca hoy, sábado se notaba más vacía que un aula en verano. Salude cariñosamente a la señora Pons la bibliotecaria que me había visto desde mis siete años paseando por esta biblioteca.
Arrugue el ceño buscando algo en la sección de terror, ya estaba harta de la novelas románticas que acababan con un final más dulce que un helado de chocolate. Quería algo de suspense o terror. Me agaché para ver la sección de P-S (nombres de autores desde la P hasta la S).
Sonreí al encontrar uno de los libros de Stephen Kings.-¡Bingo!.- vi como ágilmente una mano agarraba mi libro.-¡Eh!.
Me levanté y pude ver a el individuo que me había quitado el libro, una matada de cabello morado se iba alejando con mi libro.
Caminé hasta ella y toqué su hombro. Se dio la vuelta. Una chica de ojos casi negros me miraba con cara de pocos amigos...espera.. esa mirada, ¡era la chica de ayer!.
Enfadada le arrebate el libro.- Esto es mío.- di media vuelta pero ella se puso delante mío.
-Qué te lo crees tú.- Por fin pude oír su voz, era muy dulce para su cara de mala ostia, nada que ver una cosa con la otra.-Esto es de la biblioteca y yo fui la primera en pillarlo.- de nuevo me lo quitó.
-¿Acaso no me recuerdas?.- alzó una ceja.- Me diste un empujón en las ferias, su boca hizo una "o".
-Así que eras tú, pensé que me había dado con una farola.- apreté los puños. Esta tía me estaba agotando.
-Ya bueno, ¿no puedes pedir perdón a esta farola?.- me acerqué amenazadoramente a ella.-¿O tú madre no te enseñó modales?.- al escuchar la última frase rió falsamente.
-Yo no tengo de eso, así que si me disculpas.- hizo una reverencia.- Me voy a llevar el libro.
-Por encima de mi cadaver.- agarré el libro y empezamos una pelea por quien se llevaba el dichoso libro.
Esto ya no se trataba del libro, se trataba de que todavía no me había pedido disculpas.
-Dámelo.- intente no gritar ya que sino sí que me iban a echar del lugar.
-Claro, encantada.- sonrió de lado y soltó el libro haciendo que yo me cayera en una de las estanterías y tirara todos los libros.
Santo cielo y yo no quería hacer ruido.
La señora Pons no tardó ni dos segundos en llegar y horrorizarse por la escena de sus preciosos libros tirados en el suelo.
Furiosa me miró.- ¡Estas fuera de la biblioteca por un mes que digo un mes, el verano entero!.- intente explicarle que no había sido mi culpa.
Que había sido de la chica de pelo morado.
La señora Pons intentó darme un voto de confianza y busco por todas la biblioteca ala chica de pelo morado y ojos oscuros.
-¿Me estás mintiendo Marie?.- retire todo el polvo de los antiguos libros que cayeron encima mía.
-Se lo juro que no fui yo.- tras ser casi echada a patadas de la biblioteca busqué por casi una hora por los alrededores a la maldita chica.
Esa chica me estaba volviendo loca
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top