Era una típica mañana para el de hebras turquesas, se encontraba frente a la High School con la intención de ingresar a esta pero; al ver a un chico de ojos rubíes, sus nervios lo traicionaron, obligándolo a esconderse tras unos arbustos.

Al ver al causante de su repentino nerviosismo pasar de largo, decide subir a un árbol cercano, para verlo mejor; al hacerlo no pudo evitar formar una sonrisa; pero tanta es su torpeza, que se golpeó la cabeza contra una rama, haciendo ruido.

Bonnie ante esto, desvía su mirada de las partituras que anteriormente observaba, por lo que el oji-esmeralda vuelve a ocultarse; esta vez tras el árbol.

Sin embargo, al tener la mirada de Bonnie fija en el tronco de dicha planta, el ritmo cardíaco del moreno aumenta. El más bajo miró en la misma dirección unos segundos, pero al percatarse de que no había nada a la vista, siguió su camino.

Mientras tanto Bon sentía que su corazón literalmente saldría de su pecho pero, por suerte, eso era imposible.

A pesar de todo esto, uno de los pensamientos que persistía en la mente del chico de los Toy's; era la idea insistente de ir tras el peli-morado, cosa que hizo luego de "bajar" (caerse) del árbol.

Mantenía una distancia prudente, no quería parecer un acosador; pero de todas formas se notaba su interés en el chico que estaba unos metros frente a él.

El de lentes caminaba tranquilamente, mientras jugaba con una manzana en su mano, pero la sensación de ser observado lo hizo voltear.

Bon se ocultó tras un bote de basura, siendo esta vez más notorio para el mayor.

Deseaba acercarse para preguntarle a su "maestro" el por qué de su acción, pero la campana de del instituto lo hizo retractarse.

El peli-turquesa al ver que ya se le hacía tarde para su destino inicial, decidió entrar casi junto a Bonnie.

Estando ya dentro se tropezó, cayendo sobre su amado, en una posición un tanto bochornosa.

Rápidamente las miradas se posaron sobre ellos, algunas con asombro, (como Ann o Foxy) otras con emoción (como Joy y Abby) pero muchas con desagrado (Como Mangle y los Nightmare).

Bon sintió la presión de tener todas aquellas miradas sobre sí mismo, pero Bonnie no mostraba interés por ello; le preocupaba más Bon y la caída que se había dado.

Iba a preguntarle si estaba bien, pero antes de siquiera articular palabra, él ya se había ido corriendo.

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Bon se hallaba sentado debajo de un árbol, con la cabeza gacha y miles de sensaciones carcomiendo su ser: Vergüenza, tristeza, incertidumbre; eran algunos sentimientos del chico en esos momentos.

Levantó la cabeza para acomodarse mejor e ahí lo vió, Bonnie estaba cerca, dirigiéndose hacia él.

Tuvo la intención de huir nuevamente, pero lo único que pudo hacer fue apartar la mirada.

El peli-morado se acercó cautelosamente y se sentó junto a su amigo, observándolo.

—Maestro... –Pronunció con voz calmada–

Bon no dijo nada.

—Sólo venia a decirle que... Yo... –Hizo una pausa para pensar bien qué decir– Yo también lo quiero... Mucho más que a un amigo.

Dicho esto, Bonnie extendió una hoja con forma de corazón y orejas de conejo hacia Bon; era una carta de confesión.

Los ojos del moreno brillaron por la emoción y las lágrimas que provocaron aquella simple hoja, pero ahora era Bonnie quien mantenía la vista apartada y un leve rubor en sus mejillas.

—Prometo no tirar esta hoja. –Bromeó el peli-turquesa–

—Más te vale. –Respondió siguiendo la broma–

Y así ambos rieron, aliviados de confesar el motivo de tan únicos latidos.