Mayo: una taza de té
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 1064.
Mayo: Una taza de té
Marinette había recibido un mensaje aquella mañana, la nostalgia se enredó en su corazón. Había superado a Luka, o eso creía, pero ese mensaje había removido las cenizas de un tiempo pasado. Lo suyo con Luka había sido intenso, pero cómodo. Había recogido sus pedazos y la había ayudado a recomponerse.
—Tikki, ¿qué debería hacer?
—Luka es tu amigo.
—Pero ahora está Adrien —farfulló moviendo las manos—. ¿Y si no se lo toma bien?
Tikki soltó un suspiro.
—¿Por qué iba a hacerlo? Adrien y tú tampoco es que seáis pareja, ¿no?
Marinette estuvo a punto de replicar, pero no lo hizo. Adrien y ella no eran más que dos amigos volviendo a conocerse y besándose de vez en cuando. Habían prometido tomarse las cosas con calma, sin presiones, dándose tiempo para abandonar aquella atracción adolescente y cultivar sentimientos como adultos.
—Supongo que no.
Contestó al mensaje aceptando verse con él aquella tarde porque tampoco tenía otra cosa que hacer, Adrien estaba ocupado con asuntos de la empresa de su padre.
Se le hizo tarde por estar pensando estupideces mientras veía una serie romántica a la que se había enganchado por culpa de Alya. Acabó corriendo por las calles abarrotadas de París, agobiada con la idea de hacerlo esperar. Vio a Luka en pie, esperándola sereno, se tomó unos segundos para respirar y tratar de recuperar el ritmo de su respiración antes de caminar hasta a él.
—Lo siento, llego tarde.
Luka le sonrió, la mirada dulce, el pelo salpicado de azul, el aspecto rebelde, la guitarra al hombro.
—Tranquila, acabo de llegar.
—Te veo genial —musitó nerviosa.
—Tú estás preciosa.
Se le encendieron las mejillas, Luka siempre había tenido aquel tipo de poder sobre ella. La sencillez de sus palabras y su tono pausado y firme al hablarle, aún lograba acelerarle el corazón, aunque sus sentimientos por él habían cambiado.
—¿Te apetece ir a tomar algo, Marinette?
—Claro —contestó con una sonrisa.
Caminó a su lado, charlando con aquella facilidad que la envolvía cuando estaban juntos, pasando de largo la cafetería a la que había ido con Adrien, deteniéndose en un pequeño local con un par de mesas en la calle.
Se sentaron fuera Marinette pidió un té, él una cerveza sin alcohol. Marinette no pudo evitar preguntarse a qué se debía aquel reencuentro tan inesperado. Luka le sonrió como si le acabase de leer la mente.
—Juls me ha contado que Adrien ha vuelto a París.
Marinette se atragantó con el té.
—¿Qué?
—Quería saber si estabas bien —musitó tendiéndole una servilleta de papel—. Sé que cuando se marchó lo pasaste mal y no quiero que vuelvas a pasar por eso.
»Marinette, sé que podría haberlo hecho mejor de lo que lo hice, me hice a un lado cuando no debía.
—¿Qué intentas decirme, Luka?
—Que estaré aquí si lo necesitas, como amigo.
—Te lo agradezco —siseó ella. El pequeño distanciamiento que habían tenido lo había propiciado ella, le había apartado de su vida y no podía culparle por haberse hecho a un lado—. Estoy bien, Adrien y yo hemos decidido ser amigos, volver a conocernos sin presiones de una manera más correcta.
—Eso es fantástico, siempre habéis hecho una pareja preciosa.
A Marinette le fascinaba que Luka pudiese decir algo así sin que afectase a su ánimo, sabía que aún sentía algo por ella, le había escrito algunas canciones preciosas. Marinette permitió que la familiaridad que siempre habían tenido la abrazase y refugiase, abandonando su determinación de no volver a enredarse en ese punto.
Recondujo la situación con maestría, aunque sin abandonar el tema de Adrien para que Luka no sintiera que no confiaba en él, o que no le estaba agradecida por la preocupación.
Le sentó bien estar con él, se sintió liberada de una carga que no sabía que pesaba sobre sus hombros, hablando con libertad de sus miedos e inseguridades, hasta que la noche cayó y con ella llegó la hora del cierre. Luka pagó la cuenta mientras ella se ponía la chaqueta y le esperaba sosteniendo las asas de la funda de la guitarra entre las manos.
—Deja que te acompañe a casa, es muy tarde.
—No hace falta, me he mudado, ahora vivo cerca de casa de mis padres, así que no estoy muy lejos.
—Como quieras —musitó acariciando su mejilla y sosteniendo su rostro para dejarle un beso en la otra con cariño—. Me ha gustado mucho volver a verte, Marinette.
—A mí también —admitió.
—Creo que te están esperando.
Marinette le miró confundida y siguió la dirección que apuntada su dedo para encontrarse con Adrien en la acera de frente observándoles sorprendido.
—Ve a por él —le susurró con cariño—. Creo que ha malinterpretado esto.
Ella dudó un instante hasta que le vio darse la vuelta alejarse sin mirar atrás. Corrió tras él en cuanto el semáforo se puso en verde.
—¡Adrien, espera!
No sabía si no la había oído o si estaba fingiendo no haberla oído. Marinette apretó el paso para darle alcance.
—¡Espera te digo!
Él se detuvo bruscamente logrando que Marinette chocase contra él atrapó su muñeca antes de pudiera acabar cayendo al suelo de culo.
—No quiero saberlo, Marinette.
—¿Saber qué? —preguntó con la respiración entrecortada por la carrera.
—Lo que hay entre vosotros, no quiero saberlo —contestó ayudándola a erguirse.
—Adrien, Luka y yo sólo somos amigos —susurró—. No debería tener que darte explicaciones sobre con quién salgo a tomar algo.
—No te las estoy pidiendo.
—Estabas yéndote como si acabases de verme cometer un crimen terrible.
Adrien la miró avergonzado, tenía razón, se sentía inseguro y lo estaba pagando con ella como un idiota.
—Lo siento, tienes razón. Es sólo que...
Marinette restó inmóvil esperando a que continuase la frase, él soltó un suspiro y esbozó una breve sonrisa encogiéndose de hombros.
—Me pregunto ¿hacia dónde estamos yendo?
—¿Qué quieres decir?
—Esta relación, ¿qué somos? Porque yo sé que te quiero, Marinette, y estar atrapado en este sí, pero no me está matando.
—Yo también te quiero, Adrien —declaró con seguridad—. No tengo ninguna duda de eso.
—No quiero seguir siendo sólo tu amigo, princesa.
Ella le sonrió sintiéndose aliviada por que él hubiese dado aquel paso que a ella la aterraba. Se acercó para alcanzar sus labios con determinación siendo correspondida con tanta intensidad que la cabeza le dio vueltas.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Me había olvidado totalmente de actualizar esto, mil perdones, el MarcihatMay me tenía secuestradas las neuronas. El próximo capítulo supongo que lo subiré este fin de semana.
Espero que os haya gustado.
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