Capítulo 43

"Solamente quiero decirles lo desmotivante que es, es verdaderamente desmotivante sufrir de narcolephwaudhodheifdiehfhidhhohdiaoahfihoifjdohidho..."

─Anónimo

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Todos querían saber qué había ocurrido exactamente hace una semana, y es que el rumor de que el chico muro estaba en el hospital corrió como papa caliente por todo el colegio. Está bien, tal vez no era tan extraño que tremendo chisme fuera sabido por todos en tan poco tiempo.

Muchos habían abordado a Jungkook para preguntarle, algo que el chico había considerado demasiado descortés, especialmente porque a la mayoría ni siquiera los conocía. Era increíble lo pendientes que pasaban de Hoseok, pero lo ciegos que habían sido. Se sentía mal porque se preguntaba cuántas veces no había sido él el ciego.

Se preguntaba si realmente todas las personas que estaban allí estaban bien, o si habían otras cuantas más atravesando por lo mismo que Hoseok.

Al menos de ahora en adelante, intentaría ser más consciente al respecto. Aunque fuera atreverse a preguntar al notar algo, aunque pequeño, pero fuera de lugar.

Porque muchas personas suelen sufrir en silencio. Especialmente las personas con narcolepsia.

Jungkook había aprendido lo vergonzoso y peligroso que era para ellos. No era una enfermedad divertida, así como algunos la hacían ver. Honestamente, ¿Qué enfermedad podría ser divertida? Era un pensamiento muy estupido creer que la narcolepsia era una enfermedad divertida o incluso hasta "adorable."

Contrario a adorable, era increíblemente incómodo para la persona que la padecía y sumamente limitante. Era doloroso ir por allí y de repente caer dormido sin control golpeando tu cuerpo, era vergonzoso dejar a una persona a media conversación, incluso al profesor a media clase.

Era vergonzoso cargar a los demás con tu enfermedad, cuando se supone que debes ser independiente. Pero era tan peligroso ser independiente para alguien con narcolepsia.

Era vergonzoso no poder hacer cosas tan triviales para las demás personas como masturbarse, cielos, ¿Qué tan difícil podía ser jalarsela?

Lo era, para una persona con narcolepsia es difícil sentir.

Pero lo más difícil es confiar, porque Hoseok tenía razón, hay tanta gente mala en el mundo y es tan difícil saber quién es un lobo disfrazado de oveja. Ciertamente lo había aprendido a la mala. Ingenuamente Jungkook creía que nadie era tan malo a su alrededor.

Ahora tenía un serio problema entre manos. Hoseok regresaría mañana al colegio y todos esperaban su regreso como si se tratara de una celebridad, pero Jungkook había pasado por cierto lugar después de sus horas de trabajo y ahora iba mordisqueando su labio nerviosamente mientras esperaba que su suegra Adora no lo odiara por lo que iba a hacer.

Pero es que Hoseok había estado bastante decaído.

El haber sido azotado contra el suelo como él lo fue por su padrastro no era una broma. Su cuerpo estaba realmente lastimado después de ello, sin contar todo el abuso que había sufrido. Por suerte, Jimin había ayudado un montón, pero Jungkook no había tenido suficiente tiempo para pasar tranquilamente con él. Por lo que no había podido concretar nuevamente su noviazgo.

Y aunque tal vez no era el mejor momento para pensar en eso, Jungkook no se podía dar el lujo de dejar a Hoseok volver al colegio sin su cartel de "Novio de Jungkook, alejense." Porque ciertamente muchas personas seguían enamoradas del chico muro.

Respiró profundamente y tocó la puerta de la casa, la cual fue prontamente abierta por un rubio.

─ Oh, Jungkook. ─ Saludó con una sonrisa, aunque parecía que iba de salida. ─ ¿Qué traes allí? ─ Preguntó Jimin observando la caja en sus manos.

─ Eh... bueno, ummm es un regalo. ─ Jimin rió un poco al escuchar un pequeño chillido, se giró para mirar al interior de la casa y volteó a ver de nuevo a Jungkook.

─ Suerte con eso. ─ Le dijo palmeando su hombro y saliendo de allí, pues debía llegar a un turno nocturno.

Jungkook respiró profundo dejando salir su aliento con nerviosismo mientras entraba a la ya muy familiar casa. Cerró la puerta tras él y pronto Adora asomó su cabeza por la cocina.

─ ¡Hola, Jungkook! ─ Saludó y sus ojos cayeron directo en las manos del menor. ─ ¿Qué es eso?

Jungkook tragó saliva.

─ Bueno... verá... jajaja déjeme explicarle... Es una hi-historia divertida...

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Hoseok observaba el techo de su habitación mientras pensaba en sí revisar nuevamente los mensajes en su celular o tal vez podría buscar si había algún descubrimiento nuevo sobre la narcolepsia. Nunca perdía esa esperanza, aunque supiera que era poco probable.

Respiró profundo, mientras pensaba en lo que le había dicho el médico de cabecera. Hoseok debía ir a un psicólogo y posiblemente a un psiquiatra. También le habían recetado estimulantes que era el motivo por el cual se encontraba despierto en ese momento. Pero era un poco incómodo, porque hacía sus recaídas un poco más intensas.

Se sentía muy despierto y de repente estaba despertando después de haberse quedado dormido. Sin los estimulantes solía sentir el sueño venir, pero el médico prometió que sólo los usaría mientras mejorara su condición.

¿Podía mejorar su condición?

¿Por qué no le dijeron eso cuando tenía quince años?

Oh, tal vez sí lo hicieron, pero en aquel entonces Hoseok estaba tan desesperado por volver a ser normal, algo que nunca sucedería ,y luego todo se fue a la mierda.

La puerta de su habitación fue tocada y él se sentó de golpe. Su visitante favorito abrió la puerta y asomó el rostro.

─ Hola, solecito. ─ Le dijo Jungkook haciendo a Hoseok reír.

─ Ya deja de llamarme así, ¿Qué dirán si se dan cuenta que alguien llama solecito al jefe de la pandilla del norte? ─ Preguntó el pelinegro.

─ Dirán que debe ser porque eres muy caliente. ─ Le dijo Jungkook haciendo que el contrario se sonrojara y tapara su rostro con ambas manos mientras rogaba que éstas no se paralizaran.

Jungkook aprovechó para entrar a la habitación entonces. Hoseok destapó su rostro al escuchar algunos ruiditos extraños. Se giró para ver con confusión la caja que no había notado que el chico fastidioso traía y vaya que pensaba que a veces era fastidioso, pero le gustaba que lo fuera.

─ ¿Qué tienes en esa caja? ─ Preguntó al escuchar otro chillido extraño.

─ Bueno... verás... jaja, es una historia divertida. ─ Comenzó a contar Jungkook.

Los ojos del pelinegro no dejaban de ver aquella caja, por lo que Jungkook se sentó en la cama a su lado y dejó la caja en el regazo de Hoseok.

─ Hoseok... yo quiero pedirte que vuelvas a ser mi novio. ─ Le dijo el chico de cabello achocolatado. ─ Sé que muchas cosas han pasado en tan poco tiempo y... ─ Un chillido y un golpeteo interrumpió a Jungkook. Hoseok volteó a ver la caja en su regazo. ─ Di que sí. ─ Pidió Jungkook.

─ S-Si... ─ Dijo Hoseok sonrojándose y levantando la mirada a Jungkook.

─ Destapala. ─ Le dijo éste con una sonrisa que no podía controlar.

Hoseok asintió y se apresuró a destaparla, sus ojos se abrieron en sorpresa al observar un pequeño perrito. No se miraba tan bebé, pero tampoco parecía ser muy mayor.

─ Se llama Teodoro. ─ Le dijo Jungkook riendo nerviosamente.

─ ¿Teodoro? ─ Preguntó Hoseok haciendo un rostro extraño.

─ Si. ─ Dijo Jungkook. ─ Ya tiene casi un año y nadie lo quería adoptar, entonces le pusieron Teodoro y pues parece que le gusta.

─ ¿Es así, Teodoro? ─ Preguntó Hoseok y el perrito movió la cola mientras jadeaba felizmente con la lengua de fuera. Hoseok se enamoró rápidamente de sus ojos claros y su pelaje negro, gris y blanco.

─ ¿Lo ves? ─ Preguntó Jungkook. ─ Tendrás que aceptar que nuestro primer hijo tiene nombre feo. ─ Encogió los hombros.

─ Nuestro primer... hijo. ─ Dijo Hoseok en un susurró sintiendo sus piernas adormecerse un poco. ─ Cielos... ─ Una risita nerviosa salió entre sus labios mientras sacaba a Teodoro de la caja, era adorable y no entendía porque nadie lo quería adoptar.

─ Le agradas. ─ Dijo Jungkook. ─ Adora ya aceptó que se quede aquí porque será muy grande para mi apartamento.

─ ¿Por qué nadie quería adop... tarlo... ─ Hoseok observó su pregunta ser respondida por el mismísimo Teodoro cuando éste cayó de la nada entre sus brazos.

─ Él... tiene narcolepsia, igual que tú. ─ Le dijo Jungkook.

Los ojos de Hoseok se llenaron de lágrimas y abrazó a un dormidito Teodoro.

─ Tonto... ─ Dijo con su voz quebrada a Jungkook pero no podía dejar de abrazar a Teodoro. ─ Nadie te hará daño mi perrito. ─ Le susurró mientras lo abrazaba.

Jungkook suspiró y sonrió al ver a su novio abrazar a Teodoro. Originalmente él sólo quería adoptar su primer perrito para Hoseok, y de una vez comenzar a vivir ese sueño con su chico. Pero cuando conoció a Teodoro no pudo simplemente dejarlo allí.

─ Oye, no aplastes a Teodoro.

─ No lo estoy aplastando, realmente eres fastidioso. ─ Le dijo Hoseok.─ Gracias, gracias... 

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