Capítulo 21
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Hoseok no pudo dormir en toda la noche, al menos no de forma corrida, se estuvo despertando múltiples veces y viendo a la puerta de su habitación con ansiedad desde su cama. El sol ya había salido y solamente rogaba que su madre se apresurara a volver a casa.
Escuchó la puerta de entrada de la casa se tocada y se ilusionó, pero recordó que su madre tenía llave. No tenía sentido que tocara la puerta.
Esperó un rato intentando entender qué pasaba, pero nada. Entonces se asustó cuando el llavín de su cuarto comenzó a sonar y a moverse. Luego éste se zafó y la puerta se abrió.
─ Gracias. ─ Dijo su padrastro a un hombre. ─ Estábamos asustados porque se trabó desde anoche.
Hoseok observó a ambos adultos con ojos grandes y sintió su cuerpo temblar cuando ambos se fueron dejando su puerta abierta y sin llavín.
No...
Pronto escuchó los rápidos pasos de su padrastro, éste llegó hasta su puerta y empujó con fuerza haciendo que el escritorio cayera junto a la cosas que estaban sobre él. Hoseok dió un respingo y se abrazó a sí mismo cerrando sus ojos con fuerza.
El mayor entró entonces a la habitación.
─ Ya está el desayuno. ─ Le dijo y salió. ─ ¡Se va a enfriar!
Hoseok abrió sus ojos y se quedó viendo a la puerta hasta que esta se movió de nuevo dejando ver al mayor.
─ ¿No escuchaste? ─ Le preguntó su padrastro.
─ S-Si...─ Dijo Hoseok y se apresuró a levantarse de la cama.
Caminó tras el mayor en silencio hasta llegar a la cocina y observar un desayuno completo en la mesa. Hoseok caminó hasta su asiento y se sentó agachando la mirada. Su padrastro se sentó frente a él.
─ Come. ─ Le dijo, pero Hoseok tenía el estómago revuelto por el miedo, sólo ver la comida le daba ganas de vomitar y sus parpados pesaban por el sueño.
Por favor... no te duermas...
Se dijo a él mismo, pero ya estaba cabeceando.
─ ¿Tienes sueño? ─ Le preguntó el contrario y Hoseok logró ver una sonrisa en el rostro del mayor.
Se abrazó a sí mismo temblando. Sus ojos se cerraban cada vez más tiempo, maldita sea, no quería.
─ Por favor... ─ Rogó, sus brazos cayendo inmóviles a sus lados. Sabía que no tenía cómo defenderse, sabía que no tenía escapatoria. ─ ¿Por que me hace ésto?
Su padrastro se sorprendió pues por tres años el menor jamás había mencionado el asunto. Era la primera vez que Hoseok mencionaba lo que sucedía.
─ No sé de qué hablas. ─ Le dijo el mayor con una sonrisa en el rostro.
Hoseok levantó el rostro y miró a los ojos del mayor, sus ojos llenos de lágrimas. Cielos... No quería decirlo, porque sabía que todo podría empeorar, pero ya no quería seguir así.
─ Por favor... deje de violarme.─ Le pidió a pesar de que debería estar gritando, no podía hacerlo, no sin quedar paralizado.
El mayor comenzó a reír en su cara.
─ ¿Qué? Estás loco, Hoseok. ─ Dijo el adulto. ─ Yo no he hecho nada de lo que dices.
El menor bajó la mirada.
─ ¿P-Por qué me hace ésto? ─ Preguntó resistiendo, no quería dormirse. ─ ¿Qué hice? P-Por favor, ¿Qué hice?
─ ¿Qué hiciste? ─ Preguntó el mayor y se rió llevándose una mano al rostro.
Hoseok se mordió fuertemente su labio inferior intentando que el dolor lo mantuviera despierto.
─ ¡¿Qué hiciste?! ─ El adulto se acercó a él y tomó su barbilla, levantando su rostro bruscamente. ─ Tú mataste a mi mejor amigo.
─ ¿Q-Qué? ─ El menor estaba completamente desconcertado.
─ Él era un gran hombre. ─ Dijo el adulto acariciando ahora el rostro del menor. ─ Tu madre probablemente también lo engañaba cómo hizo conmigo, ¿No es así? Dime la verdad, Hoseokie.
─ N-No... ella no...
El mayor rió fuertemente en la cara del menor.
─ Malditos, ninguno de ustedes lo merecía. ─ Le dijo el mayor soltando el rostro del menor con fuerza. Hoseok jadeó, estaba demasiado nervioso. ─ Pero no sólo les bastó burlarse de él, él también tuvo que dar su vida por un hijo enfermo como tú. Si no fuera por tí, él estuviera vivo. Debió dejarte caer a la calle. ¿No hubiera sido eso más sencillo, Hoseok? ¿Que tú murieras en lugar de él?
Hoseok comenzó a sollozar al darse cuenta de lo que su padrastro pensaba, no había forma, ese hombre lo odiaba.
─ Pero estás vivo. ─ Dijo el mayor volviendo a acercarse y llevando una mano a la pierna del chico y comenzando a acariciar. ─ Y eres el hijo de una maldita puta. ¿Por qué lo sabes, no es así? Que tu madre es una maldita zorra.
─ Por favor...─ Rogó Hoseok cuando la mano del mayor acariciaba su muslo interno.─ No me viole, lo que sea menos eso. ─ Pidió temblando.
─ ¿Lo que sea? ─ Preguntó el mayor.
Hoseok asintió mientras observaba la sonrisa del adulto ensancharse.
─ ¿Qué prefieres? ─ Le dijo entonces el adulto quitando su mano, pensando que había forma en que dejara a Hoseok sin un castigo por haber matado a su amigo. ─ ¿Golpes?
El menor estaba temblando tanto que sus dientes tiritaban por segundos.
─ ¿Eso prefieres?
Hoseok sollozó otra vez, agachó el rostro y asintió suavemente. Prefería eso. El mayor rió fuertemente.
─ No sabes lo que pides. ─ Le dijo. ─ No esperaré a que te duermas para golpearte, Hoseokie.
Su respiración ya era pesada, pero no tenía otra salida. Hoseok cerró los ojos con fuerza pensando, no había otra salida para él. Asintió de nuevo dejandose a merced del mayor y éste por fin sacó ese monstruo que Hoseok sabía que era. Por fin aquella mascara de padrastro perfecto se desmoronó por completo.
El mayor pateó con fuerza la silla donde Hoseok estaba sentado haciendo que él cayera al suelo y la silla sobre él. Se apresuró a quitar la silla del camino y pateó el cuerpo del chico haciendo que éste pegara contra la pata de la mesa.
Hoseok se abrazó a sí mismo gimiendo de forma lastimera tras cada golpe. Entonces el adulto lo tomó del tobillo y lo jaló, provocando que su cuerpo se estirara sobre el suelo. Rápidamente comenzó a sacarse la faja y la envolvió un una mano. El menor observó aquello con grandes ojos y los cerró con fuerza cuando el adulto se puso sobre él y le quitó la camisa, dejando que su piel expuesta tocara la fría cerámica.
Entonces éste comenzó a azotarlo con la faja. Los gritos de Hoseok llenaron la cocina, junto a fuertes jadeos y ruegos para que el adulto se detuviera. Pero éste no paró hasta que todo su enojo quedó saciado por el momento.
Hoseok estaba inmóvil en el suelo y el adulto entonces se arrodilló a su lado, quitando su cabello sudado del rostro, pues el dolor le había provocado sudar.
El adulto sacó su celular entonces y el menor observó con terror cómo éste le sacaba fotos. Cielos, no se le había ocurrido que el adulto le sacara fotos.
─ Estas me van a conseguir mucho dinero. ─ Dijo el mayor haciendo que el menor se horrorizara aún más.─ ¿Sabes que muchos pervertidos aman a un chico que se paraliza sin poder moverse?
Hoseok solamente cerró sus ojos temblando. Después de todo, tenía demasiado sueño y ahora se sentía aún más cansado.
Cuando abrió sus ojos de nuevo, estaba en la silla de la cocina, sentado y frente a él la comida del almuerzo. El desayuno ya había desaparecido.
Quiso moverse pero jadeó adolorido.
─ Oh, despertaste. ─ Le dijo el mayor acercándose.
Hoseok quería correr, quería huir, quería gritarle que no se acercara. Pero entonces la puerta de la casa se abrió de repente.
─ ¡Hoseokie! ─ Una voz femenina resonó por la casa. ─ ¿Me extrañaste Hoseokie? ¿Donde estás?
La mujer entró hasta la cocina y se encontró con la imagen de su hijo por almorzar y el adulto a su lado. Ignoró por completo al hombre y se dirigió a su hijo.
─ Mira lo que te compré. ─ Le dijo la mujer, ignorando por completo el rostro pálido del menor y levantando con sus manos un sueter con gorrito. Éste era floreado por completo, bastante colorido. Algo que Hoseok hubiera utilizado antes.─ ¿Te gusta?
─ S-Si... ─ Dijo Hoseok y respiró profundo.
Su madre lo miró con una sonrisa.
─ ¿No vas a comer? ─ Le preguntó.
Hoseok volteó a ver la comida y rápidamente comenzó a comer. Su madre saludó al adulto y le puso el suéter en la mesa. Él comió tan rápido como pudo y se levantó de la mesa tomando el suéter para caminar adolorido hasta las gradas. Cielos.. Incluso le costaba respirar. La misma tela de la ropa que andaba le ardía sobre la piel lastimada.
Su madre lo ignoró por completo, comenzando una discusión con el adulto, la cual iba subiendo de tono a medida Hoseok se alejaba.
─ Zorra, ¿Acaso el niño se cansó de tí? ─ Le preguntaba el padrastro, Hoseok intentó apresurarse pero todo le daba vueltas.
─¡Ja! Ese niño me da todo lo que tu no puedes. ¿Siquiera te funciona?
Hoseok llegó a su habitación, recordando que su puerta ya no servía. Intentando ignorar los gritos.
─ ¡Si funciona, perra!
El menor se quedó en shock cuando los gritos se detuvieron y éstos fueron reemplazados por incómodos chasquidos. Escuchó a los mayores subir las gradas y luego meterse a la habitación.
Su cabeza dió vueltas cuando escuchó gemidos y no pudo evitar correr al baño y vomitar todo lo que había comido a la carrera. Vomitó hasta que las arcadas fueron vacías y ya no podía más. Se dejó caer al lado del inodoro abrazándose a sí mismo, intentando contenerse.
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