Capítulo 10

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Hoseok iba entrando a su casa, ese día su madre lo había ido a recoger al colegio. Sin embargo se impresionó cuando al llegar ella bajó prácticamente corriendo a la casa. Él tomó su mochila y la colocó sobre su hombro y se dirigió a la casa a un paso normal. Abrió la puerta y, cuando se quitaba los zapatos para entrar, su madre llegó a la puerta con una maleta de rueditas en la mano.

Ella se acercó y besó la mejilla del menor.

─ Hoseok, tengo un viaje de trabajo. Me iré algunos tres días. ─ Le dijo ella.

Hoseok se quedó mirando el pasillo de su casa mientras escuchaba a su madre salir. Su respiración se volvió pesada y dejó su mochila caer a un lado mientras sentía su brazos inmóviles.

Su madre acababa de decir que se iría tres días.

El menor se apoyó en la pared antes de caer al piso y decidió deslizarse con sus piernas. Tal vez su padrastro aún no sabía que ya habían llegado. Un suave sollozo salió de su garganta mientras pensaba que ya no podía más con todo. Había resistido tres años entre los altos y bajos de su padrastro con su madre, soportando los maltratos y que su madre ignorara su enfermedad por completo. Se había escondido de sus amigos tras muros de indiferencia que había construído a su alrededor, encerrándose en la soledad y en una rutina demasiado repetitiva.

Pero la peor parte era ésta.

Quería simplemente morir y acabar con todo, él sabía, maldita sea, sabía que jamás volvería a ser normal. Su cerebro estaba defectuoso y a nadie le importaba. Pero con tan sólo pensar en quitarse la vida, su cuerpo quedaba paralizado. Era un cobarde, incapaz de hacer algo para salir de ese lugar.

Tiene el recuerdo de haber intentado ir por un cuchillo, pero nunca pudo levantar sus brazos para tomarlo. Había sido tan frustrante. ¿Incluso necesitaba ayuda para matarse? Si pensaba en lanzarse de un edificio, sus piernas no le permitían llegar a la orilla.

Otro sollozo salió de su garganta.

─ ¿Hoseokie? ─ Hoseok ni siquiera intentó limpiar sus lágrimas, sabía que tenía un episodio y que no pasaría hasta dentro de algunos minutos.

Su padrastro se asomó por el pasillo y le mostró una sonrisa amena.

Era un hipócrita, Hoseok ni siquiera sabría que este hombre le hacía daño si no fuera por las señas en su cuerpo.

─ ¿Te sientes mal? ¿Por qué lloras?

El mayor se acercó a él rápidamente y lo cargó con tal delicadeza.

─ ¿Es por el viaje de mamá? ¿Vas a extrañarla? ─ Preguntó el mayor mientras lo llevaba al interior de la casa.

─S-Sí... ─ Susurró con sus labios temblando.

─ Tranquilo, los días se irán volando. Además nos dejó deliciosa comida. ─ Dijo el mayor llevando a Hoseok a la cocina y sentandolo en el asiento frente a la mesa.

Hoseok observó mientras el hombre colocaba comida frente a él y su estómago se revolvió. No quería comer, es más, tenía ganas de vomitar.

─ ¿Qué tal tu día? ─ Preguntó el mayor, sentándose frente a él en la mesa.

─ Bien.

─ Recibí las primeras calificaciones por correo.─ Le dijo el mayor. ─ Quiero agradecerte por ser tan buen estudiante, sé que con tu condición es muy difícil, pero lo has hecho bien en estos años. Me has respondido bien.

Y es que ahora su padrastro pagaba todo, incluso los estudios de Hoseok.

─ Eres un chico muy inteligente, tal vez incluso logres ir a la universidad. ─ Comentó.

─ E-Eso estaría bien. ─ Dijo Hoseok pensando que por favor fuera una universidad lejos de ésta ciudad.

─ Estuve leyendo sobre un tratamiento nuevo. ─ Comentó entonces su padrastro.

Hoseok sintió su estómago revolverse de nuevo y es que no lo soportaba. Le daba tanto asco que éste hombre se mostrara de ésta forma cuando estaba despierto y luego se convirtiera en el peor monstruo cuando dormía. No entendía por qué su padrastro no podía decidirse en ser uno de los dos.

─ Unos médicos sacaron un artículo sobre unas píldoras para dormir, dicen que si las usas para dormir en la noche, cuando te levantes te sentirás mejor. Es para que duermas las ocho horas seguidas. ─ Comentó el mayor, Hoseok mantenía una mueca triste en su rostro. ─ ¿No quieres probar? Son caras, pero creo que con esfuerzo podría comprarte aunque sea un mes de tratamiento y de allí vemos como hacemos. Es el tratamiento más barato que ha salido.

Hoseok deseaba estar despierto, no dormido. ¿Qué clase de "tratamiento" era ese? Él mismo sabía que aquello sólo era una distracción por parte de los médicos para no aceptar que no había nada que hacer por los narcolépticos. Hoseok necesitaba pastillas estimulantes, no pastillas para dormir.

─ N-No... ─ Dijo mordiendo su labio. ─ No quiero mas pastillas.

─ Pero, Hoseok, podrías sentirte mejor.

─ Pero podría darme más sueño durante clases también, ¿Qué tal si no me siento mejor? Más bien estaría durmiendo más de los que ya duermo. ─ Comentó el menor.

─Entiendo eso. ─ Dijo el mayor. ─ Está bien, seguiré leyendo por si sale algo nuevo.

Hoseok miró su comida sin tocar, la verdad es que ya podía mover sus brazos pero no quería comer.

─ Gracias. ─ Dijo aunque la palabra supo amarga en su boca.

─ No estás comiendo. ─ Dijo el mayor y Hoseok sintió como si su aliento faltara cuando su padrastro llevó su silla a su lado y se sentó tan cerca. ─ Debes comer bien, debiste decirme que no podías mover tus brazos.

─ Y-Yo... ─ El mayor levantó el tenedor a la altura de su boca, éste contenía algo de la comida.

─ Come.

Hoseok lo hizo. Tomó el bocado del tenedor y masticó bajo la atenta mirada de su padrastro, tragó con dificultad. Pero antes de poder decir algo, éste estaba entregando más comida.

Sentía sus ojos aguarse y comenzó a masticar más rápido cuando la somnolencia comenzó a hacerse presente. Sus parpados pesaban y Hoseok no podía odiar más el sentimiento.

─ Listo, ¿No estaba deliciosa? ─ Preguntó su padrastro.

Hoseok asintió con una sonrisa temblorosa. Odiaba cómo su padrastro fingía que todo estaba bien, que todo era normal. Que era un simple padre cuidando a su enfermo hijo. Lo odiaba, pero no tenía el valor de decirlo, porque era mejor así...

Era mejor que las cosas sucedieran mientras dormía a que sus pesadillas pasaran a su vida real.

─ Iré a dormir.─ Dijo Hoseok cuando su padre se levantó de la silla tomando los platos. Éste solamente asintió y Hoseok se levantó y comenzó a caminar.

El sentía que iba a paso normal, pero en realidad caminaba lento, el sueño entumeciendo un poco su cuerpo y entorpeciendo sus sentidos. Se tambaleaba un poco hasta llegar a las gradas y tomarse de la rendija.

─ Con cuidado, Hoseok, si tienes mucho sueño prefiero llevarte. ─ Le dijo su padre.

─ Estoy bien.─ Dijo Hoseok con voz adormilada y comenzó a subir las gradas y aunque sentía demasiado miedo de dormirse, el peso del mundo volvía a caer sobre sus párpados.

─ No cierres la puerta con llave. ─ Dijo su padrastro. ─ Sabes que no me gusta.

Y allí estaban las ganas de vomitar. Hoseok lo contuvo mientras terminaba de subir las gradas y casi vomita en el piso cuando llegó a su habitación. Sin embargo logró llegar al baño y soltarlo todo en el servicio. Limpió su boca con su mano y se levantó para lavarse.

Detrás de su espejo había un compartimiento donde guardaba diferentes medicinas. Abrió para tomar un antiácido aunque fuera y luego volvió a cerrarlo mirándose al espejo. Su rostro estaba ojeroso, él llevó una mano tocando bajo su ojo derecho y luego se apresuró a tomar la pastilla. Lo hizo sin agua pues no podría llegar a tomarla antes de caer dormido.

Se apresuró a su escritorio y decidió avanzar con la tarea que había dejado a medio camino, la cual sería para algunos días. Debía estudiar mientras pudiera, pero terminó quedándose dormido, cabeza provocando un golpe seco al chocar con la madera de su pequeño escritorio.

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