Capítulo 8. "Piso 36".

Piso 36.

El equipo se quedó en el piso 36 a descansar, tomando guardias, muchos estaban muy cansados.

Debido a estar enfrentando mounstros constante mente, se habían dado cuenta que habían caído antes entre los pisos 64 - 67.

Bastantes pisos habían caído por separados todos, lo bueno es que todos se encontraban bien, algunos con heridas leves y otros solo cansados o golpeados.

En una tienda se encontraba el joven peli blanco, descansando después de un enfrentamiento muy movido.

Ahora mismo se encontraba en los brazos de Aiz, y a la vez abrazándola con sus piernas, como si fuese un peluche grande.

Aiz: Descansa mi héroe.

Decia la princesa dorada, mirando a su príncipe descansar, mientras lo mantenía cerca de ella.

Una tranquila noche estaba presente, una joven y un joven dormían plácidamente en su tienda.

Al día siguiente.

Un nuevo día llega, y todos estaban despertando, los jóvenes en su tienda ya se hacían despertando o más bien la joven princesa.

Que esta miraba a su príncipe blanco con mucha ternura mientras dormía, acariciando su cabello, mientras este seguía durmiendo tan tranquilo.

Aiz: (Lindo).

Es la palabra que venía a su mente, por lo tierno que se veía el conejo dormido en su pecho, siendo acariciado, como si de un niño se tratase.

Los minutos pasaban y poco a poco iba despertando el joven peli blanco, sintiendo toques en su cabello.

Abrió los ojos notando el como la joven princesa dorada lo tenía abrazado, con sus brazos y piernas, como si hubiese atrapado a su presa y no la quisiese dejar ir.

Aiz: Buenos días, Bell.

Bell: Buenos días, Aiz.

Ambos ya se encontraban levantados, y Lefiya se acercó a su tienda a avisar del desayuno, donde todos fueron a desayunar.

Bell había recuperado esa sonrisa brillante, o bueno, iba poco a poco recuperando la, mientras que se iba siendo notorio su cambio de aptitud a la de antes.

Finn: Una vez terminen, guarden sus cosas para continuar hasta el piso 18.

Todos asintieron y siguieron desayunando, hasta que 30 minutos después ya se encontraban continuando su camino hasta el piso 18.

Aiz que iba un poco atrás de Bell, veía a este caminar solo, aceleró un poco más el paso y tomó la mano del conejo, una acción que sorprendió al peli blanco.

Pero que aceptó, iban ambos tomados de la mano, cuidando de uno del otro, sobretodo Aiz, que cuidaba a este, para que no volviese a suceder lo mismo.

Se negaba a volver a separarse de su lado, ya vio lo sucedido a lo que pasó y no quería verlo de nuevo así de mal.

Por lo que se prometió que lo cuidaría siempre y de cerca, de cualquier mounstro o persona que le quisiese hacer daño.

Una protectora princesa se estaba volviendo Aiz Wallenstein, queriendo proteger siempre a su príncipe, el joven conejo peli blanco.

Aiz: (No dejaré que te hagan daño, no otra vez).

Pensaba eso, mientras lo miraba con ternura, el tiempo pasó y finalmente llegaron al piso 18.

Torre de Babel.

La diosa de la belleza, ya hacía sentado en su trono, parecía que ver perdido a Bell por el juego de guerra, no hizo que perdiera su obsesión con el conejo.

Parecía intensificarse cada vez más, ¿pero eso es amor o obsesión?, una pregunta que no se sabía.

Muchos decían que era amor, por lo que hizo por el, pero, si fuese amor porque hacerle tanto daño?, eso no hace el amor.

Y otros decían que era una loca obsesión, y que creí que necesitaba de él para ser feliz y llenar su corazón ya hueco, y que ni siquiera sabía lo que quería.

Freya se estaba volviendo cada vez más loca, conforme pasaban los días, la familia Freya no se podía acercar a Bell, pero Freya tenía planeado hacerlo ella misma.

Freya: (Te necesito mi lindo conejito blanco).

Piso 18.

Las chicas se encontraban bañándose, mientras que los hombres se encargaban de otras cosas, un Bell que se encontraba mirando el piso 18 en un lugar con una hermosa vista, solo.

Sorpresivamente una princesa lo abrazo desde la espalda, no había demorado tanto en bañar, ya que sentía las ganas de pasar tiempo con él que consideraba su héroe y su conejo.

Bell era abrazado por la espalda, sonrojado, con una mano, tocó la mano de la princesa que lo abrazaba, mientras seguía contemplando el paisaje.

Una vez la princesa lo soltó, está tomó su mano y ambos miraban el paisaje, era hermosa la vista y muy tranquilo.

Los cristales eran como el sol y la luna, avisando la hora, el aire fresco y su paisaje disfrutable.

Hasta aquí el capítulo.
Espero que les haya gustado.

Lo siento, no e vuelto a actualizar en un tiempo, pero es porque estoy centrado en el fic de Aventuras de Randoms.

Y sobre este cap, nose, siento que la arruine a como iba, se me han olvidado las ideas que iba a escribir en otros fics.

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