capítulo 1

"Despedida" esas palabras resonaban en mi cabeza cada dos por tres y no me dejaba concentrar en lo que estaba haciendo

–Mami estás sorda –Me reclama la pequeña niña a un lado de mi con leve gesto de molestia en su pequeño rostro.

Esta niña para tener 4 años tenía un paciencia escaza.

–Perdón cariño ¿que pasa? – limpio mis manos para girarme y volver de golpe a la realidad, este no había sido el mejor dia y de tanto darle vuelta a la misma situación ya me había empezado a doler la cabeza.

Siendo una persona en esta ciudad tan grande,  sola con una pequeña que sostener y ahora desempleada no era fácil ¿de que iba a vivir? ¿que otro empleo me iba a pagar también como ese? además con mi nula experiencia en otras áreas y falta de estudios universitarios dudaba que fuera a encontrar un empleo rápido, al menos para poder pagar la renta del departamento, mi cabeza cada vez daba más vuelta pensando en los futuros escenarios ahora que estaba desempleado y ninguno termiaba bien. No tenía cerca a ningún familiar que me pudiera ayudar o dar alojó ¿que sería de mi vida y la de la pequeña de ahora adelante?, tenía que salir a buscar trabajos rápido eso era la única solución así fuera de limpia botas pero lo necesitaba.

El timbre del pequeño departamento donde vivo vuelve a sonar y estaba vez si lo escucho por lo que rápidamente se lo que me quería decir mi hija y me dirijo hacia la puerta con ella pisandome los talones

Lleva su cabello castaño lleno de rulos a la mitad de la espalda  que hace resaltar más su piel blanca como la porcelana y una sonrisa de oreja a oreja que llega hasta sus expresivos ojos color miel, ella no se parecía mucho a mi, yo en cambio  teniendo el cabello negro y lacio  hasta debajo de mis glúteos y mi piel era color canela. Diría que es igual a su padre pero sinceramente no quisiera recordarlo para no seguir arruinando mi dia.

Finalmente abrí la puerta y supe de inmediato porque tanta felicidad de parte de la pequeña, de inmediato el pastel de cumpleaños Y las velas esendidas ocuparon mi visión.

–Feliz cumpleaños Alexia –grito mi amigo Román dejando el pastel a un lado para darme un efusivo abrazo.

Él siempre hacías lo mismo desde hace 2 años no se ni porque me sonprendia o solo que alguien tuviera ese gesto conmigo no dejaba de emocionarme.

Desde que me mudé de Texas Román ha sido mi confidente hasta cierto punto y gran apoyo los días en los que no podía más, él y Hanna son lo único que he dejado entrar en mi vida desde hace ya 4 años.

Al  principio me sentí perdida y ni yo misma entendía porque había elegido un lugar tan frío como Alemania para comenzar mi nueva vida pero supongo que mientras más lejos de mis problemas mejor y eso pensamientos me pujaron hasta este lado del charco donde decidí que siempre seríamos mi hija y yo contra el mundo, ella sería la única que iba a tener mi corazón y atención, no más hombres ya había tenido mucho problema para toda una vida, por hombres con atractivo peligroso.

A pesar de mi corta edad yo siempre fui una chica hermosa que llamaba la atención del público masculino y eso me gustaba, tenía un gran círculo de amigos y admiradores también, nunca me desagrado la idea de hecho creí que toda la vida iba a ser así y me gustaba aunque no estaba con ninguno realmente solo me gustaba gustarles, me hacía sentir poderosa pero ya estos tiempo  acabaron, ya no vivia para arreglarme y llamar la atención del sexo contrario ahora mi meta era llamar la atencio de un trabajo con buen pago y quedarme bien escondida junto a mí  hija, no necesitaba a nadie mas a mi lado solo yo era capaz de sobrellevar la situacion, nadie mas lo entenderia.

Roman por otro lado ha sido diferente él entiende mi situación porque la vive hasta cierto punto, bueno   la vivió porque ahora ya está  mucho mejor, debido a  que encontró el trabajo de su sueño, estoy muy orgullosa, se lo merecia  él era una persona com un corazón enorme y todo lo bueno del mundo no seria suficiente para agradecer su amistad incondicional.

Soplo las velas entre el cántico de él y Rebecca, la vecina quien su hija es la mejor amiga de Hanna.

–Te logre sorprender más que en años pasados ¿por qué será?

–Sera porque ni siquiera me acordaba de mi cumpleaños –contesto rascando mi nunca con un poco de vergüenza.

–Feliz cumpleaños amiga –me dice la rubia mientras me extiende un obsequio, realmente yo no la consideraba mi amiga pero no la iba a corregir en eso apenas nos topabamos porque éramos vecinas y nuestras hijas tenían la misma edad y una amistad pero de hecho al principio que me mudé aquí yo no era nada de su agrado, ya aprendí a tolerarla en estos años y hasta le tome un poco de cariño, pero no confianza nunca le tendria confianza.

Las niñas son las primeras en pasar ha la pequeña mesa esperando su porción de pastel mientras yo voy atrás con este y la intensa mirada de Román clavada en mi nuca, ya sabe que algo no anda bien, me conoce mas de lo que yo quisiera. Lo ignoro y voy con mi vecina a repartir el pastel a las dos niña desesperar por comer azúcar.

Luego de un rato abrí los regalos de cada uno agradeciéndole por todo, de inmediato me puse El collar que me dio mi pequeña, era dorado con una gema negra colgando de esta, Hanna definitivamente era una niña muy inteligente para su edad y sus acciones me lo demostraban sabía que ese era mi color favorito y lo consiguió para mí, definitivamente ese era el amor incondicional que tanto deseaba hace años. Rebecca por su parte me regaló una pulsera que le hace juego y eso me confirmó que fue ella quien llevó a Hanna a comprarme el regalo en primer lugar y Román bueno su regalo fue más intenso.

–Unas entradas a un club para solteros  –exclama la rubia topando los oído ligeramente a su hija mientras mi amigo suelta una carcajada –No puedo ir tengo esposo –hace un pequeño mojin con sus labios.

Nadie la estaba invitando en realidad, había dos entradas y creí que había quedado bastante claro que era para Román y para mí, aunque para ser sincera a veces deseaba que mi vecina buscara a otra persona. Su esposo era bastante ofensivo con ella y su hija Rose, la niña en una ocasión me lo confeso  diciendo que quisiera que su vida fuera como la de Hanna ya que ella no tenia un papá que le gritaba a ella y a su mamá, desde que esa niña me dijo eso cada que alguien me hace sentir mal por el simple hecho de tener 23 años y  una hija siendo mamá soltera sin ninguna ayuda,  me repito esa frase una y otra vez "prefiero mil veces estar sola que con una persona que solo me hace sentir mal conmigo misma constantemente"

–Hola tierra llamando a Alexia por sexta vez –repite el moreno haciendo que salga de mis de varios  mentales para concretar mi atención en él.

–Como hoy es Halloween habrá que ir disfrazado.

–Lo siento Román, no pienso ir tengo que llevar a Hanna a pedir dulce –espeto bastante decidida además en mi cabeza no habia lugar para estar de fiesta cuando mi cabeza me recordaba cada segundo que tenías cuentas que pagar.

–De eso nada amiga –protesta Rebecca de inmediato –Yo cuidare a las niña, además tú necesitas un novio con urgencia.

No gracias pense de inmediato en serio quien la invitó, mi cara de disgusto debía ser bastante visible que ya el moreno se venia bastante divertido con la situación.

–Perfecto entonces, eres la mejor Becca.

–Si gracias –murmure tratando de fingir una sonrisa cosa que hice sin ningún éxito en verdad no quería Salir está noche, últimamente había estado algo paranoica y la idea de dejar a Hanna sola así sea unas horas no me agradaba, pero no podía decir que no, Román no dejaría de molestarme hasta que aceptará.

***

–Ahora si me vas a decir que tienes o tengo que seguir adivinando –Me reclamo mi amigo mientras terminada de recoger mi cabello en una larga coleta.

Suspiré en modo de rendición sabía que este momento iba a llegar pero él no seria tan imprudente de preguntarme frente a todos y como Rebecca y las niñas ya se había ido a pedir dulce ya estábamos solo.

–Me despidieron de la guardería, al parecer uno de los hijos que cuidamos fue secuestrado por lo tanto la cerrarán por tiempo indefinido hasta dar con el culpable.

Era muy injusto cerrar todo por la desaparición de un niño pero el señor Banks es un hombre con mucho poder por lo tanto lo que diga es captado, el decidió que tal vez el culpable sería alguien que trabaja ahí ya que eran los que más sabían a la perfección la rutina de su pequeño hijo y tenía razón en eso, yo no tenía contacto con él porque estaba en otra área a mí me tocaba estar atenta de los niños un poco más grande y el pequeño apenas cuenta con 2 años, lo que no entiendo es que ser sin escrúpulos pudo secuestrar a un inocente bebé  que no tiene la culpa de nada eso era verdaderamente macabro.

–Wou ahora están secuestrando hijos de magnate ¿para que?

–No lo se, pero eso no es lo importante, bueno al menos no para mí –reflexione soltando un largo suspiro antes de continuar –La cuestión es que estoy muy desempleada y si quedo sin un hogar estable para Hanna me la van a quitar –suspiro al fin soltando el nudo que tengo en la garganta desde que me dieron la noticia ayer.

Román termina de colocar el prensador en mi cabello y me da unas pequeñas palmadas en mi hombro inclinándose ligeramente.

–Mirate Alexia, eres hermosa e inteligente, si te lo propones tendrás el mundo a tu pies, además si eso pasó fue porque el universo tiene algo mucho mejor para ti créeme, te daría empleo pero se que no puedes trabajar en la noche por la enana y llevarla no es una opción, así que regalame esa sonrisa de zorra que tanto me gusta y mantenla toda la noche –espeta y me da una pequeña vuelta admirando mi vestido.

No era por ser vanidosa pero tenía un poco de razón mi vestido negro se pega a mi como una segunda piel y mis senos se venia enormes además que los guantes hasta mis codos le daban el toque perfecto y los botines de aproximadamente 10cm de alto el tacón hacia que disimulara un poco mi baja estatura y como era una fiesta de disfraza las alas brillante negra me hacía lucir muy llamativa junto con los ojos grises Que habia decidido dejar por la ocasión haciendo que mi piel morena se acentuara mucho más.

Hacía tiempo que no me sentía así hermosa con el poder de doblegar el mundo ante mis pies. Sonreí frente al espejo con la mirada felina de Román justo tras de mi y asentí antes sus afirmaciones, algo me decía que está seria una buena noche.

***

Era la noche más aburrida de todas no conocía a nadie, la música no me gustaba y no quería tomar alcohol porque mi plan para el otro día era madrugar para salir en busca de una vacante, Román tuvo que irse apenas llegamos por una reunión a la zona VIP ya que como socio de este club tenia que estar presente en las reuniones que se llevaran a cabo con algunos clientes exclusivos por lo que me dejo sola en la barra dándole ordenes al camarero que me diera lo que yo quisiera.

Deme el poder de ser invisible toda la noche por favor, ya había perdido la cuenta de la cantidad de imbéciles que se me habían acercado para coquetear, lo peor del asunto era cuando se ofendían por mi contundente rechazo, idiotas.

–Dame un whisky y para la señorita una margarita por favor –Espeta una voz extraña ocupando el asiento a mi lado, levantó la mirada de inmediato de mi celular para chocar con unos brillantes ojos celeste acompañados con una facciones duras.

El tipo a mi lado parecía justo el tipo de hombre que no queria  en mi vida, alto de cabello castaño oscuro  y un rostro esculpido por los dioses junto con una mirada que si no fuera azul diría que me quemaba de la intensidad de esta.

Abrí mi boca pero ninguna palabra salió de ella ya que el tomó el atrevimiento de acercarse a mi invadiendo totalmente mi espacio personal, sus fuertes y trabajados brazos rodearon mi cintura y se inclinó hasta que sus labios pronunciaron su nombre cerca de mi oreja.

–Soy Derek y no intentes hacerte la difícil muñeca, se que te gustó.

Alerta mi cerebrero estaba vuelto loco diciendo que saliera de ahí de inmediato pero mi braga húmeda por escuchar su ronca voz sobre mi oreja me decía otra cosa, necesitaba a Román ahora mismo porque no podía seguir teniendo a este espécimen a mí lado.

Él se alejo  de mi para volver a su asiento con una sonrisa de satisfacción en su rostro sin quitarme ni un segundo los ojos de encima.

–Vaya alguien tiene la realidad muy alterada hoy –contesto tratando de lucir despreocupada mientras entorno los ojos, claro todo eso se va a la mierda cuando extiendo mis dedos para tomar la margarita y estos están temblando como una gelatina.

Maldita sea odio ser tan débil.

–Me llamo Alexia, gracias por preguntar –digo finalmente levantándome  de mi asiento para huir de él, nop definitivamente no necesitaba uno como esos.

¿Entonces para que le dije mi nombre? Más estúpida imposible.

–Alexia –Repite como si saboreara mi nombre en sus labios, pero todos se esfuman cuando un hombre con grandes músculos se acerca a grandes pasos proporcionándole un puñetazo en su ojos izquierdo, confirmándome una vez más que hombres así extremadamente  solo atraen problema.

Me di la vuelta de inmediato para huir del lugar en cuanto noté que el gorila sacó un arma apuntando su cabeza pero fui detenida en el acto por  unos brazos largos enfusados en un traje que me rodearon por completo como si de una muñeca de trapo me tratará.

Una corriente eléctrica se apoderó de mi cuerpo y el nerviosismo se empezó a cumular en todo mi ser cuándo noté que el sujeto  ante mi eran tan alto que aún con mis putos tacones solo alcanza a mirar su pecho. Levante la mirada levemente encontrándome una vez más con una mirada azulada casi tan celeste como las nubes y un cabello rubio que resaltaba entre las luces opacas  del club, su sonrisa de oreja a oreja junto a sus ojos brillaban con perversión, de seguro viendo como todo mi cuerpo era un nudo de nervios bajo el suyo, este hombre me podia  aplastar com una mano si quisiera.

–Lo siento querida, pero no vas a tener que acompañar,  tus lindos ojos han visto demasiado está noche.

Se inclina  hacia mi rostro para que pueda escuchar en medio de la bulla provocando que su aliento y mi errática respiración se mesclaran entre si. No se que daba más miedo, que era tan grande que con su mano casi cubriera  mi cintura o su voz tan varonil e imponente que me hacía temblar aun más. De algo sí estaba segura estaba jodida e iba a morir esa noche a manos de ese maldito hombre.

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