Como ya veníamos contando, todo en un cuento debe estar fríamente calculado. El narrador, por supuesto, no es excepción. Cada tipo de narrador tiene un impacto distinto y es importante saber de ellos antes de seleccionar el que usaremos para nuestros cuentos.

Primera persona:

Este tipo de narrador le da un toque realista a nuestra historia. La persona que narra la historia está en medio del ojo del huracán contándonos todo lo que ve y experimenta. Hay tres subcategorías para este narrador:

Narrador testigo: No es el protagonista, la historia no trata de él incluso si la está narrando. Sin embargo, por alguna razón es cercano al protagonista y por eso puede contar su historia. Es un narrador en extremo útil cuando queremos definir al protagonista, ya sea por su personalidad, valores, defectos y demás. Ejemplos de estos son: John Watson en las historias de Sherlock Holmes y Nick Carraway en la novela de Scott Fitzgerald, El gran Gatsby.

El protagonista: este es el más popular y utilizado. El protagonista nos cuenta lo que sucede desde su punto de vista y tiñe su relato con su ser (personalidad, razón, valores, etc.).

Narrador en corriente de conciencia: es un modo poco usado debido a la complejidad que presenta a la hora de utilizarlo. Se debe escribir de manera literal los pensamientos de alguien, tal cual aparecen en su mente. Todo se explica en tiempo real, es el presente el tiempo de excelencia para este estilo.

Segunda persona:

Este tipo de narración se caracteriza por explicarle una historia a alguien en concreto. Puede o no, presentarse en formato epistolar - como en Drácula por Bram Stoker.

Tercera Persona:

La característica principal es que este narrador no participa nada o casi nada en los acontecimientos que describe. Como la primera persona, tiene subcategorías:

Omnisciente: este narrador es un clásico y con esto me refiero a que fue popular por muchísimo tiempo en la antigüedad. Los cuentos de niños, por ejemplo, se narraban de esta forma. La característica particular de este narrador es que nos presenta toda la información que precisamos y más en cuchara de plata y nos alimenta. Es como que ya ha analizado y pensado en todo, nuestro único trabajo es escuchar/leer y seguir el hilo de lo que pasa.

Observador: este tipo de narrador no tiene acceso directo a toda la información como el anterior. A pesar de esa limitación, intenta ser siempre distante y objetivo, no presenta juicio ni nada similar.

Ahora que saben que cada narrador tiene sus características, podrán poder elegir el que deseen de modo tal que se adecúe al tipo de historia que quieren narrar.