Capítulo 2

-¿Y esa mochila? -Izana se fijó en la mochila del rubio, que estaba sobre la silla acolchada en la que se sentaba en cada visita.

El rubio buscaba el mando de la televisión, otra vez. Ya hasta parecía rutina de cada visita. Si algún día coincidía con la enfermera que cuidaba a su hermano, tendría una palabras con ella.

-¿Qué le pasa a la mochila? -preguntó llendo hasta la silla y dejándose caer sobre esta, cansado de siempre tener que buscar el mando.

-Esta llena, como si fuera a explotar, y se ve bastante pesada. Además, cuando me vienes a visitar, sueles usar una más pequeña.

-No sabía que tenías una vista tan meticulosa. -halagó.

-Hmm, esa palabra ha sonado muy complicada para venir de tí -dijo Izana con la intención de molestar.

Mikey lo miró con desdén, y después hizo como si no hubiera escuchado ese claro insulto a su inteligencia.

-Mi mochila está así de llena porque tengo que irme a la Universidad.

-¿Eh? -el peliblanco lo miró confundido -Pero si cuando vas a la universidad, tu mochila siempre parece medio vacía -comprarse una taquilla fue la mejor inversión que hizo Mikey.

-Pedí el turno de mañana y me lo han dado, así que tengo que ir a poner mis datos y cambiar de taquilla.

-¿Pero por qué?

Mikey no tuvo que pensarlo mucho, porque ya tenía una respuesta para eso.

-Me viene mejor ir por la mañana, así tengo toda la tarde para estudiar. -empezó a explicar, gesticulando con las manos -Suelo estar más despierto, y aprovecho mejor el tiempo, llevo mucho dándole vueltas al tema, y justo un amigo estaba solicitando el turno de tarde porque iba a empezar a trabajar, entonces aproveché.

-¡Por fin empiezas a pensar más en tí! -celebró el peliblanco dejando confundido al rubio.

-¿...Que?

-Yo y Shinichiro te lo dijimos muchas veces ¿Recuerdas? -preguntó, a lo que Mikey asintió sin entender del todo a donde pretendía llegar su amigo -, "Mikey, el turno de mañana es mejor" "Mikey, solo estás pensando en pasar tiempo con tus amigos" "Mikey, volverías todos los días más tarde de las 10". Eras un cabezón, y tú decías "No Me ImPoRtA" "sE lO qUe HaGo, PeSaDoS" "EsTuDiAr Es EsTuDiAr, Da IgUal sI Es PoR lA mAñAnA o PoR lA nOcHe" -Izana puso una voz chillona para imitar a Mikey.

Si seguía hablando, definitiva a Mikey le explotaría la vena de la frente.

-Primero, tenía mis razones -alegó ofendido el rubio -y segundo ¡Yo no hablo así! -bramó furioso. Su opinión seguía siendo la misma, la única razón por la que pidió el turno de mañana era para que su horario se asemejara más al de un estudiante.

Izana se empezó a reír, solo consiguiendo aumentar la irritación de el rubio.

-Así sonabas para mí -dijo divertido. Mikey solo rodó los ojos y resopló.

No se sentía preparado para lo que iba a hacer a continuación, no pensó que tan pronto se verían las caras, aunque fuera a través de una pantalla.

Creía que con solo verlo pondría su expresión de odio puro.

Era eso lo que sentía por Minami. Odio puro.

Pero no importaba si no se sentía preparado, al menos tenía que fingir estarlo.

Las cámaras estaban en posición grabando la pantalla.

Sanzu y su equipo estaban en la sala viendo lo que pasaba a través de sus monitores.

Mientras Mikey con un uniforme escolar puesto, se hallaba sentado frente al ordenador repasando por sexta vez la descripción de Michael.

-Michael es un niño abandonado -empezó explicándole Sanzu a la cámara. No había que olvidar que En Su Propia Trampa era una serie de televisión -sus padres apenas le prestan atención, no tiene amigos y vive una vida solitaria, esto lo orilla a buscar desesperadamente afectó y compañia de alguien. Según la información que logramos reunir, este depravado busca niños vulnerables, niños con los que fácilmente podría ganarse su confianza.

Tenían planeado que hablarían algunas semanas más con South para sacar más datos sobre su probablemente fingida personalidad antes de que tuviera su primer encuentro con Mikey.

Pero todo ese plan se puso patas arriba con un simple mensaje.

"¿Te molestan las videollamadas?"

Faltaba menos de un minuto para la hora acordada, y tan pronto como fueron las 16:00, la pantalla del ordenador fue ocupada en su totalidad por el contacto de South solicitando llamada.

Mikey no se permitió el ponerse nervios, suspiró unos largos segundos, puso su mejor sonrisa y aceptó la llamada.

-"Holaaaa" -South fue el primero en saludar de forma amigable.

Mikey se fijó en su rostro. Sus ojos eran pequeños y de color amarillo. Cabello rubio recogido y ambos lados de su cabeza perfectamente afeitados. Su cuello era ancho.

Claro, una vez hizo un trabajo sobre Minami y en todas sus fotos salía musculoso.

También llevaba una camisa de color naranja llamativo.

-Holaaa -devolvió el saludo de manera infantil agitando su mano en el aire tímidamente. Tal y como haría su personaje.

-Te ves más bonito que en tu foto de perfil -halagó apoyando sus codos sobre la mesa.

-Gracias... -fingió estar avergonzado, cuando en realidad se sentía asqueado e incómodo -Emm... tu camisa también es bonita -trató de devolver el halago -Mierda ¿Qué acabo de decir? -pensó el rubio menor queriendo golpearse en la cara. Quería sonar como un adolescente pero eso era demasiado ridículo.

Por eso, la sorpresa fue mayor al escuchar la risa de South

-Gracias -miró por unos segundos fijamente a Mikey. Fue un silencio incómodo de unos segundos. Mikey se rascó el cuello con incomodidad apartando la mirada viendo a los lados apretando los labios, para después de recorrer la habitación con la mirada volver a mirar a South, que parecía como congelado.

Aún mantenía su sonrisa, pero sin moverse, pero era intimidante.

Su mirada era intimidante, todo lo contrario a su sonrisa amigable

Sólo está fingiendo.

Los dos estaban fingiendo. Ambos hacían un papel para ganarse la confianza del otro, uno con fines perversos, y otro con fines de justicia, pero solo uno de los dos lo sabía.

-¿Tus padres están en casa? -preguntó South después de el silencio incómodo.

-No, suelen estar ocupados...

-¿Con qué?

-Con trabajo...otras veces salen a comer con amigos...y eso. -aquella frase no salió tan fingida, ya que su hermano (que podría decírse que hizo el papel de padre y madre) era ausente también.

-Eso esta muy mal, deberían estar contigo. Hay mucho loco suelto que se aprovecha de los niños.

"Como tú" se reprimió las ganas de decirlo.

-¿Tú también buscas amigos? -preguntó Mikey haciendo referencia al Facebook.

-Sí -respondió el otro.

-¿Hiciste muchos?

-Sí, pero todos me dejaban -puso una expresión afligida -espero que tú no me dejes, eso me pondría muuuy triste. -alargó la "u" en el "muy".

-Yo no te dejaré, eso hacen los amigos -y le regaló una fingida sonrisa.

Mikey estaba haciendo la actuación de su vida.

El cielo anaranjado indicaba que pronto anochecería. Los pasillos estaban vacíos, todos los alumnos se hallaban en sus aulas dando sus respectivas clases.

Doblando una esquina en dirección a secretaría, emergió la figura de un rubio de pequeña estatura.

Figura que se congeló un segundo al ver a quien estaba atendiendo la secretaria.

Le daba vergüenza, llevaba días sin verle el pelo a su mejor amigo Draken, ni siquiera lo había llamado o enviado un mensaje.

No quería pasar por un momento incómodo así que trató de huir.

Draken se encontraba ahí, al parecer recogiendo unos papeles, cosa que no sería extraña ya que era el delegado de la clase. Al terminar, cuando se iba a retirar, se quedó quieto al ver a Mikey, que parecía estar a punto de irse. Le lanzó una mirada que solo se podía interpretar como un "estoy enfadado contigo" y se fue sin decirle nada.

Mikey solo suspiró y fue con la secretaria.

-Hola, venía a entregar esta hoja que afirmaba mi cambio de turno

[...]

Mikey salió de las instalaciones de la Universidad con desgano pensando en lo que había pasado delante de secretaría.

¿Cuánto tiempo llevaba sin hablar con sus amigos? ¿Faltando a la universidad? Ya entendía su enfado.

-Pero todo esto es necesario -trató de autoconvencere.

-¡Mikey! -se dió la vuelta encontrándose con Draken, el cual avanzaba indignado hacia él -¿Se puede saber qué te pasa conmigo? -habló de forma tosca.

-¿Qué me pasa contigo? -se hizo el loco, como si no supiera de qué hablaba

-No te hagas -se quejó -Te conozco desde hace años ¡Sé cuándo te pasa algo! Últimamente nos has estado evitando a todos como si fuéramos peste -agarró al pequeño de los hombros mirandolo con preocupación-¿Hicimos que te molestó? ¿Qué es lo que te pasó?

-¡A mí no me pasó nada! -quitó las manos del mayor con violencia para después alejarse de él manteniendo una distancia interpersonal, a él no le pasó nada a quien sufrió fue a su hermana -A mí no me pasó nada... -dijo con una voz débil mirando al suelo sintiéndose impotente, solo sirvió para reforzar su determinación.

Miró a más alto, el cual parecía sorprendido, quedándose inmóvil por unos momentos. Movía sus labios pareciendo querer decir algo sin que se le salieran las palabras. Frunció el ceño y mirandolo con enfado finalmente dijo;

-Mira... Mikey, sabes que yo te quiero mucho y que... ¡Y que estoy aquí para lo que sea! -se dió media vuelta, viéndolo de reojo -pero si piensas ignorarme entonces yo haré lo mismo.

Sin decir nada más en su conversación de apenas un minuto, se dió la vuelta volviendo a la universidad.

Mikey miraba como se alejaba, con un malestar naciendo en su estómago y subiendo hasta su garganta. Tenía ganas de correr detrás suya y explicarle que no le pasaba nada. No quería que las cosas acabarán así.

¿Pero quién era él para hablar sobre la desgracia que le pasó a su hermana pequeña?

Ambos caminaron en dirección contraria, siguiendo su camino.

[...]

Sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta de su casa.

Al entrar cerró la puerta tras de sí y con cansancio se sacó los zapatos dejándolos en la entrada.

Casi arrastrando los pies fue hasta la cocina para servirse un vaso de agua.

Se sentía exhausto.

Después de pasar una hora dejó de prestarle atención a la duración de su llamada con South, y luego ese encuentro nada cómodo con su amigo terminó de rematarle el día.

—¿Cómo estará Emma? —pensó. Dejó su vaso sobre la encimera y caminó hasta la habitación de su hermana —¿Donde esta el abuelo? —frunció en ceño. Pasó frente a su habitación, cuya puerta estaba abierta, pero no lo vió.

Abrió un poco la puerta de la habitación de su hermana con precaución, no pudo ver nada, estaba todo a oscuras. Pero por la leve luz que se colaba por la ventana podía ver una figura que se movía sobre las sábanas.

Sin pensarlo mucho encendió la luz viendo a Emma. Esta se agarraba el pecho respirando con dificultad y una expresión de dolor, que era cubierta por una fina capa de sudor.

Estaba teniendo un ataque de pánico.

Su reacción fue rápida.

Bajó lo más rápido que pudo casi resbalando hasta la habitación del abuelo, abrió el cajón donde siempre estaban las pastillas de Emma y fue corriendo dice su hermana.

Se sentó a su lado y tratando de aparentar calma, la sentó —Tranquila, r-respira hondo... —sostuvo la mano de Emma, la cual sin querer le apretaba, pero poco le importaba al rubio menor —respira conmigo...

Después de un rato en el que Emma parecía haberse calmado más pero aún seguía temblorosa, Mikey le dió una plantilla para que se la metiera en la boca y le pasó la botella de agua que estaba junto a su cama.

Cuando por fin logró estabilizarse, abrazó a su hermano, este le devolvió el abrazo, y mientras le acariciaba el pelo le preguntó;

—¿Donde está el abuelo? Se supone que tendría que estar cuidando de ti... —por indicaciones de la psicóloga, no deberían dejarla sola en ningún momento.

—Salió a comprar algo y después no volvió —respondió con una voz débil, después de todo, solo hablaba cuando le preguntaban. Gracias al psicólogo fue avanzando y comparado con antes, ahora sí podía hablar.

—Entiendo...

Dejaron el abrazo y Mikeyd envío un mensaje a si abuelo preguntándole cuando volvía. El mensaje le llegó más no sé conectó. Mikey suspiró.

—Es tarde, hay que dormir —le dijo a su hermana —yo también voy a dormir, ahora iré a la universidad por las mañana así que tengo que madrugar —le sonrió —así que hoy me quedaré contigo.

Emma estaba un poco sorprendida, pero después le sonrió asintiendo con la cabeza.

Y apesar de que la noche era tranquila, con su hermana dormida, Mikey lloró silenciosamente pensando en Emma.

El abuelo no volvió a casa esa noche.

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Mi mayor miedo con esta historia es no tratar los temas con la suficiente madurez que se merece 😩

No entiendo cómo tardé tanto escribir este capítulo, si me ha costado la llamada de South y Mikey y el ataque de pánico de Emma y la reacción de Mikey, no me quiero ni imaginar los siguientes capítulos.

Me voy a mimir que mañana tengo exámen de mates.

No estudié [pro]

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