Capítulo 26
Todo era oscuro, escuchaba voces a lo lejos y un suave zumbido en la cercanía. Distinguía la voz asustada de Hana y la voz histérica de McCree, pero por alguna razón no podía abrir los ojos. Sentía los parpados más pesados que nunca y el cuerpo helado. ¿Qué le habían inyectado? Poco a poco las sensaciones de frio y vacío empezaron a subir por todo su cuerpo. El miedo empezó a consumirla, no entendia nada.
Trato de cerrar sus manos, pero no habia nada, ni siquiera sentía si estaba en el suelo o en una camilla. Pareciera como si flotara. El aire empezó a faltarle y el frio subía desde sus pies de forma rápida. No sabia ni como se veía en donde estaba, pero oír a Hana y a McCree la asustaba. Estaban asustados y la llamaban a gritos. Cuando creía que el dolor no podía ser peor. Una sacudida de arco la hizo moverse, no salio ningún sonido de ella, pero sentía al arco alborotarse en su interior.
Estaba muriendo y su arco trataba de mantenerla con vida. Su corazón se aceleró, estaba tan asustada, tan preocupada que solo se limitaba a sentirlo ¿Qué podría hacer? Si el arco estaba tan asustado significaba una cosa, no se salvaría. De alguna forma, el arco logro anidarse en su abdomen y en su pecho, lo sentía incrementarse y agitarse en ella. Volvió a explotar, pero esta vez, fue definitivo. Abrió los ojos y se sentó en la camilla.
Agitada, con el cabello en la cara y lagrimas recorriendo su rostro hasta su garganta. El arco se relajó y lo sintió disiparse con lentitud. Miro a todos lados, habia rastros de firmas de arco en el aire, y todos estaban fuera de la habitación de la enfermería de la base. McCree estaba mirándola desde atrás de una ventana. ¿Qué habia ocurrido? Lentamente abrieron la puerta y McCree entro corriendo, abrazándola con fuerza.
—Maldita pulga, casi haces que me de un infarto ¿estás bien? —dijo tomando su rostro e inspeccionándola, la mirada preocupada de McCree se convirtió en sorpresa pura. Con sus pulgares acaricio sus mejillas suavemente. —Vaya, esto es...
—McCree porque tardas tan... Wow. —Dijo Hana a un lado de ambos, con los ojos iluminados de la misma sorpresa que la del vaquero.
—¿Qué pasa?
—Necesitas ver esto. — la coreana busco en la habitación un espejo o algo que reflejara. Una vez encontró un pequeño espejo, lo acerco al rostro de la menor.
Se miro con detenimiento, en sus ojos rosados habia arco, recorriendo la zona del iris, como si fueran reflejos de agua. Se miraba incrédula, acariciando suavemente sus parpados inferiores, esperando que fuera una ilusión, pero nada. Estaban ahí, de forma fija en su iris.
—Wow, ¿Qué paso?
—Cuando te traje a la enfermería parecía que morirías, Hana se volvió loca y trato de matarme en lo que te atendían. De nada empezaste a convulsionar en la cama, parecías poseída. Y el arco se alboroto por toda la habitación. Tuvimos que salir porque las luces amenazaban con explotar. Y cuando estábamos fuera, el arco exploto y dejo firmas por aquí y por allá. —La menor los miraba asustada, y sin dudarlo alejo sus manos del vaquero. Tomando por sorpresa al moreno y a la coreana.
—¿Paso algo?
—Podrían, dejarme un momento sola. Necesito asimilarlo—dijo tocando su frente con una mano mientras se encogía en la camilla.
—Caeli...
—Por favor chicos.
—Bien—dijo Hana, quien empezó a jalar a McCree del brazo, el vaquero se oponía, pero al final salio, ver a la más joven tan mal, tan asustada y preocupada le aterraba.
Una vez quedo todo en silencio, empezó a sollozar. Se abrazo con fuerza mientras analizaba lo ocurrido. En un intento de supervivencia del arco, casi aniquila a todo un equipo que trataba de ayudarla, a sus compañeros y a sus amigos. Se sentía terriblemente mal. Solo de pensar despertar y ver que habían desaparecido entre firmas de su elemento la hizo sentirse aun peor.
Miro a la puerta de la enfermería, tenia miedo de salir. El pánico de lastimar a alguien sin quererlo la agobiaba. Estaba jodiendo todas las misiones, estaba retrasando a su equipo y una misión de suma importancia para todos. En especial para ella, porque estaba relacionada con ella y su pasado. Se acomodo en la camilla mientras pensaba en como controlar al arco. Un susurro, la sacó de sus pensamientos, y no tardo en reconocerlo. El arco.
Lo oía a la perfección, una voz masculina ligeramente distorsionada y lejana. Era tranquilizante y calidad, no como las otras veces, que solo murmuraba cosas molestas o que la interrumpían a cada segundo. Cada palabra la hacia relajarse, el arco la acobijaba con suavidad mientras se quedaba dormida.
Se despertó a las 8 am. La cabeza le dolía y el cuerpo le ardía, probablemente por lo ocurrido ayer. Se quejo un poco y se acomodo volteando a donde se encontraba la puerta. Alguien toco suavemente, respondiéndole con algo de cansancio que sí.
Entrando venia Hana, con su cabello amarrado y una sonrisa amplia. Al abrir por completo la puerta entro con una bandeja con algo de comida. Una sonrisa suave se formo en el rostro de la mas joven, quien se sentó en la camilla, aun adolorida.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor que ayer.
—Me alegra oír eso. En la tarde iremos a por Daito, trata de no separarte de mí. Prometo protegerte—dijo la coreana con una sonrisa, dejando la bandeja a un lado. La menor río un poco.
—¿Saben que era esa cosa?
—No, pero le informamos a Mercy y a Moira, ya tenemos las pruebas resguardadas, apenas regresemos podremos ver que es.
La menor, suspiro y empezó a acariciar su brazo con algo de incomodidad. La coreana le sonrió y revolvió su cabello.
—Se que quieres ver a McCree, en un rato viene.
—¡Hana! —le grito un tanto molesta y apenada, mientras la jugadora reia.
—Lo siento, me es casi imposible no molestarte respecto a su relación, aunque debo admitir que se ven demasiado lindos juntos. Regreso en un rato, iré a preparar mi MEKA. —la coreana se despidió y salio del cuarto con una sonrisa, mientras, Caeli se limitaba a desviar la mirada todavía bastante apenada.
Esta acerco la bandeja y empezó a comer algo pensativa. Mientras comía, pensaba un poco en lo ocurrido en la madrugada. Esa mujer, la reconocía de cuando saco a Lacroix del teatro, iba junto a otra mujer, que hablaba italiano. Su estómago se encogió un poco mientras por su espalda subía la sensación de escalofríos.
—Buenos dias, preciosa. —McCree entro y se sentó en la orilla de la camilla mirándola a los ojos.
—Buenos dias. —sonrió mientras limpiaba sus labios de lo que tenía aun de comida. El moreno le sonrió y beso su frente.
—¿Estas mejor?
—Dentro de lo que cabe si, aun tengo secuelas del arco, es bastante incómodo.
—Me imagino. Cuando terminemos esta misión te quedaras en la base.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Mira, tengo miedo de que algo te pase. Y si deben dejarte fuera de las misiones no teneos otra opción.
—Estas diciéndome que es mejor quedarme de inútil en la base.
—No dije eso. No me mal intérpretes, pero no quiero que salgas más herida.
—¿La capitana, Reyes o el comandante lo aprueban?
—No les hemos contado de esto. Pero ten por seguro que apenas lleguemos tendremos que decirles. Caeli. —el moreno tomo su rostro con suavidad y beso su frente. —Cuando acabemos con Daito, podrás seguir con las misiones, pero hasta antes. No.
—Jesse...
—Hagamos algo 2-3. Si dos de ellos aceptan que sigas en esto lo entenderé. Pero si solo te apoya uno. Te quedaras a ocuparte de otros asuntos ¿sí?
—Bien—la menor sonrió de forma burlona mientras el moreno suspiraba y la abrazaba.
—Ahora levántate y arréglate un poco, parece que te golpearon y te desvelaste—acaricio su pómulo con suavidad mientras la menor reia un poco.
—Bien, ahora sal.
—Eres cruel. Sabes que ya tengo un panorama de tu cuerpo preciosa. —murmuro y beso su cuello sobresaltándola.
—McCree, no empieces. —murmuro mientras el moreno reia un poco sin despegarse de su cuello. Suspiro y se levantó.
—No tardes princesa. —el vaquero salio y la menor se cubrió el rostro con ambas manos, bastante apenada.
—Idiota. —murmuro mientras se levantaba y buscaba sus ropas para la misión. Una vez todo estuvo listo, salio de la habitación algo ida. Se estaba comiendo la cabeza demás solo por pensar en lo que habia pasado.
Se metió a la sala de juntas, donde estaba toda la información. Se sentó a leer lo nuevo que habían encontrado. No habia mucha novedad. Extrañamente, se sentía incomoda, talvez por lo ocurrido antes de la misión. Paso saliva y espero a que la hora de partida llegara.
La hora llego, y estaba dudando entre si ir o quedarse. Pero tenia que hacerlo. Miro a sus compañeros mientras subían a la nave para llegar a la fundidora. Se sentó y apretó su bastón. McCree y los demás notaron su actitud, pero ¿Cómo podrían ayudarla? Nadie podría entender porque estaba asi.
—Caeli ¿estás bien?
—Si solo estoy nerviosa—le sonrió a la coreana que se limito a suspirar y mirarla a los ojos.
—Toda ira bien, solo quédate detrás de mí, prometo cuidarte.
La nave aterrizo algo lejos de donde se llevaría acabo todo. Caeli miro todo con algo de miedo. No entendia por qué. Bajaron y se acercaron a la zona. Una vez cerca se quedaron mirando como entrar y acabar con uno de los líderes. Todos los agentes de la fundidora estaban armados. Listos para disparar.
—¿Qué proponen? —dijo Hana mientras los miraba desde atrás con el MEKA activo.
—Genji puede infiltrarse sin problemas. Pero no creo que sea lo mejor. No debemos exponer tanto a Caeli. —dijo McCree mientras pensaban que hacer.
—Chicos, ¿dónde está Caeli? —interrumpió Genji volteando a todos lados, de inmediato Hana y McCree se pusieron nerviosos ¿Dónde carajos estaban?
—¡Caeli, ¿dónde estás?! —McCree activo su comunicador, pero la menor no responde, a todos se les helo la sangre al no oírla. ¿Qué pudo pasarle? No habían oído ningún disparo.
—Lo siento, me separe un poco, no se preocupen estoy escondida ¿Cuál es el plan? —todos se relajaron al oírla.
—Tengo una—dijo Hana mientras todos la oían con atención.
Apenas pasaron unos minutos, Genji se habia posicionado cerca de la entrada a la fundidora. Este miraba a donde estaban los demás. McCree salio de su escondite y dio varios disparos precisos a las cabezas de varios soldados. Cuando los demás soldados voltearon para atacar. D.VA y Genji se abalanzaron sobre ellos, acabándolos en segundos.
Una vez acabaron con los guardias de afuera, entraron en silencio a la fundidora. D. Va se habia quedado afuera, para vigilar y poder avisarles si por fuera llegaban mas refuerzos. Se adentraron con dirección a las oficinas, curiosamente, no encontraron mas soldados dentro, todo estaba vacío.
Genji iba al frente, Caeli en medio y McCree detrás. Llegaron a un par de habitaciones, totalmente oscuras, ambas tenían en medio una especie de capsula, apenas visible.
—Esto no me agrada—murmuro la menor mientras McCree tomaba su mano tratando de tranquilizarla.
—Toda ira bien ¿alguna novedad Genji?
—Nada, creo que no habia nadie aquí. —murmuro el nipón mientras seguía caminando hasta una oficina mas grande. Ahí estaba un hombre, algo viejo junto a una persona con una enorme armadura. —McCree, ponte enfrente, esto será...
Aquella persona de armadura se volvió y lograron notar que sus ojos eran llamas, el corazón de Genji se detuvo, mientras un casco cubría toda su cabeza y cara. Un par de alas se abrieron y se abalanzo contra el ciborg, rompiendo los cristales que separaban el pasillo con aquella oficina. De forma veloz, McCree tomo a Caeli haciéndola retroceder. Genji y aquella persona forcejeaban en el suelo, entrando a otra habitación.
—Veo que, vienen a entregarme a mi pieza final. —el anciano salio de su despacho, de brazos cruzados y una sonrisa cruel en sus labios.
—Ni loco—dijo McCree poniéndose frente a Caeli y apuntándole a la cabeza al hombre, cuando disparo. Una figura femenina salto de la habitación donde habia una capsula, sus ojos estaban totalmente negros, solo la pupila era de un tono naranjo, un poco amarillo, su cuerpo estaba cubierto de llamas, idénticas a las que rodeaban a Dante cuando utilizaba su Arma dorada.
Con una espada que apareció en su mano, también impregnada de fuego, detuvo la bala evitando que diera en su líder. Caeli quedo paralizada al igual que McCree. Solar, el elemento que estaba asociado al fuego.
Nerviosa, la menor empezó a retroceder, recordaba esa espada, recordaba esas alas de fuego. ¿podría ser ella? McCree y la mas joven empezaban a retroceder, conforme la mujer se acercaba a ellos con paso lento y firme. Caeli se pego un poco a la espalda del vaquero y justamente, en ese momento, de la otra habitación con capsula, salio un joven. Su cuerpo irradiaba arco, de la misma manera que irradiaba Caeli. En sus manos habia dos pequeñas cuchillas muy parecidas al wakizashi (arma con la que Genji realiza su reflejar o su corte veloz), ambas cargadas de arco.
—Dame a la niña, y nadie saldrá herido. —murmuro el hombre mientras la persona de armadura lanzaba a Genji contra la habitación donde habia salido el anciano. El ciborg se quejo y se dejo caer al suelo, con cortes por culpa de los vidrios y los arañazos del forcejeo con esa persona.
—Nunca—dijo McCree tratando de abrazar a la menor.
—Que lastima—el hombre hizo un gesto y los dos chicos cargados de solar y arco, respectivamente, se abalanzaron contra ellos. McCree se agacho junto a Caeli, haciendo que ambos chocaran y se alejaran algo aturdidos.
—¡Sal, ahora! —McCree empujo a la menor, que salio corriendo de la fundidora. De cerca la seguía el chico cargado de arco, mientras la mujer de daño solar se enfrentaba a McCree.
—Deja al ciborg y encárgate del vaquero, tu ve por la niña—dijo el anciano, bastante irritado, mientras las 2 personas restantes hacían caso de lo que su líder pedía.
—¡No, déjala en paz! —grito McCree quien recibió un fuerte golpe en el abdomen, sacándole el aire que tenía.
Apenas salio de la fundidora, Hana miro a la menor confundida, no habia recibido ninguna señal. Se volvió aun arriba de su MEKA, y se encontró con esas 2 personas siguiéndola. Este cargo contra ellos, pero solo hizo que su MEKA, recibiera una cantidad de daño enorme, haciéndolo expulsarla y luego explotar en pedazos. Con preocupación siguió a la mas joven, pero los otros 2 le llevaban mayor ventaja a la coreana.
La italiana seguía corriendo, el bastón caduceo lo habia encogido y atorado en su cinturón, cambiándolo por el blaster caduceo. Se adentro a lo que parecía un bosque, ya que toda la misión se realizó a las afueras de Italia, lejos de cualquier ciudad cercana. Se detuvo un momento, habia dejado de oír a sus 2 atacantes seguirla. Por lo que pudo tomar aire. La tranquilidad duro poco, ya que una espada llena de solar paso sobre su cabeza, arañando de forma agresiva su mejilla y parte del pómulo. Se cubrió con la mano, y continúo corriendo.
Sin percatarse de a dónde iba, llego a lo que parecía un acantilado, al fondo habia más árboles, pero caída dolería como un infierno, probablemente moriría al caer. Solo miraba el vacío cuando los 2 chicos se acercaron dejando un espacio de 1 metro entre ellos y la menor. Los miraba, con miedo y un pánico creciente.
—Tu vienes con nosotros.
—Tamara—dijo la menor, al reconocer la voz de la que habia sido su amiga, casi hermana. Estaba temblando, del cansancio y de los nervios. La mujer rio un poco y se acerco un paso. Atrás de ellos estaban Genji, Hana y McCree.
—Aléjense de ella ¡Ahora! — Sigo el moreno apuntándoles junto a Hana, mientras Genji buscaba como acercarse a la menor.
—Tu de ellos y yo de ella—dijo el chico, apretando sus cuchillas acercándose a la menor, que solo miraba por arriba de su hombro la enorme caída.
—No. No dejare que ganen. —se volvió y se lanzo al vacío. McCree y Genji paralizaron, mientras los 2 atacantes se lanzaban junto a ella, con la esperanza de atraparla.
No dudaron en acercarse al ver a esos 2 saltar. Descendiendo lentamente, siendo rodeada por ellos estaba Caeli.
—¡Caeli sube! —grito McCree, extendiendo su mano. La más joven, uso el ángel guardián para acercarse a ellos. La pesadilla terminaría. Pero justo cuando toco la mano de McCree, de su pie, estaba sostenida la mujer de solar.
Con desesperación, buscaban separarlas, subiendo venia el chico del arco, como si estuviera hecho para escalar solo con sus dos cuchillas. El pánico inundo de nuevo a la menor, quien gritaba y forcejeaba para soltarse de esa mujer.
—Tú no te vas—dio un fuerte jalón, y con su mano libre apareció una daga pequeña, llena de solar. La cual enterró en la pierna de la más joven, haciéndola gritar. Genji se lanzo y la tomo del cuello, haciéndola soltarse de Caeli. Antes de caer, la mujer salto al ciborg lo cual le sirvió para aferrarse a la pared y escalar con velocidad a donde estaban los demás.
Caeli cubría su rostro, gritando y llorando. No dudaron ni 3 segundos en correr en dirección a la fundidora mientras llamaban a la nave. Irían directamente a la base de Suecia. Apenas la nave llego, subieron y vieron a los 2 chicos acercándose velozmente. Levantaron vuelo y los 2 se detuvieron, mirándolos desde abajo. Por fin, un poco de calma.
—¿Caeli? —dijo Hana, acercándose a ella. Seguía cubriendo su rostro llena de pánico. La coreana miro donde debería estar la herida, pero no habia ninguna, solo manchas de sangre seca. Un escalofrió le subió por todo el cuerpo.
El viaje fue algo silencioso. Los sollozos de Caeli eran lo único que se escuchaba, y era lo que mas les preocupaba. No entendían si era por la herida, el miedo de haber muerto o algo más. Hana tomo su comunicado, y cuando colocaba el enlace con Shiro o Edén, McCree se lo arrebato.
—¿Qué estás haciendo?
—Lo correcto, si hablas con ellos, nos mataran a todos. Y no solo con eso, les vas a comer la cabeza por lo que le paso a Caeli. Cuando lleguemos daremos detalles. —dijo molesto mientras la coreana le gruñía y se cruzaba de brazos.
—¿Caeli? —murmuro Genji, acercando su mano al rostro de la menor. Que solo se encogía y se pegaba más al pecho de McCree. McCree el abrazo aun mas fuerte, con la esperanza de que eso la tranquilizara.
—Sera mejor no hablar con ella. Dile a Moira y a Mercy que nos esperen en la zona de aterrizaje, y que no le digan a los demás. Esto es un asunto entre ellas—dijo McCree mientras Hana asentía y se comunicaba con la médica y la genetista por separado.
—Solo, no me dejes en el frio—dijo Caeli, de la nada su calor corporal empezó a disminuir y su piel se torno blanca. El pánico inundo a McCree y a Genji.
—Caeli. Caeli no te duermas—McCree le quito las manos de la cara, y vio como sus ojos perdían su característico brillo alegre, y como el arco que habia adquirido el día anterior, desaparecía gradualmente.
—¡Caeli, aguanta!
"Y dejo que el silencio y la oscuridad la acobijaran, una calma interna momentánea, o talvez, eterna."
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