Capítulo 1
Después de haber visto los ojos de aquellos dos agentes dirigió su mano a su pecho, apretando un poco su saco de lana negro mientras sonreía, aún con las mejillas escarlata. Con un poco más de ánimo se dirigió a realizar sus compras. Era temprano no más de las 11 am. Compro lo necesario y se dirigió a su departamento. Que por desgracia estaba en la zona marginada de la ciudad, ella no parecía de allí por una simple razón. Se le conocía como "refugiada".
Durante la crisis omnica, Italia desapareció, y los cientos de grupos que llegaban pedían asilo. La mayoría tenían entre 19 y 27 años. Sin embargo, uno de los últimos grupos, llegó conformado por 10 personas, entre ellas una niña de no más de 11 años, Suiza la acepto junto a su grupo, pero con la condición de ser separados. La niña fue a dar a una familia media, que con el tiempo se deshizo, quedando sólo la madre, que se hizo cargo de ella. No como su madre si no como una amiga.
Tiempo después la mujer murió, sólo 3 años de la existencia de la niña en ese lugar y esa familia, había muerto. Una vecina se ofreció a cuidarla. Aunque la niña sabia bien que no lo hacia por caridad, tuvo que ir, no quería ir a un orfanato.
A los 14 la puso a trabajar, aunque su cuerpo la delataba, la gente se comía el cuento de que era mayor de edad, así siguió hasta ahora. Una jovencita de 17 años, que se dedicaba a hacer bebidas en un bar, a limpiar y como no, a soportar a los agentes borrachos y sus acosos.
Para su suerte, las muchachas que trabajaban con ella la defendían cuando podían, era sólo una cría, y no dejarían que ella saliera herida por un trabajo que no le correspondía, es más ella debería estar estudiando.
Pero al ser una refugiada, su identidad desapareció, mucha gente rumoreaba que el último grupo de refugiados eran máquinas humanas, modificadas por los omnicos para exterminar a las naciones faltantes por dentro. Por eso el miedo de aceptarlos.
-¡Caeli!- la joven se limitó a pasar saliva y mirar al pasillo, una mujer de 46 años la miraba.
-Buenos dias señora Rosmarie-dijo la castaña de forma educada.
-¿Trajiste lo que te pedí?
-Todo tal cual señora.
-Muy bien, puedes descansar, acomoda todo y sube a limpiarte.-dijo la mujer volviendo a su habitación.
La joven suspiro calmada mientras empezaba a acomodar los víveres en la alacena. Mientras acomodaba todo sintió las miradas de ciertas chicas en su espalda.
Erika, Ruth y Charlotte. Eran 3 de las mas jóvenes que trabajaban en el bar con ella, sin embargo ellas ya cumplían al menos los 20 años. Y como no, la obligaban a hacer las peores cosas, porque ganaban mas que ella y la señora Rosmarie las prefería por mucho, cualquier queja de ellas le costaba muy caro. Siguió con su tarea hasta que Erika le llamo.
-No hagas como que no existimos, cucaracha ¿Recuerdas el trato?
Sus piernas se debilitaron ligeramente mientras colocaba la ultima lata en su lugar. Su mirada se perdió en el lavabo mientras recargaba sus manos en la orilla, cerrando los ojos y asintiendo suavemente contestando con un susurro.
-Si...
-Perfecto, te vemos a las 8-las tres rieron y se fueron mientras la castaña bajaba la cabeza y ahogaba su llanto.
08:37 pm
Se dirigía nuevamente al bar que ya estaba abierto, esta vez ella tenia que atender porque las 3 brujas irían a quien sabe donde a escondidas de Rosmarie, y si ella hablaba quedaría como la mentirosa. Y no quería que Rosemarie le hiciera algo, de nuevo.
Entro y se amarro el cabello en una coleta alta, sus compañeras mayores ya estaban en ello, todas con falda de tubo negra y tacones, con una camisa ligeramente escotada, ella iba algo mas juvenil, y para su desgracia, llamaba el doble de atención a algunos morbosos que entraban al local. Por suerte durante las primeras 4 hrs se mantuvo bien, sin problemas ni acoso, se sentía segura.
Sin embargo, sentía la mirada morbosa de alguien en su espalda, incomoda volteo, topándose con un grupo de agentes clase c de Blackwatch, aquellos que consideraban solo soldados. Nada especial, carne de cañon, como decía una de sus compañeras mayores, Elisse.
Regreso su mirada a donde estaba su cliente y una vez termino el pedido corrió para pedírselo a la chica que hoy se encargaba de los shots y las bebidas.
-¿Todo bien?
-Si Alexa, todo bien- dijo cabizbaja mientras la rubia de 27 años suspiraba.
-No se porque cubres a esas brujas al final, son refugiadas como tu.
-ellas llegaron en los primeros 20 grupos yo fui el grupo 33, el ultimo, y soy la numero 10 de ese grupo, creen que soy un maldito experimento, y Rosmarie me amenaza constantemente en que si algo les pasa es mi culpa- dijo con la mirada perdida.
-Cuando cumplas los 18 te sacare de aquí, el señor Victor es muy amable se que te aceptara.
-Gracias Alexa- sonrió mientras llevaba el pedido a la mesa. Cuando se disponía regresar vio entrar a 2 hombres, que le hicieron erizar la piel.
Era dos agentes clase A de Blackwatch, lideres de misiones base o locales, pequeños policías que se encargaban de limpiar la zona, y por desgracia los conocía bien.
-Si alguno de ellos te pide acostarte con ellos no te niegues, pagaran bien por tu virginidad- Eran las palabras de la señora Rosmarie, si, solo se interesaba en el dinero.
Pero aunque se lo pidieran, no lo haría, quería que ese momento especial fuera con su enamorado, alguien de confianza, muchas veces esos dos tipos se sobrepasaron con ella, de no ser por agentes clase A de Overwatch, que la defendían al ver que les rogaba con la mirada su apoyo.
Para su suerte los 2 hombres pasaron de ella al menos la primera media hora. En ese tiempo la gente en el bar empezó a bajar, y su nerviosismo fue evidente, no quería regresar y atenderlos, sabia lo que podía ocurrirle.
Como por arte de magia, la puerta del local de abrió, por mero instinto volteo a ver de quien se trataba. Sus mejillas se tornaron escarlata, al encontrarse con los dos agentes que habia visto en la mañana. Para ser sincera, nunca los habia visto, probablemente sean nuevos, o sean agentes de Elite.
Se volteo para que estos no notaran su cara roja y se puso a hablar con una de sus compañeras, quien noto sus mejillas rojas y trataba de no hacerle burla, pero la curiosidad pudo mas a unas buenas risas.
-¿Por qué estas roja? ¿Acaso te gustan?
-Para nada, no los he visto en mi vida, pero…hoy en la mañana cruce miradas con ambos y… me sentí … no se rara-dijo la castaña jugando con sus dedos.
-Talvez te agradan.
-No los he tratado en mi vida Alexa.-dijo algo irritada mientras la rubia sonreía
-Bueno mi turno acabo, te toca quedarte, cuídate-la rubia tomo su chaqueta y salió del bar, a estas horas aproximadamente , las 02.:00 am la mayoría se iban, pero ella debía quedarse a cerrar. Suspiro y dirigió su mirada a la mesa donde estaban los agentes de Clase A. Como si el destino la amara, los dos agentes se levantaron y se fueron, su corazón volvió a latir con normalidad dejando salir un suspiro de alivio.
Solo unos minutos bastaron para que un grupo de agentes de Elite de Overwatch entrara, reconoció a todos de inmediato, el primero en acercarse fue Reinhardt quien le sonrió a la joven.
-¡Caeli, pequeña! ¿podrías atendernos?- dijo el alemán a lo que la joven asintió mientras otra mujer los llevaba a una mesa.
-Reinhardt, ¿Cómo conoces a la chica?- fue la pregunta de Lena mientras los demás reían.
-Siempre que queremos beber Torbjörn y yo venimos aquí, sabes hacer muy buenas bebidas-dijo el alemán con una gran sonrisa.
-Eso ya lo veremos-dijo Morrison mientras los demás reían, a los minutos se acerco la joven, sorprendiendo a Ziegler y a Lena.
-Me alegra recibirlos, ¿ya saben que van a pedir?
-Lo de siempre para nosotros dos-dijo Torbjörn mientras la chica asentía, una vez todos pidieron la joven se retiro.
-Soy yo o es demasiado joven?
-Demasiado, se ve igual o mas pequeña que Hana.-dijo Ziegler mientras Ana y Morrison se miraban.
-Bueno puede ser solo su físico.-dijo Genji quien se habia animado a acompañarlos.
-¿Reyes y McCree no iban a venir?-pregunto Lena mientras los 2 mencionados los miraban desde otro lado del bar.
-Se suponía íbamos a vernos aquí.-finalizo Genji, la chica regreso con apoyo de otra para dejar las bebidas e inmediatamente retirarse.
Reyes y McCree miraron a done habia tanto alboroto encontrándose con sus compañeros, se levantaron y se acercaron, y como si el destino los obligara, la menor y los 2 hombres volvieron a cruzar miradas, pero esta vez no hubo una sonrisa, solo se limitaron a sentarse con sus compañeros.
-Tenias razón Reinhardt saben hacer muy buenas bebidas-declaro Morrison mientras Reyes reía.
-Ja, los días que las bebidas con mejores son de lunes a viernes, la cría que trabaja aquí sabe hacer muy buenos shots.
-¿Enserio?- pregunto Lena bastante sorprendida.
-Si, es una prodigio en eso-declaro McCree encendiendo un cigarrillo.
-Deja de fumar McCree-dijo la medica mientras los demás reían.
-Pss, Morrison mira-dijo Genji, todos dirigieron la mirada a donde señalaba el ciborg, esto iba a ponerse feo.
La ultima chica que quedaba en el bar era la menor, se suponía que en un rato cerrarían pero con la llegada del grupo tuvo que retrasar el cierre, no quería correrlos. Para su desgracia otro grupito de soldados de Blackwatch entraron y uno de ellos empezó a sobrepasarse con ella, haciendo comentarios elevados de tono y a coquetearle cosa que le incomodó.
Los agentes miraban que sucedía, Morrison y Reyes mantenían la mirada fija no querían perder detalle por si era necesario ir a auxiliarla. Cuando la mano del soldado empezó a subir por la pierna de la chica, esta le dio una buena bofetada, todos hicieron un gesto de dolor ya que se escucho hasta el fondo del bar aquel buen golpe.
Los acompañantes del hombre empezaron a burlarse y sin dudarlo, tomó a la chica del brazo, ese tono de coqueteo se había desvanecido transformándose en uno molesto, irradiando odio y rabia. Levantó su mano dispuesto a golpearla. Los agentes de élite intervinieron.
-¡Soldado! ¿Puedes explicarme que haces?- dijo Morrison interviniendo primero, los soldados se guardaron mientras el hombre la soltaba y hacia lo mismo.
-Yo…
-Esto tendrá represalias ¿escuchaste?
-Si…comandante Morrison
-Ahora fuera, no quiero verlos aquí.- y con eso los soldados salieron pitando, la chica suspiró llevando su mano a su pecho soltando un largo suspiró de calma.
-¿Estas bien?- le preguntó el comandante a la joven mirándola, y tomándola por los hombros.
-Si… muchas gracias comandante.
Morrison le sonrió con calidez mientras la menor se sonrojaba a mas no poder, era bien sabido que era penosa y mas cuando alguien le sonreía así como el comandante.
-Veo que hiciste una amiga Morrison- dijo Reyes acercándose y dándole una fuerte palmada en la espalda a su amigo y compañero haciéndolo reír.
-Algo así, es hora de irnos, ¡Reinhardt tu pagas!- todos empezaron a reír, al salir, McCree le dedicó una mirada discreta a la chica mientras hablaba con Reinhardt y el alemán pagaba las bebidas.
Si alguien le preguntara, si el día fue productivo. Lo fue, había conocido a Morrison y este la consideraba una “conocida” ya era algo, sus ojos se iluminado y sintió una gran alegría dentro de su corazón. Una vez cerró se dirigió a los barrios marginados por muy extraño que pareciera, se sentía segura, como si alguien la siguiera.
Entró al departamento, y se dirigió a su habitación a descansar, estaba muy feliz, mientras ciertas personas miraban la casa donde había entrado, el edificio lo reconocería fácilmente, el problema sería el departamento.
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