Capítulo IV

La Caída

Era el receso, y en verdad me sentía muy alegre porque tenía al fin un nuevo amigo. Nos sentamos juntos a hablar de nosotros para conocernos mejor. Luis era un chico delgado con gafas, de cabello negro al igual que sus ojos, era de piel pálida y usaba ropa holgada casi siempre. El era por decirlo así, el chico nerd de la clase.

Yo me parecía algo a él, solo que yo era un poco más alto, de cabello alborotado, ondulado y marrón al igual que mis ojos, a demás de piel blanca pero algo tostada por el sol. Y aunque no era considerado el Nerd, de cierta forma sabía que ahora era el más listo del salón.

Nos estábamos conociendo y entendiendo muy bien uno al otro, cuando de repente nos interrumpieron. Eran unos chicos altos, algo mayores que nosotros, y con ellos un chico llamado Taylor, el cual tenía fama de ser el abusivo del colegio, era un chico robusto de cabello negro corto, El típico patán.

—¡Hey!  —Exclamo de forma burlona—  miren quienes están aquí, ¿¡eeee!? Luis y el novato —dijo riendo— ¡heeeey chico nuevo! Ven acá vamos a enseñarte algo.

 —Emm... no gracias estoy bien —respondí algo nervioso y tartamudeando.

—¡No era una pregunta! 

En ese momento me agarraron entre varios mientras los otros sujetaban a Luis, creo que el sabía lo que planeaban hacer conmigo.

Luis elevó la voz diciendo —¡¡no lo echen al a la basura!!.

—No —respondió Taylor irónicamente— tengo algo mejor para nuestro nuevo amiguito.

—No, ¡No estarás pensando en...! —dijo Luis nervioso.

—¡¡Callate o te arrojo con el!! —gritó Taylor.

—¡¡Es muy peligroso!! —respondió preocupado— Nadie ha bajado para allá.

—¿¡Pues ya tenemos candidato no!?. —sonrió. 

Estaba muy asustado, no sabía qué hacer, no era de pelear ni de hacer nada, estaba nervioso pero más que todo muy asustado... ¿Arrojar? ¿Allá abajo?, ¿de qué hablaban?

—¡no! ¡No lo lancen! —gritaba Luis— ¿¡Acaso no saben lo que dicen de ese lugar!?.

—¡Ya callate!  —le dio una cachetada a Luis y luego volteo y me dirigió la palabra.

—¿Vez esto? —dijo con una sonrisa extraña.

Observe a mi alrededor, estábamos alejados del colegio en un área algo boscosa, lo suficiente para que nadie se diera cuenta de nada, era un sitio solitario y al observar el suelo vi un agujero bordeado con cemento, parecía una alcantarilla, pero se veía... diferente.

Taylor me sujeto y me agarro la cabeza inclinándomela hacia abajo para ver el fondo del agujero. No vi el fondo... Solo oscuridad. Me levantó y los otros chicos me agarraron de los brazos y me pusieron frente al agujero.

—¿Sabes algo novato? —dijo entre dientes— Muchos dicen que este es un lugar maldito o algo así, y que esto es como la entrada al mismo infierno  —se rió de forma nerviosa y algo extraña— ¿¡y sabes qué!? —pregunto nervioso mientras sonreía— Tengo curiosidad de saber qué hay allá abajo.

—¡¡No lo hagas bajar!! —grito Luis histérico.

—Sé que ustedes deben ser listos, ¿no? —siguió hablando Taylor— Se ven listos, ahora díganme, que hay allá abajo.

—¡¡Yo que se!! ¡¿¡Soy el novato no!?! —le grité muy nervioso y asustado.

A lo que Luis recalco tratando de responder su duda —lo único que se es que dicen que se escuchan voces y se ven cosas extrañas... pero nada más, ¡Ya déjanos ir!.

—Ummm interesante... —dijo mirando al suelo— ¿sabes qué?.

—¿Qué? —respondió Luis titubeando y con la voz temblorosa.

—Tengo otra duda —dijo sonriendo burlonamente— que pasaría, ¡Si alguien cae en este agujero!

¡En ese momento se volteó rápidamente hacia mí dándome una patada en el pecho!

Lo suficientemente fuerte como para soltarme de los otros dos chicos y caer de espaldas dentro del agujero. Sentí todo en cámara lenta, esos segundos de caída fueron muy largos para mí. Veía como poco a poco la oscuridad del lugar me rodeaba y escuchaba la voz de Luis, gritando mi nombre, hasta que sentí el golpe en mi cabeza contra el piso y luego, nada.

Solo silencio y oscuridad.