Capítulo 35: HUÉSPED
Capítulo XXXV
Huésped
—¿¡Qué carajos es eso!?
—Calma Carlos, es seguro, eso creo.
Al día siguiente, Luis había llegado a visitarme, y se topó con un nuevo proyecto en el que estaba trabajando, algo experimental y muy posiblemente volátil.
—Esa cosa da miedo Adrián.
—Obviamente, no tiene ni forma, más que cosas y cables regados con pinta explosiva.
—Oseeeea, que es una porquería que estás armando.
—Se, digamos que si —dije girando los ojos-si así lo entiendes.
—¿Y qué se supone que hace esta cosa?
—Trato de hacer otra linterna flash, ya que la otra se dañó, claro, más potente, por eso su gran tamaño.
—Parece la aspiradora de mi vecina, no la que está buena, sino la anciana, la loca señora Rodríguez.
—Eso si te lo concedo —reí un poco.
—¿Y por qué de repente la idea de hacer esta mierda?
—Emm, anoche, cuando deje a Alex algo raro paso en casa.
—¿Qué? ¿Mientras babeabas pensando en ella?
—Si, como sea, no sé, escuché un sonido extraño en una de las habitaciones vacías de la casa.
—¿¡Escuchas un sonido extraño y armas una bazuca mata monstruos!?
—No es solo por eso, este se sintió... Diferente.
—¿¡Es ese tal Luis alias Demmbeler!? Ese tipo está taaaaan enamorado de ti.
—No, no es él.
—Entonces ¿quién es?
—No lo sé, se sintió casi familiar, es confuso, solo pienso freírlo con este cañón y ya, o bueno, intento de cañón.
—Um, ¡te ayudo! Quiero freír algo, aunque sea nuestros rostros tratando de armar esta basura de mierda.
—Amm, ¿Okay?
Duramos un rato ahí, colocando y quitando cables, quemándonos las manos, tratando que esto funcionará al menos una sola vez.
—¿Sabes Carlos? Sería más fácil si me dijeras cómo hiciste tus flechas, las que usaste ese día en las torres, sería mejor que usar baterías inestables y leds de alta potencia.
—Sí, es que soy un gran genio.
—Ya en serio —me giré hacia él— ¿cómo fue que lo hiciste?
—Hoo, quieres escuchar la sabiduría de un sabio bien sabio, ¿verdad?
—Sí, como sea —giré los ojos.
—Puees, mi papá era ingeniero químico, y yo a veces lo ayudaba en sus experimentos raros, trabajaba para alguien que nunca supe quién era, pero no se veía muy legal que se diga, incluso creo que ellos fueron los que lo mataron, pero eso no importa, en fin, las flechas funcionan con una reacción química que logre con todos los químicos que en dejo cuando le hicieron la asesinacion.
—¿Asesina qué?
—Cion, ¿No estás escuchando?, Bueno, como decía, es solo una estúpida reacción química, varios químicos dentro de la punta que al chocar con algo estos se mezclan y pasa lo que pasa, ¡Ciencia!
—Um, interesante. ¿Y como es eso que dices que mataron a tus padres?
—Ay, no sé, solo era una teoría ridícula mía, aunque tenía algo de sentido, él trabajaba en un proyecto extraño, que tal vez estaba relacionado con Moon Red, el primer Moon Red pues, por eso me infiltre en el actual, para buscar respuestas.
—¿Y las conseguiste?
—Conseguí papales inútiles y más preguntas que respuestas, hasta que me rendí y dejé de buscar cosas inexistentes.
—Lo siento —dije tratando de consolarle.
—No importa, están muertos y con buscar quién lo hizo no los va a traer de vuelta. A por cierto, hay algo que tengo que decirte, es importante, se suponía tenía que decírtelo antes, pero ¡lo había olvidado!
—¿Qué?, ¿Y qué es?
—¡O mierda!
—¿¡Que sucede!? — pregunté alarmado.
—Tengo que irme, se suponía tenía que estar en otro lugar ahorita —dijo empezando a recoger rápidamente sus cosas.
—¿De qué hablas? ¿¡Y lo importante que me ibas a decir!?
—Luego te digo, ahorita tengo la oportunidad de averiguar algo en Moon Red sobre lo que te iba a decir, ¡Tengo que irme!
—Alto, ¡Espera! —le llamé para evitar que se fuera, cosa que no funcionó.
Carlos salió corriendo por la puerta de mi cuarto, escuché como bajaba las escaleras apresuradamente y serró la puerta de mi casa con brusquedad, ¿Que será lo que me tenía que decir?, Qué chico tan descuidado, pero por ahora tenía otras cosas de que ocuparme, no tenía tiempo para más problemas.
Una hora más tarde, casi a las tres la tarde, me encontraba viendo la televisión cuando escuché algo, una risa siniestra muy baja que se escuchó detrás de mí, me di la vuelta rápidamente para ver, pero no vi nada, sentía un escalofrío correr poro cuerpo, pero como dije, no había nada, pero en ese momento me dije a mí mismo.
—Hora de ver quién o qué es eso.
Así que empecé a subir las escaleras para buscar el intento de cañón de luz que había hecho, pero mientras subía escuchaba cosas moverse en ese piso, al igual qué cosas caer, como si alguien registrara todo el piso de forma violenta y desordenada. Al fin llegué a la habitación donde tenía el cañón, lo tome como pude tratando que no se desarmara, pero al momento de cursar la puerta empecé a marearme, un intenso dolor de cabeza me estaba atacando en ese momento, y cuando pude salir de la habitación todo me daba vueltas, pero ahí estaba, una sombra negra al final del pasillo, a penas si podía verlo, pero aun así apunté hacia él con el cañón de luz, y disparé, pero no pasó nada, el cañón no disparo, está sombra empezó a caminar hacia mí a lo que al ver que no había funcionado el cañón empecé a caminar hacia atrás alejándome de él, pero tropecé con las escaleras tras de mí y caí por ellas hasta la planta baja.
—Ash, esto salió muy mal —dije entre diente a mí mismo en el suelo, con dolor.
En eso escuché la puerta principal de mí
casa abrirse, era Alex quien había llegado, y al verme tirado en el suelo se acercó y preguntó.
—Hey, ¿Está cómodo el suelo?
—See —reí entre dientes— muy cómodo, ayúdame a levantarme, ¿quieres?
Ella me dio la mano y ayudo a levantarme, yo levanté lo que quedaba del cañón que había aplastado con mi cuerpo, miré a Alex y le dije que me siguiera a mi cuarto en el segundo piso.
—Hey, ¿y eso que trajiste es qué?
—Nada, solo un cañón de luz —dije sonriendo entrando en mi habitación.
—¿Un cañón de luz? ¿Para qué pues?
—Emm, nada en realidad —dejé el cañón en la mesa sentándome en esta.
Alex se sentó junto a mí en la mesa donde estaba el cañón, dejando su bolso en la cama. Yo empecé a repararlo quejándome en silencio, a lo que Alex solo miraba lo que hacía hasta que empezó a hablar dejando un periódico frente a mí.
—¿Sabes algo de esto? —dijo en un tono bajo acercando el periódico más a mí mientras señalaba una parte de este.
Giré mi mirada y vi lo que señalaba, hablaba de ayer, habían conseguido a un empleado de uno de los restaurantes del centro comercial muerto, había sido asesinado a golpes, sí, un empleado del centro comercial a donde habíamos ido ayer a cenar. Sentí un vacío en el estómago cuando al lado de las fotos de la escena del crimen vi la foto del empleado en vida, y al hacerlo escuché esas palabras otra vez en mi mente.
—Ayúdame.
Lo escuché como si estuviera en ese momento, recordando esas últimas palabras, ese último suspiro, y recordé como huí de allí, dejándolo morir.
—Em, Alex, yo... No sé qué decir.
Alex serró el periódico de forma algo brusca.
—Estábamos muy cerca, pudimos haberle ayudado si hubiéramos sabido.
—Sí... Si hubiéramos sabido —dije.
—Adrián, hay problema graves en la calle, ¿Y por qué no hacemos nada? —dijo levantándose de la mesa señalando al periódico— Esto claramente fue obra de Demmbeler y Moon Red, esto es nuestro problema.
—Alex, ya hemos hablado de esto, yo no soy un justiciero ni un héroe, solo trataba de arreglar mis errores —me levanté también de la mesa.
—¿¡Y por qué no seguiste!?, Aaaaa, ya sé, ¿por eso que no me dices y que cada vez sacas una excusa distinta verdad?
—Alex... —quedé en silencio, no tenía palabras.
Ella se me quedó mirando, mientras yo bajaba la mirada por mí falta de palabras para justificar mis acciones, ya que la verdadera razón no podía contársela.
—Ven, tengo que enseñarte algo —caminó hacia su mochila y de allí sacó su laptop y la puso sobre la mesa.
Ella buscó en la laptop algo, y después de eso giró la pantalla hacia mí mostrándome una página.
—¿Qué es eso Alex? —pregunté.
—Es un blog, lo hice hace tiempo y ya tiene más de seis mil quinientos seguidores, aquí hablan sobre el tipo de blanco que apareció por primera vez en el ataque a la universidad y que ha sido avistado en vídeo y por testigos salvando a personas en otros momentos de gente de Moon Red, apareciendo cuando alguien estaba siendo atacado por esas personas e incluso, aunque no se tratara de ellos los ayudaba, hablan de ti, aquel que los inspiró y les dio esperanza.
—No, no, esto no puede ser — volteé dándole la espalda— ¿¡Yo una inspiración!? —pregunté indignado— ¡Yo no soy una inspiración!, y tu bien sabes lo que yo era y lo que cree, que alguna vez fui el fundador de esa secta asesina —suspiré y voltee hacia ella— que alguna vez fui el ejecutor, aquel a quien ellos temían que Moon Red los enviara por ellos, ¡no soy quienes ellos dicen que soy! —serré la pantalla de la laptop.
—Adrián, ¿Recuerdas algo de esa vida?
—No, no lo recuerdo.
—Yo tampoco, ellos tampoco, ya nadie habla de eso, ¿Pero sabes de qué si hablan? De aquel que puso su vida en riesgo, por ese que plantó cara frente a ellos y les dio pelea, aquel que encendió la chispa que necesitaban para sentir esperanza y no dejarse de ellos, para mí eso es ser un héroe.
—¿No dejarse? —reí irónicamente— ¿Y eso a donde los llevo? ¡Un hombre murió Alex! Por tratar de defenderse de ellos, ¿¡crees que eso es bueno!?
—¿¡Entonces qué es bueno para ti!? Someterse a ellos, ¿para qué? ¿Para sobrevivir?
Quedé en silencio unos segundos recordando mi situación con esas palabras.
—Tal vez para salvar a quienes quieren, por amor —respondí.
—igual eso no justifica no estar haciendo nada, un héroe es lo que ellos necesitan, y tú no quieres serlo para ellos.
Enojada empieza a recoger sus cosas mientras decía.
—Si no hacemos algo, alguien más lo hará, y lo sabes ¿Verdad?
Quedé en silencio viendo cómo caminaba hasta la puerta y recostándose al marco de esta, mirando hacia afuera, respiro profundo y volteo la cabeza para decir.
—Si no eres un héroe, ni mucho menos un villano, entonces ¿Qué es lo que eres? —volteo hacia afuera— Y que planeas hacer — camino, y se fue.
No tuve palabras para decirle que se quedará, solo pude decir en voz baja.
—No soy un héroe, ni un villano, solo soy alguien que hace lo que tiene que hacer, y eso es lo que hago, por ti.
En el mismo sitio donde me conseguí parado, me agaché y me senté en ese mismo lugar, viendo a la puerta por donde había salido Alex, y en ese momento escuché una risa seguida de la palabra "inútil" que se escuchó casi como un susurro burlón, seguido de esto una sombra oscura paso por fuera de la puerta a una gran velocidad, al ver esto me levanté mientras seguía mirando a la puerta y me dije a mí mismo.
—Ok, sigamos con esto.
Expresé a reparar el cañón rápidamente, pero ni podía probarlo por lo inestable que era, así qué solo me podría ofrecer un disparo antes de que los leds se quemaran. Cuando ya había quedado, o eso esperaba, tome unos libros que tenía en mi habitación e hice una base para dejar en sima el cañón apuntando al final del pasillo del segundo piso, donde había visto esa cosa. Solo me quedé allí, esperando sentado a que apareciera para volarla halando el gatillo. No tenía más nada que hacer que quedarme ahí, mirando fijamente, con la mirada perdida hacia la oscuridad de un pasillo, muchas cosas pasaban en mi mente, pero solo podía concentrarme en una sola cosa, en la oscuridad de ese pasillo, tal vez en ese momento era una forma de escapar de lo que me agobiaba y me perseguía, la culpa, la importancia, una forma de escapar de todo, tan solo casando una anomalía en mi casa para olvidar los fantasmas de un pasado que aunque no recordaba, me perseguían.
Me quedé allí por un largo rato, tanto que perdí la noción del tiempo, mientras veía que poco a poco se formaba de la nada esa figura de nuevo, cada vez se hacía más vivida, con más forma, mientras yo solo quedaba ahí, sentado, mirando, esperando, hasta que esa figura empieza a acercarse con pasos lentos, había llegado la hora.
—¡Trágate está! —grité halando el gatillo.
Pero este no hizo nada, de nuevo. Al ver esto quede paralizado y mientras esta aparición se acercaba yo empecé a revisar desesperadamente el cañón tratando de que funcionará, baje la cabeza y empecé a unir todos los cables e incluso a tratar que funcionará de forma directa, pero mientras lo hacía escuché una risa baja, muy cerca de mí. Alarmado subí la mirada con rapidez, pero no sé encontraba nada cerca de mí. Me quedé mirando a la oscuridad del pasillo, cuando un rostro oscuro de repente salta a mi rostro con un grito desgarrador, que me hizo saltar hacia atrás, tropezar con las herramientas que tenía tras de mí, y hacerme caer por las escaleras hasta la planta baja, otra vez. Mientras caía podía ver imágenes que se reproducían en mi cabeza, se veían tan reales, aunque no las podía recordar como si las hubiera vivido alguna vez, veía personas golpeadas tiradas en el suelo en una noche oscura, gritos en la oscuridad, y todo terminó con la imagen vivida del rostro de Alex dándose la vuelta con un susto, y luego, volví en mí, tirado en el suelo, una vez más. La verdad eso que había visto mientras caía había sido muy extraño, pero mientras más reflexionaba en lo que acababa de ver, más podía especular que era esa sombra, y con más ganas quería destruirla, aunque por ahora no podía hacer mucho tirado en ese sueño frío y algo sucio.
—Fantasma hijo de... De perra —dije para mí mismo con un gruñido de dolor volteando hacia arriba.
Mientras estaba ahí tirado, escuché como la puerta principal de la casa se abría, de inmediato, o al menos lo más rápido que pude, me levanté y fui a ver quién era. Cuando me levante y fui a ver, en seguida corrí a ayudarle, era Carlos quien entraba por la puerta, tenía un uniforme de Moon Red, este estaba herido, caminaba lento y con una mano en su cintura, tenía tierra en sima y golpes, su uniforme rasgado y respiraba muy agitado.
—¡Carlos! — grité y corrí para ayudarle a sentarse poco a poco en el mueble— Pero qué rayos, ¿¡Que te pasó!?
—Ash —se quejó del dolor— era lo que te tenía que decir.
—Entonces ¡Habla! ¿¡Qué rayos te hizo esto!? ¿¡Te descubrieron y te hicieron eso!?
—No... —dijo con un suspiro— esos idiotas andan muy ocupados con su expansión como para estar pendiente si hay infiltrados —se quejó de dolor.
—¿¡Entonces, qué pasó contigo!?
—Estaba con unos soldados de Moon Red buscando unos documentos en las viejas instalaciones donde probablemente trabajo mi padre para el primer Moon Red, pero algo nos atacó desde la oscuridad —decía histérico y quejándose por sus heridas— llegó demasiado rápido, nos atacó a todos—trató de levantarse.
—Hey, quédate quieto, descansa.
—No, no puedo, la verdad me importa un carajo si acaba con todos los soldados de Moon Red, pero me atacó a mí, ¡así que ya peco!, Lo voy a matar —trató de levantarse de nuevo.
—Que te quedes tranquilo Carlos, mejor cuéntame quién es ese.
La verdad ya no quería preocuparme por más cosas, pero me preocupaba eso, no por qué atacará a los de Moon Red, sino porque Demmbeler podrían confundirlo conmigo y creería que en realidad soy yo y se acabaría el trato, y atacaría a Alex, a Carlos y a mí.
—No sabemos mucho sobre él, solo que es un asesino brutal que ya ha matado a varios de los de Moon Red, de formas brutales y violentas.
—¿Por qué no he escuchado nada de eso?
—Lo están cubriendo.
—¿Quiénes?
Carlos se levantó un poco, sentándose en el mueble, mirándome fija mente.
—Todo el mundo
En ese momento sentí un vacío en mi estómago ¿Cómo era posible que una noticia así fuera cubierta de esa forma?, Esto era... ¿Imposible?, Tendrían que tener un poder muy grande sobre la policía y los medios de comunicación para que nada de esto saliera, pero no, ¡Eso era imposible!, No entendía nada.
—O bueno, no sé muy bien si todo el mundo —siguió Carlos hablando— pero párese que la policía tiene que ver algo con este encubrimiento.
—Pero, ¿Cómo podrían?
—Las elecciones, ¡Ya vienen las elecciones!, Demmbeler se llevó un grupo de los suyos para el lado este de la ciudad para crear una nueva sede haya y expandirse más en la ciudad, están muy seguros que el candidato que les abrirá las puertas a lo que a ellos les dé la gana va a ganar en las elecciones del próximo mes. Ese tal Julián Giménez, si él gana cosas como está seguirán pasando, seguirán cubriendo las cosas, Moon Red tendrá luz verde en todo e incluso, ¡nuestra muerte será silenciosa!, Estaremos fritos.
—¿Y qué podemos hacer?
—¡Hay que hacer algo!, No te puedes quedar acá en plan amor y paz, hay que atacar ahora que están vulnerables por ese loco que los ha estado atacando y que los ha debilitado, ¡Es el momento de atacar!
Yo me di la vuelta dándole la espalda, suspiré, y respondí.
—No.
—¿No? ¿¡Como que no grandísimo idiota!?
—Sabes por qué no puedo interferir.
Carlos se puso de pie.
—Adrián, ¡La ciudad arderá en putas llamas!, Vienen las elecciones, hay un tipo por ahí casando a quienes les da la gana, Demmbeler sigue suelto y expandiéndose, ha muerto gente inocente, ¡y tú sigues acá sin hacer nada!
—¡SÍ! Sabes que fue lo que elegí —camine rápido hacia Carlos y me plante frente a él— sabes a quién elegí.
—Sí —suspiro— sé a quién elegiste por sobre toda la jodida gente, no sé si es amor o solo el egoísmo más rudo que he visto —suspiro de nuevo —recuerdo cuando eras un loco, al que llamaban ejecutor o algo así, hacía desastre en la ciudad y hacías con quienes querías lo que te daba la gana sin importar las consecuencias.
—¡Ya basta!, ¡Ese lado de mí ya no está! Y estoy arto que la recuerden una y otra vez, él no es el héroe que esperas que salga de mí a acabar con Moon Red y todas las amenazas que hay.
—Pues, tú tampoco eres el héroe que necesitamos.
—¡No!, No lo soy, porque elegí a una persona por sobre todo el mundo, viendo cómo la ciudad arde por mi decisión, No, no soy tu jodido héroe, ¡así que búscate a alguien más! —dije con ira frente a frente de él —así que si vienes a pedir ayuda, ve a otro lado —lo empujé con el dedo.
Él me miró con disgusto y algo de deserción, giró su mirada por encima de mi hombro y cojeando empezó a caminar hacia la salida, quería detenerle, pero sabía que no podría.
Él antes de salir, cuando se encontró recostado al marco de la puerta mirando hacia afuera al día que poco a poco terminaba y ennegrecía el cielo, suspiró y dijo.
—Ojalá seas feliz con tu decisión, mientras todos ardemos con ella.
Y con esas palabras se despidió, palabras muy profundas para salir de él la verdad, pero solo me di la vuelta ignorando lo que dijo y fui a buscar el cañón para repararlo de nuevo. Subí las escaleras, recogí los pedazos del cañón y lo llevé a mi habitación para revisarlo de nuevo. Dure un rato allí, la noche ya había caído, y yo, ya había terminado de acomodar el cañón una vez más, la verdad fue algo más difícil de lo que pensaba, no porque el repararlo hubiera sido difícil, sino por los fenómenos que pasaban a mi alrededor que no me permitían trabajar con tranquilidad. Escuchaba ruidos, casas moverse de un lado al otro, imágenes en mi cabeza que aparecían de repente de personas en el suelo golpeadas, heridas, o veía de primera persona como si yo fuera quien los golpeará y me riera de su sufrimiento, también escuchaba una risa siniestra a demás que también escuchaba una voz similar a la mía que decían inútil, ayúdalos, tú no eres capaz, cobarde, y la palabra que más me daba en qué pensar eran donde empezaba a decir cosas referentes a un libro, suelta el lápiz, no es real, no eres real, saldremos de aquí, nadie te va a creer, ¡detente!, No escribas de nosotros, ¡Sierra el libro!, No entendía estás palabras que se referían a escribir y a un libro en ese momento, pero las entendería un tiempo después y sabría que significaba, la advertencia previa que significaban. Pero, a pesar de todas estas cosas, logré terminar el cañón, ya esta vez funcionaria, o eso esperaba, así que aunque veía cosas volar y golpearse a mí al rededor, agarré el cañón y lo llevé a la base de libros que había hecho hace un rato, coloque el cañón y allí, apuntando al pasillo me quedé sentado, esperando, para matar esa cosa, y no tuve que esperar mucho, apareció en seguida. Se me quedó mirando, de frente, extendió sus brazos como esperando que le disparase, empezó a acercarse y escuché un susurro en mi oído que dijo "hazlo" y disparé.
Un gran estallido de luz salió del cañón, dejando el pasillo en blanco por unos segundos que se sintieron muy largos, hasta que empezó a oler a quemado y con un pequeño estallido, se apagó el cañón. No podía ver nada, esa luz segadora me había afectado a mí también, pero logré girar hacia el pasillo, mirando mientras poco a poco recobraba la vista, pero, mientras lo hacía una risa se escuchaba frente a mí, una risa continua, burlona, que en seguida aceleró mi corazón que me llamaba de terror mientras mi vista volvía y veía esa sombra aún frente a mí, ¡no le había pasado nada!, aunque no era una gran sorpresa para mí, ya que para este punto solo lo intente para comprobar si ll que creía era verdad.
Empecé a reír al igual que esa aparición mientras me levantaba, sujetándome de las paredes, aturdido, sujetando el cañón frito y derretido en una mano, riéndome a la par de él.
No podía creer lo que estaba viendo, la verdad no pensaba llegar a tal conclusión, su identidad ya no era un misterio para mí, y mirándole fijamente como queriendo atravesarle con esta, le plante cara y con una risa burlona y cansada le dije.
—Ya sé quién eres —dije riendo— mi huésped inesperado, no sé cómo, pero eres tú.
No podía creer lo que veía, la aparición con la que trataba de olvidar los fantasmas de mi pasado, resulto ser esos mismos fantasmas que venían a atormentarme, así que fruncí el ceño, y con más seriedad le llamé por su nombre.
—Hola de nuevo, ejecutor.
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