Capítulo 34: NADA MALO PODIA PASAR

Capítulo XXXIV

Nada malo podía pasar


Nueve meses después.


El tiempo pasó, no fue mucho, pero se sentía tan lento. Después de ese día muchas cosas cambiaron, y otras permanecieron igual.

Después de ese día no deje a las personas que quería abandonadas, o al menos eso intentaba, me mantenía en contacto con Rafael, quien aún seguía en la base militar, de vez en cuando venía cada tres meses a visitarme al igual que a su familia. Empecé a intentar tener más contacto con mi familia, llamándolos cada día y hablando un rato, e incluso, Moon Red y Demmbeler nos habían dejado en paz, había cumplido su trato. Carlos seguía con nosotros, pero él decidió seguir trabajando para Moon Red, sirviendo de infiltrado aparte que en ocasiones saboteaba sus planes. Alex venía más seguido a hacerme compañía, ya que me había quedado solo acá en la casa donde me quedaba y nuestra relación, si así le podíamos decir, cada vez se hacía más grande y fuerte.

Pero, aunque muchas cosas buenas surgieron en este tiempo, muchas otras malas se quedaron, e incluso evolucionaron.

Y sí, nos dejaron de atacar, pero.

¿A qué costo?

Ellos no se detuvieron, crecieron y mutaron como los monstruos que son, empezaron a expandirse más, logrando dominar todo el lado oeste de la ciudad, sin contar que las elecciones de alcalde estaban cerca, y si ganaba el candidato que ellos esperaban que ganara, se volverían imparables, intocables, mucho más que ahora, estaríamos perdidos. Las víctimas crecían cada vez más, y aunque sí, esas personas habían cometieron errores, aun así tenían familia, tenían vida, hacían bien, incluso había personas que solo por ser amenaza a sus planes eran eliminadas, pero nadie en este lugar tenía la osadía de levantar la voz y decir ya basta, dejando camino abierto a sus planes cuando yo me aleje de su camino. Eso todavía arde, quema, saber que todo por lo que habías luchado, las personas que quedaron atrás, todo había sido en vano, y ya no podía hacer nada para traerlos, o hacer que su sacrificio hubiera tenido más valor y significado que solo nombres olvidados en el tiempo, tan solo recordados por quienes los vimos marcharse y desaparecer.

Y de repente, me vi a mí mismo como un ser despreciable, aborrecible, porque ya no me comportaba como el supuesto héroe que pintaban, ahora me comportaba como el malo, prefiriendo defender a las personas que quería, aunque para eso tuviera que sacrificar potencialmente a muchas personas. Pero así es la vida ¿No?, Igual nunca fui un héroe, solo trataba de enmendar los errores que yo mismo cometí, de destruir mi creación antes que esta me destruyera a mí. Tanta culpa, mis errores me perseguían y no hacía nada, las consecuencias de esto hacían grandes estragos y no hacía nada, las víctimas creían, ellos se expandían como un cáncer, una plaga que amenazaba con consumir todo lo que se atravesara en el camino, dejando paso a un mal y a poderes fuera de este mundo amenazando de forma inimaginable a incontables vidas, ¿Y saben qué?... no hacía nada. Tal vez era egoísta, talvez un cobarde por tener miedo a las palabras de él, "he visto como termina" esas palabras aún rondan en mi cabeza, y tal vez no le creería si no fuera porque yo también experimente eso, pequeños flashes del futuro que se han cumplido, como el atentado en la universidad, el incendio de la casa del señor en la colina, Alex en las torres, todo se cumplía a su tiempo, y tenía miedo que se cumpliera lo que aún faltaba, lo que vi, lo que él vio, pero sobre todo tenía miedo y pavor profundo a la última revelación que esa noche pude ver, el verme sufriendo en un cementerio por la perdida de alguien a quien ame, mientras que entidades oscuras me atormentaban a mi alrededor recordándome.

Que todo esto era mi culpa.

Tengo que olvidar, este peso es demasiado, solo quiero poder disfrutar del poco tiempo feliz que me quede, ya que lo que va a pasar es inevitable, tal vez lo he podido retrasar, o tal vez las cosas solo pasaran en el momento que tengan que pasar, no lo sé, solo quiero disfrutar este corto tiempo que trato de estirar lo más que pueda, solo quiero ignorar todo, hasta volver a poner los pies en la tierra, solo quiero olvidar.

Olvidar todo.

—¡Hey Adrián!

—¡A! ¿¡Que!? —grité asustado dándome la vuelta.

—¡Te asusté! —exclamo Carlos burlándose de mi reacción— te han perseguido todos los monstruos del barrio, ¿y te asustas conmigo? —continuo riendo.

—ja, ja, gracioso —reí con sarcasmo.

—Ay vamos —camino acercándose hacia mí.

Yo estaba escribiendo mirando a través de la ventana de la casa, viendo al patio de atrás donde se encontraba Alex sentada, leyendo un libro, ignorando que la veía de lejos.

—Oye, desde aquí si se ve bonita tu novia —dijo riendo un poco.

—Ella no es mi novia —giré mis ojos hacia él— es complicado.

—¿Qué es qué? —preguntó confundido, muy confundido.

—En realidad no le he pedido formalmente ser mi novia, y no es mi estilo, solo empezar a serlo porque sí, tengo que pedírselo para sentir que realmente lo es.

—¿¡Es en cerio!? ¿¡Y por qué no se lo has dicho!? ¿Eres idiota? O te caíste muy fuerte de pequeño.

—Siendo sincero, me da algo de miedo.

—... ¿¡Que!?, Has pelado contra locos sectarios, contra un tipo con entidades metidas por tú ya sabes donde y has escapado de lugares del demonio, ¿¡Y le tienes miedo a preguntarle si quiere ser tu novia!?

—Emm, sí —respondí apenado— ¡Pero!, Pero, no es por lo que crees —reí algo nervioso— es por... Otras cosas, ya sabes, por todo lo que ha pasado, no quiero comprometerla más de lo que ya está conmigo —voltee a verla— sabes lo que podría ocurrir.

—Sí, supongo que sí sé lo que podría pasar, pero también sé qué podría pasar si no le dices.

—¿Que cosa? —voltee hacia él.

Carlos se dio la vuelta para salir por la puerta por donde entró, pero antes de caminar hacia esta giro su cabeza por sobre su hombro y con una sonrisa pícara dijo.

—Lo que podría pasar es que yo sí le meta —empezó a reír a carcajadas.

—¡Ay basta Carlos! —exclamé riendo un poco lanzándole una fruta de plástico que encontré cerca de donde estaba.

—No me culpes, ¡Esta mamasitaaaa! —salió corriendo, huyendo de cualquier otra fruta con la que pudiera atacarle.

—Muchacho estúpido —dije riendo un poco negando con la cabeza.

Después de ese momento tan, ¿Extraño? Volví a voltear a seguir con mi actividad favorita, ver a Alex distraída en mi patio. Era interesante ver cómo ignoraba que la veía de lejos, completamente enamorado de ella, al igual que era interesante ver qué estaba tan cerca de donde estaba enterrado mi traje junto a la roca, mi diario, y otras cosas más, cosas terribles, tan cerca de la persona a quien más trataba de proteger, ¡tanto y tan cerca!

Ash... lo siento, debo olvidar ¿No?, es difícil, muy difícil.

Solo me quedé allí en esa ventana, reflexionando y tratando de hundir todos esos pensamientos, cuando ella, después de interrumpir su lectura para ver el teléfono, volteo su mirada hacia mí directamente como si supiera que estaba allí, se levantó, y camino hacia mí. Yo solo me quedé ahí viendo como se acercaba con una pequeña sonrisa mientras yo trataba de disimular que no la estaba viendo desde lejos desde hace como media hora.

—Ey Adrián —dijo Alex recostada al marco de la puerta cerca de mí— recibí tu mensaje, pensé que me lo dirías en persona, pero bueno.

Yo solo me quedé mirándola, sin decir ninguna palabra, extrañado completamente por sus palabras, ¿mensaje?, ¿cuál mensaje?. Ella se dio cuenta de mi cara y mi actitud que tal vez según ella lo interpreto como nervios, ella rio un poco y dijo.

—Iré a arreglarme, —dijo dándose la vuelta para salir por la puerta, mirando por encima de su hombro, dijo con una sonrisa pícara— Nos vemos.

Espera, ¿Qué mensaje?, ¿A qué se refería?, en eso revisé la mesa a mi lado para ver mi teléfono, no sé, pensé que tendría algo que ver con eso, así que me puse a buscarlo y sí, no estaba, y ya tenía en mente quién había sido el que se lo llevo. Me puse a llamarme a mí mismo para qué contestará Carlos y poder echarle un par de gritos, pero no contestaba.

¿Conveniente no?

Pero ya no podía hacer mucho, o me preparaba para cuando llegara Alex, o cortaba todo exponiéndome como un tonto, y sí, la segunda no era opción.

Así que me di un baño, me vestí seductoramente elegante, o algo así, me echo un perfume que me mareo de repente, pensando qué haría lo mismo con Alex, o bueno, me entienden ¿no?. Me senté en una silla mirando a la puerta, puse música violenta en mis audífonos y me quedé esperando a que llegara, hasta que recordé que sería de caballeros pasarla a buscar yo, así que salí rápido de mi casa y fui caminando rápido hasta su casa, para parecer que en realidad mis planes eran esos. La noche estaba algo sola, en las calles cercanas a nuestras casas no había mucho tráfico de gente, así que pensaba que nadie me vería caminar rápido como idiota hasta su casa.

Después de un rato llegué, me acerqué a la puerta mientras me arreglaba la camisa y secaba el sudor de mi frente por caminar tan rápido, toqué la puerta, y no salió nadie, pero toqué nuevamente y escuché la voz de Alex diciendo que la puerta estaba abierta, así que no lo pensé más y entre.

—Espera un momentoooo, ya voy a salir —gritó desde su habitación en el segundo piso.

Después de escucharle me senté en un mueble a esperar, pero no sabía que sería tanto tiempo, en fin, mujeres. Cuando al fin salió ni siquiera me di cuenta por estar jugando en el teléfono, ya aburrido de esperar, así que ella logró acercarse a mí sin que me diera cuenta, y se quedó de pie frente a mí.

—Está interesante el juego, ¿no? —preguntó Alex.

Al escuchar su voz inmediatamente levante la mirada por sobre el teléfono y la vi de pie frente a mí, quedé helado en ese momento y poco a poco levante mi mirada hasta llegar a su rostro. Ella rio un poco cuando mis ojos entraron en contacto con los suyos, a demás de notar mis evidentes nervios.

—¿Te gusta? —preguntó dando una vuelta donde estaba.

Yo solo me quedé estático sin decir nada, encogiéndome de hombros con una sonrisa de idiota. Ella tenía un vestido negro sencillo, unos tacones del mismo color, un labial rosa casi llegando a rojo y el cabello algo más ondulado. Estaba muy hermosa, pero por la impresión no pude decirlo, cosa que ella se dio cuenta y rio al verme.

—¿Vamos? O te quedarás ahí babeando —dijo con una ligera risa burlona.

—A, ¡Sisi!, vamos —me levanté de inmediato como un resorte, y salimos juntos.

Mientras salíamos, aún trataba de pensar en que diría el mensaje que Carlos le mando a Alex, ya que no había podido verlo porque al recuperar mi teléfono él ya había borrado los mensajes, qué perfecto ¿No?, Ya podía imaginar que era, pero no estaba completamente seguro, pero bueno, tenía que continuar con esto a siegas. Tomamos un taxi y fuimos a un centro comercial cercano, la verdad no era muy creativo, ni tampoco tenía mucho dinero, pero trate de reprimir mis ideas de comprar perros calientes o una pizza y trate de pensar en algo más... "Elegante" o al menos algo no tan común como en otras ocasiones. Así que caminamos un rato por los pasillos hasta llegar al área de comidas, aun por mi mente pasaba la idea de pedir unos tequeños y un refresco de uva, pero antes de caer en esa tentación empecé a buscar un mejor restaurante en el lugar, uno que se viera bonito y elegante, pero que no fuera tan caro. Llegamos a un restaurante con temática china, o algo así, pedimos una pasta china con lumpias y cosas así, solo pedí al azar, esperando que no me dieran perro frito o alguna de esas cosas raras que comen los chinos. Comimos y hablamos quién sabe qué cantidad de trivialidades tontas solo para pasar un rato agradable uno con el otro.

—¿Sabes? Es interesante pensar que estarán diciendo.

—¿Qué estarán diciendo quienes? —pregunté.

—Los chinos, de repente miran a uno y le dicen algo al de al lado en chino, quién sabe qué estarán diciendo de nosotros —soltó una pequeña risa burlona, muy adorable la verdad, como una niña pequeña riéndose de su travesura.

—No lo sé, ignoro lo que podrían decir, pero por si acaso, su mamasita primero.

Ambos empezamos a reír, tanto que los demás que estaban comiendo allí nos miraban de reojo, quién sabe que pensarían, pero la verdad no me importaba ni lo más mínimo.

Después de algunas peleas con ensalada, jugar con algunos cubiertos, gastarnos toda la salsa, dejar caer los cubiertos al suelo, casi quemar la mesa con las velas, tratar de imitar a los chinos y tratar de imitar la escena de la dama y el vagabundo arruinándola al atragantarme con una pasta, nos quedamos solo hablando, hasta que llegó a la conversación lo que estuve tratando de evitar.

—Y emm, ¿Que era lo que tenías que decirme? —llevo su cuerpo hacia adelante, mirándome de reojo pícaramente.

—Emm, sí, hablando de eso.

La verdad no sabía qué hacer, no sabía que le había dicho, y la verdad, aunque me lo imaginaba por obvias razones, me daba miedo, aún pensaba en no involucrarla tanto conmigo porque quería protegerla, en verdad no sabía qué hacer.

—Claro, te escucho.
—Pueeeees, emmm... Tengo que ir al baño, ya regreso.

Me levanté casi de un salto y me fui rápidamente, dejándola confundida en la mesa. Caminé hasta el baño, pero lo estaban limpiando, así que salí un momento por la puerta trasera a la parte de atrás del dentro comercial, donde se conectaban todos los restaurantes. Me quedé allí un rato, recostado a la pared, con las manos en la cara, no sabía qué pensar, que decir o que hacer, la verdad estaba perdido. Agarré mi teléfono y empecé a llamar a Carlos, ¡una y otra vez hasta que contestara si era necesario!, Pero no me contestaba, trataba de recuperar los mensajes borrados de mi teléfono, pero no lograba nada, incluso trate de descargar una aplicación con pinta de virus y ni aun así. Enojado, trate de llamarle una última vez, me levante de la pared donde estaba recostado para esa última llamada y empecé a caminar en ese mismo sitio mientras caía la llamada, pero, fue cuando me sonó la notificación de línea caída que pude ser testigo de algo extraño en ese lugar. De repente empecé a escuchar sonidos extraños en ese callejón, como una discusión acalorada, distorsionada y a penas perceptibles, me concentre más agudizando mis sentidos y logré escuchar con claridad, que algo pasa. Empecé a avanzar rápido a donde venían las voces mientras en el camino escuchaba lo que decían.

—Paga bastardo, llegó el día.
—¡No!, Estoy arto de ustedes, ¡Déjenme en paz!

Algo pasaba, y no creo que fuera nada bueno.

—¡Ya déjame!
—¿¡Vas a pagar tu protección o no!?

Empecé a caminar más rápido.

—!Ya basta!, ¡Suéltame!

Ya en este punto había empezado a correr, tratando de llegar lo antes posible, hasta que llegue a la esquina más cerca al ruido, creo estaba por detrás del McDonald's, por el olor del cartón aceitoso y viejo, con cuidado asomé la mitad de mi rostro por ella para ver de dónde venían esas voces. Estas pertenecían a dos personas, una parecía una persona normal con un delantal de cocina, pero el otro tenía medio uniforme de Moon Red, solamente la chaqueta mal abrochada, este estaba amedrentando al hombre, gritándole y sujetándole la camisa, por lo que había escuchado ahora ellos estaban cobrando por "protección" y él ya se había hartado de sus abusos.

—Me cansé de ti, ¡Me pagarás de una forma u otra!

Grito el tipo con uniforme y agarrándolo fuertemente del cuello de la camisa lo arrojó al suelo y empezó a patearle varias veces. La rabia me consumía y pensaba en atacarle, de igual forma tenía más fuerza y velocidad que muchos, pero por mi cabeza paso Alex, estaba allá sentada esperando que volviera, recordé que si interfería así sea en lo más mínimo en los planes de ellos, las personas que quería sufrirían, no podía hacer nada, tenía las manos atadas, así que con los puños serrados y mi mirada llena de ira, serré fuertemente los ojos y me aleje poco a poco, hasta que escuche la voz de ese hombre.

—Ayuda-me —dijo con un suspiro cansado y lleno de dolor.

Haciendo que me alejara más rápido sin abrir los ojos, porque sabía que si lo hacía, si lo ayudaba, condenaría a quienes quiero.

Corrí hasta llegar a la parte trasera por donde había salido del restaurante donde estaba, entre rápido pasando por los pasillos de la cocina hasta llegar al comedor. Al llegar a este me detuve en la puerta, mirando de lejos a Alex, quien no se había dado cuenta de mi presencia, así que respire profundo, trate de calmar mi mente, y trate de ignorar los bombeos violentos de mi corazón. La visión se me nublaba un poco, no sabía por qué si no había corrido tanto, no entendía por qué estaba tan desorbitadamente agitado, solo trataba de mantener la compostura como si nada hubiera pasado. Llegando a la mesa, me senté, y traté de disimular, pero Alex, como toda mujer con su sexto sentido, desgraciadamente se dio cuenta.

—¿Qué pasó Adrián? ¿Te caíste en el baño o qué? —rio un poco— duraste bastante tiempo.

—Emm, no —reí nervioso.

—¿Estás bien? Te vez pálido.

—No no, estoy bien, no te preocupes.

—¿Okay? Está bien.

Seguimos comiendo en silencio por un pequeño rato, hasta que ella levantó la mirada de nuevo, mirándome fijamente, e insistió nuevamente en su pregunta.

—Y... ¿Qué era lo que ibas a decirme?

Casi me atraganto con la comida al volver a escuchar esa pregunta, cosa que le causó gracia a Alex y se puso a reír.

—¿Sigues nervioso? —preguntó.

Solo guarde silencio, trataba de ignorar todo lo demás y volver a la tierra, respire profundo, puse mi mente en blanco y, no, no salió nada. Ella se quedó mirando, expectante, hasta que abrí la boca, pero no para decirle algo que esperaba.

—Si supieras que alguien está en peligro, ¿Lo ayudarías?

Ella miró confundida al no ser las palabras que esperaba, pero igual contestó.

—Claro que lo haría, sin dudarlo un solo segundo.

—¿Qué tan lejos llegarías?

—Em, no lo sé, ¿Por qué?

—¿Y si tú fueras la causante de que esa persona esté en peligro? Es más, ¿Y si tú hubieras sido la que creo ese peligro? ¿Voluntaria y cuidadosamente planeado? ¿Darías ayuda? ¿Elegirías a esa sola persona por encima del resto? ¿¡Sabiendo que con eso condenarías a más personas solo por proteger a una!?

—Adrián, ¿Sucede algo?

—No lo sé, tal vez solo divago en mis pensamientos o tal vez son verdades, no sé si solo son delirios o tal vez algo que la verdad tiene más sentido que todo esto —respire ondo— o tal vez solo soy cobarde y el miedo se apodera de mi mientras solo pienso en la respuesta a una pregunta que la verdad me aterra, y aunque en verdad en mi corazón deseo decirte la respuesta, mi mente no me deja, aún siente miedo de lo que pueda pasar.

—¿Qué podría pasar?

—Que al final sea todo pasajero y terminé todo de la peor manera, no solo es un miedo sin sentido, tal vez sea una premonición del futuro, o solo miedos del pasado que aún me persiguen.

—Sí.

—¿Sí? — pregunté con algo de confusión.

—Esa es la respuesta a la pregunta que no puedes hacerme. Sí.

—¿Sí?

—Sí —dijo en un tono bajo brindándome de una sonrisa— a demás, me encanta cuando te pones filosófico, pero la verdad ya quería responderte —dijo para luego reír un poco.

—Espera, ¿Ya sabías lo que te diría?

—Sii —dijo riendo más fuerte— ¿Crees que Carlos no me dijo el chisme completo?

—¿¡Y me hiciste pasar por todo esto!?

—Siii —dijo soltando una carcajada.

—Son unos idiotas, los dos, me la van a pagar, ¿saben? Esta no la voy a olvidar.

Alex siguió riendo a carcajadas llamando la atención de medio restaurante, a lo que poco después yo le seguí, riendo de su risa y de la situación tan extraña que vivimos, me sentía de alguna forma ¿Feliz? Esto era extraño. Terminamos nuestra comida, o mejor dicho, terminé mi comida por qué ella comía más rápido que yo, y después de allí salimos del restaurante y fuimos a una pequeña tienda de helados que acostumbrábamos, era algo más acorde a nosotros, la verdad. Y ahí estábamos, sentados con ropa elegante en una acera mal iluminada, comiendo unos helados de dos por el precio de uno que se derretía más rápido de lo que podíamos comerlos, esto sí era felicidad para ambos. Empezamos a ir a nuestras casas antes de terminar lo que ahora era jugo de helado derretido, o mejor dicho, Alex termino, porque se había comido el suyo y en seguida fijo la mirada en la mitad que me quedaba, no se lo pude negar, y más con esa mirada tan tierna que colocaba cada vez que veníamos por helado y quería la mitad del mío. Al final llegamos cerca de su casa, a mitad de camino entre la casa de ella y la mía, en una esquina con una pared baja de bajo de una lámpara de luz cálida que nos alumbraba, y allí estábamos, mirándonos, hablando, y observando las estrellas, dos específicamente, se veían más que el resto, una alumbraba más que la otra y paresia siempre estar una al lado de la otra, todas las noches que salíamos nos parábamos en la misma esquina, bajo la misma luz, bajo las mismas dos estrellas, todas las noches, cuando llegó la hora de separarnos nos dimos un último abrazo para serrar con el la noche, pero antes de soltarnos, dije algo a su oído, algo que en ninguna otra noche había dicho, "quédate" fue lo único que dije, ella se soltó con delicadeza de mi abrazo y me miró a los ojos, no dijo nada, su mirada me lo había dicho todo, todo lo que necesitaba oír y sentir, que todo estaría bien. Esa noche, como muchas anteriores, nos separamos, ella subió la pequeña colina que llevaba a su casa mientras yo me quedaba en esa esquina viendo cómo poco a poco se alejaba, ella nunca se daba cuenta, pero yo siempre la observaba hasta verla desaparecer, porque a veces sentía como si esa noche, fuera la última, y quería estirar cada segundo, así fuera para ver su silueta alejarse en la noche, para que con suerte pudiera verla a la mañana siguiente. Esa noche caminé a mi casa, las calles se encontraban solas, frías, pero mi sonrisa y calor en el pecho aún seguían conmigo, aún sentía su calidez que me acompañaba. Llegué a casa y sin quitarle la ropa elegante que tenía me tiré en la cama con la mirada al techo, pensando y mirando hacia la nada, perdiéndome en mis pensamientos, en el recuerdo de su sonrisa y su mirada, cuando no podía pensar en nada más que en ella, en su mera existencia que llenaba de luz a un pobre chico perdido, haciéndome pensar, "nada malo puede pasar ahora" haciéndome olvidar, incluso lo que había sucedido hoy, como si rellenara los huecos de mi alma y los llenará de paz, ese era su más grande poder, "Nada malo podía pasar" si estaba a mi lado, "Nada malo podía pasar" si su compañía me llenaba de paz "Nada malo podía pasar" Si la tenía, a ella.

"Nada malo podía pasar"

Aunque mis pensamientos fueran interrumpidos abruptamente por un sonido contundente en la habitación de al lado, aunque saltará de mi cama y fuera temeroso caminando descalzo hasta la habitación de al lado, entrando con sigilo y en alerta, mirando la habitación oscura y la luna entrar por la ventana misteriosamente abierta, dejando pasar el aire helado de la noche a la habitación, aunque nada se encontrara en el suelo, aunque no hubiera fuente aparente del sonido, aunque volviera a mi cuarto con más preguntas que respuestas y una extraña sensación en mi pecho, aun así recordaba a Alex, aunque el mundo se cayera, aunque pasará de todo o no pasará nada, aunque mis huesos se estremecieran.

"Nada malo podía pasar"
¿Verdad?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top