Capítulo 28: ESTRELLAS



Capítulo XXVIII

Estrellas


Me quedé allí afuera de su casa esperándola, algo preocupado porque tardaba demasiado, no sabía si me estaba evitando o solo duraba mucho cambiándose. Estaba ansioso y algo inquieto, pensando un montón de tonterías tal vez sin sentido.

Y aún pensaba profundamente en la pregunta de ¿como reaccionaria al contarle mi laso con Moon Red? y con las cosas que hice hace mucho tiempo como el ejecutor de Moon Red. Al cabo de un par de minutos, se abrió la puerta y salió Alex, me miro y serró la puerta tras de ella para luego bajar las pequeñas escaleras de la entrada, a lo que me levanté de la silla donde estaba esperando y la seguí. Ella vestía con ropa abrigada, un suéter grande y largo de color gris con negro, con unos yeans negros y zapatos deportivos. Ella deteniéndose, suspiro volteando la cabeza hacia mí y dijo.

—¿Qué querías decirme? —pregunto en tono serio— ¿me hablarás sobre lo de anoche?

—Si —respondí apenado— P-pero escucha mi Historia antes de pensar algo ¿Ok?

—¿Okeeeey? —volteo completamente hacia mí— te escucho —sonrió seria.

—Sígueme —Moví la cabeza— caminemos y te cuento.

—Está bien emmm, vamos.

Ambos nos volteamos y empezamos a caminar por la acera, me quede por unos minutos en silencio pensando en como se lo diría, pero no conseguía una manera sencilla de hacerlo, así que solo se lo confesé.

—Bien, te lo diré, yo era el ejecutor de Moon Red, y-y fui quien lo fundo por así decirlo, la venganza me había segado y cree ese grupo para ir en contra de las personas que nos hacían daño, pero nos metimos con cosas que no debíamos y nos desviamos del camino, y trataron de usar poderes que no comprendíamos bien, se volvieron contra mí y tuve que escapar de ellos. Hace años un chico abusivo me hizo caer en unos túneles bajo nuestros pies donde encontré rocas extrañas y desde allí todo fue cuesta abajo, y aquí estoy, tratando de olvidar las cosas que hice y tratando de ser mejor, bueno eso es el resumen —me encogí de hombros.

—...—ella permanecía en silencio.

—¿E-está enojada? — pregunté temeroso.

—.Nop, la verdad no, lo que hayas hecho en el pasado no me importa, ese día del atentado salvaste a muchos, y si antes fuiste el malo de la historia, al menos me alegra que trates de cambiar lo que fuiste —dice calmada en un tono dulce.

—¿De verdad? 

—SIII, pero ¿Por qué no me lo contaste antes?

—Tenía miedo —respondí bajando la mirada— tenía miedo de lo que podrías pensar.

—Pero ¿Por qué tendrías miedo? —pregunto con una ligera risa nerviosa.

—Emmm— quedé en silencio y me encogí de hombros girando los ojos hacia otro lado— hey, ¿vez eso? —pregunté cambiando de tema.

—¿Qué cosa?

—¡Esooo! — señalé con el dedo— Es muy hermoso, ¡vamos!

Había visto una plaza cercana a donde ella vivía, estaba decorada con luces navideñas amarillas, aun faltando un par de meses para ser navidad, se veía muy hermoso, así que tome a Alex del brazo y me la lleve corriendo y riendo hasta allá, nos sentamos en una banca que miraba a la estatua que se encontraba en el centro y allí en unas bancas, nos sentamos y nos quedamos un rato.

—heeey —exclamo Alex— cuéntame algo sobre ti, si aún tienes alguna cosa rara o interesante que aún no me hayas contado —dijo sonriendo un poco— quisiera saber más sobre ti.

—emm... no lo sé —respondí nerviosos— pregúntame tú lo que sea a ver.

—oukaaay —¿Te gusta el pan de Guayaba o el pan de arequipe?

—¿Qué clase de pregunta es esaaa? —dije sin contener la risa

—¿Queeee? Dijiste que peguntara lo que seaaa —se rio dándose la vuelta acostándose mientras recuesta su cabeza en mis piernas.

—Tan linda — dije sonriendo y riendo un poco.

Acerqué mi cabeza a la de ella, y con una mano sujete sus mejillas y le agite la cabeza cariñosamente mientras le decía.

—¡Cachetonaaaaaa!

—Nooooooo, dejameeee —decía riendo mientras manoteaba.

—heeey, ¿te he dicho que tienes ojos hermosos?

—Siiiiip —sonrio.

—¿Y qué tienes una sonrisa hermosa?

—SIII, también me lo has dicho —respondió riendo.

—yyyy —acerqué mi cabeza a la de ella y olí su cabello— ¿También te he dicho que hueles a galleta? 

—Siiiiii, lo repites a cada ratooo —dijo carcajeando.

—Bueno, pero si lo repito mucho es porque es verdad, ¿verdad que si hermosa?

— Si tú lo diceeees —rio rodeando los ojos.

—verdades de la vida —sonreí.

—Obvio, soy hermosa —dijo riéndose.

—Que narcisista de tu parte —la mire de reojo con una sonrisa de lado.

—Si soooooy —dijo riendo y señalándome.

—¿Sabes? Hay algo que quería decirte desde hace un tiempo, no te preocupes —sonrei— no es nada malo esta vez.

—¿A si? ¿Y qué eeeees? —me miro fijamente.

—amm... creo que mejor te lo diré luego ¿vale? —dije tartamudeando nervioso, me había acobardado de repente con su mirada.

—Oki, pero me dices ¿eeeeee?.

—Claro —rei nervioso.

Luego de hablar un rato de tonterías y reírnos como niños pequeños, nos quedamos un rato solo mirando la estatua del centro de la plaza iluminada con luces. Yo aparté un rato la mirada de allí y me quede un rato mirando al cielo, a lo que Alex desde mis piernas donde estaba recostada se dio cuenta y pregunto.

—¿Qué ves?

—No nada —reí nervioso— solo veo las estrellas, son muy hermosas ¿No?

—Siiii me gustan.

—¿Hey? — pregunté tratando de llamar su atención— ¿Cuál es tu más grande sueño?

—¿Por qué lo preguntas?

—No lo sé, solo quisiera saber tus sueños, tus anhelos, saber todo sobre ti y lo que se esconde en lo más profundo de tu alma.

—Okaaay —sonrió— te lo diré, pero con una sola condición?

—¿A si?  —reí un poco—¿cuaaal?

—Que TUUU también seas parte de mis sueños, así viviremos en ellos juntos.

—... Me encantaría —respondí sonriendo como tonto— Pero ¿cuál es tu sueño, bella?

—Quiero criar dos vaquitas en el campo— respondió sonriendo.

—¿En serio? ¿Quieres criar vaquitas en el campo? — pregunté riendo un poco.

—¡No te riaaaaaas! —dijo pegándome suavemente con la mano en el hombro mientras reía—  Y no son vaquitas, son dos vaquitas, una para mí y otra para ti.

—Me interesa —respondí guiñándole el ojo mientras sonreía.

Ella sonrió también y nos quedamos en silencio por un rato más, admirando la belleza del lugar y del cielo estrellado, me quedé allí hipnotizado, viéndolas allí tan brillantes y hermosas y me perdí por unos segundos en ellas, escuchando los sonidos del universo mientras admiraba ese pequeño pedacito infinito de cielo, hasta que Alex me hizo aterrizar, y me preguntó.

—¿Qué piensas?

—Pueees... —suspire—solo me quede con la cabeza en las estrellas.

—Me doy cuenta —rio un poco.

—¿Te puedo decir algo? — pregunté con una sonrisa.

—¡Claro! Dime.

—Es algo tonto, pero... mi sueño más profundo tiene que ver con ellas, quisiera un día viajar por el mundo y en cada cielo, ver las estrellas, y al verlas poder compararlas para poder admirarlas, y ver si se ven igual de hermosas en cada lugar donde alce mis ojos al cielo.

Ella quedó en silencio sonriendo mientras me miraba.

—¿Pero sabes otra cosa? Más que a nada, me encantaría ver todas las estrellas —baje la mirada y la vi a los ojos— y luego bajar la mirada, y ver a la estrella más brillante de todas a mi lado, y ver en sus ojos brillantes el reflejo de las estrellas que tanto amo.

Ella se quedó allí mirándome, con sus ojos cristalizados mientras me sonreía con una ligera risa, tomando mi mano de repente, suave y delicadamente. Y yo allí, viéndola a los ojos, esos ojos hermosos y brillantes, que con solo verlos sentía, paz, algo que hace mucho no sentía y que ella me daba con solo estar allí, con solo existir, iluminando mi vida llena de caos.

Las estrellas me encantaban, siempre han sido mi obsesión, pero esa noche, la noche en que vi sus ojos y en ellos vi reflejadas las estrellas, las cuales amaba y admiraba con tanto fervor, supe que ya no volvería a ver las estrellas de la misma forma, jamás las veré tan hermosas como la vez que vi su reflejo en los ojos de la estrella más brillante que pude haber visto alguna vez.

Y las estrellas nunca brillaron tanto.

Como las de esa noche.

Donde realmente sentí, Que toque las estrellas.

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