Capítulo 19: FUERA DE CONTROL

Capítulo XIX


Fuera de control


Eses dia iba caminando por las calles silenciosas en busca de la casa de Dianne, y en todo ese trayecto mil cosas pasaban por mi mente, ¿Estaré haciendo lo correcto?, ¿ella podrá y querrá ayudarnos? ¿Cómo reaccionará, cuando vea que saque las rocas del túnel?

Ella más bien quería dejar a esas entidades en paz, ¡No querer sacarlas y hacerlas material de estudio!, pero mi intención final, después de estudiarlas y liberarnos, era la de destruir esas rocas y todo lo que tuviera que ver con el túnel y las entidades para que a nadie más le pasara lo que a nosotros. Después de un rato, ya había llegado a la casa de Dianne, y un extraño pesar se manifestaba en mi pecho por la carga de culpa que tenía sobre mí, era horrible.

La había investigado durante un tiempo después de la primera vez que fui a su casa, y había descubierto muchas cosas sobre ella. Dianne cuando era pequeña como de 13 o 14 años a causa de que su madre era parte del Moon Red original, estas entidades la atormentaban y habían logrado entrar en la mente frágil y débil de Dianne, haciéndola hacer cosas malas en contra de los demás, cosas muy malas. Fue una persona muy violenta, golpeaba y atacaba a todos quienes osaran a molestarla, ya que al igual que yo, ella también era rechazada, acosada y víctima de los daños que le generaban malas personas, pero... a causa de esas entidades, no tenía control de sus impulsos, logrando así que se lastimara y lastimara a las personas. Una vez a sus 13 años, su hermana la había molestado mucho por algo que ya está olvidado, Pero Dianne, consumida por la ira y controlada por el mal, la ataco, hiriéndola de gravedad y pintándose una sonrisa en su rostro con la sangre de su hermana, afortunadamente la detuvieron a tiempo y su hermana se salvo. Después del pasar de los años, ella había logrado controlar todo lo que en su mente yacía, pero ya había pasado por mucho en su vida como para hacer que también entrara en nuestro grupo, pero necesitaba su ayuda. Subí las pequeñas escaleras de la entrada de su casa y acercándome toque la puerta, Espere un pequeño rato hasta que se abrió la puerta, era Dianne, al verme dibujó una tierna sonrisa en su rostro y me dice.

—Holaaaa, ¿volviste? ¿En serio volviste? —dijo sorprendida y en un tono muy tierno... como si nunca nadie hubiera vuelto como lo hice yo.

—enmmm eee hola —tengo que admitir que estaba algo nervioso.

—¿Cómo estás, Adrián?, pasa pasa.

Apenado pasé a dentro de su casa y me senté en un sillón.

—¿Cómo estás? —pregunto mientras regresaba de la cocina con dos tasas de té.

—Digamos que bien, ¿y tú?

—Pues bien creo —dijo riendo un poco.

Se paró en frente para darme la taza de té y se sienta frente a mí.

—¿Y eso Adrián? ¿Qué puedo hacer por ti? —pregunto acomodándose en su silla.

—Tenía que hablar de algo contigo —Respondí con la mirada baja.

—¿A si? —sonrio y rio un poco— dime.

—Es que, es algo malo —dije bajando un poco la cabeza.

—hey... no te preocupes, sea lo que sea dime, no pasa nada.

—Ok —respire hondo—sacamos las rocas del túnel.

—¿¡Que!?. —exclamo levantándose bruscamente, soltando su tasa dejándola caer en el suelo— ¿¡Por que!? ¿¡Como pudieron hacer eso!? —grito muy molesta e histerica.

—Pensé que era la única forma de liberarnos del mal que nos asechaba, ¡pero ahora todo está peor! No sé que hacer, por eso vine a ti.

—¿¡Que quieres que haga!? ¡Yo tampoco sé qué hacer! —dijo colocando una mano en su cabeza.

—Tengo las tres rocas en unos tubos de contención en nuestra sede de Moon Red, tenía la idea de investigarlas a ver que podíamos conseguir de ellas, ver si podíamos revertir lo que sucedió.

—Mm... ven, hay algo que quiero mostrarte —dijo haciendo una seña para que la siguiera, cosa que hice.

Caminamos hasta uno de los cuartos en su casa y entramos.

—Este era el cuarto de mi mamá —dijo Dianne caminando hasta el centro de la habitación, y estando allí levanto la alfombra.

Al levantarla, en el suelo había una especie de trampilla con una cerradura. Dianne se da la vuelta y me dice.

—Esto lo encontré hace poco, supongo que mi mamá escondió algo allí —dijo agachándose mirando la trampilla— pero sea lo que sea, no quería que nadie lo encontrara, ni yo, trate de abrirla, pero no pude, tal vez allá algo allí que te pueda servir.

Me acerqué y me agaché para poder ver mejor la trampilla, entonces después de verla le dije a Dianne.

—¿Sabes qué? Creo que puedo abrirla, tráeme em, algo de metal delgado.

—Ok ok, voy a ver que encuentro —sonríe dándose la vuelta y saliendo de la habitación.

Yo me quede allí tratando de abrir la cerradura, pude observar que esta era antigua y estaba muy oxidada, parecía que con un solo golpe podría romperse. Me quede allí un momento, hasta que siento el frío de un metal en mi cuello.

—¡¡AAAAAAA!! —grito y salto de repente con el corazón a mil por hora y la respiración acelerada.

Me arrastro hacia atrás mientras veo a Dianne, ¡con un gran cuchillo en la mano!

—¿¡q-que pasa!? —exclamo anonadada.

—¿¡Por que vienes con ese cuchillo asi!? —grite histérico y enojado.

—¿Qué? l-lo-o siento —dijo con un tono muy triste a punto de llorar— nono... no quería asustarte ¡lo siento!, en verdad lo siento, solo t-te lo traje para que abrieras la cerradura —una lágrima corre por su rostro mientras suelta el cuchillo.

Me calmé un poco y vi como ella se arrodillaba en el suelo con las manos en su cara llorando y diciendo.

—Soy una tonta, soy una tonta, ¡Soy una tonta!

—hey hey, calma, no importa.

—¡Es que tu no entiendes! —voltea hacia mí y dice llorando— todos me creen loca por los errores que cometí, me la paso sola, ¡y ni amigos tengo! Ahora te asusté y-y-y ya no volverás y tú también me pensarás loca, siempre pasa, ¡Siempre pasa!, no quería que pasara contigo ¡Soy una tonta! Solo por creer que haría algo bien.

—heeey no te pongas así, solo fue un malentendido y ya.

—Es que... estoy cansada de que me tachen por mis errores del pasado.

—¿Sabes? —dije colocando mi mano en su hombro— yo no are lo mismo, no te voy a juzgar Dianne —la abraso acercándome a ella— todo estará bien, no te preocupes.

—Ok... —corresponde a mi abrazo mientras lloraba.

—Todo mejorará... ya lo verás —sonreí un poco.

—No lo sé, pero eso espero —dijo sonriendo secando sus lágrimas— y em, que a pasado con la cerradura?

—A, casi se me olvidaba, déjame intentar abrirla a ver jeje.

Después de un rato forzando la cerradura, logre abrirla. Era una especie de pequeño escondite lleno de polvo donde solo se encontraba una especie de libro al parecer escrito a mano.

—¿Qué es este libro Dianne? —pregunte levantándolo.

—No, no lo sé.

—Tiene una cerradura, no puedo abrirla, ¿has visto una cerradura así? —dije señalando la cerradura del libro con mi dedo— es rara, tiene forma de triángulo, ¿No tienes la llave en algún lado?

—No —respondio— ni tampoco tengo idea de donde pordria estar.

—ok, bueno, después intentaremos abrirlo ¿ok?

—sisi ok, y hey, respecto a lo otro, la respuesta es sí.

—¿¿Si qué??

—Si te ayudare Adrián —respondió Dianne con una pequeña sonrisa— no sé, en poco tiempo me importas mucho, así que quiero ayudar.

—¿Qué? ¿En serio? Woow gracias Dianne.

—de nada Adrián —rio nerviosa.

Manos a la obra.

Al día siguiente fuimos Dianne y yo a la sede de Moon Red para empezar nuestras investigaciones, esperaba no tener problemas, pero, fue lo primero que conseguimos al entrar. El de la recepción en seguida al vernos, se sorprendió por alguna razón, a lo que yo pregunte.

—¿Que pasa? —pregunte extrañado ante tal reacción.

—¿n-no no sabes quién es ella, verdad? —pregunto algo nervioso.

—sí, es la que nos va a ayudar —dije cruzando los brazos algo molesto.

—ella... ¡Ella está loca! ¡¿Por qué la traes para acá, estás loco?!

—¡Ella no esta loca! Sierra la boca — grité enojado.

—¡claro que sí, idiota!

—¿¡Que te calles!? —volteé a ver a Dianne y vi que tenía la cabeza baja con una lágrima corriendo por su mejilla...

Al verla así, un impulso de ira corría por mi cuerpo que me daban ganas de arrancarle el cuello, pero cuando mis piernas empezaban a dirigirme hacia él para destrozarlo, escuche a uno de los soldados

—¡Hey! ¿Qué sucede aquí? —dijo molesto dirigiéndose a nosotros.

—¡Él esta acá faltándonos el respeto! —dije señalándolo con el dedo.

—¿Eso es cierto chico? —dijo señalándolo— recuerda lo que paso con él anterior a ti que le falto el respeto a Adrián, ¿te acuerdas? ¿O acaso no grito lo suficiente?, ahora bien, tienes 5 segundos para largarte de aquí hasta mañana, de lo contrario algo peor te pasará, ¡uno!...

El soldado empezó a contar y rápidamente el chico de la recepción corrió despavorido por la puerta y se fue... esa amenaza del soldado había sonado muy... no sé, extraña. Luego tendría que averiguar a qué se refería. Este soldado se acercó a mí y me dijo

—hey, ¿esta es la chica que nos ayudara?

—Sí, ella es Dianne y es quien nos ayudara con el estudio de las piedras.

—OK, espero sepas lo que estás haciendo y más con ella, luego cuando vuelva Luis le notificaré que ya llegaron, Rafael te está esperando en tu oficina de investigación, ve y por favor no armen más pleitos ¿ok?.

—ok, está bien.

Fuimos caminando hasta el lugar donde estaríamos investigando y allí nos encontramos con Rafael.

—Rafaa, hola ¿cómo estás? —dije saludando.

—Hola hermano, todo bien —respondió a mi saludo— ¿ella es la que nos ayudara? —pregunto.

—Si ella es, te la presento, ella es...

—No te preocupes, sé quién es —dijo interrumpiéndome— no te preocupes Dianne, sé todo lo que hiciste y todo lo que sufriste, no te juzgaré, todo bien —dijo sonriendo y extendiendo su mano para saludar a lo que ella correspondió.

—Gracias... —dijo con una ligera sonrisa de alivio en su rostro.

—Bueno chicos, es hora de ponernos en marcha —dije— tenemos muuuucho que estudiar, así queeeeee a trabajar, no se preocupen, esto será rápido, tal vez cuestión de un par de días.

—Ok —dijo Rafael— a trabajar.

—Si —dijo Dianne— es hora de acabar con esto de una vez, menos mal no será mucho tiempo —sonrió ligeramente— manos a la obra.

2 meses después

—¿hey Adrián?

—¿Si Rafael?

—¿Te acuerdas como hace un par de meses dijiste que solo serían un par de días?  —dijo sin contener su risa.

—Ay ya cállate Rafael, si te gusta molestar —dije riendo un poco— ¿Anotaste lo último que te dije?

—sisi, acá está la página para que la transcribas en tu diario.

—Ok ok, ¿y tu Dianne? ¿Ya tienes las últimas anotaciones?

—si si, aquí tienes Adri —extiende su mano sonriendo y me da la hoja.

—A o-ok, gracias Dianne —dije nervioso, tartamudeando un poco con una pequeña sonrisa en mi rostro— bueno chicos, nos vemos mañana para seguir con todo esto, adióoooos.

—Chao, hasta mañana —dijo Dianne recogiendo su bolso.

—Hasta luego —Dijo Rafael— luego segui.

De repente y sin previo aviso, una voz por los altavoces nos interrumpió.

—AdriAAAAaaan, ven al depósito, te tengo una...

Sorpresa.

—Es cosa mía o eso sonó algo siniestro —dijo Rafael un poco extrañado.

—No lo sé, pero es extraño, iré a ver qué pasa ahora.

—Te acompaño —dijo Rafael dando un paso al frente.

—Yo también voy —dijo Dianne soltando su bolso en una mesa.

—Okaaaaay —dije— vamos a ver que pasa.

Entonces, nos dirigimos los tres hasta el depósito. Mientras caminábamos por el pasillo escuchamos varias voces ablando fuerte en el depósito. No se entendía muy bien lo que decían hasta que cruzamos la puerta y allí encontramos a una gran cantidad de los nuestros reunidos alrededor de una gran caja con algunas manchas rojas en los costados en forma de manos y un moño mal pintado como simulando una cinta de regalo.

¿¡Qué es eso!?

Sorprendidos y algo extrañados bajamos lentamente las escaleras hasta llegar al suelo.

Luis nos recibió caminando a nosotros con una sonrisa que no había visto antes, se para frente a nosotros y dice

—ADRIAAAAN, mi querido Adrián, bienvenido jajaja —dijo en un tono, extraño.

—¿QUE ES ESO LUIS?

—emm... un obsequio —sonrio— para ti.

—Actúas extraño, ¿qué sucede? ¿Te sientes mal?

—naaaj, ¡Me siento mejor que nunca!

—Luis, ¿qu-q-qu que tienes en tus manos? —señale a sus manos llenas de un líquido rojo, asumí que era sangre.

—A, ¿esto? —levanto sus manos— esto es el precio, el precio de tu obsequio.

—¿¡Que pasa aqui!? —grite anonadado por todo lo que sucedía.

—tu regalo, ábrelo —dijo sonriendo de forma siniestra— te gustará.

—¡No! Me explicas ahora mismo ¡que sucede aquí! —Grite enojado— ¡no abriré nada hasta que me expliques!

—Ok, —dijo sonriendo dándose la vuelta y gritándole a la gente— ¡Suban la caja!

En seguida unos chicos halaron unas cuerdas haciendo subir la caja por encima de nosotros, revelando lo que ocultaba, revelando algo, inquietante.

Luis...

¿¡Pero que has hecho!?

Al levantar la caja revelo a un chico muy golpeado, amarrado a una silla de brazos y pies, su cara estaba llena de sangre y sus ojos y oídos cubiertos totalmente. Me acerqué un poco a él, aterrado y pude ver su rostro

¡Era Taylor!

—¿¡Que pasa Luis!? ¿¡por que él esta aqui!? ¿¡Que le has hecho!?

—He aquí tu regalo Adrián —dijo señalando con sus palmas hacia él y hacia todos los que estaban alrededor— Es tu oportunidad de vengarte y liberarte.

—¡NOO!, ¡no le are daño! —le grite enojado e indignado— me niego a hacerle daño a alguien.

—Aaaaj, es que tú no eres quien esperaba que viniera, esperaba al, otro tú, ya sabes.

—¿¡Cuál otro?! —dije confundo.

—El que si disfrutaría de una presa como esta.

—¿¡QUE!? ¿¡De qué hablas!?

—El otro tú, que sale de ti y hace desastre junto conmigo, él hubiera desea tener a Taylor frente a él para destrozarlo como él nos ha destrozado a todos nosotros. ¿¡VERDAD CHICOS!? —ellos gritaron eufóricos apoyándolo.

—¿QUE? Nno dejaré que me haga hacer daño.

—¿A no?, pero si ya has hecho daño antes jejeje... has golpeado brutalmente a muchos, has asechado los que nos hacían daño antes, o ¿Acaso no te acuerdas todo lo que nos divertimos? ¿umm? —rió siniestramente— ¿Tanto y no eres capaz de desearlo?

En ese momento empecé a sentir un escalofrío dentro de mí... algo empezaba a desear hacerle daño a Taylor.

—Noo.. NOO, no le are daño —me decía en voz alta a mí mismo.

—hazlo... sé que quieres —dice Luis en tono pícaro y confiado.

Escuchaba a mis espaldas a Rafael y a Dianne decirme a gran voz que no lo hiciera, pero poco a poco todas las voces se empezaron a nublar como si estuvieran bajo el agua hasta no escuchar nada, solo voces inentendibles y el sonido de mis malos deseos diciéndome hazlo, hazloo, hazlooo, hazloooo, ¡¡Haaz looo!! Y de repente, todo se volvió negro, Mi mente se había nublado por completo, hasta que una voz tenue cada vas sonaba más fuerte diciéndome paraaa ¡paaaaraaa! ¡Detente por favoooor!

Y ahí, fue cuando volví en razón.

Estaba encima de Taylor, el cual estaba muy golpeado, me dolían las manos y estas estaban llenas de sangre por los golpes fulminantes que le había dado... y mi cara llena de salpicaduras. Al ver que yo había sido la causa de estas, me levante anonadado y mirando mis manos... rojas con la sangre de Taylor, levante mi mirada y vi a Luis frente a mí con una gran sonrisa de satisfacción dibujada en su siniestro rostro, Él llevando una mano hacia atrás de sí, sin apartar la mirada de mí y con esa misma sonrisa saca un gran cuchillo de su espalda y dice algo que me helaría la sangre.

Acábalo.

Extendió su mano con el cuchillo y yo lo tome del mango, dentro de mí se movía el impulso de clavarlo entre los ojos a Taylor, Levante el cuchillo para clavarlo cuando me levante de encima de él y apunte a Luis con este.

—¡¿¡Desde cuando los buenos somos los malos?! ¿¡Que estamos haciendo!?

—Esto es necesario Adrián —dijo Luis sonriendo.

—¡NO!, ¡Me niego a hacer daño!

—Pero, ya lo has hecho ¿no?, ¿O no te acuerdas las veces que caminamos por encima de nuestros enemigos caídos?, ¿O las veces que le has partido la cara a quienes nos han mirado mal? ¿Acaso olvidaste sus gritos de dolor? ¿Lo Hermoso que sonaban?

—Yo, ¡yo no fui!

¿O acaso olvidaste lo que recién acabas de hacer? ¡¡Mira!! —señalo a Taylor en el suelo— ¡mira lo que has hecho!

—yo,yo no he sido.

—¡Ash!, ¡odio esta versión débil de ti! ¡Quiero a la otra!

—¡¡No!!

— ¡No sirves para nada! —grito molesto— vete de aquí, yo me encargaré de Taylor, anda a seguir con tu investigación y tráeme lo que hayas descubierto ¡Ok!

—¡No! —me negué muy enojado— Ni siquiera se para qué lo quieres, no voy a complacer tus siniestros caprichos, ¡nunca más!

—Mira Adrián, te lo pondré de esta forma —dice mientras levanta su mano y chasquea los dedos.

Al hacerlo, se acercan varios soldados armados organizadamente en fila y se ponen alrededor de mí apuntándome con sus armas.

—¿Qué es esto? ¿Aras que tus soldaditos me ataquen?

—Naaaaj,  lo aré yo mismo —echa su mano hacia atrás y saca una pistola real de su espalda y rápidamente la coloca apuntándome en la cara— mira... no quiero ningún conflicto, solo quiero que sigamos juntos en esto y ya, ¿ok?, comprendo que en tu estado actual no quieras hacer daño, lo entiendo —inclina un poco su cabeza y sonríe sádicamente— vuelvan a sus investigaciones.

—Luis, estamos todos fuera de control, estás enfermo, ¡deja que te ayudemos! Sé que pued.

—Vuelvan a sus investigaciones —repite mecánicamente con los mismos gestos de antes.

Cuando dijo eso, perturbado subí de nuevo junto con Rafael y Dianne a nuestro lugar de investigación. Queria terminar de investigar todo... acabar con esto y ya, no para dárselo a Luis, sino para tratar de curarlo y tratar de sacarme ese... ese instinto que tenía de hacer daño. Para sacar de mí ese mal que quería y hacía daño sin control a todos, Y mientras corríamos los tres asustados para mi sitio de investigación, pensaba que sea lo que sea que intentara hacer, tendría que ser rápido, ya que no sabía lo que nos esperaría después de lo que paso hoy.

Y lo que nos esperaría, No sería nada bueno.

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