Capítulo 9
"Entonces me gustaría hablar con usted, joven Neuvillette"
Cuando estás palabras llegó a sus oídos, la confusión se hizo presente en su expresión por un segundo. Observó con seriedad al Arconte en el que ambos conectaron miradas, lo único que podía entender Neuvillette es que la conversación sería larga, aunque el motivo era lo único que no entendía.
¿Por qué de pronto quería hablar el Rey Geo con él? no es que se lleven muy bien ya que eran "enemigos" porqué lo son, ¿no? el Rey Geo es un Usurpador que ha gobernado por milenios sobre las tierras del Dragón Soberano Geo. Para Zhongli esa confusión fue evidente, ya sabía que este joven dragón no entendía los sentimientos humanos, el mismo había pasado por ese mismo desarrollo personal, gracias a sus viejos amigos entendió con el tiempo lo que eran esos sentimientos que él alguna vez llamo mundanos, por esta razón no puedo evitar recordarse así mismo de joven. Negó con un gesto de cabeza cuando ese pensamiento cruzó por su mente, el joven Neuvillette aún se estaba desarrollado mentalmente, no lo conocía muy bien así que no puede juzgarlo.
Aún así, sigue sin gustarle.
Cuando el banquete llegó a su fin, ambos dragones se levantaron de sus asientos y se alejaron del resto a una zona más tranquila y silenciosa. Verlos caminar juntos de alguna manera fue raro para todos, tuvieron la impresión de que acercarse sería peligroso ya que el aura a su alrededor era oscura, así que decidieron no hacerlo. Incluso consideraron poner un escudo para no salir lastimados si se desataba una pelea, digamos que el Arconte Geo alguna vez fue conocido por buscar constantes peleas con los dioses, por fortuna ahora era tranquilo.
Anémona los vio irse con una mirada preocupada, por ello giro su rostro para mirar al Arconte Anemo, se le acercó con pasos lentos quién con felicidad bebía de su cerveza.
— Mamá, ¿sabes a dónde va papá con el Juez Neuvillette?
Venti arqueó una de sus cejas sin retirar el tarro de su boca.
¿Por qué lo llama Juez Neuvillette y no solo Neuvillette?
Primero miró a su hija, para luego observar la misma dirección en la que se fueron los dragones. Venti también los había visto retirar, más decidió no tomarle importancia porque sabía que Morax no iba con la intención de pelear con el joven dragón, lo conocía muy bien hasta el punto que sabía que cuando iba a iniciar una pelea su semblante sería amenazante y no tranquilo.
— No estoy seguro, pero si los quieres seguir, adelante.
Venti se encogió de hombros y volvió a beber de su tarro de forma despreocupada. Si su hija quería averiguar lo que ellos dos hablaban, bastaría con pedirle al viento que le comunicará todo lo que hablaban. Sin embargo, Barbatos conocía a su hija tan bien como a la palma de su mano, sabía que Morax la habia educado para no espiar en conversaciones ajenas esa era una de las tantas reglas que le había enseñado.
Todo lo contrario al mismo Barbatos, que le daban igual las reglas.
Notó como su hija agachó la cabeza con decepción, el Arconte sonrió de forma traviesa.
— ¿Te gusta? — preguntó sin dejar de beber de su amada cerveza, la miró de reojo al no obtener una respuesta. No fue sorpresa para el Dios del Viento verla sonrojarse, es su madre está claro que la conoce muy bien. No, lo quiere decir es que él es su papá —: Si te gusta, dile lo que sientes e inicia el cortejo, te aseguro que ese viejo zopenco no se negara. ¡Es más! Estará orgulloso de que seas tu quién inicie el cortejo.
Anémona no entendió las palabras de su papá.
— ¿Yo?
— Si, tú.
Venti asintió con un gesto de cabeza.
— ¿Por qué yo?
Barbatos la observó con una sonrisa divertida.
— Eres la hija de Rex Lapis, el Arconte Geo. Teniendo en cuenta eso y que tú acortejes a un Soberano Dragón seguro que no dudará en presumir que su hija doma a un dragón.
Aunque en teoría Morax también es uno, o al menos la mitad. Anémona sintió como el sudor frío recorría su sien al ver la risita que soltaba el Arconte, su papá Venti era aterrador cuando se lo proponía.
•••
Ambos dragones caminaban al lado del otro con un silencio reinando en ellos, cualquiera que los viera, no le sería difícil distinguir cual era el mayor entre esos dos hombres que caminaban con elegancia y con los brazos detrás de su espalda. La diferencia de altura entre ambos no era mucha, siendo Neuvillette el más alto, el contenedor humano Zhongli se adaptaba a la mayoria de alturas de los humanos ya que en comparación a su cuerpo original, es incluso más alto que el joven dragón.
No es que lo presumiera, él solo decía la verdad.
— ¿Te has adaptado a la vida como humano, joven Neuvillette?
Zhongli habló con un notó de voz tranquilo que comúnmente utilizaba siempre. Mantuvo su mirada al frente sin mirar al dragón a su lado, ellos se habían quedado quietos en una zona tranquila donde podían apreciar las cascadas de agua.
Neuvillette no respondió hasta que paso alrededor de un minuto, tampoco miró al Arconte.
— Un poco — respondió sin mirarle —: Los humanos son extraños e interesantes.
Zhongli asintió estando de acuerdo con su respuesta. Después de todo, el también creía en eso, los humanos son extraños e interesantes, a veces incluso molestos por el hecho de ser codiciosos y deseosos de poder. Morax tenía experiencias con todo tipo de humanos, aún hasta la fecha, al trabajar en la funeraria "El Camino" era él quién debe hacerse cargo de aquellos humanos arrogantes.
— El trabajo del Juez Supremo le ha dejado muchas experiencias — comentó el Arconte mirando hacia el horizonte, Neuvillette observó su perfil unos segundos, luego regreso su mirada al frente.
— Sí, aunque la mayoría de ellos son un dolor de cabeza, pocos han dejado una huella en mi corazón — admite sin mentir.
Es sorprendente que dos dragones puedan interactuar entre ellos sin pelear, en pocas ocasiones ocurren cosas así, pero no deja de ser sorprendente. Neuvillette incluso el mismo se sorprendía de poder hablar con él Arconte Geo sin la necesidad de llegar a una pelea, tampoco es que fuese necesaria.
Las comisuras de los labios de Zhongli se curvaron ligeramente.
— Comprendo, no es fácil lograr entenderlos.
Neuvillette asintió, no lo eran, aunque tampoco eran muy diferentes a los dioses. Zhongli giró para mirar al joven dragón con una pequeña sonrisa en sus labios, por lo que el dragón soberano no dudo en devolverle la mirada con una expresión seria.
— ¿Conoce la historia del "Dragón y Su Luna"? — preguntó el mayor mirando al más joven quién negó con un gesto de cabeza, el mayor no se sorprendió de su respuesta —: Se la contaré, es una historia que surgió mucho antes de que el Primer Trono llegará a Teyvat.
El más joven puso total atención ante las palabras del Arconte, antes que Zhongli comenzará a narrar la historia, con su poder invocó una pequeña mesa de té. Con un gesto de su mano, le indico al soberano que tomara asiento, luego sirvió dos tazas de té.
— Antes de la creación del tercer mundo y la llegada del Primer Trono, hubo una vez tres lunas brillantes en el cielo, sus nombres eran: Aria, Sonnet y Canon. Las tres hermanas que reinaban en el Palacio de la Luna, cada diez días accedían el trono a la siguiente hermana, era un ciclo que cada una seguía. Se decía que las tres hermanas compartían un gran afecto por un mismo amor pero debido a una gran calamidad las tres hermanas se volvieron una contra la otra.
» De las tres lunas, una quedó viva, está era Sonnet la segunda mayor. Debido a su temperamento, cuando la luna llegaba, las noches se volvían frías e inseguras. Por esta razón, los viajeros evitaban viajar durante las noches y decidían refugiarse hasta que el Sol saliera.
» Un día de lluvias, Sonnet descendió y viajo por este mundo con el fin de traerle paz a su corazón. En ese tiempo los Dioses convivían con los humanos, así que Sonnet no fue rechazada, en cambio fue envuelta en una nueva calidez que ella no conocía. Con el tiempo, Sonnet ascendía a su trono todas las noches y descendía al mundo durante el día, este fue un nuevo ciclo de reinado.
» Entonces cuando Sonnet llegó a la nación del agua, conoció a uno de los siete soberanos elementales. Al principio, el soberano elemental era reservado y frío con ella, pues no confiaba en ningún ser que estuviera relacionado con el Primer Trono, porque eran sus enemigos. Sonnet le tuvo que contar sobre su linaje, le explicó quién era y a qué venía, además de aclararle que ella no tenía nada que ver con él, el soberano elemental se compadeció de ella. Más tarde, ambos compartieron momentos durante el día, y durante la noche, Sonnet regresaba a sus dominios.
» El soberano elemental todas las noches contemplaba la luz de Sonnet, notando que sus noches eran frías y nostálgicas, tal y como contaban los humanos. No queriendo preguntar, guardo su curiosidad, ya que después de todo, él también guardaba un gran secreto. El uso de un poder desconocido que le ayudaría a derrotar al Primer Trono era el secreto más grande que él guardaba, la luna no podía saber eso.
» El problema vino después, al no saber que efectos tendría este poder prohibido, su cuerpo comenzó a enfermar y su temperamento se descontrolaba. Entonces con el fin de proteger a la luna Sonnet de él mismo, decidió atacarla para asustarla y alejarla de él, ella pensando que estaba de mal humor solo se fue. Al día siguiente regreso y volvió a ocurrir lo mismo, el soberano elemental intento alejarla de él.
» Continúo unos días más, hasta que Sonnet decidió preguntarle que le ocurría. Entonces lo entendió cuando vio los rastros del poder prohibido en su cuerpo, dándose cuenta que estaba siendo dañado y él perdía la cordura cada vez más. Hasta el punto en el que termino por olvidarse de ella y de aquellos sentimientos que el escondía con tal de protegerla.
» En la segunda guerra entre los Principios Celestiales y los Soberanos Dragones, el soberano elemental que ella conoció perdió la vida. Cuando Sonnet se enteró de esto, ella lloró durante quince días la muerte de su segundo gran amor. Las noches regresaron a ser frías y peligrosas, debido a su corazón roto ella ya no volvió al mundo donde conoció al soberano elemental.
— Ese soberano elemental no era otro que el mismo Rey de los Dragones.
Zhongli sin mirar al dragón a su lado, bebió de la taza de té en sus manos. Neuvillette noto una ligera sonrisa en los labios del medio dragón. La historia contada, él no tenía conocimiento alguno de ella, había escuchado de la existencia de las tres lunas y lo ocurrido con ellas, pero no la historia de la única luna que quedaba.
Era una sorpresa.
— Se dice que los dragones se enamoran solo cuando han encontrado a su pareja predestinada, pero en realidad pueden enamorarse de quienes deseen, más su amor solo será efímero y no eterno. En cambio cuando encuentran a su pareja predestinada, su amor es eterno incluso hasta después de la muerte — dijo el Arconte, luego su rostro giro para mirar al dragón con seriedad —: sin embargo, cada dragón tiene su pareja predestinada con características distintas que son compatibles con ellos. ¿Sabes cuáles son, joven Neuvillette?
El Ludex Neuvillette negó con un gesto de cabeza, lo que provocó una pequeña risa en el medio dragón.
— Nacen con el emblema que corresponde al dragón con el que están destinados.
El dragón del agua abrió sus ojos con asombro. Zhongli guardo silencio unos segundos, cuando el se enteró de esta información, era joven. Al principio le había sorprendido y pensó que en algún momento de su vida él también conocería a su pareja, su ilusión se apagó el día que leyó que las parejas predestinadas no eran comunes. Pocos dragones tenían suerte, algunos incluso morían sin conocerlos, por lo que algunos dragones decidían olvidarse de esas parejas destinadas y buscaban parejas distintas.
El hecho de que el joven dragón y su hija fuesen una pareja predestinada, no le sorprendía tanto. Pues ahora conocía la razón del emblema en su cuello.
•••
¡Hola! Gracias por esperar la actualización.
Lamento si tarde mucho en actualizar, se acerca el final del semestre, así que tengo muchas tareas por delante.
Cómo aclaración, la historia contada no forma parte del Lore de Genshin Impact. Sin embargo, las tres lunas sí y Nibelung también.
Gracias a todos y a todas por leer, nos vemos en la próxima actualización.
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