Capítulo 5: No tan agradable


La mirada puesta en aquella pareja de cisnes que nadaban en el río mientras el sol se ocultaba era una de las cosas más magníficas de la naturaleza. El cantar de las aves, la cascada del río al fondo, el sonido del agua y el viento tomando paso por el pasto y los árboles, eran sonidos satisfactorios y tranquilizantes que cada cierto tiempo me gusta evidenciar. Amando cada detalle, cada sonido, cada color... y es el único momento de paz que tengo para entablar comunicación con mi interior, recordando el hecho de que Miles se atrasaría más de lo pensado me entristecía y venir acá de cierto modo me tranquilizaba.

Ya era hora de volver al palacio antes de que mi madre se ponga histérica por andar sola y sin vigilancia. Tomé a mi caballo, me monté en él y anduve un rato cabalgando por el pueblo, hasta llegar al palacio, Dante me estaba esperando, me baje del caballo se lo entregue a uno de los guardias que llegaron al momento que llegue y empecé a caminar junto con Dante.

–¿Qué hacías en la entrada? — pregunté curiosa

–Te vi a lo lejos y quise esperarte, así tu querida madre no te molesta - rió y yo junto a él — Esmeralda lo que pasó hace unos días, sobre...

Lo interrumpí — Dante, no me expliques nada, se que vas apoyar a Damon, además no caigamos en esto otra vez.

Al llegar a la entrada del palacio, uno de los guardias nos indican que nos están esperando para cenar, apresuramos un poco el paso hasta el gran salón, todos nos estaban esperando, Damon se acercó a mi

–Esmeralda yo... —

–Buenas tardes, príncipe — dije de una manera cortante, el me miró algo sorprendido en cómo le hable, este hizo una reverencia besó mi mano y yo proseguí en mi camino para cenar.

La cena fue agradable y muy ruidosa como en estos días desde que ellos llegaron, anécdotas y chistes era lo que más hacía ambiente, Damon cada vez que podía intentaba acercarse a mí y yo simplemente lo rechazaba, más por molestia era por incomodidad. Ya muy tarde todos nos fuimos a descansar, ya que mi padre nos informó que mañana nos diría algo muy importante que tiene que ver con el futuro de la corona.

A la mañana siguiente hice lo rutinario, Marian casi siempre estaba conmigo, hoy tenía clases de geografía y literatura así que no estaría del todo conmigo, había mucho movimiento en el palacio, la servidumbre iba de un lado a otro, una de las chicas de la servidumbre me detiene y me enseña aquello que tiene casi a todos asombrados "La boda entre Benjamin Castillo y Louisa Sallow se llevará a cabo dentro de dos días", le di las gracias y seguí mi camino ahora pensando en aquello... Desde que me encontré nuevamente con ellos todos me hablan de boda y compromiso con la corona, el hecho de tener que decidir entre mi felicidad y la de mi pueblo es una de las tantas cosas que temo, y debo decidir que hacer antes que mi madre y mi padre se me adelanten.

Ya era de tarde cuando terminé mis clases de literatura y geografía, me llevaron directo al palacio, cuando estuve apunto de entrar a la habitación, alguien me tomó del brazo deteniéndome.

–Esmeralda, se que no quieres hablar conmigo, pero necesito... necesitamos hablar — diría Damon, a mi oído ya que aun me encontraba de espalda a él. Moví mi brazo para soltarme de su agarre y voltee para verlo, lo mire de arriba abajo, entrecruce mis brazos y lo mire fijamente

–Damon, no estoy molesta, solo no hay que hablar del tema y pasar la página — dije seria — Si, te he evadido estos días, lo sé, solo el tema me pone algo incómoda e irritada, no son ustedes. Tranquilo.

Espontáneamente Damon me abrazó luego de lo último que dije, yo sonreí y lo abracé de vuelta, desde que nos conocemos siempre hemos tenido nuestras diferencias y la mejor manera que nosotros lo arreglabamos era dándonos un cálido y largo abrazo.

Un carraspeo nos separó de inmediato, noté que era Marian – Disculpen la interrupción majestades, pero me ordenaron ayudar a la princesa Esmeralda para está noche y se está haciendo algo tarde, su alteza — dijo ella mirándonos, Damon asintió mientras sonreía, me susurro en el oído "Aunque te arregles no cambias" mientras reía, yo lo miré seria mientras reía con él.

Luego de dos largas horas de arreglo, me mire en el espejo, me veía más arreglada de lo usual pero me gustaba como vestía, tenía un vestido rojo hacia los costados y negro en el medio de mangas largas abonbachado en los hombros de cuello alto, con detalles en los bordes de negro, junto con un corset rojo con negro, adornada con joyas en el cabello muy al estilo hindú.

Marian estaba a mi lado, sonriendo amablemente – Creo que ya está lista, princesa — dijo ella tomando todos los vestidos que me probé para guardarlos, asentí — Deberíamos ir al gran salón, quizás ya la están esperando allá -

–Tienes razón, vamos, deja eso ahí, Marian yo lo recojó cuando termine la velada — dije amablemente abriendo la puerta, Marian sonrió y me siguió escaleras abajo. Al estar ya en pasillo principal observé a mi madre, se notaba algo nerviosa, al verme me miró de arriba abajo y me sonrió

–Preciosa como toda una princesa, eres encantadora hija mía, hoy será una gran noche — diría ella sonriendo, a lo que yo no entendía, pero sonreí de vuelta para ser cortés con mi querida madre — Esmeralda, necesito, no, quiero que hoy te comportes como tu misma, como toda una princesa que eres ¿ok? quiero que esta noche salga todo perfecto - la mire algo confundida, arrugue el entrecejo

–Está bien, mamá — dije intentando entender qué me quisó decir, me tomó de la mano y me guió al gran salón, entró ella primero y luego entre yo, junto a Marian que estaba a mi lado, mi padre, junto al rey Dalton y Janette me miraban aún más sonriente de lo usual, Damon y Dante igual de confundidos que yo, los salude a todos y luego me acerqué a Damon y a Dante.

–Ehm... ¿Ustedes sabrán por qué todos están tan raros? - pregunte mirando de reojo a mis padres

–No lo sé, querida Esmeralda — Diría Damon soltando un suspiro largo — Desde hace unos días Janette está muy rara, ella usualmente no es así

–Es cierto, mi querida madre decía que, cuando una mujer se comportaba de esa forma es porque algo pasaba — diría Dante.

–Bien, como ya estamos todos, quiero invitarlos a todos al gran comedor allá les hablaré de la gran noticia — diría mi padre, todos obedecimos. Transcurriendo ya la cena, mi padre con una copa de vino en mano, se levantó de la mesa y captó nuestra atención haciendo un leve carraspeo — Para empezar el anuncio quiero darle las gracias a mi querido amigo, Dalton, por venir nuevamente a mi reino, es muy gratificante tenerte de nuevo aquí, teníamos muchos años que no compartíamos nuevamente, que así sea por muchos años más, salud — todos levantaríamos nuestras copas, diciendo "salud" al unísono, el rey Dalton se levantaría —

–Gracias a ti, amigo mío por siempre ser tan servicial y tan gentil conmigo, con mi reino y con mi familia, mi querida y difunta esposa siempre te recordaba con gran cariño, mis hijos te quieren como un tío o padre, y yo quiero a tu hija como si fuera una hija para mí, y ese sentimiento no se comparte con cualquiera. Primeramente debo decir, y anunciar que he tomado una decisión hijos míos con respecto a la corona — tomaría una pausa tomando la mano de Janette — Ya estoy muy viejo para seguir llevando la corona, y es momento de ceder mi trono al mayor de mis hijos, que ha sido educado para esto — Damon lo miraba sorprendido al igual que Dante

–Padre pero si usted tan solo tiene 49 años de edad, no le parece que es muy precipitada esta decisión — comentaría Dante

–Hijos, quizás para ustedes lo es, pero tengo derecho a renunciar a ella y cederlo, y quiero retirarme y vivir una vida en paz junto a mi querida y amada esposa, ustedes saben cuando he querido eso — volvería a tomar una pausa y vería a mi padre — y nuestro reino necesita un rey joven, y aun más justo que yo, y claro que Damon es el indicado, y junto a un nuevo rey debe haber nuevas uniones y fortalecer las uniones que nuestros homólogos ¿cierto querido amigo? — plantearía el Rey Dalton viendo a mi padre

–Muy cierto, y para fortalecer nuestras relaciones hay que tomar decisiones difíciles pero necesarias porque es un deber. Querida esposa, hija mía, se tomó la decisión de que es hora Esmeralda, querida hija, que empieces a tomar riendas de tu deber como princesa de esta corona y por eso hemos decidido tu madre y yo, que te uniremos en matrimonio con el príncipe Damon — los mire consternada luego mire a Damon que estaba en frente de mi aun mas consternado — Y antes de que lo preguntes, el rey Dalton estuvo de acuerdo, y es una decisión tomada y aprobada.

Me tomo unos minutos procesar aquello, me levanté de golpe y los miré — Me niego, me niego rotundamente a este matrimonio destinado al fracaso — dije molesta sin quitarle la mirada a mi padre

–¡Esmeralda! – exclamaría mi madre levantando un poco más la voz

–¡No! ¿Acaso no aprendieron de lo que sucedió con Magnolia? ¡Un matrimonio arreglado destinado al fracaso! ¿O acaso no se acuerdan cómo terminó todo? — mire al rey Dalton y luego a mis padres.

–Esmeralda, por favor - diría Damon y Dante al mismo tiempo algo incómodos.

–¡Esmeralda, así no sucedieron las cosas! - exclamaba mi madre

–¡Claro que sí! ¡Condenaron a Magnolia a su muerte! ¡La casaron con un duque para "fortalecer al reino"! ¡¿Y qué ganó?! Depresión, golpes, maltrato y terminó en un río ahogada a manos de su propio esposo, un matrimonio arreglado destinado al fracaso desde un inicio y nisiquiera pagó por su muerte porque no habia pruebas de tal asesinato, lo que sabemos es lo que el rey nos dijo — dije enfurecida

–¡Esmeralda ya basta! - mi padre se acercó a mí, furioso – ¡Te vas a casar y punto! ¡Es una decisión tomada! — aseveraría

–¡Pues yo no me casaré! — Exclamé haciendo énfasis en cada parte de la oración, para luego correr hacia la puerta de salida del gran comedor y salir del palacio, corrí tan rápido como me dejó el vestido hasta las caballerizas, tomé mi caballo y salí de ahí.

En el palacio la tensión se sentía, la incomodidad y la tristeza, los padres de Esmeralda algo apenados se acercaron al rey Dalton

–Hermano, disculpa, no sabía que Esmeralda... — el rey Dalton levantó la mano

–Tranquilo, Esmeralda es impulsiva y aun le duele lo sucedido con Magnolia – aseguraría algo serio pero con algún atisbo de tristeza en su voz

–¡Señor la princesa Esmeralda ha huido del palacio! — diría uno de los guardias del rey entrando precipitadamente al gran comedor, todos miraron sorprendidos y preocupados, era muy de noche para que ella anduviese por ahí.

–Gracias por informar... ¿Alguna otra cosa? - preguntaría el rey

–Si, ya llegó el batallón que usted envió a la provincia de Tshu — el rey asintió levemente pensando — Si usted desea majestad mandar a su guardián, el guardián Córdoba a buscarla — el rey tomó aire, veía a su esposa y al guardián pensando que hacer, eso sería como diez segundo hasta que tomó una decisión.

-Enviadlo, que la encuentre y me la traiga, está niña me escuchará - ordenaría, dicho eso el guardián se retiró.

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