Capítulo 4: Diferencias

- ¡Espera! ¡Espera! ¿Nos hiciste creer todo este tiempo que eras un simple cantinero? —dije algo euforica viendole fijamente—Digo no estoy molesta, pero, vaya si que me lo creí

-Esmeralda...   no lo habia dicho porque no me representa ser un principe, además aquel bar no es totalmente mío —volteo a ver a Damon que se estaba riendo de mi cara de confusión luego me miro a mi — Así que siempre me presento con mi apellido pero las personas no me asocian con mi hermano mayor, porque casi siempre no estoy

-Claro...— Voltee a ver a Damon —En todo este tiempo que los he conocido —luego recorde algo -- ¡Claro! ¡Tiene sentido! -- me acerque a Damon apuntandole con mi dedo indice — ¡Tu! ¡Tu siempre me hablaste del huesped de la habitación que casi siempre estaba vacía! ¡Era de tu hermano! — dije con una mirada acusadora, Damon levanto las manos y echo a reir

-¿Me llamabas huesped, Damon? — Preguntó Dante mientras soltaba una risita

-En mi defensa, Esmeralda preguntaba mucho y tampoco me dejaba responder, siempre curiosita — esto ultimo lo dijo bajando mi dedo indice de su pecho

-Con razón...— dijo Dante llevando la mirada para su izquierda

-¡Oigan! ¡No sean así! — dije haciendo un puchero

-Jóvenes — mi madre junto a Janette venian a nuestro encuentro desde el gran salon — Ya está lista la comida, vengan con nosotros — Mi madre nos miro, primero a Dante que estaba caminando hacia Janette, luego a Damon y a mi, bajo la mirada luego sonrio para despues ver a Janette que tambien le sonreia, Damon y yo nos miramos confundidos.

-Yo creo que es mejor que se suelten, antes de ir — Diria Janette antes de darse la cuenta, ambos bajamos la mirada hacia nuestras manos, estabamos agarrados de manos y no nos habiamos dado cuenta, nos soltamos de inmediato, sentí algo de verguenza y lo supe porque sentí que la sangre subio a mis mejillas encendiendolas. Caminé rápidamente para alcanzar a mi madre que se habia ido junto a Janette y Dante, dejando atrás a Damon. 

Ya todos habiamos comido, fue un almuerzo muy agradable y ameno, el Rey Dalton siempre tenia alguna anecdota o chiste que decir, junto a mi padre. Pensé que se devolverian de inmediato a Tshu, pero aparentemente no, se quedaran por unos días.

-He... Esmeralda — interrumpiria mis pensamientos, el Rey Dalton 

-Si, digame — dije parpadeando dos veces

-Dante me ha contado que tu tienes un guardian y desde que llegue no lo he visto — mira a mi padre — ¿Lo has decapitado? — abri los ojos hacia mi madre y esta sonrio negando —Tranquila Esmeralda, tu guardian ya viene en camino, la campaña en Tshu resulto victoriosa, mis aliados cuando me vine de mi provincia ya se estaban retirando 

-¿Es eso cierto padre? — pregunte

-No vas a creer en el rey Dalton que ha sido como un padre para ti — diria mi padre algo ofendido, mire al rey Dalton algo apenada

-Tiene razón, mis disculpas su majestad — dije agachando la cabeza

-Tss tss — Janette me levanteria la cabeza mientras hacie ese sonida — En Tshu no se acostumbra a bajar la cabeza y menos nosotras ¿cierto cariño? — diria esta viendo el rey 

-Si amor, Esmeralda jamás bajes la cabeza ante nadie, ni al mismisimo diablo. Tu eres y serás valiosa ante todos. Recuerda siempre, nunca bajes la cabeza pase lo que pase ¿ok? 

—asentí—

-Mi padre tiene razón, Esmeralda — se acercaría Damon — No tienes porque apenarte, ni arrodillarte ni avergonzarte, ser tu misma es un privilegio, además ¿quien dijo que ser parte de la corona nos exime de ser imperfectos? Nadie — Damon tomaria mi mano — Algo que siempre admiré de ti, era tu capacidad de hacer muchas preguntas y no avergonzarte, seguidlo haciendo, te hace única — Sonreiria el para luego darme un beso en la mano y soltarme, sentía las miradas puesta en mi, me dio algo de verguenza pero elimine aquellos pensamientos rapidamente. 

Luego de un rato, Damon, Dante y yo decidimos ir de paseo un rato, mientras que nuestros padres hablaban y recordaban guerras, era increible la diferencia de crianzas y pensamientos a pesar de todos formar la corona, mientras que Janette siendo una campesina de familia de clase media pudo enamorar al rey y sus hijos lo aceptaron sin problema, mi familia no aceptaria que su hija esté enamorada de un plebeyo, que la trata como su reina... Jamás aceptarían nuestro amor, pero debía intentarlo... Todos tenian razón en cualquier momento mi madre conseguira a alguien con quien casarme y no podre hacer nada.

-Esmeralda — Damon me tocó el hombro — Andas muy pensativa hoy, ¿en que o quien piensas? — lo mire por un momento y luego Dante que se encontraba comiendo uvas

-En nada — dije en seco

-Ay Vamos, Esmeralda. No te preocupes yo le conté a Damon de Miles — lo mire enojada — No te enojes, ambos tienen algo en común 

-¿Que cosa? — pregunté intentando entender que era eso en "común" 

-Dile Damon — diria Dante mientras se levantaba e iba a la orilla del río, Damon farfullo 

-Damon... ¿Que quiso decir él? — Damon tomo aire para luego soltarlo

-Estoy enamorada de una de las muchachas de compañia de Janette — lo mire sorprendida — Es algo correspondido, Esmeralda. Y así de hermoso, puro y alucinante, pero también algo prohibido, mi padre aunque a veces muy liberal, siempre ha dicho que sus hijos deben casarse con mujeres de alta arcunia — bajo la mirada — Mi padre se caso con un campesina de clase media... y nos quiere obligar a casarnos con mujeres de clase alta para "no perder el poder ni la clase" — reiria bajo — Por eso Magnolia... 

-Damon — diria Dante que estaba regresando  — Lo que paso con Magnolia no fue culpa de nuestro padre y tu muy bien lo sabes

-Ella era la luz del palacio, y el la destruyo, Dante ¿No te parece poco? — Damon estaba algo irritado

-Yo, yo he recibido cartas recientes de Magnolia — dije viendolos a ambos, ambos me miraban como sorprendidos o quizás confundidos, no lo sé.

-¿Cartas? ¿De Magnolia?  — Interrogaría Damon

-Si... 

-Imposible, Esmeralda, tu lo sabes... Eso es imposible. 

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