- Rosas rojas, fresas, y vino – pensé – Mire hacia mi costado viéndolo de reojo, el solo me sonreía, vestido de pies a cabeza como un príncipe, vestido de negro y azul, sus ojos era lo que me seguía cautivando años tras años.
- ¿Cariño? ¿en qué piensas? – diría él acariciándome el hombro y observándome detenidamente –
- En que creo que alguien le gusto mi vestido – dije riendo a lo bajo, a lo que él asintió – yo cargaba un vestido beige con hombros descubiertos tapándome un poco con un tul color rojo
- Como no me va gustar, si eres tu quien lo tiene – su tono de voz cambiaria a seductora mientras se acercaba a un más a mí – Tus ojos me fascinan, tu rostro me ilumina todos los días – marco aquellas palabras con un beso en mis mejillas – Tu sonrisa – luego un beso en la nariz – tus manos – en la frente – Toda tu, me encanta – me beso finalmente en la boca, bajando lentamente por mi cuello, me recostó del sofá que estaba a un lado de nosotros, sus labios recorría mi cuello hasta llegar a mi hombro y se discurría por mi brazo derecho para nuevamente subir, yo tenía la respiración algo agitada ¿pero cómo no estarlo?
Su mirada se posó en la mía y con una sola palabra un recuerdo vino a mi mente. Sin perder el tiempo Miles me ayudo a quitarme el vestido mientras me daba dulces y cortos besos en toda mi espalda, me tenía delirada con esa acción.
– Hazlo – Susurre.
– ¡Esmeralda despierta! – Me dirían mientras golpeteaba levemente mi hombro, entre dormida y despierta visualice y era mi madre quien me llamaba - ¡Cariño ya es tarde! ¡Despierta, arréglate, que tenemos visita!
-Ay madre, pero...
-¡Que te despiertes ya, dije! – Dicho eso se fue rápidamente.
Me levante lentamente, recordando ese sueño una y otra vez, como lo extrañaba, este sueño fue una manera muy linda de mi subconsciente recordarme la última vez que estuvimos juntos antes de que se fuese, extrañaba su voz, sus ojos, sus manos, lo extrañaba a él y solo a él. Luego de darme mi larga ducha, me quede embobada viendo mi closet, no sabía que ponerme, esta vez, no tenía ganas ni de bajar a desayunar, pero cada diez minutos Marian entraba a mi habitación a apresurarme gracias a mi madre.
-Princesa, su madre sigue esperando por usted – Entraría nuevamente Marian, me miro de arriba abajo – Aún no se ha vestido...
-¡No sé qué ponerme, Marian, ayúdame! – Dije algo desesperada, esta sonrió mientras asintió vio mi closet por unos segundo rebuscando rápidamente, saco ese vestido beige del sueño, beige con detalles dorados, era muy lindo el vestido.
-Póngase esto princesa, este vestido le queda muy lindo, la espero afuera – Se retiró rápidamente. Veinte minutos después, ya yo estaba lista, abrí la puerta y ahí estaba Marian esperándome pero esta vez estaba mi padre.
-Cariño, tu madre está furiosa porque no has bajado, por favor baja de una vez, el rey de la provincia de Ascank llego y con él una visita que sé que te gustara ver – lo mire expectante ¿Miles? ¿Vino ya con él? – pensé – Camine rápidamente junto a Marian sin perder la postura al llegar al salón, vi a mi madre junto a una chica castaña, casi de mi estatura, está traía un vestido color rojo con detalles azules y a su lado un chico castaño más alto que ella, al acercarme a donde estos estaban, mi madre sonríe intentando no matarme con la mirada, a estos voltear para verme y yo mirarlos de inmediato supe quiénes eran, me abalance sobre la chica
-¡Camile! -- esta reiría mientras me abrazaba
-Esmeralda – Se separaría de mi tomándome de las manos para verme de arriba abajo – Estas preciosa, muy hermosa – me abrazaría nuevamente
-Te dije que Esmeralda se alegraría de verte, los dejo, mi esposo debe estar con el rey Jorge y yo no me despego de mi esposo cuando se reúne con nuestros homólogos, un gusto en verte Camile, cuídala mientras no estoy – Esto último lo diría mi madre desde la puerta, ya solos me acerque a Jaren, este me hizo una reverencia
-Princesa Esmeralda, sigue muy risueña como siempre, es grato verle nuevamente ¿Y tú guardián? Que no lo veo por aquí – preguntaría él.
-De campaña en Tshu, mi padre lo envió – dije algo cortante, ambos lo notaron
-Hey cariño, tranquila, el volverá, Antonio está allá – Diría Camile, la mire asombrada, mire de reojo a Marian que se encontraba a mi lado – Marian Belisario, que bueno es verte, tenía tiempo que no te veía, desde que mi padre te envió para acá.
-El gusto es mío, señorita Camile – Marian respondería algo cortante con Camile, llegando a sonar un poco grosera, a lo que voltee de inmediato.
-Marian, esa no es la forma correcta de responderle a la futura reina de la provincia de Ascank y sobre todo comprometida del rey Jorge, ella se merece un respeto – Respire profundo y solté un suspiro – Retírate por favor, ve al jardín o anda a la cocina, o mejor, tomate el día, yo les diré a mis padres, no hay ningún problema, retírate por hoy – Marian me veía asombrada de como la miré, pestañeo varas veces y asintió, retirándose rápidamente.
-Esmeralda, creo que fuiste un tanto dura con ella – Diría Jaren a lo que Camile asintió
-Lo sé, pero mi madre muchas veces se entera de las cosas que digo y hago por ella, ella me ha mostrado lealtad pero... cuando se trata de Miles no, digamos que entre los servidores creen y rumoran que Marian ha estado enamorada todo este tiempo de Miles, así que... debo cuidarme las espaldas – diría viéndolos fijamente a ambos – Pero cuéntenme, ¿Qué los trae por aquí? Vamos al jardín y seguimos hablando.
-Tu padre invito al rey, para firmar un pacto que la verdad no sé qué tipo de pacto, Esmeralda, pero algo importante debe ser, relaciones entre provincias supongo– Diría Camile mientras tomaba la galleta que habían puesto en la mesa del jardín – Esmeralda dime algo en estos tres años que han pasado ¿les has insinuado o te has tomado el tiempo de decirles que tienes un relación con Miles?
-Yo... yo no – uno de los guardianes de mi padre se acercaba
-Princesa Esmeralda, Señorita Camile, las esperan en el gran salón – Ambas asentimos y nos dirigimos allí, Camile camino rápidamente junto a Jaren hacia Jorge, quise acércame y abrazarlo pero me limite por mis padres ya que ellos aun Vivian en la ignorancia de todo lo que vivi en aquel entonces, solo supieron que me protegieron.
-Rey Jorge, que grato es verlo – dije dando una reverencia
-Princesa Esmeralda, verla a usted es más grato aún, sigue siendo esa niña que tuvimos que proteger de mi padre, ya toda una mujer – diría este sonriendo, buscando con la mirada a quien ya supongo – Princesa que raro es verla sin su guardián, me he enterado por uno de mis caballeros que se encuentra allá apoyando a Tshu – Jorge miraría a mi padre y ambos asentirían.
-Señor, debe estar contento de que a pesar de su edad aún no se haya comprometido ni mucho menos tengo pretendientes, ya que es su única hija, no quiere perderla, si yo tuviera una hija yo me sentiría así – Sonreiría este mientras reía junto a mi padre
-Mi esposa es la que la quiere casar de inmediato, pero mi hija es tan difícil – diría el riéndose en mi cara, viéndome, Camile intentaba no reírse mientras me miraba.
-Muy gracioso padre – dije llevándome las manos a la cadera
-Muy gracioso cariño, pero, vamos a comer, es grato tener visitas como ustedes – diría mi madre.
Luego de comer y estar un rato riéndonos en el gran salón, mi padre y mi madre se retiraron un rato dejándome a mí a cargo de atenderlos a ellos, quedamos en un silencio algo incómodo por unos minutos hasta que Camile volvió a hablar.
-Esmeralda, en el jardín te hice una pregunta ¿Les has dicho? -- diría ella en un tono muy serio, Jorge frunció el ceño sin saber de qué hablaba Camile
-Cariño ¿Qué paso por qué tanta seriedad? – Jorge me miraba a mí y luego a Camile
-Amor, tu muy bien sabes mejor que yo, que a la edad que ella tiene ya debería estar comprometida o casada, ella ni siquiera pretendientes tiene, en cualquier momento su madre conseguirá un pretendiente y la van a casar – Camile callaría y luego me miraría a mí – Y tu muy bien sabes Esmeralda, que antes de ser mujer eres una princesa y si te obligan a casarte por el reino debes cumplir, y no creo que tus padres estén muy contentos si se enteran que sales con un "don nadie" – diría ella haciendo comillas en la última frase – Hay muchos panoramas para tu relación, pero debes hablarlo antes de que sea tarde.
Yo ya harta de que cada vez que veo a alguien me recuerda que ya estoy en la edad para que me casen o que me case voluntariamente, que debo ser sincera con mis padres y recordarme que soy una princesa y tengo un deber con la corona, me levanté furiosa y la mire fijamente.
-Lo que tú me has dicho yo ya lo sé, hace unas semanas vi a Benjamín y a Louisa y me dijeron lo mismo, estoy cansada, ¡Ya basta! No les he dicho nada porque estoy esperando que Miles regrese para ambos afrontar lo que nos viene encima, quisiese que todos dejasen de tratarme como una niña pequeña, se cuál es mi deber y sé que es lo que debo hacer y... – en eso mis padres entrarían de nuevo – Y como les decía estaba esperando que mis padres llegasen porque necesito retirarme urgentemente, con su permiso – hice una reverencia y me retire rápidamente a mi habitación.
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