Capítulo 14: Unión arreglada y el consejo.


Unos días antes del matrimonio el rey Dalton junto con su esposa habían arreglado un encuentro con uno de los pintores mas famosos de Tshu, querían que este retrataran a Damon y a Esmeralda juntos, como novios y el día de la boda como esposos. Todo el palacio estaba ajetreado en los preparativos, manteles, mesas, comida, música, decoraciones, todo era un caos, y Esmeralda solo observaba detrás del hombro de Damon quien se encontraba delante de ella sujetándola de la mano.

- ¿Para que tú padre nos ha llamado al salón principal? – Esmeralda miraría a Damon mientras seguían caminando y observando el panorama.

- La verdad, no lo sé, Esmeralda. Solo caminemos. – Diria el en un tono obstinado.

- ¿Estas molesto?

Damon paro antes de entrar al salón principal, se puso frente a ella, sonriéndole tomo delicadamente ambas manos y las beso – ¿Por qué estaría molesto cariño? Solo que esto del matrimonio me pone un poco estresado, pero no estoy molesto – Se acercaría a ella dándole un tierno beso en la frente – Vamos que padre nos espera.

Entraron al salón principal, ahí se encontraba Janette, el rey y un hombre de mas o menos unos 30 años de edad, flacucho, de tez clara, cabello ondulado, color rubio, sus ojos eran de color miel, vestia con una camisa blanca un tanto desaliñada, un pantalón holgado negro y unos zapatos que combinaban. Este se acerco a Esmeralda, tomando su mano y besándola para luego hacer una reverencia.

- Bien, conozcan a Felipe. Es un gran amigo y un gran pintor, le pedi que viniera por que quiero que los pinte juntos, son los futuros reyes y me gustaría que hubiese un cuadro de ustedes antes de casarse y habrá otro cuando se casen – Diria el rey entusiasmado, Esmeralda y Damon se miraron y sonrieron.

Ya habían pasado alrededor de dos horas y medias. Esmeralda y Damon estaban ya cansados pero seguían posando para el pintor, Damon se encontraba sentado en una silla de oro y a su lado Esmeralda posando su mano izquierda del hombro derecho de este. Damon vestia con un traje completamente rojo con detalles en dorado y blanco, mientras que Esmeralda vestia de un vestido de una capa oscura de color morado con detalles en plateado, junto a una tiara plateada.

- Denme un momento – Felipe pararía de pintar ya que le urgia ir al baño, Damon y Esmeralda aprovecharon para descansar de la posé.

- Sin duda el cuadro esta quedando maravilloso, chicos – Janette se acercaría a los dos sonriendo junto al rey Dalton

- Hay que darle también merito a los modelos – reiría el rey Dalton.

Unos aplausos y risas se escucharon entrar al salón principal, un hombre un tanto mas bajo que el rey, corpulente de tez morena, cabello liso y largo, color negro, ojos color verde, se acercaba a ellos, mientras reia y aplaudia de forma ironica. – Vaya, vaya, vaya – Esmeralda al verle quedo en profundo silencio, entro en un estado de conmoción, apretaba el hombro de Damon y este se dio cuenta de su estado.

-Imbecil ¿Qué haces tu, aquí? ¡yo te exilie! – Exclamaria el rey acercándose al hombre

-Usted me exilio hasta que se cumpliera los 5 años de la muerte de Magnolia, y según mis cálculo han pasado 7 años de la muerte de mi amada esposa – diría este hombre mirándolo de forma retadora – Veo que están pintando a la bella pareja – sonreiría viendo el cuadro casi terminado – Felicidades príncipe Damon y... - vería a Esmeralda de arriba abajo – princesa Esmeralda – su tono de voz cambiaria al decir el nombre de esta, paso de ser un tono ironico a un tono de sorpresa.

Esmeralda no paraba de ver al hombre, su respiración empezaba hacer agitada, su corazón palpitaba a mil por horas. Damon se levantaría de su asiento – Esmeralda... ¿Qué pasa? – miro el hombre con extrañeza y nuevamente a Esmeralda – Esmeralda dime – puso su manos sujetando su cara delicadamente para que lo mirara a el fijamente a los ojos – Esmeralda, vuelve ¿Qué pasa? ¿Cariño?

-Él... yo, yo lo ví... - susurraría, Damon la miro con un estado de extrañeza – Damon... - parpadeo varias veces bajando la mirada, esta desvio su mirada – Yo...

- Esmeralda ¿Qué pasa? – Janette se acercaría

- No dejen que se vaya, por favor... - volvería a susurrar. Janette y Damon se miraron, este solto el rostro de Esmeralda y se acerco al hombre

-¡¿Qué le hiciste?! ¿¡No te basto con matar a mi hermana!? – Vociferaría, el rey tomo a Dalton del brazo – ¡Cobarde! ¡No debiste volver! ¿Conoces a la princesa Esmeralda?! – El hombre solo sonreía, en ese momento de gritos entro Miles junto al pintor ya que este ultimo lo habia llamado pidiendo ayuda por la situación. Miles se acerco al rey y este le indico que se mantuviera cerca.

- ¿Yo? ¿conocer a la princesa? ¡Claro! Era la hermanita pequeña de mi amada esposa Magnolia – el hombre diría en un tono irónico mientras sonreía. Esmeralda seguía en un estado de conmoción – yo seria incapaz de hacerle algo, jamás... Ademas no hay una acusación formal, nunca pudieron descubrir quien fue el verdadero asesino de mi esposa, volveré a decirlo yo no mate a Magnolia.

- No mientas – diría al fin Esmeralda en un tono audible para todos, el hombre la miro desafiante pero esta no lo miraba, su mirada seguía viendo al suelo – No mientas – volvió a repetir Esmeralda, Janette la sujetaría del brazo.

-Esmeralda, si sabes algo dilo – le diría al oído

- ¡Tu mataste a Magnolia, yo te vi! – levantaría la mirada para verlo, y ahí estaba el hombre que alguna vez hace 7 años la amenazo, y la miraba de forma amenazante y burlesca, ahora se encontraba tembloroso - ¡Vi como tomabas su cuello y la ahorcabas junto al rio! ¡Te vi!

-¡Eras una niña, no debes recordar bien! – diría este acercándose rápidamente a Esmeralda, Miles lo sujeto antes. El rey miraba a Esmeralda sorprendido, Damon estaba en total silencio y Janette habia soltado su agarre.

- ¿Tu todo este tiempo te callaste eso? – el rey Dalton la miraría, esta bajo la mirada - ¡Todo este tiempo, Esmeralda! ¿Por qué? – el rey tenia la voz temblorosa

-¡Dalton no le creas! ¡Era una niña, esta inventando! – Gritaria el hombre.

-¡Orlando, cállate! ¡Miles, llevatelo a los calabozos! – ordenaria Damon, este asintió llevandose al hombre.

- Les juro que... había borrado el suceso de mi mente, fue.. lo siento – Esmeralda empezaría a llorar – les juro que, yo... yo no quería ocultarlo – miraría a Damon – Damon sabes cuanto amaba a Magnolia, yo no quería... les juro.

Janette la tomo de las mano – Ve a tu habitación, Esmeralda – el rey miraría a Janette de forma inquisitoria – deja que se le pase la conmocion del momento y ella hablara luego con nosotros, ve Esmeralda.

Esmeralda saldría del salón principal, con una sensación de traición a las personas que estaban de su lado, con profunda tristeza y un tanto de conmocion por el momento, ella no esperaba volver a ver ese hombre. Ella estaba confundida, y de solo una forma podía poner su mente clara, camino hacia las caballerizas y tomaría a princesa y huiría del palacio hasta la que era el hogar de Magnolia. Al llegar este se encontraba ya ocupada por una familia, pero mas pudo su estado de tristeza, toco la puerta a la espera de una respuesta, una mujer joven de unos mas o menos veinte años abriría la puerta, Esmeralda la reconoció era Camila, una de las damas de compañía de Janette.

-Princesa Esmeralda, un gusto verla ¿Qué la trae por aquí? – la joven estaba confundida de verla.

-Necesito subir a la habitación que da hacia al rio – Esmeralda iría al grano, la joven la dejo pasar y la llevo hasta la habitación – Dejame sola, por favor – la joven asintiria, dejando a Esmeralda en la habitación.

Los recuerdos empezaban a llegar, al ver la habitación casi intacta, como aquella ultima vez que estuvo ahí. Se acerco a una mesita de noche que estaba cerca de la ventana, observo su cepillo para el cabello, un peluche que habia dejado y una carta que Magnolia alguna vez le habia escrito para invitarla a su casa. Esmeralda cerro los ojos y una gota de lagrima se resbalo por toda su mejilla.

Flashback

Luego de un largo paseo lleno de risas entre Magnolia y Esmeralda, llegaron a casa, Orlando el esposo de Magnolia, estaba en el comedor con una botella en la mano y un tanto borracho. Al verlas, se levanto rápidamente y fue hacia Magnolia

-Maldita, zorra. Me arruinaste la vida – Orlando tambaleaba por su estado de ebriedad, Magnolia lo tomo de los brazos para que no se cayera, luego miraría con una sonrisa a Esmeralda

-Hermanita, sube a la habitación, date una larga ducha y bajas cuando te llame, cariñito – Esmeralda solo la observaría, sin querer irse, algo le decía que no se moviera

- ¡Sueltame, Magnolia! – Orlando le daría un golpe en la cara a esta, haciendo que lo soltara y cayendo al suelo, Esmeralda se sorprendio y fue a ver a Magnolia, esta le sonreía dando entender que estaba bien - ¡Niña estúpida! ¡Sube a tu habitación! – el hombre tomaría la muñeca de la pequeña Esmeralda

- ¡Orlando! ¡No te atrevas a tocarla! – Exclamaria Magnolia

-¡Callate! – gritaría el hombre, luego volvió a mirar a Esmeralda, antes de que el hombre le hiciera algo, Magnolia se interpuso - ¡Oh! Te atreves a interponerte

-¡Si, me atrevo! ¡Si quieres golpear a alguien, golpéame a mi! ¡Ella es una princesa, ni se te ocurra! – Magnolia miraría rápidamente a Esmeralda – Sube y bañate, Esmeralda, es una orden. – Esmeralda no quería obedecer pero Magnolia la miraba molesta, así que decidio obedecer y subir a bañarse. Mientras se tomaba la ducha, los gritos eran aun mas fuertes, Magnolia y Orlando discutían por alguna razón que Esmeralda desconocia. Al salir de la ducha, los gritos y las voces cesaron, era raro para ella, pero supuso que Orlando se habia ido y Magnolia estaba en la cocina. Se vistio rápido, tomo su cepillo para el cabello y se dispuse a peinarse mientras observaba el panorama, ella sonreía recordando el paseo con Magnolia hasta que se enfoco en el rio, ahí estaba Orlando tomando el cuello de una débil Magnolia, sumergía su cabeza al rio, mientras esta con sus pocas fuerzas intentaba soltarse. Orlando supo que esta la observaba y el solo sonrio, Esmeralda no sabia que hacer, su cuerpo quería huir pero sus piernas no reaccionaban. El hombre termino de sumergir a Magnolia y la saco, soltándola, esta aun respiraba levemente, el hombre corrio hasta la habitación de Esmeralda, al ver que este venia por ella intento huir pero cuando llego a la puerta el hombre la tomo del brazo y la miro con una sonrisa macabra.

-Niña... dulce niña – deslizaría su otra mano de forma delicada por todo el rostro de Esmeralda hasta llegar al cuello de esta, esta trago saliva - ¿Estas asustada? Tranquila, no te haré nada... solo si haces lo que yo te digo. Ahorita vendrán por ti, diras que Magnolia no está por eso no salió a recibirlos, que salió conmigo, no diras nada de lo que vistes, porque sino me encargare de ir a tu provincia y buscar entrar a tu palacio – diría en un tono burlon – ¿Y sabes que te haré? – ella negó, tenia miedo, no quería hacerlo enfurecer - Te matare a ti y a cualquiera que tu quieras, mi niña linda ¿entiendes? – Asintio – Sabia que entenderías – se acerco a ella y le daría un beso a ambas mejillas.

Unos minutos después sucedió lo que Orlando esperaba, vinieron por Esmeralda y ella hizo todo lo que el pidió que hiciera, no pudo despedirse de Magnolia, no pudo abrazarla, no pudo ayudarla y eso la debasto, se fue de ahí, sin mirar atrás por miedo y sin saber si Magnolia sobreviviría.

Fin del flashback

Esmeralda suspiro, tirándose a la cama, no podía creerlo... No pudo ser valiente para salvar a su hermana, nunca dijo la verdad y ahora que los recuerdos volvieron, se sentía peor. Se levanto y miro la ventana, buscando algo, algo que le diera paz.

-Hermanita, no te sientas mal... No te culpes – diría una voz fantasmal al lado de Esmeralda, esta volteo a un lado, y vio una figura espectral idéntica a Magnolia a su lado, Esmeralda se sento rápidamente y cerro y volvió abrir los ojos

-Ya ahora si me volvi loca, ahora alucino -diria Esmeralda para si misma.

-No, no estas loca Esmeralda – volvería a decir la figura – Esmeralda has crecido tanto hermanita, estoy orgullosa de ti – Esmeralda voltearía a ver la figura espectral, algo confundida – No me mires así, yo quisiera estar viva para poder abrazarte.

-Moriste por mi culpa, Magnolia ¿Cómo vas a estar orgullosa de mi? Yo debi decir la verdad en ese momento – el fantasma de Magnolia se acerco a Esmeralda y le acaricio el rostro, un frio recorrio todo el cuerpo de esta ultima.

- Esmeralda, aunque hubieses dicho la verdad, yo ya estaba muerta por dentro. Orlando te habia amenazado y yo preferia verte a ti viva, hermana. Estoy orgullosa de ti, por que has crecido como una mujer valiente, buena, amable, llena de amor y un buen corazón.

-Magnolia, te extraño – Esmeralda soltaria un par de lagrimas – Desearia que estuvieses aquí.

-Siempre he estado contigo, desde que conociste a Miles hasta ahorita que te vas a casar con mi hermano. Se todo Esmeralda, te he acompañado en cada paso, en cada momento.

-¿En todos? – diría avergonzada, mientras se sentaba nuevamente en la cama.

- Si, en todos. No puedo reprocharte por tus decisiones, solo quiero que seas feliz y para eso, debes ahora, perdonarte a ti misma por la decisión de salvar tu vida – Esmeralda la observaría – Necesito que seas feliz hermanita, y reprochándote mi muerte no lo vas a lograr jamás, por favor.

-Perdóname tu, por matarte indirectamente, por no hacer nada para ayudarte, yo quería salvarte, pero... - Esmeralda estaba entrando en crisis, Magnolia poso su mano sobre la mano de ella

-Eras una niña Esmeralda, tu no sabias lo que Orlando era capaz de hacer, no era la primera vez que el me golpeaba, así que, no, mi muerte no ha sucedió por tu culpa, ni por la de padre yo decidí casarme con Orlando para no tomar la responsabilidad de la corona, por rebelde me case con un hombre que no me quería a fin de cuentas, la que tomo malas decisiones fui yo. Asi que, yo no tengo nada que perdonarte, mi pequeña niña – Sonreiria – Se feliz, Esmeralda.

-Magnolia... ¿Seguiras conmigo? – su tono de voz habia cambiado a uno mas melancolico.

- Siempre mi dulce Esmeralda, en cada momento – acariciaría nuevamente el rostro de esta – Ve al palacio y olvídate de esta casa y quédate con los recuerdos mas gratos de nosotras, es esa la forma en la que debes recordarme ¿ok? – Esmeralda asintió, se levantó de la cama, tomo el pomo de la puerta y antes de girarla, volvió su mirada a Magnolia, esta estaba sonriendo – Una ultima cosa, es una petición... llama a mi sobrina Lorelaine, a mi hermano le hará muy feliz ese nombre – Esmeralda sonrio de vuelta, giro el pomo y salió de la habitación.

Al bajar se encontró con la joven y le sonrio – Gracias – la joven asintiria acompañándola hasta la puerta de la entrada, antes de irse volvió a mirar la casa y a la joven – Haz una remodelación a esa habitación, veo que te gusta mucho pintar podría servirte para un estudio, y si necesitas el dinero para la remodelación yo con gusto te ayudaré.

-Gracias princesa, tomare en cuenta su propuesta – la joven sonreía de par en par.

-Una ultima cosa ¿Cómo es la forma mas rápida de llegar a los valles? – la joven reiría

-Solo siga derecho, princesa, prácticamente ya esta en los valles

-Gracias.

Asi sin mas Esmeralda se alejo de ese lugar que le brindo amor y paz, pero que al mismo tiempo le dio miedo y perdió a una persona muy apreciada. Cabalgo con princesa hasta el punto mas alto de los valles, era un largo prado verde, lleno de flores, a lo lejos se veía un rebaño de ovejas, el aire fresco azotaba el cabello de la muchacha, decidio parar y descansar, la noche ya llegaba pero tenia miedo de regresar al palacio, así que decidio quedarse en el valle observando el atardecer hasta quedarse dormida.

Al dia siguiente, Janette se encontraba en el gran salón a la espera del rey Dalton y el príncipe Damon para desayunar, mientras esperaba se le hacia extraño que Esmeralda aun no había bajado, mandaría a buscar a Esmeralda ya que no salió de su habitación en todo el dia de ayer ni en la noche y eso le parecía aún más extraño y más en su condición. Maria bajaría corriendo – Su majestad, la princesa Esmeralda no está en su habitación.

-¿Qué? – la mujer estaba sorprendida, pensando a donde estaría Esmeralda o quien se habrá ido.

-No su majestad... - Maria estaba algo nerviosa como si supiese algo, Janette no tomo importancia a su lenguaje corporal

-Ok... - Janette tomo aire – No le digas nada ni a Damon ni a Dalton – se limito a decir.

- ¿No nos puede decir qué? – Damon y el rey Dalton entrarían y la mirarían extrañados

-Nada. – Sonreiría Janette viendo de reojo a Maria ya que esta a la llegada del rey y del príncipe hizo una reverencia colocándose al lado de Janette

-Maria, ve a buscar a Esmeralda – ordenaria el rey

-Su majestad... - María levanto la mirada, miraría a Damon y luego a Janette – lo siento, su majestad – susurraría esta a la mujer – Damon ve a buscar a Esmeralda, no está en su habitación – Maria estaba en un tono de desesperación y se acercó a este sin prestar atención a la educación que tenía que tener porque el ante todo, era un príncipe. Damon la miraría sorprendido – Créame por favor, no está, yo no tengo por qué mentirle. Pensé que los guardias mentían ayer... pero si era verdad

- ¿Qué cosa María? – preguntaría Janette, ahora si sorprendida y un tanto preocupada.

- Ellos vieron a Esmeralda ir hacia las caballerizas e irse junto a su caballo, yo no lo crei ya que... - callo por un momento – Vi que Miles, su guardián, seguía por el castillo y además por la noche estaba la luz de su habitación encendida y la del balcon también, no quise entrar porque normalmente ellos dos están siempre en el balcon leyendo alguna poesía o hablando – esta miraría a Damon que tenia una mirada de preocupación con una mezcla de celos aparente – Como sabran son amigos, y no los quise interrumpir.

-Maria ¿Estas segura que no está en su habitación? – preguntaría el rey, la muchacha asintió – Ve a buscar a Miles – ordenaria un tanto molesto, miro a Janette – Janette ¿Qué piensas mujer? – ella miraba a Damon que se encontraba observando su anillo de compromiso con aparente rabia.

-Pienso que Esmeralda huyó por miedo a ti, amado mio – el rey la miraría sorprendido – no creo que haya ido muy lejos, seguro quiere ordenar sus pensamientos luego de la revelación de ayer, fue una mezcla de muchos sentimientos, no sabemos que fue lo que realmente pasó para que ella ocultara esa información – Se acercaría a Damon tomando su mano y levantando su rostro con delicadeza – No mires tu anillo con rabia, no huyó de ti.

-Su majestad – Una voz melodiosa entraría al salón principal, Janette giraría a ver quien llamaba, era una de sus damas. La joven se acerco a ella haciendo una reverencia para los tres – Disculpe que haya venido en mi dia de descanso, solo quería saber si la princesa Esmeralda se encuentra ya que ayer hablamos y – Janette la interrumpio.

- Ya va, Camila ¿hablaron? ¿Dónde? – Camila la miraría un tanto confundida

-En... en casa mi señora, ella llegó allá y me pidió subir a la habitación que da al río, luego de eso, se despidió de mí y antes de irse me dijo que remodelara esa habitación que ella me ayudaría – Janette miraría al rey. - ¿Sucedió algo, mi señora? Se que ustedes tienen un profundo sentimiento por esa casa, pero como ustedes me la regalaron pensé...

- No es eso, Camila. Puedes remodelarla si quieres, es tu casa. – Afirmaria Damon sonriendole – ¿la princesa estaba sola? – la joven asintió - ¿No te menciono algo mas? – la joven quedaría por unos minutos en silencio, pensando.

-Si, me pregunto la forma mas rápida de llegar a los valles, le dije que tenia que seguir derecho que ya estaba en los valles – Damon miraría a su padre y este la asintió. Con dicha señal, el chico corrio hacia las caballerizas en busca de su caballo, allí se encontraba Maria hablando con Miles, estos lo vieron confundidos.

-Damon ¿Qué sucede? – preguntaría Maria

- Iré a los valles a buscar a Esmeralda – lanzo una mirada inquisitoria a Miles – luego hablamos Miles.

En los valles, fríos, cubiertos con un manto amarillento por la luz del amanecer, rodeada de flores amarillas, recostada del estomago de su caballo, se encontraba Esmeralda observando el amanecer, se levantó y respiro profundo mientras observaba el paisaje, escuchaba el cantar de los pájaros que sobre volaban por ahí y a lo lejos voy unos caballos junto a vacas y un pequeño rebaño de ovejas, sonrío.

-Debes volver al palacio, Esmeralda – diría la voz espectral de Magnolia que se encontraba detrás de ella, esta voltearía asustada.

-Definitivamente me estoy volviendo loca – diría ella riéndose para si misma

-Que puedas verme no significa que estes loca – reiría – no me desapareceré hasta que vuelvas al palacio, necesitas hablar con mi padre y hermano

-Ellos están pensando que soy la culpable – Esmeralda soltaria un sollozo, Magnolia negó.

-Vuelve al palacio, Esmeralda. En tu condición debes cuidarte no puedes hacer este tipo de acciones – el relinchar de un caballo hizo que ambas voltearan, era Damon que se acercaba rápidamente. Magnolia sonrio – Mi hermanito no decepciona.

Damon llegaría hacia Esmeralda, bajándose rápidamente del caballo, tomándola de las manos, viéndola de arriba abajo, preocupado y luego la abrazo, Magnolia que aun no se iba, los observaba con una sonrisa de par en par. Ante el abrazo Esmeralda no se pudo resistir y cerro los ojos para también abrazarlo fuertemente – Disculpame, yo debí decir la verdad en ese entonces, yo debí decirles que Orlando había matado a Magnolia, yo debí... - Damon se separo un poco de ella y puso su dedo índice sobre sus labios.

-Eso no importa, importa es que tu estas bien... Me preocupe, Esmeralda. No lo vuelvas hacer por favor, llevas a nuestro hijo o hija.

-Es niña – susurraría Magnolia hacia Esmeralda, esta sonreía levemente – Mi hermano moriría sin ti, te lo digo en serio.

-Esmeralda, vamos a casa – Damon aun no soltaba su mano, no quería soltarla, como sino quisiera perderla a ella – Ya perdi a mi hermana, no quiero perder a alguien más.

-No me perdiste hermano, siempre estoy contigo, aunque no puedas verme – Magnolia tocaria el rostro de Damon, una sensación de frio corrio por todo su cuerpo, se movio para buscar de donde venia esa sensación, Esmeralda lo sabía, aunque la figura de Magnolia se desvanecía, ella sabia que era Magnolia la causante.

-Damon, tu hermana siempre va estar contigo – sonreiría – si pudieses decirle algo ¿Qué le dirías? – Damon la miraría algo extrañado por la pregunta aun así decidió responder.

-Le diría lo mucho que la amo, lo mucho que la extraño y le contaría todo lo que he hecho a pesar de que me regañaría también, pero sé que me reiría mucho con ella – su tono de voz cambio de preocupado a melancólico - Le diría que cuidaré a su hermanita con mi vida, como siempre lo he hecho y la querré como siempre la he querido – Esmeralda lo miraría un tanto sorprendida y sonreía para Magnolia que estaba al lado de él.

-Yo también te amo hermanito, extraño tus locuras y tu risa. Has hecho muchas tonterías de las cuales me gustaría regañarte, pero aun así te amo y te amaré siempre – Magnolia miraría a Esmeralda – Se que cuidaras a mi hermanita y la querras como siempre la has querido – sonreiría para Esmeralda – Cuidalo y aprende a quererlo, se que tu corazón esta confundido, yo también lo estuve, date tiempo con mi hermano. Los amo, les doy mi bendición, sean felices – Una lagrima bajo por su mejilla – Me tengo que ir.

Dicho eso un viento fuerte, frio y cálido al mismo tiempo, azoto a los chicos, ambos cerraron los ojos para luego tomar sus caballos e irse de los valles. El camino fue ameno, reian, contaban anécdotas, se conocían aun mas. Al llegar al palacio el rey y la reina los recibieron, Esmeralda decidida a contar la verdad fue a su encuentro, y como era de esperarse al recibir la verdad el rey no contuvo sus lagrimas, con contuvo la rabia y la impotencia que sentía desde aquel entonces, y aun así Esmeralda pidió perdón a lo que estos negaron, ella no había hecho mas que salvarse asi misma.

Los días transcurrieron, aquel fantasma del pasado ya no la atormentaba, el rey había decidido ejecutarlo por la muerte de una princesa. Esmeralda y Damon cada vez se hacían mas cercanos, como si de alguna forma tenían que aprender a conocerse a pesar de que ya se conocían desde mucho antes, por su parte Miles y Esmeralda se mantenía en la línea de educación, ambos decidieron olvidarse de lo que alguna vez vivieron e intentar seguir con sus vidas siendo lo que mejor saben hacer, la princesa y su guardian fiel, unidos por la amistad.

El día de la boda había llegado y todos en el palacio estaban de un lado a otro, en los últimos arreglos, Damon y Dante estaban en la cabaña de su madre, Janette y el rey Dalton eran los que se estaban encargando de la mayoría de cosas, por su parte, Esmeralda no se encontraba en Tshu desde hace unos días ya que fue a Quiroga a recoger las cosas que había dejado, y tener una última conversación con sus padres antes de casarse.

En el despacho de su padre, que de pequeña creía que era gigante y manejaba desde aquí al mundo ahí se encontraba ella, mirando a su padre y a su madre, ambos contentos por dicha unión que fortalecería el reino, pero entristecería dos corazones llenos de amor que no pudieron ser defendidos.

-Mi única y amada hija, hoy es el día de tu boda y sobre todo el día en que dejarás ser una princesa de Varshille para convertirte en la futura reina de Tshu – diría la reina muy rimbombante

Sonreía de lado y miraría al rey que esté había tornado su rostro de alegría en una de cierta preocupación o seriedad – Clairet ya hemos hablado de esto, Esmeralda la tendrá difícil no podemos dejar sin heredero al trono en la provincia de Varshille

-Está Benjamín, él se podrá encargar muy bien de nuestra provincia – diría la reina con cierto fastidio

-Y yo ya te dije, que yo no pienso dejar a Quiroga sin un rey o reina – el rey vería a Esmeralda para luego ver a su esposa – Además no nublemos este día de nuestra hija con estos asuntos

-como digas – diría la reina retirándose rápidamente, Esmeralda solo se limitó a observar y entender dicha conversación, el rey sonreiría esta vez hacia a Esmeralda, se levantaría de su asiento y se acercó a ella, acaricio su cabello, luego sus mejillas y por último le daría un dulce y cálido de beso en la frente, le tomo la mano y la miro directo a los ojos

-Hija mía, corazón de Quiroga, luz de mis ojos... ¿Estás segura de esto? Si no es así, niega todo, yo aquí te protegeré, no me importa lo que te diga tu madre, o las consecuencias yo estaré aquí respaldándote... y sobre todo amándote, yo no me creo el cuento de que durante este tiempo te enamoraste de Damon es como un hijo para mi, pero no lo creo.

-Padre...

-Esmeralda, eres mi hija te conozco, sé que mujer he criado, que niña vive en tu interior y que joven aventurera restringí, a mí no me mientas, miéntele a tu madre, miéntele al mundo, menos a este viejo rey... vuelvo a preguntar ¿Estás segura de casarte con Damon?

Esmeralda parecía estar pensando la respuesta, quería decir que no, que no estaba segura, que no quería casarse, pero algo la detenía, y no era su deber sino la torpeza que hizo que ahora trae un fruto de esa torpeza en su vientre y además su corazón estaba confundido. Bajo la mirada y acaricio la mano de su padre – No, no estoy segura de casarme padre – El rey la miraría con una sonrisa leve – Pero aun así debo cumplir mi deber como princesa de esta provincia, tú mismo me lo dijiste hace mucho tiempo aunque no queramos debemos cumplir o acaso padre ¿usted dejaría de cumplir su deber por no estar seguro? – su padre solo se limitaría a mirarla.

-Esmeralda, tu no lo amas – aclararía su padre, el tenia razón no lo amaba pero tampoco lo odiaba, en este tiempo algún sentimiento estaba creciendo dentro de ella, aunque ella no supiera distinguir si era el placer de que le generaba estar con él o que de verdad estaba empezando a sentir amor por él.

-Dígame algo ¿usted se casó con mi madre amándola? – el rey negó – Entonces, esto no es muy diferente, yo me casaré sin amor, pero cumpliendo mi deber con ustedes, aprenderé amarlo, aprenderé a querer a mi esposo.

-Hija, volveré a repetir aquello que una vez te dije de pequeña, ya se te ha olvidado... Tu deber no va por encima de lo que te dicta el corazón – tomaría la mejilla de su hija para acariciarla – yo sé que tu no lo amas, a quien... - se quedó en silencio por unos segundos – Quién debería decirte todas estas cosas es tu madre, no yo, pero aparentemente tu madre desea más esta unión que yo y ya te lavo el cerebro. – Esmeralda reiría – Bien hija, termina de arreglarte para irnos a Tshu a celebrar tu boda.

Unas horas después, Esmeralda ya estaba lista, todos estaban abordando los carruajes, como es costumbre ella iría sola, custodiada por su guardián de confianza, Miles. Ambos se lanzaron unas miradas algo intensas. Ya en el carruaje, Esmeralda decidió hablar

-Miles – diría ella a lo bajo desde la ventanita hacia él, que estaba montando el caballo - Miles sé que me estas escuchando, quiero decirte que a partir de hoy si tú lo deseas puedes dejar de ser mi guardián, sé que nuestra cercanía te hace daño. Lamento haberte hecho daño, lamento no tener el valor, lamento que te hayas enamorado de mí.

-Esmeralda, si fuera por mi te raptaría en este instante y te llevaría lejos de estos reinos, y volverte hacer mía, no soporto la idea de que otro te haga suya y tengas que compartir tu alma y ser con él – «Si supieras, estarías odiándome eternamente» pensó Esmeralda. – pero es tu deber como princesa. Yo también lamento todo esto, me duele profundamente en el alma... pero usted y yo hicimos un acuerdo intentaríamos olvidarlo, así que, vuelva a su asiento, ya estamos llegando.

El momento había llegado, los nervios se hicieron presente, su corazón empezó a palpitar muy rápido, sentía que su respiración se agitaba y su estómago empezaba a doler, los minutos de espera para bajarse del carruaje se hacían eternos, hasta que abrieron la puerta y Miles se asomó indicándole que era el momento, esta tomo su mano y bajaría del carruaje sin quitarle la mirada a Miles, este se inclinó ante ella y ante el rey que había llegado a su encuentro para tomarla del brazo y llevarla al altar. La ceremonia transcurrió con normalidad, algunos nervios y algunas lágrimas se hicieron presente, al terminar la ceremonia todos fueron hacia el palacio para celebrar dicha unión.

En medio del baile, Janette interrumpe el baile de Damon y Esmeralda para abrazar a esta más atrás la madre de Esmeralda abrazaría a Damon y así sucesivamente harían cada uno de los invitados, para sorpresa de ellos el rey y reina de la provincia de Ascank, el príncipe Benjamín y la ahora princesa Louisa habían ido a su ceremonia.

-Felicidades, ahora eres la gran princesa de Tshu – diría Benjamín con una sonrisa – ahora Varshille será totalmente de mi familia – esté reiría a tal comentario, Esmeralda solo sonreiría para no ser mal educada, aunque sus ojos demostraban cierta incomodidad

-Pequeña Esmeralda, felicidades ahora eres toda una mujer – diría Camile abrazándola – aprenderás que ahora tendrás más responsabilidades que nunca. - Esta la abrazaría para luego soltarla –

Ahora era el turno de Jorge, la tomo de ambas manos, la vio de arriba abajo y luego se acercó a ella a darle un abrazo – Esmeralda, no sé si deba felicitarte, acabas de cumplir tu deber, felicidades por eso, pero no te felicito por que esté contento por ti, porque no lo estoy, destrozaste al corazón de alguien que te ama verdaderamente y nos decepcionaste a todos – volvería a mirarla de arriba abajo – no eres la princesa que conocí hace mucho, que decepción – Esmeralda solo se mantendría sería a tal comentario, para evitar llorar y evitar que se dieran cuenta que le dolió.

Damon vería tal escena a lo lejos, supo que algo no andaba bien por la expresión de Esmeralda, se acercaría rápido, tomando a su esposa por la cintura – Que bueno verlos aquí – diría sonriendo falsamente – Me alegra verlos aquí y ser parte de nuestra maravillosa unión, Esmeralda quería que ustedes vinieran porque son sus amigos, y sus amigos son bienvenidos cuando gusten, pero si me permiten, les robaré a mi amada esposa, con su permiso – esto último lo diría en un tono serio.

- ¿Todo bien? – preguntaría preocupado, Esmeralda asintiria – Sea lo que te hayan dicho, por favor que no te lastimé... No quiero ver a mi esposa triste, por otros.

Ya era hora de que ambos se fueran a la habitación y estar juntos, Janette junto a Clairet fueron junto a los chicos para dejarlos en su habitación, ambos estaban nerviosos porque no estaban seguros del plan de Janette, esta les lanzo una mirada rápida – Volveremos pronto chicos, disfruten – diría está en un tono jocoso. La fiesta transcurriría con total tranquilidad, algunos notaron que los novios ya no estaban, otros ni les importo simplemente disfrutaban las conversaciones y la fiesta. Al cabo de unas horas, Janette y la reina Clairet se acercaron a la habitación, había silencio absoluto, ambas se miraron y luego Janette tocaría la puerta, Damon saldría a los minutos, las miro a ambas.

-Esmeralda se acaba de quedar dormida – diría él.

-Con su permiso majestad entraremos – diría Janette, Damon solo asintió para luego retirarse. Ambas entraron rápidamente, Esmeralda dormía plácidamente en la cama, quitaron las sábanas sin quitárselas a ella, y visualizaron sangre en las sábanas, viendo eso ambas se retiraron con una sonrisa de oreja a oreja de la habitación.

Desde la perspectiva de Esmeralda:

Había sido una ceremonia fantástica, llena de luz, adornos, muchas personas y mucho agasajo, luego de la ceremonia nos fuimos al gran salón para celebrar esta unión... Aunque hubiese preferido anunciar que estaba indispuesta para seguir en la celebración si hubiera sabido que mis amigos me iban a tratar de dicha forma, me dolían muchos sus palabras y sus miradas inquisitorias por suerte Damon llegó a mi rescate y para nuestra mala suerte ya nos tocaba realizar el plan. Subimos a la habitación con Janette y mi madre, ambos estábamos nerviosos porque no estábamos seguros del plan de Janette, esta nos lanzó una mirada rápida – Volveremos pronto chicos, disfruten – diría está en un tono jocoso.

Entonces aquí estábamos, Damon y yo en la cama viéndonos a los ojos y en nuestras manos, un frasco pequeño con sangre de cabra, tome su mejilla mientras el sostenía el frasco y lo miraba

- ¿Quieres hacerlo hoy? – me miraría rápidamente – Damon, no me refiero a la sangre.

-De querer hacerlo quiero, pero no sé si haga daño al bebé, simplemente hagamos esto y ya, nos quedamos aquí abrazados hasta que lleguen de nuevo – Asentí. Vertimos el líquido rojo como nos había dicho Janette poco pero no en gotas, que pareciese real, luego de eso el limpiaría el frasco y lo guardaría en su manga, para que no sospecharán. Nos recostamos de la cama, abrazándonos, este acariciaba mi vientre mientras yo hacía remolinos con mis dedos en su cabello, así estuvimos un buen rato, acariciándonos y abrazándonos, debes en cuando emitíamos un sonido, hasta que de pronto sonó la puerta, Damon me miro.

-Quítate la ropa, te acuestas nuevamente y acobijas con las sábanas, te harás la dormida, luego de que yo salga tendré que irme, pero intenta mantenerte como si estuvieras durmiendo ¿vale? – asentí, hice rápidamente lo que él me pidió, cuando él vio que estaba lista, abrió la puerta, intercambio algunas palabras con mi madre y Janette y luego se fue. Ambas entraron a la habitación rápidamente, movieron las sábanas, mi madre soltó un suspiro y luego le diría a Janette

-Vamonos, dejémosla descansar.

Y así hicieron, se retiraron tan rápido como vinieron, espere unos minutos y me incorpore en la cama, el engaño había funcionado y simplemente quedaba seguir con esto...

Semanas después.

-Esmeralda, te están esperando en el gran comedor – diría María entrando a la habitación – Princesa, el príncipe la está esperando, no es cortes dejar esperar al congreso

-Lo sé, lo sé, me quede dormida – termine de arreglarme el cabello, y baje corriendo, Damon me esperaba en la puerta con el rey Dalton y la reina Janette – disculpen, me quede dormida.

Todos abordaron sus carruajes, en el camino me repetía a mí misma las palabras que Janette me enseño para el consejo, era bien sabido que este consejo era conformado de hombres y mujeres, pero los hombres eran los que tenían la última palabra, cosa la cual no estaba de acuerdo, pero tenía que aceptarlo. Al llegar al lugar se escuchaba una gran algarabía de hombres y mujeres discutiendo, otros simplemente se limitaban a observar, el rey Dalton hizo acto de presencia en su puesto de mayor autoridad, todo se tornó en un silencio sepulcral, luego seguiría la reina Janette, luego Damon y por último yo, al entrar todos me miraban con cierto repudio o asco, así como miraron a Janette cuando entro.

-Se abre la junta de consejo – anunciaría el rey Dalton. La mayoría de información era política exterior, y alguna que otra información de las tropas, los límites del reino, como se llevaba la economía y la seguridad del pueblo.

- No es muy bueno que mujeres estén en este consejo – diría uno de los miembros, las escasas mujeres del consejo lo miraron en asombro – Las mujeres no están para debatir ni tomar decisiones sobre el pueblo, están para cuidar desde casa y valerse en casa, no aquí, ni en estatus tan grande – yo sentía que la sangre me hervia, Damon notaba mi molestia creciente porque cada vez me agarraba la mano

-Creo que este tema ya lo hemos debatido Sir William – diría Damon al hombre que ahora se cómo se llama

- Y nunca llegamos a nada, príncipe, con todo respeto, pero abro una moción para retirar a todas las mujeres del consejo incluyendo a su... esposa y la reina – diría Sir William, el rey Dalton me miraría y luego a Janette

-Sir William está siendo un poco...

- Discúlpeme su majestad, pero tengo derecho como miembro del consejo en abrir la moción ¿o no? – El rey Dalton asentiría – Entonces ¿Quién está de acuerdo conmigo? – cada hombre de aquel salón levantó las manos, solo muy pocos no las levantaron incluyendo a las mujeres, al rey y Damon. – Es mayoría sus majestades – diría Sir William de forma altanera – Las mujeres quedan a partir de ahora fuera del consejo

- ¡No! – dije levantándome de mi asiento, Damon tomaría mi mano para hacerme el gesto que me sentará, mire al rey y este asintió levemente – No, ninguna mujer va a quedar fuera de este consejo ¿hasta cuándo se debe permitir que hombres como usted Sir William decida para las mujeres? 

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