Capitulo 11: Adelanto

Dos semana más en la provincia de Tshu, ya un mes prácticamente; he aprendido muchas cosas, y sobre todo he aprendido algo que jamás mis padres me hayan podido enseñar, política, sí, mi padre de vez en cuando me explicaba algo, pero no me tomaba en cuenta para algún debate de un tema del reino, en cambio la Reina Janette, me toma en cuenta en muchas decisiones que ella debe tomar junto a su esposo, yo solo opino, pero me pone feliz que me tome en cuenta.

Hoy íbamos a ir al reino al comedor comunitario que es parte de la política de la reina, la ayuda a las comunidades, e íbamos allá, digo íbamos por qué ella si fue, pero yo no, no me sentía muy bien así que me pidió quedarme en el palacio, aunque me aburría preferí quedarme para no echarle a perder la mañana a ella. Así que, ahorita me encontraba en la habitación leyendo política de estado y deseando que el malestar que tenía pasará rápido.

“Magnolia… te extraño, hermana” pensé mientras detenía la lectura en el capítulo que estaba leyendo. Era extraño, cuando estaba Magnolia todo era más alegra, mucha música en el palacio, colores vivos… Ahora eran colores pero no tan vivos, el silencio retumbaba en todo el palacio a pesar de haber muchas personas en él, y la alegría estaba pero no como antes, solté un resoplido y cerré  el libro, decidí bajar al despacho del rey Dalton, baje rápidamente por las escaleras y me dirigí hasta su despacho, dos guardias estaban custodiando la entrada, al mirarme hicieron una reverencia.

-Necesito hablar con el rey – indique – uno de ellos giro sobre sus talones, abrió la puerta, entro, y en menos de un minuto, volvió a salir, indicándome que podía pasar – Gracias – sonreí. Ya adentro, el rey que aparentemente estaba leyendo dejo sus gafas de lado junto al libro que leía no pude ver bien de que trataba el libro, puesto que no se distinguía muy bien su portada, hice una reverencia y lo miré.

- Esmeralda, cuéntame ¿Qué sucede? – diría el sonriendo levemente.

-Señor, quiero… Quiero disculparme con usted por lo que le dije aquella vez sobre Magnolia, no me mal entienda, me comporte de una forma inmadura y lo herí culpándolo de la muerte de Magnolia cuando yo sé, todos saben, cuanto usted amo a su hija – el Rey se levantó del asiento acercándose a donde yo estaba de pie, me miro con una leve sonrisa.

-Ya veo por qué Magnolia decía que tú eras una chiquilla que no pensaba pero actuaba y si actuaba mal se disculpaba de corazón. Esmeralda, comprendí en ese momento que lo dijiste con rabia, desespero y digamos que con negación, así reaccionó en cierta forma mi difunta y amada esposa, ella no se quería casar aún, decía que era muy joven y prematuro tal unión – se quedó callado por un segundo – y vaya que sí lo era, teníamos solo 15 años cuando nos casamos, yo tuve que asumir el reino desde muy joven. Yo tuve que crecer y madurar muy rápido Esmeralda, y Margarita, conmigo. Luego 2 años después tuvimos a nuestra hermosa y preciosa Magnolia, nuestra luz, nuestra razón de ser y levantar al reino, luego vinieron Damon 4 años después de Magnolia y por último Dante que también fueron nuestra luz… pero había algo en Magnolia, que la hacía magnífica, única y que todos quisieran estar a sus pies.

-Señor… –  empecé a sentí un poco de tristeza en su voz, y eso no era lo que yo quería, solo quería disculparme por mi actitud.

-La decisión final de casarla no fue mía, sí, yo plantee la idea, pero no fue mía, para Damon y Dante fue mía, pero… Esmeralda, yo también la extraño – una lágrima mojaría su mejilla – Todos los días la extraño, extraño escuchar su voz, el entrar precipitadamente a mi despacho sin importar quien estuviese aquí, la extraño…  – Le limpié las lágrimas mientras yo sonreía levemente, este también hizo el mismo acto, no sé en que momento pero yo también lloré – Está bien que llores no te apenes

Un leve carraspeo llamó nuestra atención, era la reina Janette – Siento interrumpirlos, no sabía que estabas aquí Esmeralda – diría en un tono serio.

-Señora, yo, no es lo que usted piensa – dije apresuradamente, ella hizo una mueca.

-Lo sé, estaban ustedes tan sumergidos en la conversación que parecía padre e hija, que no se dieron cuenta que llevó un par de minutos aquí – la reina se acercó al rey y le dio un tierno beso en la mejilla – Magnolia era esto, era reconciliación, era amor, era lo más bueno del mundo – miro al rey – no lo olvides pero debes seguir tu vida mi amor y tú también, Esmeralda. Por lo pronto, te necesito – me sujetó de la mano, hice una reverencia y nos retiramos del despacho.

-Señora, de verdad disculpe no quería generar que piense que…  – la reina me miro

-Primero, basta de decirme señora o reina, dime Janette ya te lo había dicho antes. Segundo, cariño, no estoy pensando que estás tratando de conquistar a mi esposo, sé que lo quieres como un padre y él te quiere como una hija, solo que ese tema… le duele y no me gusta afligirlo ¿Me entiendes? – asentí.

Luego de un rato ayudándola hacer el almuerzo, llamamos a todos para comer, el rey ya no se miraba tan afligido, Damon no estaba, se encontraba en la provincia de Bolmire haciendo relaciones públicas y Dante estaba en su bar, así que solo éramos el rey, Janette y yo, y claro que, Miles y María. Después de un rato comiendo y hablando, la comida me empezó a caer mal.

-Su majestades… – me toque la boca – si me disculpan, no me siento bien – ambos se miraron extrañados – necesito retirarme – me levanté rápidamente, hice una reverencia y fui corriendo al baño, vomité la comida recién ingerida, no me sentía nada bien, luego de vomitar y lavarme la cara, decidí tomar un poco de aire.

-¿Esmeralda, todo bien? – Miles me miraba extrañado por mi actitud mientras se acercaba.

Asentí.

-¿Segura? – diría él, acercándose a mi acariciándome la espalda.

-Sí, Miles… la comida solo me cayó mal en el estómago – dije sonriendo.

-¡Esmeralda! – la voz de Janette hizo que Miles tomará otra postura, al verla hizo una reverencia y se retiró, yo le sonreí indicándole que todo estaba bien. – Esmeralda, vamos a tu habitación… Ya en la habitación, sentía la mirada de Janette sobre mí – Janette ¿Sucede algo? Lleva mirándome desde que me llamó en el jardín, me miro de arriba abajo, tratando de deducir o buscar algo.

-Hay algo que no me has dicho, y estoy segura de que me estas ocultando algo – se sentaría en la cama junto a mí – Esmeralda, ¿tienes algo que confesarme? – Sonreiría – sabes que lo que me cuentes ni siquiera Dalton se enterará, y creo que te he demostrado que soy de confianza.
-No, no Janette, nada que ocultarte y todo te lo he contado – dije sonriendo, aunque era una sonrisa nerviosa.

-Ascos, mareos, vómitos, la comida te cae mal… Cariño yo eso solo lo he visto en mujeres embarazadas – se acercó a mi tomando mi barbilla – Cariño ¿Estuviste con alguien? – Baje la mirada algo apenada – ¿Eso es un sí? – Asentí –  ¿Te has acostado con tu guardián? – negué algo impactada por la pregunta – Entonces ¿Con quién? – subí la mirada.

-Le juro que se nos salió de control, fue tan rápido que…

-Esmeralda, si te gusto no debes apenarte ni mucho menos arrepentirte, y si de verdad estuviste con tu guardián no hay nada de que apenarse– dijo ella levemente sonriendo

-Es que, Janette no fue con Miles, no sé de donde usted saca que yo podría sentir algo por Miles – Janette se cruzó de brazos.

-Les puedes mentir a todos, a tus padres, pero a mí no, así como sé que Damon y María se quieren y se desean, también se lo tuyo con Miles… Ahora, dime fue con él ¿cierto? – Negué – Esmeralda si no fue Miles, entonces…

-Janette… fue con Damon, estuve con Damon, tuve sexo con él, y no fue solo una vez, digamos que ese día fueron dos, y desde ese día… – Janette levantó la mano

-Basta, ¿me estás diciendo que tú y mi hijastro, tuvieron sexo no solo una vez sino que han seguido teniendo esos encuentros? – asentí – Esmeralda… no te voy a regañar, solo que, te vas a casar dentro de poco, y como ya te venia explicando en la noche de bodas luego de que ustedes tiene su primer encuentro sexual, tiene que subir tu madre, mi persona a verificar las sabanas a ver si es verdad…  pero eso no es importante, se puede resolver.

-¿Se puede resolver? – pregunte curiosa.

-Sí, tu eso déjamelo a mí, pero este malestar no es por comida, estás embarazada y hay que hacer algo pronto antes de que se te noté…

-¿Qué cosa?

-Bien, primero adelantaremos la boda, no será dentro de un mes, sino dentro de una semana, la excusa a tu madre de esta decisión es que se dieron cuenta que se aman y quieren estar juntos pronto, yo me encargaré de Dalton, y segunda vas a tener que decirle a Damon, que estas embarazada.

Luego de una larguísima conversación, Janette camino hasta la puerta de mi habitación, luego mientras tomaba el pomo de la puerta, se giró para verme – Janette… es muy notorio lo que Miles y yo sentimos ¿verdad? – pregunté mientras me sentaba en la cama.

Janette me miro y ladeo una sonrisa – Nunca había visto unas miradas tan intensas desde hace mucho tiempo… - miro hacia el balcón – El día de la boda del príncipe Benjamín a pesar de que había cierta distancia las miradas eran intensas, cuando tu madre tuvo la osadía de anunciar que tu pronto te casarías, te miré y luego a él ambas miradas eran igual de intensas, aunque la tuya parecía haber desespero en la de él había decepción… Esmeralda no sé qué fue lo que sucedió para que renunciaras tan rápido al amor de Miles, lo que sé, y discúlpame porque eres sangre real y debo respetarte, pero… Has sido una tonta, pero lo hecho, hecho está, ahora debes enfrentar lo que te viene – sonrió.

Así como sonrió giro el pomo de la puerta abriéndola dejándome en la habitación, toqué mi vientre mientras veía el techo… Acabo de descubrir que soy una tonta, como lo dijo Janette. Primero dejo de luchar por Miles, segundo me casaré con Damon y tercero tendré un hijo de él, ¿En qué estaba pensando?

A los dos días Damon llegaría de la provincia de Bol mire, la mirada intensa de Janette se posó sobre mí, evite un poco la mirada, mientras está se iba junto a María que llevaba días sin hablarme. Damon se acercó a mí, dándome un dulce beso en la mejilla. Mire a Miles que estaba detrás de mí, indicándole que por favor se retirase.

-¿Sucede algo? – pregunto Damon. Asentí.

-¿Podemos ir al bosque? – pregunté, Damon me miro extrañado como si la pregunta fuese sorpresiva, pero esté accedió a ir conmigo al bosque.
Ya en el bosque, en la colina, mire a la lejanía y luego a Damon – Te – hice una pausa – extrañe…

-¿Qué dijiste? – pregunto él sonriendo

-Damon, te extrañe, me hiciste falta, y no te miento – dije, y la verdad es que no mentía, la verdad si lo extrañe. – Quiero comentarte algo que ha sucedido estas semanas y en estos días que no has estado. – se me quedo mirando esperando la explicación. Luego de explicarle todo, de cómo me he sentido de salud, se levantó de la colina y se alejó un poco.

-¿Qué me estas queriendo decir, Esmeralda? – dijo el cruzándose de brazos, parecía molesto.

-Estoy…  –  me levanté y me acerqué a él, tomé su mano y la coloqué en mi vientre – Estoy embaraza, vas a ser papá – Damon se me quedo mirando, sin apartar su mano de mi vientre. – ¿Estás molesto?

-No ¿por qué estarlo? – Luego me abrazó, me giró por el aire, me soltó para luego darme varios besos en las mejillas y luego uno en la boca, yo solo reía por su reacción – Es fantástico, un hijo tuyo y mío, oh… – su semblante había cambiado, ahora se notaba algo molesto. – Mierda un hijo de nosotros y no nos hemos casado... ¿Qué dirán Miles y María de nosotros, Esmeralda?

-Tú tranquilo, anunciemos que nos casaremos antes porque nos amamos, y el resto me lo dejas a mí... Y la verdad, se sentirán decepcionados, lamento toda esta situación... – Damon me tomo del brazo para acercarme a él y posteriormente darnos un abrazo. Se notaba que le ansía saber que sería padre pero le angustiaba que fue a consecuencias de lo que hicimos.

Llegamos al palacio, y fuimos directo al despacho del rey, ahí estaba Janette y para mi sorpresa, Dante. Los tres se nos quedaron viendo, Damon fue el primero en hablar.

– Queremos adelantar la boda, Esmeralda y yo nos dimos cuenta que nos queremos, y deseamos estar juntos lo antes posible – Janette me miro con una sonrisa ladeada, mientras asentía, el rey la miraría, ella lo miraría enarcando su ceja derecha.

-¿Janette, qué opinas tú? – diría el rey viéndonos fijamente.

-¿Qué puedo opinar yo? La decisión es de ellos, no podemos oponernos – diría mientras sonreía – ¿Esmeralda, es cierto, se quieren casar pronto? Digo, primero no querías…

-Se lo que dije e hice, pero estando aquí y conviviendo más con Damon, me di cuenta que es un gran hombre y deseo estar con él – el rey Dalton se levantó y se acercó a mí.

-Esmeralda, es tu decisión, no la nuestra… Si dices que sí, en este momento anunció el decreto de su boda y le mando una carta tus padres informándoles el adelanto.

Asentí.

-Estoy muy segura señor – Mire a Damon y luego a Janette mientras sonreía.

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