Capítulo 17: Los Liberales
Ya habían pasado cuatro días desde la llegada de Gal a Lorey, y seis días desde que el rey decidió mandar a Miles y Esmeralda a los calabozos; todo transcurría con suma tranquilidad a las afueras del palacio, los tiempos en Lorey se habían vuelto más fríos y ventosos, el clima evidenciaba que el invierno estaba a la vuelta de la esquina, pero lo que el rey ni ninguno de los suyos sabía, era que algo se alzaba en las sombras, mientras el invierno llegaba, una rebelión se aproximaba con el mismo.
Un toque de queda se había promulgado por todo el sitio, mujeres, niños, ancianos y jóvenes estaban a la expectativa de lo que pudiera suceder ya que se había propagado como pólvora el rumor de que un grupo de hombres y mujeres llegarían al pueblo a derrocar al tirano, este grupo se hacía llamar los liberales , llevaban días, semanas, meses planeando el gran acontecimiento y estaban cerca de su objetivo, no se detendrían hasta lograr su cometido, liberar a Lorey de la tiranía y volver a ser ese reino lleno de paz y alegría. Ellos estaban más que claros que el rey Gerónimo no se iba a quedar tranquilo ante aquella amenaza, él estaba decidido a acabar con aquellos que por meses han intentado matarlo y sacarlo de sus dominios, pero sobre todo estaba decidido a saber que había sucedido con su amada Montse y con su hijo y ahora que tenía en su poder a Gal, lo iba a lograr.
—Bienvenidos, muchachos — Dante abriría la puerta observando a ambos lados, las dos personas que habían llegado pasaron rápidamente, Dante cerró la puerta después de ellos entrar —
—Bien, ya estamos todos — Hablaría una mujer rubia que estaba sentada en el mueble de caoba tomando café.
—No, aun no, falta alguien — Aclararía Dante, en ese instante la puerta trasera sonó, todos voltearon hasta el foco de sonido, Dante se dirigió rápidamente hasta la puerta y la abrió, se escucharon algunas risas y después un portazo, cuando la persona que Dante había recibido pasó a la estancia, a donde todos estaban, la miraron con una sonrisa amplia y satisfacción
—¡Camile! — Exclamarían todos al unísono, Camile reiría ante eso, para luego quitarse su túnica y abrazarlos a todos como es debido —
—Qué bueno es verte, hermana de batalla — Hablaría de nuevo la mujer rubia dejando su taza a un lado para ir a abrazar a la muchacha — Pensé que no te nos unirías a esta triada — Reirían ambas ante eso.
—Jamás los abandonaría, Marisol — Sonreiría esta, empezó a buscar a alguien con la mirada, luego hizo una mueca — Una pregunta ¿Dónde están Melina y Antonio? ¿Por qué no están aquí? —
—Están en el palacio cumpliendo parte del plan que se le ocurrió a Melina— Hablaría Jules, viéndola seriamente, Camile asentiría luego su mirada fue directamente a otras dos personas que llamaron su atención.
—¡Oh! Benjamín, Louisa ¿Ustedes que hacen aquí? — Estaba muy extrañada de verlos aquí.
—Han pasado muchas cosas, Camile, siéntate para explicarte — Esta vez seria Jaren que tomaría la palabra antes de estos hablaran —
Después de una explicación de todo lo transcurrido durante seis días, bastante extensa, y con detalles, Camile entendería todo, y era momento de que hablaran del plan, de lo que sucedería a partir de hora que los liberales están completos nuevamente y listos para esta triada.
—Ya veo... pobre Esmeralda ¿Han sabido de ella? — Preguntaría Camile, tomando un sorbo de café.
—Antonio nos comentó que han estado torturándolos, la reina Kantiana ha ayudado a Melina para salvarlos de no recibir tantas torturas, lo último que supimos es que Gal ya está aquí e hizo un trato con Gerónimo — Jaren hablaría de esto rápidamente —
—¿Y de qué va más o menos el trato? — Preguntaría Camile — Esa mujer es astuta, pero no es mala, o es lo que yo percibo.
—No lo sabemos, pero todo puede ser posible viniendo de esa mujer— Jules mencionaba aquello con cierto tono de asco y desprecio — Ahora, a lo que vamos ¿Pudiste averiguar algo? — Camile asintió.
—Hable con Ron, prometió que volvería y nos ayudaría a sacar a Gerónimo, y referente al supuesto hijo, lo conocí —Un atisbo de tristeza se hizo presente en la voz de Camile.
—Hey ¿Qué paso? ¿Por qué la cara larga? — Preguntaría Marisol acercándose a Camile —
—Jorge, porque así se llama el hijo de Gerónimo, estaba algo renuente de ayudarnos, pero prometió pensarlo y cuando sea el momento de que Ron venga quizás él lo haga, me dio puras evasivas —
—¿Sabe que es el hijo de este tirano? — Indagaría Dante.
—¡Dante, por Dios! ¡Claro que sabe! — Secundaria en la conversación Marc, dándole un codazo a Dante —
Camile miró fijamente a Marc ante tal confirmación y rió — Sí, si sabía — todos la miraron boquiabierta — Solo que Ron no quería que él se involucrara en esto, ese chico siente mucha impotencia — Camile se encogió de hombros — Lo importante es que lo pensara, estoy más que segura que vendrán y Jorge tomara el poder de su pueblo, es el heredero por derecho —
—Bien, ahora estudiemos y analicemos de nuevo el plan, debemos sacar a esos muchachos, hoy mismo — Aclararía Violette.
—Sí, cierto — Jaren se levantó de donde estaba, se aclaró la garganta, fijó su mirada en Camile y luego fue pasando su mirada en cada uno — Bien, hoy volveré al palacio, desde ahí empezaremos, Melina y Antonio me ayudaran a sacarlos esta noche, deben estar prevenidos porque desde hoy, Antonio y yo no seremos más centinelas, ahora seremos parte de ustedes y nos buscaran para matarnos, considerándonos traidores —
Un fuerte portazo resonó por toda la casa, todos voltearon enseguida y se miraron entre sí, Jaren hizo una seña para que todos se escondiesen, la única que podría abrir era Karen, así que respiró profundo y se dirigió hacia la puerta principal, al abrir la puerta, Antonio entró rápidamente cerrando la puerta por Karen.
—¡Jaren! ¿A dónde estás? — Exclamaría Antonio agitado, todos salieron de sus escondites, Antonio los observaba a todos — ¡Camile! — Soltó un suspiro y corrió a abrazarla, después unos segundos la separó de él poniendo sus manos en los hombros de ella, la observó buscando alguna herida y luego sonrió — Que bueno que estas aquí, y estás bien, tonta — Reiría este y más atrás Camile.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué estas así de agitado? — Preguntaría Jaren, saliendo de la cocina.
—Jaren, debes ir ahora mismo al palacio ¡Casi matan a la reina Vanessa! — Todos lo miraban sorprendidos y las murmuraciones se hicieron presente — El rey y ella están reunidos en el salón grande, se escuchan gritos de dolor y látigos ¡Esto es malo! — Antonio estaba desesperado.
—¡¿Miles y Esmeralda?! ¡¿Ellos están bien?! — Preguntaría preocupado Benjamín — Antonio asintió.
—Por ahora, la reina Kantiana y Melina están haciendo lo posible — Diría Antonio haciendo una mueca.
—¡Muchachos! Escúchenme me iré ahora mismo, prevenidos en la noche ¿entendido? — Todos asintieron, Jaren fue a la puerta trasera — Antonio, adelántate al palacio, nos vemos allá — Antonio asintió y salió de la casa, más atrás salió Jaren, dejándolos a todos en la casa, para seguir hablando y planeando lo que harían a partir de ahora.
En el palacio sonoros gritos resonaban por todo el lugar, había centinelas custodiando las puertas del gran salón, y algunos otros estaban adentro del salón grande presenciándolo todo, los centinelas de las puertas no dejaban pasar a nadie, estos centinelas quedaron sorprendidos por la llegada sorpresiva de Jaren.
—Déjenme pasar, necesito hablar con su majestad— Se apresuraría a decir Jaren parándose firme.
—No puede mi general, no podemos dejar pasar a nadie — Hablaría unos de esos centinelas, Jaren hizo una mueca de molestia.
—¡Insubordinado! ¿¡No escuchas!? ¡Necesito hablar con su majestad! — Jaren alzaría la voz, Antonio pasaba por el lugar rápidamente para ir a custodiar a Melina.
—General Önik, no podemos dejarle pasar — Sentenció uno de ellos bruscamente, Jaren lo tomó por la chaqueta y le golpeó el rostro para luego soltarlo.
—¡Anúnciame malnacido! — Exclamó furioso a lo que el centinela recién golpeado asintió y abrió la puerta para luego cerrarla detrás de él. Después de unos minutos volvió a salir el centinela — Pase, general — Jaren lo vio altivamente y paso, vio a todos sus superiores firmes ante la presencia del rey, la reina Vanessa estaba arrodillada ante él, se le podía ver ciertas roturas de su vestido y algunas marcas de latigazos, la reina Kantiana se encontraba ahí parada al lado del trono de plata, sonrió levemente al verlo entrar, Jaren camino hasta el rey e hizo una reverencia.
—Al fin llegas, Jaren — Diría muy serio el rey Gerónimo — Pensé que no llegarías para presenciar el castigo a estas dos, una por desobedecerme y la otra por ser... buena samaritana —
—No me perdería tal acto, su majestad — Bramaría Jaren —
—¿Noticias? Dime que buenas, Jaren —
— Mi señor, esos maleantes son astutos, saben a dónde esconderse — Gerónimo respiro profundo y soltó un grito de molestia — Su majestad... —
—Jaren, sujeta a Kantiana déjame hacer sufrir a esta insolente mujer — Vio a Vanessa de reojo — y luego me traes a Kantiana —
—Sí, señor — Jaren fue rápidamente hasta la reina Kantiana, se susurraron un par de cosas y callaron rápidamente.
Gerónimo estaba furioso y pagaría aquella furia con la reina Vanessa, la sujetó de la muñeca e hizo que la viera, sonrió maliciosamente, le propinó un golpe haciendo que sangrara su nariz, después unos cuantos latigazos, esta se erguía del dolor, y sollozaba por el mismo, el rey estaba dispuesto a matarla y aunque Jaren y Kantiana quisiesen no permitirlo sabían que pagarían con la muerte. Una mirada fue fijada en Jaren, era la mirada de la reina Vanessa, su mirada pedía auxilio a gritos, unos dos latigazos más fueron lanzados a ella, grito de desesperación, lagrimas brotaban de su rostro, era evidente su dolor.
Gerónimo la sujetó de la parte trasera del vestido y la rasgo, haciéndose visible un poco más la piel de su espalda, se podía observar rosetones y quemaduras de la golpiza reciente que le estaba propinando, Gerónimo solo sonreía por solo placer, él, jaloneo el cabello de Vanessa, arrastrándola hasta los escalones que dan al trono de plata, y la soltó ahí, estuvo a punto de golpearle nuevamente, pero un fuerte portazo tomó la atención de todos.
—¡Ya basta, Gerónimo! ¡Déjala en paz! — Gal se acercó rápidamente a Vanessa, ayudándola a pararse, fijó su mirada en Gerónimo — ¡La lastimas! — Exclamó ella sujetando a Vanessa por la cintura, Gerónimo rio fuertemente.
—¡Ahora eres defensora de los débiles! ¿Desde cuándo, mi querida Gal? — Gerónimo usaría el sarcasmo para hacer evidente que no la importaba nada, ni hacerle daño a una persona — ¡Cumplí con el trato! ¿Verdad? — Gal asintió — ¡No te metas entonces y cumple tu parte!
—¡Sí, si me meto! — Gerónimo enfureció ante aquella respuesta, sacó su espada y se acercó a Gal rápidamente.
— ¡Repite lo que dijiste! — Bramaría el rey, lleno de ira.
—Que si me meto — Soltaría Gal con altanería y pausadamente, pero lo que no se esperaba ella era que Gerónimo la había atravesado el abdomen con la espada, esta puso sus manos en su abdomen apretándolo y cayendo al piso.
—¡Eso les pasa a los entrometidos como tú, perra! — Vociferaría Gerónimo, para luego darle atención a Vanessa que se encontraba cerca de él, listo para matarla.
—¡Gerónimo! ¡No te atrevas a matarla! ¡Ella es tu hermana! — Revelaría Gal entre agonías, todos quedaron sorprendidos ante eso, Gerónimo se detuvo, viéndola con el entrecejo fruncido, miró a Vanessa y luego a Gal.
—¡Gal, estás mintiendo! ¡Esa mujer no puede ser mi hermana menor! — Gerónimo la veía con cierta duda — ¡Compruébalo!
—¡Si! ¡Es Vanessa, tu hermanita! ¡La que desapareció hace veintisiete años!
—¡Imposible! — Vociferaría Gerónimo — Mi padre me juro que ella había muerto, y me dolió mucho ¡Llore su muerte! ¡Vi su cuerpo! ¡Imposible! — Gerónimo hizo puño su mano — ¡No tienes forma de demostrarlo!
—Gerónimo, tu padre te mintió — Diría Gal, intentándose poner de pie hasta que lo logro, camino pausadamente sujetándose la herida en el abdomen, hasta donde estaba Vanessa, levanto cuidadosamente un pedazo de tela de su vestida que se encontraba roto en la espalda de la mujer, haciendo ver la forma de una marca rojiza similar a la forma de una laurel — Ella es tu hermana, mira su marca — Gerónimo no dejaba de contemplar la marca de la mujer, pasmado por aquella verdad — una de tus hermanas menores, Gerónimo — sentenció ella, tanto Vanessa como Gerónimo la observaron vislumbrados, ante aquello.
—¿Cómo que una de mis hermanas? ¡Gal, habla! — El rey se acercó rápidamente a ella y apretó la herida del abdomen de la mujer esta soltó un alarido de dolor, miró al rey con rabia.
—Eres... igual o peor que tú padre — Gal hablaba pausadamente, llena de rabia le escupió en la cara, Gerónimo hizo una mueca de asco y se quitó la saliva de la cara, estuvo a punto de golpearla, pero se contuvo.
—Gal, habla... ¿Tuve otra hermana? — Vanessa se acercó rápidamente a Gal apartando la mano de su hermano, viéndole con recelo, Vanessa fijo la mirada en Gal que puso su mano derecha en la mano de ella.
—Su padre tuvo una hija bastarda conmigo... vendí a mi hija a escondidas de él, no quería que creciera en este lugar... tan corrompido para ella y gracias a Dios que usted se fue de aquí y creció en otro sitio y con otra familia que si la quiso —¿Usted conoció a la familia que me cuido y me quiso? — Gal asintió —
—Gal eres una perra maldita ¡¿Por qué carajos no me lo dijiste?! Vociferaría Gerónimo, estaba molesto y se le notaba, algunas lágrimas se evidenciaban en su rostro.
—Tu padre, él me obligó a callar ¡Cómo obligó a todos a callar sobre la verdad sobre Montse! ¡Todos callaron sobre la muerte de mi amiga por tu padre! — El rey Gerónimo dirigió su mirada a uno de sus comandantes, tenía el semblante serio, respiración agitada y sus ojos cristalinos, todos los presentes empezaron a murmurar entre sí — ¡Tu padre la asesinó! ¡Ron escapó con tu hijo para salvarlo, Gerónimo! — Confesaría Gal, un silencio sepulcral se hizo presente en el lugar, Gerónimo hizo sus manos puños, fue directamente hacia su comandante Matías, saco de su funda una pistola y le apuntó en la frente al hombre, este cerró los ojos, se mantenía tranquilo, sabiendo que tarde o temprano él lo mataría por ocultar aquello, Vanessa se apresuró hacia Gerónimo.
—Gerónimo, por favor... por amor a esa mujer que tú amas, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir... hermanito — Diría Vanessa, sujetaba la mano del rey, este la miró sorprendido por lo que acababa de decir, vio en ella una mirada dulce y tierna llena de pánico y miedo, poco a poco fue bajando el arma hasta caer en brazos de Vanessa, esta lo abrazo.
—No merezco un abrazo de tu parte, hermanita — Gerónimo se separó de ella poniendo ambas manos en los hombros de ella — Mira cómo te... te herí, hermanita — Unas lágrimas corrían por sus mejillas, Vanessa pasó su mano derecha secándole las lágrimas, mientras le sonreía — Siempre te amé hermanita, no fui el mejor hermano contigo pero cuando padre dijo que habías muerto me dolió mucho, eres mi hermana a pesar de que mi padre te hiciese a un lado de todo, hizo lo posible para yo aborrecerte nunca pudo.... perdóname — Vanessa sonrió levemente ante lo que decía su hermano.
—Te perdono, hermano — Sonrió soltando un leve sollozo — Siempre espere esto, vernos... pero jamás en estas condiciones y menos sabiendo que tienes a dos personas que conozco de toda la vida en los calabozos, moribundos — Vanessa lo abrazó nuevamente — Déjame verlos ¿Sí? Te lo pedí hace rato, te lo vuelvo a pedir nuevamente — Gerónimo la separo de él.
—Jaren, llévatelas a Kantiana y a Vanessa — Observó a Kantiana y luego a Vanessa — que vea a los prisioneros y déjala allá, Kantiana que se vaya a pasear no sé, no la quiero aquí — Ordenaría Gerónimo, Vanessa lo vio sorprendida ante aquella orden — Viniste por ellos, por un acto de amor y benevolencia ¿No? Entonces ve... yo tengo cosas que resolver con... — observó a Gal que aún se encontraba en el suelo — está mujer.
Jaren se acercó rápidamente a Vanessa, junto a Kantiana a su lado, sujetó del brazo derecho a Vanessa para llevarla a los calabozos, ella estaba seria, algo molesta y triste — No vayas a matarla, por favor, quiero saber de mi hermana — fue lo último que diría la reina de Montier antes de que se la llevarán del sitio dejando a Gerónimo junto a Gal y sus centinelas.
—Entonces... según tú, todos estos me mintieron y traicionaron — se dirigía a Gal aún con la pistola en la mano, está miraba inquieta a Gerónimo sintiendo su muerte cerca — Dime algo... ¿Por qué mi padre haría tal fechoría sabiendo que yo la amaba? ¡¿POR QUE CARAJOS MATO A LA ÚNICA MUJER QUE HE AMADO?! —
—Gerónimo, Montse era igual que yo... era una prostituta, vivía de acostarse con cualquier tipo de hombre, pero... tú eras diferente para ella, ella dejo de trabajar por ti, dejo de servirle a tu padre ¡Por ti! — Gerónimo la miraría confundido, se agacharía poniéndose a la misma altura de Gal, agarrándola del cabello — Ella era la mujer de turno de tu padre, Gerónimo... cuando él se enteró que ella y tú se entendían y se amaban, la aborreció y aún más cuando se enteró que tú renunciarías a la corona porque ella y tú tenían un bebé en común ¡Eso jodió toda la situación! ¡Puedes preguntarle a tu comandante Matías o Kolyun! — Gerónimo observó a sus comandantes con rabia
—¡Hablen, malnacidos! — Vociferaría Gerónimo, levantándose y caminando rápidamente hacia sus comandantes.
—Sí señor, es cierto lo que dice esa mujer — hablaría primero el comandante Kolyun, este era alto, un metro noventa y tres, fornido, moreno, ojos color miel y cabello lacio de color avellana — Ella era la mujer de turno de su padre, después de que su padre se enteró de lo suyo con aquella muchacha, nos ordenó a Matías y a mí arrestarla y traernosla al calabozo y arrebatarle al bebé, su madre, la reina Cristina recibió al bebé y lo cuido mientras que su padre torturaba y violaba a la pobre muchacha, le hizo jurar que no te volvería a ver y la dejaría libre con su bebé, pero está se negó... dijo que lo amaba tanto a usted que no permitiría que un tirano como él la separase del que era el amor de su vida, entonces este ordenó que al día siguiente se le ejecutará — lágrimas en Gerónimo brotaron, empezó a llorar a mares, su padre, caía del pedestal que este lo había puesto por ser un padre tan bueno y bondadoso con él —
—Señor, su mejor amigo, el mejor de los centinelas en ese entonces, escuchó lo que iba a suceder y decidió ayudarla a escapar junto a su bebé, en ese escape dimos con Montse — secundaria en la conversación el comandante Matías — su padre lleno de rabia, le propinó varios latigazos y antes de matarla a sangre fría pregunto por el bebé y dijo que él ya estaba en un lugar mejor y la mato —
—Mi padre... mi padre... no, no lo puedo creer — Gerónimo flaqueaba, necesitaba procesar aquella información que le rompía el alma — Gal... ¿Sabes del paradero de Ron o de mi hijo? — la mujer negó ante aquella pregunta, Gerónimo se tumbó al piso y rompió en llanto, la mujer se acercó a ahorcadas y le abrazó, este acepto el abrazo reacio.
En los fríos calabozos, la alegría se hacía rimbombante, la reina Vanessa, Miles y Esmeralda se abrazaban y lloraban de alegría en verse.
—¿Puede dejarnos solos? —Preguntaría Vanessa hacía Jaren, este asintió, dejándolos solos.
—Niños, mírense como están — Vanessa los inspeccionarían a ambos detalladamente, dándole besos y abrazos a ambos —
—Mírese usted ¿Qué le hizo? — Miles la detallaría, se notaba lo preocupado que estaba por ella —
—No saben lo angustiada que estaba por ustedes, saldremos de aquí, se los juro, debo es convencer a mi hermano, nos dejara ir — Esmeralda y Miles se vieron confundidos.
—Mi señora, cuando Esmeralda y yo nos enteramos que usted estaba aquí nos angustiamos mucho ¿Cómo supo que estábamos aquí? ¿Quién es su hermano? —
—El rey Gerónimo, es mi hermano mayor — confesaría Vanessa — Vine porque... —
—¿Benjamín le dijo? — Preguntaría Esmeralda interrumpiéndola, Vanessa negó.
—¿Mi hijo estuvo aquí? — Pregunto lo bastante sorprendida, Esmeralda y Miles asintieron.
—¿Y dónde está? — Se encogieron de hombros y negaron.
—Nosotros sabemos a dónde está Benjamín — Hablaría una voz masculina abriendo la celda al voltear vimos a su lado una mujer y otro hombre estos cargaban túnicas, estos eran Melina y Antonio junto con Jaren, los tres miraron sonriendo a Vanessa, Esmeralda y a Miles.
—¿Dónde? — Indagaría Vanessa algo confundida y con cierta desconfianza
—Está afuera, esperándolos afuera de esta prisión — Declararía Melina con una sonrisa amplia.
—¿Quién nos asegura eso? — Volvería a preguntar Vanessa desconfiando de aquello.
—Mi señora, Benjamín confió en nosotros para sacar a sus amigos y ahora usted de aquí, confié en nosotros — Tomaría la palabra Antonio, a lo que Vanessa asentiría, mientras que Jaren soltaba a Miles y a Esmeralda de las cadenas, se levantaron como pudieron y empezaron a caminar afuera de la celda, ya cerrada la puerta y ellos afuera, Vanessa paro en seco.
—Mi señora ¿Qué sucede? — Se acercaría Melina a ella, mirándola a los ojos.
—Sáquenlos a ellos, yo debo servir de distracción a mi hermano, debo hablar con él — Antonio y Melina se vieron confundidos, Jaren esbozó una sonrisa y soltó un "luego les cuento".
—¿Segura? — Preguntaría de nuevo melina, la reina Vanessa asintió, Melina la abrazo — Cuídese por favor y cuide a mi madre — Miles se acercaría al instante tomándole de la mano a Vanessa.
—Mi señora ¿Qué hace? No quiero que le pase algo usted como le sucedió a mi madre... no quiero perder a mi segunda madre — Miles estaba algo afligido con la idea de que ella se quedaría.
—Miles, mi niño — Vanessa puso su mano en el rostro del chico acariciándole, todos miraron eso extrañeza — Eres tan preocupado por lo demás como siempre, estaré bien, mi niño, te lo prometo — después de eso ambos se abrazaron, se separaron después de unos segundos — Prométeme que cuidaras a Esmeralda — observó a los demás y nuevamente a Miles — dile a Benjamín que tú y el son mi mayor orgullo — Miles asintió.
—Váyanse muchachos, antes de que se den cuenta ¡cuídense! —
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