prólogo

POV Satoru

Ahí estaba yo, sentado tranquilamente con los brazos cruzados, sin hacer absolutamente nada. La verdad, no es como si tuviera algo mejor que hacer. Vivía en uno de los mares más débiles, donde un pirata con una recompensa de un millón de berries era considerado peligroso. Sí, claro. Esos tipos no durarían ni un minuto en los mares de verdad, mucho menos en la Gran Ruta. En esas aguas, serían poco más que carnada para tiburones o juguetes para los monstruos marinos.

Me apoyé contra el respaldo, dejando escapar un suspiro. Era joven, muy alto, delgado y con un físico decente, algo musculoso, suficiente para llamar la atención. No es por presumir, pero el rostro de este cuerpo también ayudaba bastante. Mi cabello blanco como la nieve caía desordenado, la mayoría cubriendo mi frente y parte de mis ojos. Esos ojos… azules como el cielo, tan vibrantes que parecían contener todo un universo en su interior. Claro, siempre llevaba mis lentes de sol, porque no podía permitir que cualquiera quedara deslumbrado con solo verme.

¿Quién era? Satoru Gojo, el papasito definitivo de ojos azules y cabello blanco. Aunque, siendo sincero, la situación era algo irónica. Sí, tenía los famosos Seis Ojos, esa habilidad única que hacía a Gojo el más temido de todos. Pero la técnica maldita ilimitada… no, esa no la tenía. Nada de Espacio Infinito, nada de Imaginario Púrpura. ¿Cómo era posible ser Satoru Gojo sin su habilidad más emblemática? Solté una risa amarga. Una contradicción andante, ¿no?

No podía negar que era frustrante. Los Seis Ojos eran geniales, claro, pero sin la técnica maldita ilimitada eran como tener un auto deportivo sin gasolina. El potencial estaba ahí, pero no servía para mucho más que darme una visión perfecta y analizar todo a mi alrededor.

(Qué vida tan emocionante) —pensé con sarcasmo. Estar atrapado en este mar débil era como vivir en una pecera llena de sardinas. Aún así, no pensaba salir como un idiota al mar abierto. —No, gracias —murmuré, cruzando las piernas mientras me acomodaba aún más en mi asiento.

Aunque no tuviera las habilidades completas de Gojo, seguía siendo yo. Y eso significaba que algún día, cuando decidiera moverme, este mundo tendría que prepararse. Por ahora, dejaría que los peces pequeños disfrutaran de su falsa sensación de poder. Pero cuando llegara el momento… bueno, ya me encargaría de mostrarles lo que puede hacer un "papasito" aburrido con unos Seis Ojos.

¿Podía usar energía maldita? ¿Tenía siquiera energía maldita? Pues, de hecho, sí la tenía. Aunque carecía de la Técnica Maldita Ilimitada, los Seis Ojos seguían siendo una ventaja abrumadora. No necesitaban energía maldita para funcionar, lo que ya era una ganancia enorme. A pesar de no contar con un arsenal de técnicas malditas o rituales, las habilidades de los Seis Ojos eran invaluables.

Me otorgaban una percepción inmensa, una destreza visual inigualable que iba mucho más allá de lo que cualquier humano promedio podría soñar. Claro, quizás los usuarios de Haki de Observación avanzado podrían igualar algo de esa percepción, pero aún así, lo mío era otro nivel.

Mi vista era comparable a una cámara infrarroja de alta definición, capaz de distinguir detalles minuciosos incluso cuando tenía los ojos cubiertos. Podía ver cosas a varios kilómetros de distancia, separando con claridad las figuras dentro de ese rango. Los Seis Ojos me permitían procesar y manipular energía maldita con una precisión ridícula, hasta el nivel atómico. Esa capacidad no solo me daba un control absoluto, sino que también hacía que mi eficiencia fuera absurdamente alta. La cantidad de energía maldita que desperdiciaba al luchar o entrenar era infinitesimalmente cercana a cero. Básicamente, quedarme sin energía maldita era casi imposible en circunstancias normales.

Pero no todo era perfecto. Había desventajas, como siempre. Dejar los Seis Ojos descubiertos durante largos períodos podía ser agotador. Para mitigar esa fatiga, solía cubrirlos con mis gafas oscuras, aunque incluso con los ojos cubiertos podía ver perfectamente. Eso incluía objetos o seres que no poseían energía maldita, lo que hacía que nada pudiera esconderse de mí.

En resumen, aunque no fuera el Gojo completo, con su Técnica Maldita Ilimitada, los Seis Ojos por sí solos eran suficientes para convertirme en un monstruo. Y mientras tanto, me bastaba con observar este mundo, esperando el momento perfecto para hacer mi jugada.

Aunque claro, compararme con piratas como Barba Blanca, Barba Negra, o incluso personajes como los almirantes o los señores de la guerra sería absurdo. No era un idiota; sabía que no estaba a ese nivel... todavía. Pero subestimarme sería un error fatal. Aunque solo tenía energía maldita y los Seis Ojos, eso ya era más que suficiente para ponerme por encima de cualquier humano promedio en este mundo. La energía maldita era extremadamente versátil y, cuando se usaba correctamente, podía rivalizar con los poderes más temibles.

Gracias a mis vastas reservas de energía maldita, podía reforzar mi cuerpo para incrementar mi fuerza física y resistencia, reduciendo significativamente el daño de los ataques enemigos. Era un método básico, pero efectivo. Además, podía liberar ráfagas de energía maldita como ataques a distancia, similares a lo que hacía la maldición de categoría especial contra la que luchó Megumi al final de la primera temporada de Jujutsu Kaisen. Solo que, en mi caso, la potencia estaba aumentada gracias a mi control casi perfecto.

Por otro lado, también dominaba la Técnica Inversa. ¿Cómo? Bueno, tuve tiempo. Reencarné en este mundo cuando tenía unos 8 años, lo que me dio margen suficiente para aprender a convertir la energía negativa en energía positiva. Era un proceso complicado, pero con los Seis Ojos como apoyo, logré dominarlo. Gracias a ello, podía curar mis heridas y, lo más importante, refrescar mi cerebro cuando empezaba a sentirme fatigado por el uso prolongado de mis habilidades.

No tenía prisa en alcanzar el nivel de las leyendas de este mundo. Estaba construyendo mi camino, un paso a la vez, y cada día me acercaba más a ser alguien digno de temer incluso entre los monstruos más grandes de los mares.

Pov narrador

Satoru dejó escapar un bostezo prolongado mientras se recostaba sobre la hierba, entrecerrando los ojos con evidente desgano. Parecía que la actitud despreocupada, casual y juguetona del Gojo original se le había pegado bastante bien. Después de todo, ¿qué otra cosa podía hacer en uno de los mares más débiles? Vivía en una isla con una población humilde, donde rara vez ocurría algo interesante. La monotonía de su entorno hacía que su vida fuese tranquila, casi aburrida.

Estaba al borde de quedarse dormido, cuando algo llamó su atención. Gracias a su aguda visión, sus Seis Ojos captaron algo a lo lejos. Aunque apenas era un punto en el horizonte para cualquiera más, Satoru pudo verlo con absoluta claridad: un barco pirata que se acercaba lentamente a la isla.

Esto despertó su curiosidad. Desde que había llegado a este mundo, no había visto nunca a un grupo de piratas poner rumbo hacia su tranquilo hogar. La bandera pirata que ondeaba en el barco era peculiar y llamó de inmediato su atención: dos relojes de arena cruzados, una advertencia simbólica de que el tiempo de sus víctimas había llegado a su fin.

Alzó una ceja, sintiendo una leve chispa de reconocimiento. Esa bandera no le era del todo desconocida. Chasqueó los dedos con una sonrisa al darse cuenta de a quién pertenecía.

Esa es la bandera de los piratas de Krieg —murmuró para sí, recordando de inmediato que ese grupo era conocido como el más fuerte del East Blue.

A pesar de ello, Satoru no parecía impresionado. Vivía en el East Blue, el mar más débil, pero francamente eso le daba igual. Para él, las clasificaciones de poder eran irrelevantes. Si alguien intentaba agitar las aguas de su pequeño y aburrido refugio, quizá era la oportunidad perfecta para sacudirse la pereza y tener algo de diversión.

Con un suspiro, se incorporó lentamente, estirando los brazos mientras miraba el barco acercarse.

Parece que hoy será un día entretenido —dijo con una sonrisa despreocupada, como si se tratase de un simple paseo.

Los piratas de Krieg eran temidos en el East Blue, conocidos por su gran número y fuerza relativa. Sin embargo, fuera de ese tranquilo mar, eran un chiste. En la Gran Ruta Marítima, sus cinco mil hombres habían sido humillados y completamente superados por un solo hombre: Dracule Mihawk, conocido como "Ojos de Halcón". Ese enfrentamiento era una prueba contundente de que, allá afuera, existían personas miles de veces más poderosas que cualquier pirata que el East Blue pudiera ofrecer.

Me pregunto qué vendrán a hacer aquí los piratas de Krieg —murmuró Satoru mientras se encogía de hombros. Si venían con intenciones de saquear, estaba listo para darles una buena paliza. Después de todo, no eran más que un montón de bravucones armados con espadas que se hacían llamar piratas.

Con esa actitud despreocupada, Satoru se estiró perezosamente, acomodándose sus gafas de sol. Cerró los ojos para disfrutar de la tranquilidad de su isla, pero su calma no duró mucho.

De repente, un sonido desconocido interrumpió su quietud.

*Timbre*

Una pantalla holográfica azul claro apareció frente a él, con líneas de texto que parecían salidas de algún videojuego:

[El sistema Jujutsu Kaisen ha sido instalado de manera perfecta. Versión actual: 1.2.0.]

[Tiempo tardado en la instalación: 3 años.]

[Tiempo tardado en la integración de los datos del universo de Jujutsu Kaisen: 3 años.]

[Tiempo de integración con el anfitrión y el nuevo mundo: 1 año.]

Satoru bajó ligeramente sus gafas de sol, dejando que sus brillantes ojos azules miraran la pantalla con sorpresa y curiosidad.

¿Sistema Jujutsu Kaisen? ¿Un sistema? —murmuró, claramente intrigado.

Esto despertó de inmediato su interés. Había estado tan acostumbrado a la monotonía que algo como esto era un cambio refrescante. Aunque no entendía completamente lo que estaba pasando, podía sentir que algo interesante estaba a punto de suceder. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras sus pensamientos comenzaban a correr.

Bueno, esto será divertido. —Comentó para sí mismo, mientras movía la mano como si intentara interactuar con la pantalla. ¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué justo ahora? Eso estaba por descubrirse, pero una cosa era segura: el aburrimiento estaba a punto de terminar.







Fin del capítulo


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Sí ya sé, no me lo tienen que decir, antes dé qué me pregunten porqué carajos abrí otra historia déjenme explicar, tengo un abito, y es qué cuando se me mete una idea en la cabeza, no sé va hasta qué la hago, y bueno, me Heche un pequeño maratóncito de one piece, y éso llevo a ideas, y esas ideas llevaron a ideas para una nueva historia, y esté es él resultado 😅

Créanme no es por joda, pero realmente necesitaba sacar ésa idea dé hacer una historia dé Reencarnado en one piece de mi cabeza, además qué el suceso con la historia dé DxD me la bajo.

¿Qué dicen?

¿La continuo?

Aunque me vale madres sí dicen qué no Yaque sí la voy a seguir, nos vemos en el mañana con un nuevo capítulo de Alguna dé las historias qué tengo.

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