Capitulo 6


Hola a todos losMarvelitos lectores que andéis por estos lares.


Aquí veremos ya quehan pasado unos días donde Natasha y Stephanie han estadoconviviendo, compartiendo cuarto y demás, a pesar de lo que lapequeña morena había hecho para mantenerla alejada.


Por cierto, ¿alguiense está viendo la serie de WestWorld? Yo he empezado a verlarecientemente porque una amiga me la recomendó. Decía que HBOapostaba en esta serie para que fuera la sustituta de Juego de Tronospara cuando esta se acabara, así que empecé a echarle un ojo.


Y, la verdad, meenganchó desde el capitulo uno. Amo esos periodos históricos, asíque, si crearan ese parque, me iría a vivir allí permanentemente,así me tuviera que arruinar. Estoy escribiendo una serie de novelasambientadas en el oeste y ha sido ver esto y enamorarme aún más deesa época. Como también me ayuda a ambientar mejor algunas de misescenas.


Aunque, lo más seguroes que, para cuando comience a subir esta historia, yo ya hayaterminado de verla. Veo un capitulo por noche, así que voy a unritmo calmado, pero escribí esto unos días antes de San Valentín,así que podéis contar lo que tardé desde escribirlo a subirlo.


En fin.....no másfollones por ahora. Os dejo con el capitulo y ya os soltaré todo lodemás al final, si para entonces he dejado de estar concentrada enla tele jajajajaa Hasta pronto y, como siempre, disfrutadlo.


CAPITULO 6


..........................


Los siguientes días de convivencia fueron algo duros, ya que eraextraño convivir en el mismo cuarto con aquella persona que hacíaque, en cualquier momento, el corazón pudiera subírsele a la boca.Del mismo modo que hacía cosas a su alrededor sin pensar.


-¿Podrías no desnudarte delante de mí?- le dijo Natasha en una deaquellas ocasiones, viendo como Stephanie había empezado a cambiarsesin ningún problema, como siempre hacía.


Esta, que ya había dejado caer la falda del uniforme al suelo yhabía estado desabrochando su camisa, se volvió hacía ella unmomento, con las mejillas encendidas, viendo como Natasha no apartabalos ojos de ella.


Era una mirada tan fija que casi se sentía como una caricia sobre sucuerpo.


-Lo.....lo siento- tartamudeó.-La próxima vez, me cambiaré en elbaño.


-No hace falta. Saldré del cuarto cuando tengas que hacerlo- leindicó esta, volviendo la cabeza hacía otro lado.


Y ambas se quedaron en un silencio en mitad de un momento incomodo.


Stephanie se cambió todo lo rápido que pudo mientras Natashatrataba de concentrar su vista en algún punto sobre la pared,tratando de no ser consciente de como esta se estaba desnudandodelante de ella.


Aún ni siquiera entendió porqué Stephanie no había pedido uncambio de compañera de habitación, teniendo en cuenta que la quetenía ahora le había dejado bien claro que, en cualquier momento,cuando menos se lo esperara, Natasha podría saltar sobre ella yhacerle cualquier cosa.


Alguien lógico y racional ya le habría dicho que eso sería lomejor y, aunque fingieran ser amigas, comprendería que era mejorsepararse. No así Stephanie, que permanecía allí su lado.


En parte, la culpa también era suya, ya que no había hecho nada máspara alejarla. A lo mejor era porque, en el fondo, no queríaalejarla.


Cuando no podía dormir bien por las noches, la tranquilizaba abrirlos ojos y ver allí a Stephanie, durmiendo a pierna suelta, envueltaen las sábanas, justo frente a ella.


-Ya.....ya puedes mirar- le indicó esta.


Y Natasha pudo volver la cabeza de nuevo sin encontrarse con algo quehiciera que todo su cuerpo explotara en una ola de calor.


Cuando volvió la cabeza hacía Stephanie, esta estaba sentada en elborde de su cama y, luciendo un poco nerviosa, la estaba mirando.Algo que sorprendió a la morena, ya que lo normal sería querehuyera su mirada.


-¿Qué.....qué se supone que sientes cuando......me estás viendo?-le preguntó Stephanie, de nuevo con aquella piel coloreada de rosa.


Natasha frunció el ceño ante aquella pregunta.


Desde luego, no era lo que a alguien se le ocurriría preguntar a unapersona que sabía que reaccionaba ante ella.


-¿A qué viene eso?- le dijo esta a su vez.


-Bueno......no sé. Este colegio está lleno de chicas y......solo mepreguntaba como era posible que, con tantas donde elegir, solo pareceque reaccionas de esa manera conmigo- comentó esta, toqueteándoseel cabello.


-Créeme. A mí también me gustaría saberlo- le indicó Natasha,apartando la vista de ella, sintiéndose algo incomoda al tener quehablar de ello.


Como ya había pensado anteriormente, había tenido sus juegos conchicas, principalmente pensados para atraer la atención de algúnchico en particular o porque la chica en cuestión le había parecidolo suficientemente guapa como para jugar con ella.


Pero con Stephanie era diferente. Aunque tuviera el deseo de besarlay tocarla, había algo más en el fondo de todo eso. Y era aquello loque temía.


-¿Se......se suponía que notas algo diferente a los demás?- lesiguió preguntando esta.


Sam y Bucky habían estado con ellas aquellos días y ya había vistoque Natasha no necesitaba mantener las distancias con ninguna deellas o con alguna compañera de clase que había empezado a hablarcon ella.


-Sobretodo, siento calor aquí- le indicó Natasha, colocándose unamano sobre la parte más baja de su vientre.


Stephanie se removió sobre su cama cuando dijo aquello porque ellatambién había sentido calor por su cuerpo cuando ella le habíabesado.¿Se suponía que era lo normal?


Su experiencia más cercana con cosas como aquellas había sido conPeter Carter y lo único que había sentido con él habían sidonervios.


-Y......¿nada más?- siguió preguntando esta.-¿Te atreviste abesarme solo porque sentiste calor ahí?


-También se me acelera el corazón cada vez que te acercas demasiadoa mí y, por lo que sea, no puedo quitar los ojos de tí. No es algoque esté bajo mi control.


-Y....¿y por qué crees que te pasa eso?


-No lo sé. Por lo general, no eres mi tipo- comentó Natasha,mirando hacía otro lado.


De verdad que aquella conversación estaba siendo de lo más incomoday no sentía demasiados deseos de seguir con ella.


-¿Cómo han sido las personas con las que has salido?- le preguntóesta.


-Pues.....no sé. Mayormente han sido hombres, aunque han habidomujeres. Pero, si todos tienen algo en común es que son vivaces yhacen lo que quieren, como yo. Tú eres todo lo contrario a lo que hevisto.


-Tal vez, por eso, te sientas así, porque somos todo lo contrario.La mayoría de las chicas de aquí obedecen porque saben que eso eslo que tienen que hacer para que nadie les castigué. Pero yo lo hagoporque me gusta. Me encanta estar aquí.


-¿Estás diciendo que me siento así porque soy tu polo opuesto?


-Podría ser.


Natasha soltó un bufido.


-No lo creo. Yo no me creo eso de que los polos opuestos se atraen.¿Cómo vas a vivir con alguien que se supone que es todo lo opuestoa tí?


-Pero nosotras estamos viviendo juntas y no tenemos ningún tipo deproblema.


-Eso es porque te comportas como si fueras mi madre.


-¿Y.....qué pasaría si......volvieras a besarme?- le preguntóesta, haciendo que Natasha volviera la vista hacía ella,sorprendida.-Si volvieras a besarme, ¿te sentirías más tranquila?¿Ya no te pondría tan nerviosa?


-¡¿Y cómo que supone que quieres que lo sepa?!- gruñó Natasha,volviendo la cabeza rápidamente hacía otro lado.


Las mejillas se le habían encendido ante aquella idea, al igual quetodo su cuerpo había empezado a llamear ante esa perspectiva.


-Entonces.....hazlo- le indicó Stephanie, haciendo que volviera lacabeza de nuevo hacía ella.-Bésame y comprobémoslo.


-¿Quieres, de verdad, que te vuelva a besar?- le preguntó lamorena, más sorprendida de lo que se había sentido en toda su vida.


-¿Por qué no? Hay padres que se besan con sus hijos y amigas que sesaludan de esa manera. Si es por el bien de comprobar algo, no meparece mal hacerlo.


Natasha sintió como un ligero escalofrío de anticipación larecorrió de arriba a bajo ante la perspectiva de hacer aquello denuevo, viendo como Stephanie parecía muy segura, sentada como estabafrente a ella, con el rostro más sonrojado que el suyo.


-No sabes lo que estás proponiendo.


-Yo creo que sí- afirmó la joven rubia.-Tenemos que asegurarnos delo que sea que te esté haciendo reaccionar de esa manera conmigo.


-Pero no veo como un beso va a arreglar eso- siguió diciendoNatasha.


-¿Se te ocurre otra forma mejor de hacerlo?


No. La verdad era que no y, ya que esta se ofrecía voluntaria, ¿quétenía de malo que ella aceptara su oferta y pudiera volver abesarla? En el peor de los casos, si ella no podía parar, Stephaniela pararía, ya que era más grande y fuerte que ella.


Poniéndose en pie en su cama, se dirigió hacía Stephanie, que noapartaba los ojos de ella y, colocándose ante esta, la cogió de loshombros y la volvió de lado en la cama, donde ella se puso derodillas sobre la superficie, para poder quedar más cerca.


-¿Segura de esto?- le preguntó Natasha.


No quería que en el ultimo momento, esta se arrepintiera y laapartara.


-S.....sí. Estoy segura- afirmó ella.


Inclinándose hacía ella, Natasha vio como Stephanie cerraba losojos cuando comenzó a acercarse y, antes de besarla, la morena sedetuvo.


¿Realmente esto estaba bien? ¿Sería una buena idea que hicieranaquello? Estaban ambas solas, encerradas en aquella habitación,lejos de los ojos de cualquiera. Podría hacer cualquier cosa conStephanie, que nadie se enteraría.


Pero, entonces, esta abrió los ojos y los clavó en ella, como si lepreguntara a qué estaba esperando.


Colocando una mano sobre su mejilla, acarició aquella suave pieldurante unos momentos y, tras mirar a aquellos ojos azules que lamiraban a su vez, se inclinó sobre ella del todo y acabó besándola.


En un primer momento, fue un contacto inocente, una mera caricia delabio contra labio, esperando que Stephanie la apartara de algunamanera o se quejara de algún modo, pero no hubo nada de eso.


Tras un momento de tensión, notó como Stephanie se relajaba contraella, haciendo que Natasha colocara ambas manos sobre sus mejillas yprofundizara el beso.


Seguramente, cedió con demasiada facilidad, ya que cuando Natashaseparó los labios, Stephanie lo hizo al mismo tiempo, poniéndolelas cosas fáciles.


Tembló al ver como hacía eso, incapaz de contenerse. Que alguientan inocente como Stephanie, que jamás había tenido un contacto deese tipo, cediera tan rápido, con ese abandono.....hizo que lasangre se le subiera a la cabeza.


Aferrada a sus mejillas, Natasha giró la cabeza, tratando de llegaraún más dentro de ella, de poder abarcarlo todo, notando como elcuerpo de Stephanie temblaba contra ella cuando su lengua salió ajugar, haciendo que la morena sonriera.


Para ser alguien que nunca había experimentado aquello, cedía muyfácilmente y se dejaba arrastrar por la situación.


Sin embargo, cuando la joven rubia empezó a gemir, algo en el propioautocontrol de Natasha empezó a hacer aguas por todas partes.


Había esperado suspiros y temblores, pero no ese sonido, que parecióacariciar sus oídos y acariciar cada parte de ella por dentro.


Aprovechando que Natasha era la que estaba de rodillas sobre la cama,tumbó a esta sobre esa superficie, tumbándose sobre Stephanie a suvez, acomodándose con demasiada facilidad sobre ella, sin romper elcontacto con sus labios.


Por su parte, Stephanie no fue consciente de cuando Natasha la tumbóen la cama. Solo sintió una leve sensación de mareo cuando lamovió, pero dio por sentado que había sido producido por aquel besotan largo, que estaba estremeciendo cada músculo con el que contabaen el interior de su cuerpo.


Nunca había imaginado que un beso se sentiría de esa manera. Habíaleído sobre besos que robaban el aliento o que te ponían la cabezaen las nubes. Pero aquel beso, a pesar de todo lo agradable, no ledespertaba solo unas emociones tan inocentes.


Otras partes de su cuerpo estaban reaccionando a ese beso; notaba suspechos cosquilleantes, como si estuvieran esperando que alguien losacariciara. Del mismo modo, sentía la imperiosa necesidad de agitarlas piernas para aliviar la tensión que tenía entre ellas, pero elcuerpo de Natasha de por medio se lo impedía.


Cuando la morena empezó alzar una de sus manos por la pierna deStephanie, sintiendo la suavidad de aquella lisa piel, esta se puso atemblar de nuevo, haciendo que Natasha silenciara un gemido con suslabios, ya que solo aquel contacto de la mano sobre su piel ya hizoque todas sus terminaciones nerviosas se incendiaran.


No pudo evitar agitarse sobre la cama mientras sentía como aquellamano iba subiendo, aumentando el calor y el temblor de su cuerpo.


Y, aún a pesar de eso, esperaba que aquella mano fuera a la uniónentre sus pernas y aliviaría la tensión que allí se habíaformado.


No era un pensamiento consciente en su cabeza, pero, cuando Natashallegó a su cadera y siguió subiendo por su abdomen, esta se sintiódecepcionada.


Si Natasha lo notó, no fue consciente, ya que su mente en lo únicoen lo que parecía concentrada era en asaltar aquella tibia boca yacariciara aquel exuberante cuerpo durante todo el tiempo en el quele fuera posible, temblando también conforme más ascendía su mano,dándose cuenta de lo suave que era esta por todas partes.


Para cuando llegó a sus pechos, Stephanie saltó y Natasha no pudoevitar gemir en el interior de su boca, notando aquel firmemontículo, que se endureció en su mano, enredando su mano libre enlos cabellos de Stephanie para hacer más profundo el beso.


La joven rubia tampoco pudo evitar empezar a gemir cuando sintiócomo esta acariciaba su pecho, que había estado pidiendo atencionesdesde que había iniciado ese beso, sin darse cuenta que, durante elproceso en el que Natasha había estado acariciando su piel, le habíasubido el camisón al mismo tiempo, dejándola prácticamente en ropainterior ante ella.


Stephanie sintió como si se fuera a derretir en cualquier momentoante aquellas caricias y ante aquella lengua que nadaba en su boca yque lo acariciaba todo, tocando cada pequeña porción de ella.Excepto la unión entre sus piernas.


La joven rubia gimió, mostrándose un poco ansiosa, removiéndose unpoco más bajo la morena, haciendo que Natasha abriera los ojos yvolviera a ser consciente de lo que estaba haciendo.


Tenía a esta totalmente atrapada en la cama, en la postura en la quela quería suspirando y gimiendo contra ella, temblando por lo que lehacía con su boca y por la mano que estaba en el interior de sucamisón, acariciando uno de sus pechos.


Estaba agitando las piernas, pero, como ella estaba de por medio, leresultaba imposible encontrar algún alivio.


¿Qué estaba haciendo? ¿No se suponía que iba a ser solo un beso,para comprobar y que después, si se pasaba de la raya, Stephanie lapararía?


Pues estaba más que segura de que se había pasado de la raya y estasolo parecía estar pidiendo más, haciendo que Natasha temblara alpensar en todo lo que podría hacerle y ella disfrutaría.


Las dos lo harían.


Pero no. Aquello no podía continuar. Si continuaba, llegarían a unpunto de no retorno, la ropa desaparecería y tomaría aquel cuerpode todos los modos en los que pudiera, no dejaría ni un solo rincónsin explorar y conocería en que puntos temblaba, en cuales gemía ycuales serían las que la hacían derretirse por completo.


Aquello no le había ayudado a comprender porqué reaccionaba de esemodo con ella. Lo único que había conseguido había sido quetuviera aún más ganas de ella, de su cuerpo, viendo lo suave ydulce que reaccionaba a cualquier cosa que le hiciera.


Con un esfuerzo sobre humano, se obligó a hacerse hacía atrás enla cama, quedando de rodillas sobre esta, aún con la sensacióntibia de la piel de esta en su mano.


Por su parte, Stephanie pareció quedar bastante confusa cuandoNatasha se apartó de golpe, haciéndola sentir sola y fría en unmomento, incorporándose en la cama y volviendo la vista hacía ella,preguntándole de manera silenciosa porqué paraba.


-No podemos hacer esto- fue lo que le dijo la morena.-Si seguimos coneso, no podré parar. Te devoraría por completo.


Aquello solo hizo que el rostro de Stephanie estallara en rojo, nopareciendo nada disgustada ante aquella perspectiva, haciendo queNatasha soltara un gemido lastimero y, poniéndose de rodillas sobrela cama, gateara sobre la superficie, hasta quedar cara a cara conesta, que parecía mirarla con los ojos bien abiertos.


-¿Te gustaría eso? ¿Me dejarías hacértelo?- le preguntó,notando como sus ojos se clavaban en los labios entreabiertos deStephanie.


Esta no pareció ser capaz de decir nada coherente. Su mente aúnestaba envuelta en mitad de un torbellino, con la sensación de lasmanos de Natasha aún sobre sus cuerpo, desvaneciéndose poco a pococonforme el tiempo pasaba.


¿Por qué habían empezado aquello? Ni siquiera lo recordaba. Loúnico de lo que era consciente era de lo bien que se había sentidoel primer beso de Natasha e, inconscientemente, parecía que habíaquerido que este volviera a producirse, a pesar de que en aquellaocasión las cosas habían llegado aún más lejos.


-Eh. Necesito que me contestes- le rogó Natasha, aún de rodillasante ella, dirigiéndole unos ojillos tristes y expectantes hacíaella.-¿Me dejarías?


-Yo......no lo sé- comentó Stephanie, bajándose rápidamente elcamisón, dándose cuenta que lo tenía subido hasta su pecho,sonrojándose más.


Una cosa era que las cosas surgieran de manera casual y otra muydiferente que ella misma le diera permiso a Natasha para que hicieralo que quisiera con su cuerpo.


¿Qué acabarían haciendo? ¿Hasta donde llegarían?


Solo pensar en eso, hizo que todo su cuerpo volviera a explotar enuna ola de calor, haciendo que se sintiera sofocada.


-Te prometo que no haré nada que te disguste- le dijo esta.-Sihiciera algo que no te gusta o te hiciera sentir incomoda, solotendrías que pararme y yo lo haría. Te lo juro- afirmó.


Stephanie la observó con atención, viendo como Natasha permanecíade rodillas ante ella, esperando que le contestara con cualquiercosa.


¿De verdad se atreverían hacer eso? Natasha ya había dejado claroque sentía atracción por ella y que, en cualquier momento, saltaríasobre ella, sin poder controlarse. Y ella, por su parte, habíadescubierto que no se sentía nada desagradable estar entre susmanos. En realidad, había sido todo lo contrario.


No recordaba la ultima vez que se había sentido de aquella manera,tan excitada, en su vida. Seguramente porque nunca se había sentidoasí jamás.


Miró a Natasha, que aún permanecía expectante, y contestó.


-Está bien- se oyó decir.-Pero seguiremos con esto hoy, ¿deacuerdo? Dejemoslo para mañana o para cualquier otro día, ¿vale?


Natasha la miró con atención y acabó asintiendo, sabiendo que,seguramente, aquello ya había sido suficiente para ella por un día.


Lo que Natasha no sabía era que en realidad, Stephanie habíadecidido posponer aquello porque, de otro modo, acabaríadeshaciéndose entre sus manos por el fuego que le había estadocorriendo por las venas.


Mejor enfriarse un poco antes.


Findel capitulo 6


Vaya,vaya, vaya. Las cosas se han estado calentando hasta unos nivelespeligrosos, pero la historia lo ha estado pidiendo por su propiacuenta, la verdad. Ella misma es la que ha estado conduciendo lascosas hasta ahora.


Natashay Stephanie están empezando dejarse llevar por las emociones.


Laverdad......ahora mismo no sé qué es lo que tenía que decir porqueestoy viendo ''Salidos de Cuentas'' en la tele, con Robert DowneyJr, y estoy un poco despistadilla. Me gusta esa película. No es demis favoritas, pero tampoco es la que menos me ha gustado de él. Haycosas que me hacen gracia, pero, otras....... No sé si me entendéis.


Enfin. Que me voy por las ramas. Me voy a poner a transcribir con elsiguiente capitulo, ya que tengo 4 capítulos escritos en mi libretade fanfics y tengo que pasarlos todos mientras que pueda.


Asíque, como siempre, Marvelitos, os deseo que os mantengáis sanos ynos seguimos leyendo en el siguiente capitulo. Hasta entonces, bye.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top