Capítulo 16


—Ya ha llegado el día, pequeños— acaricié con cuidado mi vientre, mientras lo observaba —. Su hermana mayor por fin hará el examen, ¿No les parece genial? — unos leves toques en la puerta del baño, llamaron mi atención. 

—Lamento mucho el tener que interrumpir tu momento madre e hijos, pero yo también quiero hablarles un poco— le observé arrodillarse frente a mi vientre —. ¿Saben que han sido unos bebés muy anhelados? Bueno, claro que si, estoy seguro de que su madre les hace entender eso, si algo me llega a pasar el día de hoy, son ustedes los que deben de hacerse cargo de ella, y no acepto un no por respuesta— un nudo se formo en mi garganta.

—No digas eso, los cinco estaremos bien al final del día, te lo prometo— acune sus mejillas con mis manos, depositando un pequeño beso en sus labios —. Estoy tan aterrada como tu, pero confió en que podemos hacerles frente, confió en ti, mi vida— la sonrisa que me otorgó el pelinegro, hizo temblar mi pequeño corazón. '

— ¿Siempre juntos? — cuestionó, tomando una de mis manos y entrelazando sus dedos con los míos. 

—Siempre— prometí. 

Sarada ya estaba desayunando, cuando su padre y yo nos presentamos en el comedor, tomados de la mano. 

—Bueno, campeona. ¿Cómo te sientes? — me senté a su lado, mientras Sasuke tomaba asiento frente a ella. Sonreía, orgulloso de nuestra hija.

— ¿Se me permite ponerme sentimental? No quería que llegara este día, creciste tan rápido. . . Temo pronto no estar a tu altura, hija— deslice mis brazos sobre los hombros de mi pelinegra, depositando un beso en su cabeza. 

—No digas eso padre, sabes que tato tu como mi madre siempre serán un modelo a seguir para mi— lleve una mano a mi pecho, y luego fingí quitarme una lágrima. 

—Esto no es justo, chicos estoy embarazada, eso no se hace— Sarada soltó una risita, antes de besar mi mejilla.

—Entonces. . . ¿Los veré en las gradas? — Sasuke y yo nos dimos una mirada, llena de complicidad.

—De hecho, tu madre y yo te acompañaremos hasta la entrada— los ojos de mi pequeña brillaron con tanta fuerza, que las estrellas parecían simplemente vagos accesorios a su lado. 

— ¿De verdad? — de un salto, la pelinegra ya se encontraba de pie, sonriente.

—Si, tu padre y yo ya hemos desayunado, termina el tuyo y de inmediato nos vamos— Sarada asintió y prácticamente se atragantó lo que le restaba de desayuno, dejándonos anonadados —. Pero bueno chiquilla, te podías comer todo eso tranquila, que tenemos tiempo de sobra— recogí los platos, llevándolos a la cocina. Me pareció un acto tan común, y sin embargo, ¿Quién me aseguraba a mi, que lo volvería a hacer, dentro de unas horas? 

— ¿Mamá, sucede algo? — me estremecí, ante la sorpresa que me provoco su inesperada pregunta.

—No, nada Sari. Solo estaba pensando un poco— ella asintió, poco convencida, y camino fuera de mi campo de visión. Sasuke en cuestión de segundos estuvo de pie, a mi lado. 

—Volveremos mas tarde, puedes dejar eso ahí— su brazo envolvió mi cadera, antes de depositar un beso en mi mejilla y arrastrarme lejos de la cocina. 

Mientras caminábamos a nuestro destino, no podía dejar de observar a Sarada, la cual tenia una sonrisa de oreja a oreja, mientras estaba tomada de nuestras manos. Las personas a nuestro alrededor permanecían tranquilas, si tan solo aquellos alienígenas no estuvieran a punto de atacarnos. . . 

Sasuke tenia la vista fija en el camino, aunque de vez en cuando jugaba levemente con el cabello de nuestra hija, en otras ocasiones se giraba para verme a mi, en su forma de inspeccionar que estuviera bien, lejos de algún ataque de pánico. 

Cuando llegamos a la entrada de la academia, nuestra pequeña Uchiha se giro, para vernos a ambos. En cuestión de segundos, su semblante cambio de uno feliz, a uno mas serio. 

—No les voy a defraudar, daré lo mejor de mi— mi corazón se enterneció.

—Lo harás bien, Sarada— Sasuke atrajo a Sarada hasta su cuerpo, abrazándola —. Estaremos animándote en todo momento— prometió. 

—No lo dudes, pequeña— camine en su dirección y llene de besos su rostro, ella rio levemente, antes de despedirse de ambos con ultimo abrazo, y desaparecer entre los demás estudiantes que venían a participar. 

—Todo va a estar bien ___ — asentí, tomando con fuerza su mano, y llevando la que me quedaba libre a mi vientre. 

—Espero que estén preparados— una voz conocida hablo a nuestras espaldas, Naruto Uzumaki estaba haciendo su entrada. 

—No se si lo estoy— admití, antes de emprender paso a nuestro próximo destino. 

Todos estaban en una posición estratégica, en caso de tener que saltar a la batalla en cualquier momento. El silencio en mi cabeza era abrumador, desde hace unas horas que no pronunciaban una sola palabra, lo cual me tenia con los sentidos disparados. 

Sentada en las gradas junto a mi esposo, cerca de donde se encontraban los cinco grandes, tenia una vista plena del terreno en el cual se desarrollarían los  enfrentamientos de los niños. 

—Pero mira a quien tenemos aquí— alce la vista, para toparme con Tsunade. 

— ¡Tsunade! — de un salto me coloque en pie y la abrace, supongo que mi emoción repentina era producto de mis hormonas extra. 

—Cálmate— no pude evitar sonreír, mientras me apartaba de ella y volvía a mi posición inicial —. Uchiha— dijo mi rubia amiga, en modo de saludo, antes de sentarse a mi lado. 

—Hmph— observe a Sasuke, perdido en sus pensamientos. 

— ¿Cómo va ese embarazo? ¿te estas alimentado correctamente? — asentí.

—Trato de comer mas saludable, pero mi pequeño capricho nunca puede faltar— le guiñe un ojo, a lo que la Senju soltó una risita.

Poco a poco todo el lugar se fe llenando de espectadores, padres que al igual que nosotros, que venían a ver a sus hijos, deseándoles buena suerte y que ganara en todos los combates que les tocaran. 

Que pena por ellos, Sarada estaba entre las personas que iban a participar, cualquiera que se enfrentara a ella, estoy segura de que no tendrá la mas mínima oportunidad de ganar. ¿Qué puedo decir? soy una madre orgullosa de mi pequeña.

— ¿Puedes creer que en algunos diez o doce años, nuevamente estaremos aquí, viendo competir a los niños? — la sonrisa que se dibujo en el rostro de Sasuke me dio vida. Estoy segura de que se encargaría de entrenarlos tanto, que en poco tiempo llegarían a ser de los mejores. 

—Con mucho orgullo veré a todos mis hijos, pasar por esta arena— su mano se deslizo por mi cuerpo, hasta llegar a mi cadera, acariciándola. 

—A eso yo llamo un padre orgulloso— Tsuande nos observaba fijamente, como si fuéramos una pareja extraña —. Nunca pensé que vería a Sasuke en plan romántico, y menos que su pareja se convirtiera en una buena amiga mía— recosté la cabeza en el hombro de mi marido.

Quince minutos mas tarde, ya todo el mundo había llegado, y Naruto estaba dando la bienvenida. Algo dentro de mi comenzaba a estremecerse, y eso solo significaba una cosa. 

Estaban cerca. 

Las personas estaban eufóricas, y al mismo tiempo, parecían estar nerviosas. Los niños desfilaban por el terreno, pero yo no podía concentrarme mucho en sus peleas, comenzaba a sentirme cada vez mas nerviosa, como si algo me observara. 

Mi cuerpo estaba tenso, ambas manos posicionada sobre mi vientre, con la vista fija en las peleas, sin estar verdaderamente atentas a ellas. Tsunade conversaba con alguien que estaba sentado a su lado, y Sasuke de vez en cuando observaba en dirección a los asientos donde se encontraban Naruto y los demás. Su mano seguía fija en mis caderas, acariciándolas, a veces pellizcándolas, en su forma juguetona. 

Y luego una reconocida cabellera de color negro se hizo presente, y yo no pude evitar colocarme en pie. 

— ¡Sarada! — exclame, a mi lado su padre por igual se había colocado en pie y observaba con una sonrisa en dirección de nuestra pequeña. 

—Lo hará excelente, no lo dudes— podía sentir el orgullo de padre en aquella oración, mientras ambos nos sentábamos nuevamente. Sarada nos había visto y saludado.

Dos segundos fue lo que gasto, en vencer de un solo golpe a su contrincante. 

Si antes Sasuke y yo éramos una pareja de padres orgullosos, entonces que se prepare el mundo, porque nunca nos vamos a recuperar de esta victoria tan aplastante. La adrenalina recorría mis venas, mientras emitía soniditos de emoción, estoy segura de que las personas a mi alrededor se giraron para verme, una vez mas, pero me importaba muy poco. ¡Sarada se la estaba luciendo! 

Que orgullo poder mirarla y decirle a los demás, ¡ella es mi hija! 

— ¿Viste? ¡nuestra pequeña es la mejor! — Sasuke simplemente sonrió y deposito un beso en mi frente.

—Nuestra hija me llena de orgullo— asentí frenéticamente, estaba claro que el sentimiento era mutuo.

Sarada camino de vuelta a donde se encontraban los chicos, y era ya el turno de Boruto para luchar, cuando se escucharon gritos. En un parpadeo Sasuke ya se había ido de mi lado, su cabellera negra movida por el viento, al correr en dirección a donde se encontraba Sarada, en su intento de evitar que le hicieran daño. 

Tsunade se había movido por igual.

Mi cuerpo me lo aviso, sin tener que verlo. La presencia a mi espalda, la retorcida aura que emanaba, esa que ya conocía casi de memoria. 

Habían llegado antes de lo que pensaba.  

Enderecé mi espalda, con la vista fija en Sasuke, que sostenía a Sarada sobre su hombro. Bien, ellos dos se encontraban a salvo. 

—Bueno, creo que ya podemos proceder— me gire levemente, ambos estaban de pie, detrás de mi. La sonrisa cínica que se traían me enfermaba.

— ¡MAMÁ! — fue lo ultimo que mis oídos captaron. 










Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top