Capítulo 14.

─Mañana ya son los exámenes, deberías ir a descansar bebé─ Sarada me miró durante unos segundos antes de asentir levemente, a su lado, Sasuke le revolvió un poco el cabello. 

─Ya verás, te irá de maravilla─ declaró, y tras desearnos las buenas noches, nuestra hija desapareció en la oscuridad del pasillo, lo último que escuchamos, fue su puerta cerrarse. 

Más entrada la noche, mi marido y yo salíamos de nuestro hogar, y caminábamos a las afueras de la aldea, fundidos en la noche, con tan solo el murmullo del viento como compañía. Tomados de la mano, con la frente en alto. 

Mañana probablemente estaríamos enfrentando a Kinshiki y Momoshiki. Sus voces eran gritos en mi cabeza, acompañados con agonía y dolor, quizá esa era su forma de implantarme miedo, de que me quedara callada y no hiciera nada en contra de la jugada que planeaban hacer en unas horas, pero ellos no sabían con quien se estaban metiendo. 

Yo también era una Ōtsutsuki, yo por igual se jugar esta clase de cosas. 

Tres noches atrás, convencí a Naruto y a Sasuke de que tuviéramos una reunión en secreto, junto a los demás líderes de los clanes más fuertes de Konoha, planearíamos nuestra defensa y golpe a escondidas. 

Es mejor prevenir que lamentar, y si mi familia viene a verme, después de 32 años, con ganas de matar y robar, entonces me encargaré de ser la mejor anfitriona para su llegada a la tierra─ afirmé, tan segura de mí misma, que a los dos hombres no les quedó de otra que aceptar. 

─ ¿Te hablan ahora mismo? ─ cuestionó mi esposo, apretando su agarre a mi mano. 

─Gritan, creo que incluso puedo escuchar gente rogando, más allá de sus voces. No sé si quieren volverme loca, o tratar de desconcertarme─ me sinceré, antes de apretar su mano igual. ─Pero no dejaré que las cosas sigan el curso que ellos quieran, lucharé, amor mío─ giré mi rostro para verlo. ─Tengo a los cinco Kages a mi lado, y además de ellos, te tengo a ti─ me detuve un segundo, para poder juntar nuestras frentes. ─Sin importar lo que pase mañana, permaneceremos juntos, y lucharemos por un futuro para Sarada. . . ─ deslicé mi mano por su nuca y la acaricié.

─Y para nuestros bebitos─ añadió, con su vista fija en mi vientre. 

─Y para nuestros bebitos─ prometí. 

Sasuke me había pedido que le hablara de las voces, la noche de su regreso, cuando desperté en la madrugada sudando y fuera de mí misma. Su brazo me envolvió y traté de aguantar lo mejor que pude las ganas de vomitar, producto a la pesadilla.

Había vuelto a soñar con el entorno negro, y la mujer de pelo blanco siendo brutalizada por cadenas que la quemaban, que la herían y la hacían gritar tan alto, que sobrepasaba las voces de sus agresores. Había vuelto a verme en ella. 

En una falsa alarma, corrí al baño y solo escupí un poco, mi esposo junto a mí en todo momento. 

Hay. . . algo que no te he dichomurmuré mientras me abrazaba a mí misma. ─Hay tantas cosas que debo decirte, pero la principal es esta. . . ─ Sasuke se sentó a mi lado, tomando mi mano. 

─Soy todo oídos, siéntete libre de contarme─ le observé a los ojos, y me pregunté si el amor era real, si existía algo más fuerte que eso. 

─Debes prometerme, que no pensarás que he perdido la cabeza, no me pedirás el divorcio ni nada parecido─ mi azabache sonrió ligeramente. 

─No importa lo que me digas, tú no me dejaste cuando me abrí a ti, yo no seré el desgraciado en nuestra historia─ y besó mis labios, de manera corta. 

─Bien. . . Escucho voces, ellas son las que me han avisado de la llegada de los Ōtsutsuki, pero no solo eso, he comenzado a ver a una mujer en mis sueños. . . parece ser también del clan, la tienen atadas con cadenas, está moribunda, y sus gritos. . . su rostro. .  . ─ negué varias veces, antes de agarrar mi cabeza con mi mano libre. 

─ ¿Qué pasa con ella, amor? ─ mis ojos picaron y entré en trance, cuando tuve la fuerza de mirarle a los ojos, me descubrí llorando.

─Soy yo, Sasuke. La mujer que torturan es a mí, es mi cara la que tiene, es mi voz la que grita, es mi cuerpo el qu- ─ su mano apretó la mía con fuerza, sin hacerme daño.

─Respira─ ordenó, y yo obedecí. ─Estás aquí junto a mí, en nuestra pequeña familia en crecimiento. Eso solo está en tus sueños, y si le tienes tanto pavor, es porque no estás pensando con claridad mi amor. Tu eres más fuerte que yo, que Naruto, que todos nosotros, estoy seguro de ello, ahora te toca a ti asimilarlo─ me atrajo a su calor, y yo me aferré a él. ─Háblame de las voces, confíame lo que te dicen─ cerré los ojos y hablé desde la primera vez que las escuché, de cuando volvieron, y de lo que me dijo el Sasuke de la otra dimensión, con respecto a ellas. 

Alguna media hora después de salir de Konoha, nos encontrábamos en el lugar de la reunión, Naruto ya estaba hablando del examen, para matar el tiempo, mientras esperaba nuestra llegada. 

─Bien, hablemos ahora del verdadero motivo por el cuál estamos todos reunidos aquí─ inició el Uzumaki.

─Me presento ante todos, soy ___ de Uchiha, o mejor dicho ___ Ōtsutsuki, aparentemente─ el rostro de mis amigas se desfiguró, ese clan le traía recuerdos oscuros, seguramente de la guerra que habían atravesado, años atrás. ─Esposa de Sasuke Uchiha y legítima madre de Sarada. Estoy aquí para avisarles, que mañana en medio de los exámenes irrumpirán dos miembros más de mi clan, Kinshiki y Momoshiki─ un chico de cabello rojo me miraba fijamente, le devolví la mirada. 

─No tienes aspecto de ser una de ellos, salvo por las puntas de tu cabello─ Sasuke aclaró su garganta. 

─Cuidado con lo que dices Gaara─ esa voz, la conocía a la perfección. 

Sakura Haruno estaba sentada a su lado, ¿cómo no me había fijado en ese pequeño detalle? 

De todas las personas a las cuales pensaba encontrarme, nunca me cruzó por la cabeza que ella formaría parte del grupo. Incluso Sasuke, se tensó a mi lado, y Naruto parecía desconcertado. 

Cerré los ojos un momento, y permití mi fuerza fluir por mi. Algo dentro, muy dentro de mi ser pareció abrir un ojo, y sentí en mis venas la adrenalina. Cuando volví a mirar a Gaara, mi sello recorría mi cuerpo hasta las clavículas, la mayor parte concentrada en el vientre. 

─Si esto no te basta para creerme, entonces temo que no lo harás nunca─ concluí, activando mi Rinnegan. 

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