Capítulo 12.



Naruto me había llamado para informarme acerca de una nota que había llegado. Hasta hace poco, me habían integrado en todo lo que tenía que ver con Sasuke y los Ōtsutsuki. Ya que me habían notado ansiosa con el tema, y en mi estado, era mejor que no me pusieran a pasar malos ratos. 

Sarada se había marchado temprano a la academia, pues estaban el los últimos preparativos para el exámen. Mi pobre pequeña estaba ansiosa con el tema, y no paraba de entrenar junto a Kakashi y estudiar. 

─Buenas noches─ saludé, mientras entraba en la torre del Hokage. Había un ninja vigilante en la entrada, por si las moscas. Era una nueva modalidad que había puesto Naruto, a manera de seguridad, dados los temas que se trataban en su despacho. 

─Saludos, señora Uchiha─ murmuró el hombre, tan solo mirando de reojo en mi dirección. ─Sexto, el séptimo los espera ─ Kakashi únicamente asintió, y juntos emprendimos la caminata hasta la oficina del rubio. 

Cada escalón que avanzabamos, me robaba el aliento. Había pasado los últimos días trabajando duro en el hospital, para tratar de olvidar la preocupación creciente en mi pecho, en consecuencia, estaba exhausta. Y mi cuerpo me lo reprochaba. 

─Descansemos un momento, antes de entrar─ murmuré en dirección a mi acompañante, una vez habíamos llegado al último piso. 

Kakashi me observó en silencio, mientras me recostaba de la pared, jadeando. 

─Ya hemos hablado de esto, debes descansar─ me reprochó, pellizcando levemente mi brazo. 

─Tengo mejor condición física que esto y lo sabes, pero últimamente me faltan un poco las fuerzas─ aparté su mano de mi brazo, mientras me enderezaba. 

─Antes no tenías dos criaturas creciendo en tu interior─ contestó, empezando a caminar a mi lado una vez más. 

─Mis hijos no representan un peso extra para mí, así que te agradecería, que no los metas en esto─ el peliplata abrió la puerta del despacho, y ambos nos encontramos con un Uzumaki mirando la durmiente Konoha. 

Recordé a mi pelinegra, la cual había tratado de pasar un tiempo conmigo y sus hermanos, antes de irse a dormir. Me emocionaba ver el brillo en sus ojos, cada vez que recostaba su cabeza en mi regazo y le hablaba con voz soñadora, a los dos fetos en mi vientre. 

─Buenas noches, séptimo─ emití con cierta burla. 

Mi voz llamó la atención del hombre, el cual se dió la vuelta para poder verme. Sus ojos azules brillaron levemente. Esos ojos que, desde que lo conocí, me habían parecido tan hermosos y llenos de vida.

─Si nos vamos a tratar con títulos, entonces buenas noches, señora Uchiha─ sonreí levemente, el lo hizo por igual. ─Muy bien Kakashi, ella está segura aquí, puedes retirarte─ aclaró su garganta, antes de emitir aquellas palabras. 

─Bien, buenas noches─ el Hatake revolvió mi cabello, antes de desaparecer, sin darme tiempo siquiera a responder. 

─Bueno, parece que hace un buen trabajo─ el rubio caminó hasta su respectivo asiento, y extendió una mano en dirección a la silla que se encontraba a su lado, invitándome a tomar asiento. 

─Lo hace, le compraré un libro erótico como recompensa─ afirmé, algo juguetona, mientras caminaba hasta donde se encontraba la silla. 

Le di media vuelta a la mesa, y justo mientras mi trasero tocaba el cómodo cojín que estaba dispuesto sobre mi asiento, Shikamaru Nara apareció, con un pergamino en la mano. Lo miraba bastante confundido. 

Mi corazón comenzó a latir con fuerza en mi pecho. 

─ ¿Es lo que creo que es? ─ cuestione, al tiempo que me giraba para ver al séptimo Hokage. ─ ¿Son noticias de Sasuke? ─ el rostro de Naruto se arrugó, y soltó un largo suspiro, antes de negar. 

─No, lo lamento. Todavía no tenemos noticias del Teme─ mis hombros se curvaron mientras asimilaba la noticia, me había resultado como un trago amargo. 

─Entonces. . . ¿De qué se trata? ─ las palabras salieron solas de mi boca, puesto que todavía me encontraba sumergida en mis pensamientos. 

Sasuke, mi amor, ¿dónde estás? 

─Encontramos este pergamino, está escrito en un idioma que no conocemos. . . Pensamos que es parte de las reliquias de los Ōtsutsuki, así que queríamos ver si podías leerlo, dado que sospechamos que eres una de ellos─ me tendió el preciado objeto, y yo lo observé durante unos segundos, dudando. 

─No saques conclusiones precipitadas, puedo ser una Ōtsutsuki, pero no creo que sea capaz de leer esto─ Shikamaru encendió un cigarrillo, y le dió una calada. 

Inmediatamente, tanto Naruto como yo lo observamos con malos ojos la acción del pelinegro. 

─ ¿Qué? ─ cuestionó, al tiempo que nos miraba, algo molesto. 

Justo cuando iba a abrir la boca, para reprocharle, lo sentí. 

La fuerte presencia en mi espalda, mi corazón acelerarse, y una mano colocarse en mi hombro. 

─ ¿No sabes que no puedes fumar cuando una embarazada está presente? ─ su voz grave y burlona, causó que me picaran los ojos. ─Acostúmbrate a soltar esa cosa, siempre que mi esposa esté presente─ me giré casi en cámara lenta, para toparme con su fuerte contextura, sus ojos observando mis expresiones, y la sonrisa de lado que se formó en sus labios. 

La silla sonó estrepitosamente cuando la dejé caer, al lanzarme al brazo de Sasuke y apretarlo contra mí, como si hubieran pasado más de mil años, desde la última vez que nos habíamos visto. 

Bueno, se había sentido como si fueran más de mil años. 

─Ya estoy aquí, puedes estar tranquila─ mi nariz reposaba en su cuello, inhalando su aroma. Tenía ganas de besarlo, pero temía que si me apartaba de él, simplemente desaparecería. 

─Pero mira que lindo reencuentro─ era la voz del chico Nara, a mi me importaba muy poco su presencia en estos momentos. 

Sasuke estaba aquí. 

─Todavía veo ese maldito cigarrillo en tu mano─ la mano de Sasuke, que se encontraba situada en mi espalda baja, ascendió por el contorno de mi cuerpo, hasta llegar a mi nuca. 

Me apartó con delicadeza la cabeza de su cuello, y sus labios buscaron los míos. 

En cuanto se unieron, pude estar tranquila por completo. Todo esto era real, mi marido estaba a salvo, nada le había pasado en manos de aquellos malditos sedientos de sangre y poder. 

─Por favor respeten mi oficina─ a regañadientes mi hermoso pelinegro se apartó de mí, justo para recoger la silla en la que me encontraba hace un momento, y levantarla. 

─Siéntate─ insistió. 

Y sin embargo le hice sentarse a él, para luego yo hacerlo en su regazo, colgándome a su cuello y nuevamente perderme en su olor, y el rápido latido de mi propio corazón. 

La mano de Sasuke acarició mi espalda, antes de llevarla a mi vientre y acariciarlo con tanta suavidad y delicadeza que me provocó ternura. Este hombre es mi perdición, y al mismo tiempo, mi salvación. 

─Me pregunto por qué no habíamos tenido noticias de ti, Teme. Ya puedes ver como nos tenías a todos, en especial a la propia ___─ sentía la mirada fija del Uzumaki en nosotros, tampoco me importaba. 

─Iré al grano, ya me he encontrado con nuestros próximos visitantes, y debo decir que no ha sido algo demasiado placentero. Había encontrado un templo o castillo, no te podría afirmar, que seguramente pertenecía a Kaguya, y ahí estaban los dos. Han debido de seguir mi rastro, estarán muy pronto aquí─ me tensé al instante. Me separé levemente de mi esposo, para observarle mejor, no parecía tener ningún rasguño. ─Estoy bien, tú vuelve a abrazarme, me hacías mucha falta─ sonreí, al tiempo que besaba su frente.

─Tu también me hiciste mucha falta, mi vida─ susurré.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top