Capítulo 10.
Desperté de golpe y sudando. El corazón me latía con tanta fuerza en el pecho, que por un segundo temí que lo vomitaría. Lo primero que hice, fue colocar ambas manos en mi vientre.
Mis bebés. . . Mis hijos, estaban bien, a salvo.
Sarada se encontraba dormida a un lado mío, sonreí, mientras retiraba un mechón de cabello que le caía sobre la nariz. Mi niña también se encontraba segura, y yo daba gracias de que solo fue un sueño, uno muy malo, pero fue solo eso, un sueño.
Todavía era de noche, por lo que me deslicé nuevamente en la cama, y abracé el dormido cuerpo de mi hija con cuidado.
Estamos aquí los cuatro.
Estamos bien.
Sasuke también está bien.
Me quedé dormida repitiendo una y mil veces esas palabras, hasta que mi espíritu las asimilaba.
A la mañana siguiente, Kakashi se encontraba en mi puerta, traía un ramo de rosas rojas.
─Buenos días─ saludó. ─Felicidades por tu embarazo─ sonreí, al tiempo que recibía su pequeño regalo.
─Buenos días, Kakashi. No debiste molestarte─ y sin embargo lo había hecho, que detalle el suyo.
Kakashi se enteró en boca de Sasuke, antes de que partiera de nuevo a su misión. Tanto mi esposo, como Naruto y el peliplata llegaron a un acuerdo, y ese sería que Kakashi me cuidaría el primer trimestre de mi embarazo. Todavía mi cuerpo se acostumbrara a la presencia de estos pequeños, y estaba frágil, por lo que Sasuke no se lo pensó dos veces.
─Quieras o no, Kakashi cuidará de ti, por lo menos los primeros tres meses. No quiero tener que volver así de repente, y encontrarte convaleciente en emergencias, nuevamente─ esas habían sido sus palabras.
Yo por supuesto, me había negado ante la posibilidad de que el pobre hatake tuviera que dejar su cómoda vida, para tener que atender a una embarazada, y los posibles berrinches que esta hiciera. Y sin embargo el peliplata accedió con facilidad.
─No te preocupes, prefiero pasar el tiempo cuidando de ti, ya luego le puedo decir a los pequeños, que soy más padres de ellos, de lo que lo es el mismo Sasuke─ sé que ese comentario había herido a mi pareja, aunque tratara de disimularlo. Pero el peliplata tenía sus razones para decirlo.
Kakashi también estaba de acuerdo conmigo, ante la idea de que Sasuke era más necesitado aquí, junto a mí, que en otras dimensiones, arriesgando su vida, solo para obtener información.
Al menos ahora sé, que si algún día Sasuke llegara a faltar, los niños dirigirán su mirada hacia Kakashi, y a él no le molestaría.
─ ¿Tienes malestares? ─cuestionó mi acompañante, al tiempo que le daba el paso para que entrara al piso. ─Estás pálida─ caminé hasta la mesa, en la cual deposité las flores.
─Solo han sido malos sueños, nada por lo que debas preocuparte. ¿Puedo ofrecerte un café? ─ cuestioné, mientras le sonreía por segunda vez.
─No debes molestarte, ya he desayunado antes de venir hasta acá─ligeros pasos se acercaban a nuestra posición, Sarada ya estaba vestida para ir al instituto.
Y yo ni siquiera me había dado cuenta de cuándo entró o salió del baño.
─Buenos días mamá, Kakashi-sensei─ Shiro apareció unos segundos más tarde. El pobre parecía cansado, ¿no habrá dormido bien?
─Oh, estás despierta desde temprano, Sarada─ nuestro invitado ya estaba instalado en el sofá, y la miraba un poco sorprendido. ─Hoy tienes el día libre de estudios, ¿a dónde vas? ─ casi reí ante el hecho, de que sonó casi igual que su padre, cuando le preguntaba a nuestra bebé a dónde iría.
─He quedado con mi amiga para ir a dar una vuelta por la aldea─ dicho esto me miró. ─Estaré de vuelta al anochecer, mamá─ asentí levemente.
─Antes de irte, ¿no quieres que te prepare algo para desayunar? ─ la pelinegra negó frenéticamente.
─Comeré algo por el camino, tengan buen día los dos─ Sarada se acercó a paso rápido hasta mi dirección, y se inclinó un poco para besar mi vientre. ─O mejor dicho, los cuatro─ y dicho esto, caminó hasta la puerta. Shiro fue tras ella.
─Deberías llevarlo a tu caminata, no le hace nada bien al pobre quedarse tanto tiempo encerrado en este piso─ mi pequeña dudó unos segundos, mientras se colocaba las sandalias.
─Te cuidará más a ti─ abrió la puerta y me dedicó una sonrisa, antes de marcharse.
Yo simplemente moví mi mano, en señal de despedida, mientras le devolvía la sonrisa.
─Me pregunto si no estarás siendo muy liberal con ella─ caminé hasta sentarme en una de las sillas del comedor, Kakashi me observaba.
─Sarada tiene 12 años ya, Kakashi─ acaricié el pelaje de Shiro, cuando lo coloqué en mi regazo. ─Llegué tarde a su vida, y lo único que me queda, como madre, es darle todas las herramientas y conocimientos que necesite en la vida, ya es una jovencita, se acabó el tiempo de reproches por lo que hace, o a dónde va. . . Además, es lo suficientemente grande como para saber que cada acto, por bueno o malo que sea, tiene sus consecuencias, y yo confío en ella. Quizá no era la mejor madre, pero nunca tuve verdaderamente a alguien que me mostrara a serlo, y cuando ella nació, no vino con un manual─ él sonrió levemente ─solo hago lo que mi sentir me indica, ella aprenderá más cosas por sí misma, que conmigo solo pintandolas en su cabeza─ Shiro se estiró, para luego bajarse de mis piernas y caminar en dirección a donde se encontraba su pozuelo con agua.
─Eres una buena madre, hiciste todo lo que estuvo en tus manos para proteger a tu hija, aún si eso te separaba de ella─ sopesé sus palabras unos segundos.
─A veces creo que no fue la mejor decisión, pude luchar, y decidí esconderme. . . No quiero que se sienta mal por ello, más ahora que vendrán dos integrantes nuevos a nuestra familia, odio el pensar de que ella podría sentirse menos, ya que yo me quedaré aquí, a criar estos bebés─ mis palabras flotaron en el aire, por varios minutos que se me hicieron eternos.
─No creo que ella piense eso─ murmuró el Hatake, causando que levantara la vista de mis manos, las cuales se habían convertido en una atracción tremendamente interesante, mientras trataba de ignorar el silencio que se había establecido entre nosotros. ─Sarada sabe que te separaste de ella por una razón, protegerla. Ahora que estás de vuelta, ahora que estás unida a ella nuevamente, cuidará a sus hermanos, tanto como lo harás tú, y como lo hará Sasuke una vez regrese de su viaje. Ahora solo deben disfrutar de los próximos meses, como la hermosa familia que son─ sonreí levemente.
─Gracias, Kakashi─ el solo me devolvió la sonrisa, de una forma tan dulce, que me llegó al corazón.
A lo lejos en la ventana, se distorsionaba una figura aparentemente masculina, tan solo con verla, me sentí extrañamente a salvo y cuidada.
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