9. Semillas

El apartamento siempre había sido un lugar cálido y muy íntimo que englobaba una buena cantidad de recuerdos memorables y afectuosos. Nunca se le pasó por la mente que podría transmitir tanta tristeza.

No entendía porqué ahora los colores de las paredes se miraban más tristes y grises. Como ahora se veía tan grande, y aun así le faltaba oxígeno en su sistema.

No comprendía como, siendo ella un ser de luz que se alimentaba de la luz solar, cuya temperatura corporal era mayor que la de cualquier ser vivo en el planeta, podía llegar a sentir tanto frío en su solitaria cama.

No recordaba cuando había sido la última vez que había tenido problemas para dormir, pese a no necesitarlo realmente para descansar, había terminado acostumbrándose a esa trivialidad humana. Se había sorprendido al no poderlo conciliar el sueño a falta de un segundo cuerpo a su lado, respirando con tranquilidad ante su calor.

Envió un par de mensajes en el celular, recibiendo una respuesta segundos después, la sonrisa volvió a su rostro entristecido y continuó la conversación hasta que Dick dijo que tenía que retirarse, ella se despidió cariñosamente, mandándole una fotografía donde le lanzaba un beso. Se deleitó con la nota de voz de la risa de su amado en respuesta.

Dejo a un lado su móvil y aquella sensación de soledad volvió a invadirla.

Jump City estaba cada vez más segura, los Titanes ya no tenían que hacer muchos trabajos y habían comenzado a expandir su territorio cada vez más. El mundo poco a poco iba reconociéndolos como las segundas filas protectoras De la Tierra después de la Liga de la Justicia. Era un proceso lento pero significativo, pero ello significaba que las actividades comenzaban a ser menos frecuentes mas que una pocas sesiones y un patrullaje más calmado.

Corrió a darse una ducha y cambiarse antes que volviera a sumergirse en la nostalgia, no era como si añoraba aquellos días de puro conflicto y combates, pero tenía que admitir que esa adrenalina le vendría bien para mantener su mente ocupada. Hace un tiempo que no había paseado por las ciudad y tenía muchas ganas de deleitarse en cómo había cambiado gracias a su equipo.

Sostuvo su celular en el botón de llamada, para luego retirarla y guardar el móvil. Le vendría bien un paseo en solitario, tenía muchas cosas en la cabeza y no quería agobiar a nadie.

Una pequeña sonrisa adornó el rostro de Kory mediante pasaba sin rumbo en específico por las avenidas de Jump. Parecía que el comercio había ganado mucho terreno y los rascacielos estaban cada vez más alto. Recordó con cierta nostalgia como sus primeros días en la gran ciudad le habían resultado de lo más difíciles, tanta frialdad de ladrillos y construcciones la hacían sentir encerrada.

—A-Auch...

Apenas notó el choque que una joven se había dado con ella, sin inmutarla realmente pero que para la pobre humana había sido un impacto contra una masa de concreto, botándola en el proceso, desplomándose con todos sus bienes ahora esparcidos en el suelo. A Kory le llamó la atención la camisa de una planta germinando que tenía, a la vez, que se percató que había muchos jóvenes con esas mismas vestimentas, como si de uniforme se tratara, alrededor de la zona, hablando con distintas personas mientras les ofrecían algo que traían en una caja.

—Oh, lo siento mucho —Se arrodilló a ayudarla con las cosas, juntando las cejas con preocupación. Se había distraído demasiado.

Sus ojos verdes se detuvieron en los pequeños sobres que cargaba en una cajita, cada uno con una fotografía de una planta y flor con un nombre impreso para su identificación.

—¿Preparándose para cultivar? —retomó dándole una pequeña sonrisa de disculpa mientras ponía los sobres en la caja.

La chica se acomodó los anteojos tímidamente, sonriendo temblorosamente, de pronto, como si una ola de iluminación la azotase, se incorporó con firmeza y endureció sus facciones, como si lo que estuviese a punto de decir fuese muy serio. Aquello sorprendió a Kory, poniéndose atenta también a la situación.

—Estamos en una campaña de reforestación —Pese a su semblante serio, su voz fue suave—. La ciudad ha tenido menos indicios de delincuencia en los últimos años, ¡pero esos no es el único problema! —Kory dio un pequeño saltito ante el cambio de tono—. ¡Toda esta ciudad sigue creciendo y están matando al planeta, ignorando ese hecho! —confesó dramáticamente—. ¡Mi equipo no se detendrá hasta que entremos en conciencia y-! ¡Ay!

Un suave golpe propiciado por uno de sus compañeros silenció a la chica. Kory observaba a ambos con sus ojos muy abiertos y atentos, había captado su atención por donde iba el asunto.

—Lo que mi compañera en realidad quiso decir —mencionó el chico sonriendo suavemente— es que quisiéramos ayudar al planeta comenzando con limpiar esta ciudad de la contaminación y recuperar nuestros parques, además de inspirar a los otros en un arranque de reforestación. Así que, señorita, ¿le gustaría formar parte de esto?

—Yo... emm... ¿qué tengo que hacer?

Ambos jóvenes se mostraron complacidos por su interés.

—Bueno, puede comenzar plantando algunos de nuestros productos —mencionó emocionado el chico, teniéndole un par de bolsitas que estaban repartiendo—. No tiene que darnos nada a cambio más que el compromiso de plantarlas. En el reverso dicen instrucciones.

Kory tomó el paquetito, distinguiendo el nombre de "bonsai" en él.

—Puede venir a nuestras reuniones si gusta, ¡pronto haremos una limpieza en el parque y el próximo mes iremos a la costa! ¡Habrán muchas actividades por hacer!

El entusiasmo regresó a la faz de la tamaraneana, asintiendo alegremente y anotando mentalmente en preguntarle a su equipo si les gustaría venir también. Pasaba tanto tiempo volando por sobre la ciudad y lanzando starbolt que olvidaba que los delincuentes no eran la única plaga por erradicar. Había tanto por hacer aún, tantas cosas por las cuales luchar.

Ella era una guerrera, pero también necesitaba cuidar este mundo que la acogió de una manera diferente, por más difícil que podría ser el cambio.

Comenzaría con cosas pequeñitas, como esas diminutas semillas de bonsai que yacían en sus manos, listas para sumergirse en la maceta que había comprado emocionada en su ataque entusiasta.

La verdad, ella misma se regañaba al no haber pensado en eso antes, en su planeta las plantas abundaban en su ambiente selvático natural, y en la Tierra, si bien, habían zonas muy silvestres, generalmente ella había vivido en puras ciudades.

Un par de plantas seguramente no molestaría a Dick una vez volviera de su misión en Gotham.

Con dos macetitas listas y preparadas siguiendo las instrucciones, le saco una enorme sonrisa, esperaba con tantas ansias verlas brotar, y aunque le hubiera encantado que germinaran pronto, decidió darles el tiempo que necesitaban para transformarse por ellas mismas, reconociendo que podría aprovechar esta época de relativa paz para dedicarse a ella misma también.

Y cuando por fin emergieron, llamo a Richard Grayson con tanta emoción que casi podía explotar, era tan pequeñas y delicadas las primeras hojas que podía ver, pero ella no dudaba que se volvieran lindos y poderosos árboles pequeñitos.

Grande fue su sorpresa al escuchar un tono frío que reconocería en cualquier parte con un saludo corto.

Starfire.

—¿Damian? ¿Dónde está Richard?

Dormido. Muy dormido...

El tono cansando del joven Robin captó toda la atención de la alienígena, sintiendo un hueco de preocupación en el inicio de sus estómagos.

—¿Ocurre algo?

No... es sólo que... Sólo necesita dormir ¿si? No te preocupes. Han sido una cuántas semanas agotadoras... Puedes dejarle un mensaje si quieres, pero de momento, prefiero que durmiera.

—Bueno... —Ante la situación un tanto más alarmante que el brote de sus plantas, Kory enredó uno de sus dedos en un largo mechón de cabello, quería que Richard descansara y seguramente si le dejaba un mensaje se precipitaría a hablarle y no quería agobiarlo con alguna trivialidad.

¿Starfire?

—La verdad es que quería contarle algo, pero puedo decírtelo a ti si no te molesta —agregó rápidamente en cuanto se le vino la idea.

Bien, te escuchó.

—He sembrado algunas plantas y al fin comenzaron a brotar —La sonrisa cálida regresó a rostro, agachándose a la altura de las macetas—. Quiero buscar algunas flores que plantar también, tengo un poco de tiempo libre para cuidarlas.

¿Estás cultivando?

—Solo cuidando, aunque cultivar suena bien también. En mi planeta cada familia tenía su propio huerto, pero dudo que con el espacio del apartamento y la ciudad pueda reproducir algo semejante. Quizás, algo más pequeño.

Puedo sugirte algunas entonces —en el fondo, se escuchó como si Damian estuviera abriendo un armario, como si buscara cambiarse de ropa. Kory se enterneció al pensar que se estaba poniendo más cómodo para la platica y luego pensó, con cierta preocupación, que si hacia eso porque podría estar usando el uniforme de Robin, ¿no era muy temprano para patrullar?

—¿También sabes de plantas? ¿Hay algo que no sepas, Dami? —cuestionó con cariño. Cuando no estaban frente al resto del equipo o en presencia de su dramático novio, Kory tenía una buena relación con el hermano menor de su pareja.

Ser yo tiene sus privilegios —Una pequeña risa se escuchó al otro lado de la línea—. Antes de vivir con mi padre, solía pasar mucho tiempo en el jardín. Mi abuelo era muy amante de la naturaleza. Además, me gustan las plantas.

—Bueno, estoy a tu cuidado entonces. Otra vez.

Es agradable culturizar a otras personas con mi infinito conocimiento.

Lejos de mostrarse arrogante con sus palabras, Damian sonaba más animado tras el teléfono, realmente feliz de querer transmitir lo que sabía a alguien más. Como si por esos instantes dejase de ser Robin, el ex heredero de Al Ghul o el heredero de Batman, y fuese solamente un joven compartiendo aquello que le gustaba.

Kory no logró hablar con su novio, pero terminó con una larga lista de opciones de semillas para cultivar pronto.

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