4. Sensible

—¿Y... qué tal el tiempo, Rae? ¿Un tanto... gélido?

Raven entornó los ojos y llevó su zurda hacia el puente de su nariz para darse paciencia, sintió a su lado como Superboy incrementaba su sonrisa arrogante y divertida. Sus intentos por sacar conversación eran tan patéticos, pero eso no era lo peor del caso, sino el hecho de que él pensaba que eran los más geniales.

—Recuérdame porque me acompañaste  —casi gimió de frustración, pero supo mantener el control de su pequeño arrebato.

—Porque te mirabas de lo más miserable en la Torre —contestó sin deshacer su sonrisa altiva, dando una vuelta en el aire por diversión—. Parecías que necesitabas un poco de compañía de calidad.

—Por supuesto —Raven achicó los ojos, su mirada violeta escondida tras sus hebras oscuras agitadas por la brisa—. Y huir de una cita con Donna no tiene nada que ver.

Superboy se tropezó contra su propio y excepcional vuelo, provocándole una muy pequeña risa a la empática, aunque rápidamente desapareció ante las escandalosas emociones de Conner.

Sintió un remolino de vergüenza azotando su estómago vacío y una calidez desenfrenada en su interior a causa del bochorno que sentía el mitad kryptoniano, miró de reojo el rostro rojo del chico y supo que le hacía justicia al calor que sentía dentro de sí a causa de sus emociones tan fuertes. Tantas que casi la hicieron temblar a ella misma en su propio vuelo e incluso, sufrir vértigo. Y supo que es lo que diría Superboy antes de que lo exclamara con tanta ansiedad.

—¡E-Esa no era una cita! ¡Y ella no es mi novia!

—Nunca insinúe lo último...

—¡Esto no se trata de mí! ¡Sino de ti!

—Vaya, Conner, esta debe ser la primera vez en tu vida que admites que el mundo gire en torno a alguien más que no seas tú.

Superboy ahogó un gemido, retomando la veracidad de su vuelto mientras ajustaba sus lentes de sol que ninguna gracia tenían durante la noche. Y por primera vez, desde que habían salido de la Torre de los Titanes, hubo silencio. Uno tan prologando y profundo que Raven pensó que el chico kryptoniano se había deslizado por el aire, encubriéndose con las nubes para desaparecer en un pestañeo y volver al hogar de los titanes.

Dicho pensamiento la hizo ladear la cabeza en dirección a Superboy, llevándose la sorpresa de que seguía ahí. Frunciendo el ceño de manera casi imperceptible mientras guardaba silencio. Parecía querer seguir hablando, pero Raven no podía afirmar a ciencia a cierta si estaba así porque buscaba un tema de conversación o por querer preguntar algo.

Sobrevolaron Gotham, sintiéndose cada vez más cerca de llegar a su objetivo cuando Conner finalmente volvió a hablar.

—Parecías demasiado sensible... —admitió con suavidad, quitándose los lentes para observarlos en sus palmas en una especie de distracción.

—Explícate —exigió la hechicera.

En la Torre todos la conocían como la más serena y centrada del grupo. Reprimiendo sus emociones, tras otras emociones y así sucesivamente mediante levitaba y meditaba. Sin embargo, su faceta fría y desinteresada eclipsaba su verdadera naturaleza empática. Una habilidad donde podía sentirlo todo como propio.  Sensible a las emociones y pesares de sus compañeros. Pese a ello, era tan inusual que alguien lo mencionara o lo tuviera realmente en cuenta más allá de las misiones o el campo de batalla; además, algo dentro de ella le decía que Conner no estaba refiriéndose a su habilidad.

Superboy voló un poco más bajo para acercarse a ella antes de responder.

—Te he estado observando...

—Ahora veo porqué Donna me ve tan mal a veces.

—¿Qué? ¡No! Espera, ¿ella se pone celosa de ti?

Raven negó con la cabeza, como si el chico volando a su lado no tuviera remedio. Y de cierta manera, esa sonrisa de bobo que había adquirido con imaginarse a la protegida de Wonderwoman sintiendo celos de otras chicas por su causa, sabía que le subiría el ego, mucho más de lo que ya estaba seguramente. Y ella no quería lidiar con ello.

Se removió incómoda, había logrado su objetivo desviando su atención a otra parte, pero eso no la hizo sentir más a gusto si seguía teniendo la mirada intensa de Superboy sobre ella.

—Al grano, Conner.

—Te ves un poco más miserable de lo usual en la Torre —la seriedad y franqueza con la que se había sincerado el mitad kryptoniano dejó sin aire a Rachel—. Ya sabes, tú siempre eres tan seria y misteriosa —añadió moviendo sus dedos como si pudiera conjurar un hechizo como los que ella hacía—. Pero últimamente, no es tan así... ¿estás bien? —finalmente preguntó con una timidez inusual el chico inquieto.

Rachel tomó cierta distancia de manera inconsciente, no estando familiarizada con el lado blando de Conner. El chico notó su reacción pero no detuvo sus palabras con las observaciones de las últimas semanas.

—A veces intentabas integrantes en los juegos con Gar y Jaime, ahora pareces evitar cualquier intento eufórico que tengan esos dos. Parecías disfrutar meditar cuando Donna entrenaba, y, diablos, incluso aceptabas ser de árbitro en mis juegos contra los chicos —confesó todo un tanto ansioso por no comprender lo que estaba pasando con la chica—. Se que tú y yo no somos los mejores amigos, y no tienes porque decirme todas tus penas, pero, por favor, Rae —Se colocó Justo enfrente del área de vuelo de Raven, provocando que ella se detuviera bruscamente en el aire—. No estás sola... A todos nos afectó esto y podemos afrontar esto como-

—Por favor, para.

Tuvo que llevar su diestra a la joya en su frente para evitar perder el control. Se sintió abrumada y casi pudo jurar que estaba más pálida de lo que ya era. Oía a su padre gritar provocando que la gema rojiza vibrara. Conner se acercó a ella, preocupado, no tuvo la intención de descontentarla, solamente quería hablar con ella. Pudo ver la bruma de la culpa inundar sus ojos azules cuando ella hizo distancia estirando su otro brazo.

Aspiró profundamente, susurrando su mantra para encontrar el control en su suave voz, pero nada llegaba a ella. Su cabeza daba vueltas, su cuerpo temblaba por el frío de estratosfera. Trago saliva con rudeza y apretó sus ojos.

No había querido pensar en ello últimamente, pero Conner tenía razón. Estaba actuando de manera inusual pero considerando que era la rara del grupo no creyó que alguien si quiera lo notaria, pero tal parecía que se equivocó, y aún en su sufrimiento mental, sintió una calidez aletear en su interior. Así eran los titanes, se apoyaban entre ellos, se consolaban y crecían juntos como la familia que eran.

Entonces, ¿Por qué él ahora no quería su ayuda? ¿Por qué alejaba a su familia?

Como una voz espectral atacando la parte trasera de cabeza, sintió un ardor en la zona que la hizo emitir un suave gemido. De repente, un vértigo atroz acecho con derribarla.

Aspiro profundo, recitando con más calma su mantra hasta que finalmente pudo enderezarse con mayor tranquilidad.

Todas las emociones vividas los últimos meses estaban por fin pasándole fractura. Había suprimido tanto que había llegado a su límite, no pudo evitar ahogar una risa irónica y sin gracia, tanto tiempo creyó que no había final para su alma, tan oscura y profunda como la mismísima noche, y ahora que conocía su límite, se sentía ahogada y frustrada. Pensó que podía con más.

—Quizás... este un poco más sensible a las emociones de lo normal —confesó sin entrar en muchos detalles—. Por eso Starfire me citó a esta misión, para relajarme un poco.

—Aunque también lo citó a él...

—Eso es bueno, me gustaría hablar con él.

—¿Acaso tampoco contesta tus mensajes? —Conner pareció muy sorprendido por ello—. Creí que tú eras... ya sabes, la persona que menos detestaba de todos nosotros...

Rachel se encogió de hombros, retomando su vuelo, podía ver Blüdhaven abajo. Estaban en la línea de acción.

—¿Sólo me acompañaste para confrontarme de esto? —cuestionó dejando salir parte de su magia, volviéndose vulnerable, pero siendo una propicia antena de reconocimiento para encontrar a su compañero de la misión.

—¿Qué acaso no puedo preocuparme por mis lindas compañeras? —agregó volviendo a su lado arrogante y ligón.

La hechicera rodó los ojos, exasperada por su actitud, pero agradecida que había dejado su lado blando y accesible. No sabía como enfrentarse a eso.

Volaron un rato más antes de descender lentamente por la troposfera de tal manera que el radar en el que se había convertido ahora Raven tuviera un alcance más efectivo.

Conner fruncía al ceño al verla tambalearse, acercándose un poco más por si la chica necesitara ayuda, pero le hechicera era fuerte, volviéndose a enderezar en su vuelo al mismo instante que caía. Terca, pensó Superboy con una media sonrisa de admiración que nunca expresaría.

Al liberar parte de su poder, Raven se exponía demasiado, tantas emociones, tanto que sentir alrededor del área que estaba identificando la hacían sentir mareada, vulnerable, sensible. Débil. Pero valía la pena si quería encontrarlo.

Su corazón se estrujó al pensar en la última vez que realmente habían hablado hace algunos meses. Desde entonces, él era más distante que nunca.

Su corazón se aceleró cuando una ola mortal de emociones azoto contra ella, identificando de golpe de quien se trataba, pero tropezando en su vuelo con tanta rudeza que Superboy tuvo que sostenerla de los hombros.

—Lo encontré.

Conner asintió y siguió el camino trazado por la hechicera hasta llegar a un edificio de gran altura de donde se podía distinguir una silueta de espaldas sentada en el borde del techo.

No supo si fue porque los esperaba o porque simplemente no le importó que estuvieran ahí, pero incluso cuando ambos súper héroes aterrizaron tras su espalda, no se mostró sorprendido.

—Nightwing —dijeron ambos jóvenes enderezándose tras el héroe de Blüdhaven, sin embargo, el nombre les supo a ambos tan lejano y abstracto, como si realmente no hubiera nadie a quien nombrar de esa manera, más habían aprendido que si no se dirigían a él de esa manera mientras estaba vestido, no atendería ningún llamado.

Ninguno de los dos estaba en travesía de empezar una disputa o comenzar un reencuentro con disgusto, así que obedientemente le llamaron por el nombre de héroe esperando que todo se desenvolviera con calma.

Nightwing se giró con lentitud, su rostro tras su capucha se sintió impasible, con una fina línea de seriedad trazada en sus labios.

Primero vio a Raven y luego a Superboy, algo dentro de ambos casi les gritó con escándalo como el rostro del héroe con un ave azul en el pecho, se había fruncido en una señal de disgusto.

—Bueno, hasta aquí llegó yo —hablo de pronto Conner, rompiendo el silencio, completamente despreocupado—. Gracias por visitar la aerolínea más súper de todas, cariño —agregó divertido, guiñando un ojo y desordenando el cabello de Rachel—. Estamos activos las 24 horas del día por si se le antoja un nuevo rumbo.

Y habiendo dicho eso, tomo impulso para retomar el vuelo, esta vez, de regreso a la Torre de los titanes. Dejando solos a ambos héroes silenciosos.

—Eh... yo... —Rachel casi se sintió sin aire cuando la frívola mirada de Nightwing volvía a clavarse sobre ella—. Starfire nos dio una misión y...

—Si, claro, una "misión" como lo llama ella —respondió toscamente.

—Dijo que tú estabas de acuerdo —Se defendió inmediatamente.

—Claramente, no es la gran cosa. Le había dicho que quería hacerme cargo desde hace un tiempo, pero me sorprende que te haya asignado como mi compañera.

—No es la primera vez que lo hago —admitió con una pequeña sonrisa. Al menos, estaban hablando, no se arrepentía de haberlo venido a buscar— Últimamente más que otras veces, me relaja mucho...

Rachel se cruzó de brazos, liberando de muevo un poco de su magia para volver a sentir las emociones de su compañero después de su respuesta, e intentar comprender un poco más de cómoda sentía. Ella misma se percibía insegura con su silencio y su mirada encubierta tras la capucha y el antifaz. Lo sentía cada vez más lejos y el pequeño puente de amistad que se había construido entre ellos, se desmoronaba.

Nightwing fue acercándose a ella mientras revisaba su celular, seguramente viendo de nuevo los  mensajes de Starfire en un intento por hacer algo y no prestar atención a la chica de cabello violeta de enfrente. Por un instante, Rachel sintió un pequeño ápice de calidez y alegría por verla entre toda aquella frialdad que le rodeaba de emociones inconexas, pero sentía que podía llegar a algo esta vez, sentir algo que le pudiera ayudar a llegar a su compañero.  Registrando su interior, casi llegando a su mente. Sin embargo, fue un segundo de oro, tan rápido como el chico llegó a su lado, una enorme barrera la hizo retroceder, tambaleándose casi al punto de caer.

Nightwing lanzó una risa arrogante, levantando su cabeza.

—No lo creo, Rachel.

—Podía intentarlo —respondió frunciendo el ceño, pasándose una hebra de cabello tras su oreja.

—¿Quién te pidió que lo hicieras? ¿Starfire? ¿Alguno de los titanes? ¿Mi padre, quizás?

—No —sintió su rostro arder de frustración—. Todos estamos preocupados por ti, pero nadie me pediría hacer esto. Sólo he sido yo. Yo quiero... Sólo quiero entender... Volver a entenderte.

Quizás, su tono ablando alguna fibra del héroe. Ya que lo vio ladear la cabeza a su dirección, entreabriendo sus labios, con un suave brillo verde levantándose por sobre el antifaz. Pero rápidamente cerró la boca y la frialdad de las paredes emocionales fueron más firmes.

—Es un largo recorrido de aquí a Jump. Si queremos llegar a tiempo será mejor que nos comencemos a mover.

Sacó su gancho y comenzó a columpiarse por los edificios sin voltear a verla. Raven observó la figura alejarse y sentía como aquella conexión mental que tenían estaba apagándose mediante se iba. Se abrazó a sí misma, sintiéndose vulnerable, antes de negar con la cabeza y seguirle. No quería perder la amistad que tenían. Debía luchar por llegar a una fibra de él.

Tenían un largo recorrido por delante y una misión que cumplir en conjunto. Quizás todavía podía apelar a la sensibilidad masculina para poder comunicarse con él. Aún podía salvarlo del camino que estaba trazando.

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