Capítulo 8: Sin retrasos
Narra ____________
Esa misma noche cuando llegué a casa después de que Jake me llevara en su taxi y luego de una larga despedida que involucró otro par de besos en la mejilla del hombre latino y boina oscura, inserte mi llave en la puerta de mi hogar y entré al instante.
Jake esperó hasta que entrara para, después de guiñarme un ojo y mandarme un beso en al aire, subir de nuevo a su taxi y arrancó.
Lo único que recuerdo es que aventé mis cosas al sofá de la sala, subí las escaleras a mi habitación y como pude, me puse mi pijama de la noche anterior para en seguida dejarme caer en mi cama y quedar dormida, inmóvil como piedra. Habían sido demasiadas emociones en un día, demasiada información que procesar en menos de 24 horas. Mi mente y mi cuerpo necesitaban descansar, necesitaba dormir.
***
Eran justo las 7:00 de la mañana cuando mi alarma sonó. Pero estaba tan cansada, que en cuanto se escuchó, lo primero que hice fue inactivarla. Abracé mi almohada intentando acomodarme de nuevo para dormir un poco más pero, el sonido del camión de la basura trabajando en la calle me lo impidió.
-Mierda. –Apreté los ojos con fuerza. –Está bien, ya me voy a levantar, ya me voy a levantar. –Gemí un poco y patalee en la cama durante unos segundos, resignándome a mi destino de tener que abandonar a mi preciosa cama.
Nunca me había gustado levantarme temprano y eso jamás iba a cambiar.
Terminé levantándome de la cama a las 7:10 a.m. y mientras tomaba una ducha, recordé algo: Hoy tenía que estar temprano en el museo por algo importante. Teníamos la visita de una persona... ¿Quién era?
Cuando salí del baño, miré mi teléfono para verificar la hora: 7:25. Aún es temprano. Y justo cuando iba a apagar la pantalla para empezar a arreglarme, empecé a recibir varias notificaciones de mensajes de Steven, aunque en este punto, ya no sabía si era número de él o de Marc o de, Jake.
Mensajes de texto
Steven: ___________, recuerda que hoy tenemos la reunión con el señor Tatcher.
Steven: Jake me dijo que le dijiste que me dijera que querías que estuviera puntual.
Steven: Y respecto a eso, yo siento que tal vez si llego puntual... Si es que el metro no se retrasa más de lo que ya está.
Steven: Te veo en un rato. ❤
Steven: Oh por Anubis, lo siento _________. No me di cuenta que se había enviado ese pequeño corazón... Lo siento.
Steven: ❤
Steven: ❤
Steven: ❤
Steven: ¿Por qué se siguen enviando los corazoncitos? En serio, lo siento mucho... No sé qué está pasando, ya hasta me puse mis gafas...❤
Steven: Ay...❤
Yo: No te preocupes, te veo en un rato entonces. :D
Bien, puede que tal vez compartan el mismo número, pero la persona que estaba escribiendo, definitivamente era Steven. Solté una pequeña risa luego de enviar mi mensaje y deje el teléfono a un lado para ahora sí, empezar a arreglarme. Cuando de pronto, caí en cuenta de algo.
Una reunión, una reunión con... Mi jefe y ese tal... Alexander Tatcher... ¡Oh no! Ya es tardísimo, maldita sea, ¡no! Y se supone que debo estar temprano. ¡Carajo, carajo! –Empecé a hablar yo sola en la habitación tratando de cambiarme lo más rápido que podía. –Ya van a ser las 7:30 y yo sigo aquí perdiendo el tiempo. Ay no... -Volví a decir, mientras buscaba entre mi guarda ropa un traje azul marino.
Rápidamente, me puse la ropa, tomé mis zapatos y peine un poco el cabello, tratando que se viera lo más decente posible, considerando que aún estaba húmedo. Cuando ya estaba a punto de salir, tome mi bolso que había aventado en el sofá la noche anterior y con mi teléfono en la mano, salí de la casa, cerrando con llave. Y entonces recordé otra cosa importante. ¡Steven seguía esperando el metro! No iba a llegar y menos a esta hora, ya es demasiado tarde. El reloj ya marcaba las 7:40 a.m.
Tendré que pasar por él. –Dije mientras me subía al auto.
***
En medio del tráfico de la avenida principal, rápidamente llame a Steven.
-Contesta, contesta, por favor... –Dije mientras escuchaba el tono de la llamada en el altavoz del auto.
Llamada
-¿Aló? –Respondió la tierna voz de Steven al otro lado de la línea.
-Steven, soy __________. No hay tiempo de explicar, te digo más tarde, pero necesito que salgas de la estación del metro y te quedes en la entrada principal. Voy a pasar por ti.
-¿Qué? ¿Cómo sabes en que estación estoy? ¿Y cómo sé cuál es tu auto si jamás lo he visto? –Me preguntó, sonando confundido.
-1. Sin querer también me enviaste tu ubicación GPS en los mensajes cuando no me podías dejar de enviar emojis de corazón. 2. Es un Audi A5 color gris metálico, placas ANY-260598.
-Oh, está bien... Y-ya, ya voy saliendo de la estación. Te veo en un momento. –Me respondió y colgamos
Un par de minutos después de la llamada, ya estaba llegando a la estación de Grand Central y me detuve justo afuera de la entrada, en dónde para mi buena suerte, Steven ya se encontraba esperándome. Llevaba puesta una camisa formal color negro, un saco y pantalones del mismo color. Acomodó su portafolios en su hombro justo cuando toqué el claxon y el agitó su mano, saludándome.
Mentiría si no sentí mi corazón derretirse de ternura. Pero debía enfocarme o si no, o nos chocaban, o me multaban por ir a exceso de velocidad.
-Sube, rápido que faltan 10 minutos para las 8:00 de la mañana, y se supone que deberíamos de estar en el museo a las 8:00 en punto. –Le dije a Steven mientras se subía al auto y se acomodaba en el asiento. –Ponte el cinturón, por favor. –Lo miré, sonriendo de lado.
-C-claro. –Me dijo el con media sonrisa. –¿Acaso irás a toda velocidaaaaaaaaaaaaaad? –Justo cuando Steven me preguntó, yo arranqué el auto, aprovechando el semáforo verde. No íbamos a llegar tarde, claro que no.
***
¡Lo logramos Steven! ¡Lo hicimos! Y aún faltan 3 minutos para que den las 8:00 en punto. –Le dije, mientras le ponía la alarma a mi auto en el estacionamiento. Lo miré y él estaba sosteniéndose en la puerta del auto. –¿Estás bien? –Le pregunté acomodando mi mochila en mi hombro y acercándome a él.
-No __________, no estoy bien. Me siento mareado. –Exclamó, llevándose una mano a su cabeza. –Por favor, recuérdame no volver a subirme a un auto contigo cuando lleves prisa.
-Oh vamos, estarás bien. –Le dije, tomándolo del hombro. Lo miré directo a los ojos y él sonrió. –Además, era por el bien de ambos, teníamos que estar puntuales. Y si quieres, más tarde te invito el almuerzo para compensarte. Un burrito vegano grande, con extra champiñones acompañado de un té de frutos rojos. –Le dije alzando una ceja, sabiendo que no me rechazaría, ya que es de sus comidas favoritas.
-Sabes que no puedo decirte que no si me dices eso y mucho menos si me miras a-así... –Respondió Steven, un poco sonrojado, provocando el mismo efecto en mí.
-Perfecto, entonces, es un trato. –Respondí contenta, y siguiendo un impulso, me acerqué a él para darle un beso en la mejilla, provocando que su rostro se enrojeciera aún más. –Dime, ¿cómo están los chicos? –Pregunté, refiriéndome a Marc y Jake.
***En la mente de Steven***
-Esta mujer tiene todo lo que yo busco en la vida. Me encanta. En serio. –Exclamó Jake entusiasmado, después de ver a ____________ manejar hace unos minutos.
-Vaya forma de manejar, creo que es igual o peor que tú Jake. Me gusta. –Exclamó Marc, cruzándose de brazos y alzando una ceja.
***
-Ellos están bien. –Me dijo Steven soltando un profundo suspiro y aclarando su garganta. Y por un extraño motivo, sus mejillas estaban mucho más rojas.
¿Será por algo que le dijeron los chicos? –Pensé y reí un poco por lo bajo.
–Creo que ya estoy mejor, ¿subimos madame? –Me preguntó, cediéndome el paso para que pasara antes de él para subir por el elevador que estaba en el estacionamiento y poder llegar al museo al mismo tiempo que volvía a acomodar su portafolios colgando de su hombro.
-Muchas gracias, señor Grant. –Le sonreí y ambos subimos al elevador.
***
Cuando Steven y yo íbamos saliendo el elevador, logré ver a Oscar, mi jefe, llegando por la entrada principal junto con un hombre delgado y alto. Ambos venían vestidos con traje formal a excepción de que, el hombre que acompañaba a Oscar, llevaba un sombrero blanco que hacía juego con su traje del mismo color. En cambio, Oscar portaba un elegante traje gris oscuro. Al vernos, una amplia sonrisa se formó en sus labios. Al entrar al edificio, venían conversando sobre algo que les causó gracia.
-___________, Steven, ¡qué bueno verlos! Me da tanto gusto saber qué se encuentran bien. –Nos abrazó a ambos y su acompañante solo observaba la escena, con media sonrisa. –Después de ver lo que pasó ayer, estaba muy preocupado por todos, pero sobre todo por ustedes. –Exclamó mientras se separaba del abrazo para poder vernos mejor. –Y díganme, ¿están todos bien? ¿No pasó nada grave?
-Pues, dejando de lado algunos vidrios que vendrán a colocar en unos treinta minutos, no hay mayor tema del qué preocuparse. Tuvimos un poco de ayuda, que agradezco bastante en realidad. –Sonreí mirando a Steven esperando que Marc pudiera escucharme. –Pero sí, además de eso, todo y todos estamos perfectamente.
Steven solo asintió, mirando a Oscar con su característica sonrisa amable.
***En la mente de Steven***
-No hay de qué, preciosa. –Marc sonrió y Jake solo lo observaba con sonrisa burlona y los brazos cruzados.
-Ay sí, la dama a mí no me gusta, bla, bla, bla. –Exclamó Jake con un tono sarcástico, moviendo su mano como si fingiera hablar. –Puras habladurías contigo Spector. Es obvio que esa dama nos está tomando cariño y ni creas que yo voy a desaprovechar la oportunidad de tener algo con ella. –Sentenció con firmeza.
-Sí, yo tampoco. –Contestó Marc, sin dejar de prestar atención a ___________ desde su co-conciencia.
-Yo tampoco. –Jake y Marc escucharon el pensamiento de Steven y sonrieron.
-Bien, ninguno de los tres va a perder la oportunidad con la bella dama que el destino nos presentó. –Exclamó Jake, acomodando su boina.
***
-Bien, pues entonces, ¿por qué no vamos a tu oficina ____________? Y hablamos con más calma. Ammmm, Steven, si gustas puedes retirarte. –Comentó Oscar, sin la menor intención de hacer sentir mal a Steven.
-Oh si claro, por favor, yo los llevo. Pero jefe, si no te molesta, me gustaría que Steven me acompañe. Quiero tener a alguien de mi equipo en todas las reuniones. Por cuestiones de respaldo, sé que entiendes. –Sonreí levemente y sentí la mirada de Steven observándome y de reojo, pude ver su media sonrisa.
-Está bien ___________. Sin problema. –Oscar sonrió y alzó su brazo para indicarnos a Steven y a mí que camináramos en la parte de enfrente para guiarlos a la oficina.
-Perfecto, es por aquí. –Asentí y a la brevedad, los tres hombres iban detrás de mí, directo a mí oficina.
Bueno, Steven iba a mi lado, caminando a mí ritmo y de nuevo, acomodando su portafolio en su hombro y de vez en cuando, mirándome y regalándome una sonrisa tierna y amable que me hacía sentir menos nerviosa.
Y es que no sabía cómo explicarlo. Desde que vi a ese hombre del sombrero blanco, sentí una sensación muy extraña, como de escalofrío. ¿Será ese Alexander Tatcher? ¿Y si en verdad es, qué es lo que quiere de nosotros?
***
Hola mis lectoras bellas, mis amables lectores. Aquí les traigo el último capítulo de este fin de semana. Espero que hayan disfrutado de leer los capítulos tanto como yo de escribirlos. Siento que, poco a poco, esto se está volviendo más interesante, ¿no creen?
¿Ustedes qué opinan? ¿Este hombre será Alexander Tatcher? Y de ser así, ¿qué es lo que quiere con nuestros queridos protagonistas? Me encantaría saber sus teorías.
Saben que amo leer sus comentarios y los contesto todos, aunque me tarde, pero lo hago. He estado leyendo los últimos que me han dejado, y no tienen idea de las risas que me sacan. Ustedes son unos soles. Gracias por seguir acompañándome y apoyando mi trabajo y mi historia.
Recuerden que nos estamos leyendo la próxima semana y como siempre, les dejo una fotico de Oscar bebé my love con su dulce novia, Pedro Pascal, otro de mis viejos sabrosos. Los amo tanto juntos. Para que terminen bien su noche. Les dejo un corazoncito como el hermoso Steven Grant en sus mensajes de texto imparables: ❤ ❤ ❤
Les mando un abrazote. Bays.
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