Capítulo 38: Casi de vuelta
Narra __________
El tiempo había transcurrido tremendamente rápido y para cuando me di cuenta, ya íbamos camino al aeropuerto internacional de El Cairo sobre una Jeep rentada con Layla al volante, Khonsu y Ra de nuevo en los cuerpos de Jonathan y Alexander por mera precaución y Marc en medio de ellos y cargados con nuestras maletas de viaje.
Habíamos decidido que Marc sería el que nos acompañaría en el viaje hasta llegar a New York de vuelta, en dado caso de que se presentara alguna eventualidad o por lo menos, eso fue lo que me dijo él una vez que tomó control sobre su cuerpo y sinceramente, no quise saber mucho acerca de su acuerdo.
***Minutos antes en la mente de Jake***
-¿Quién va a ir con __________ en el vuelo de regreso a New York? –Preguntó Steven, chocando sus dedos índices entre sí.
-Creo que debería ir yo. –Respondió Marc, seguro de su afirmación.
-¿Y eso cómo por qué? –Inquirió Jake, estando consciente en el control del cuerpo.
-Porque, vamos a ver al nuevo esposo de Layla, ¿correcto? Él seguramente va a querer encontrase con Marc Spector, no con Jake Lockley o Steven Grant. Debemos de parecer lo más normales posibles con personas que aún no nos conocen. –Señaló Marc, con firmeza en su oración.
-Algo me dice que haces esto porque quieres pasar más tiempo con __________; te conozco Marc, a mí no me engañas. –Steven sonrió. –Pero por mí, eso está perfecto.
-Por mí no tanto. –Reclamó Jake. –De los tres, yo soy el que menos tiempo ha pasado con ella...
Marc no dijo nada, sabía que sus compañeros tenían razón, extrañaba a estar junto a ella, no habían tenido un momento especial desde aquella ocasión en que le declaró su amor la noche que habían arreglado el mal entendido con Layla y, esperaba que ellos lo entendieran, por lo que trato de convencerlos (sobre todo a Jake) de que a la vuelta a casa, cuando las cosas estuvieran más calmadas, los tres tendrían oportunidad de hablar correctamente de sus sentimientos con _________. Ese fue el acuerdo.
Acuerdo que Marc agradeció infinitamente.
-Cuando regresemos a c asa y que arreglemos un poco más todo este asunto, les prometo que cada uno tendrá su momento para hablar formalmente de sus sentimientos con ella. Pero por ahora, quiero ser yo quién esté a su lado, ¿está bien? –Inquirió con mirada brillante Marc.
Jake rodó los ojos de forma física mientras que Steven solo se limitó a sonreír entusiasmado y asentir y fue en ese momento, que Marc Spector tomó el control de su cuerpo.
***
Una vez que llegamos al aeropuerto, dejamos la camioneta en el estacionamiento, ya que Layla había avisado que ahí podrían pasar a recogerla y fue en ese momento, que el teléfono de ella sonó, al ver la pantalla, Layla sonrió ampliamente y atendió en seguida. Antes de que pudiera contestar, pude ver en la pantalla quién había llamado: "Santi" aparecía el registro.
Se alejó unos pocos metros para poder hablar mientras que Konshu en el cuerpo de Alexander y Ra, en el cuerpo de Jonathan se quedaron de pie a unos pocos metros de nosotros. Marc y yo nos quedamos recargados en la Jeep unos momentos mientras compartíamos un par de miradas cómplices junto con algunas sonrisas sobradas en sonrojo. El viento movía los rizos de Marc y juro por mi vida entera, que jamás me iba a cansar de admirar esa vista tan fascinante.
Unos segundos después, Layla volvió con nosotros.
-Tenemos que ir a la pista principal, Santiago nos está esperando para abordar el jet. ¿Están listos para volver a casa y terminar de arreglar todo esto? –Nos preguntó con una sonrisa.
-No sabes cómo extraño mi cama. –Le afirmé soltando una carcajada, lo que provocó la misma reacción en ella y por parte de Marc, me miró negando con la cabeza con una leve sonrisa, aunque su expresión era divertida.
Una vez dicho eso, caminamos del estacionamiento directo al interior del aeropuerto con nuestras maletas en mano y Khonsu y Ra detrás de nosotros en los cuerpos inconscientes de los hombres con los que habíamos luchado hace apenas un par de horas. Si lo pensábamos, era un poco perturbador y me causó escalofrío, pero trate de ignorar la sensación para seguir caminando.
***
Cuando llegamos a la sala de espera principal del aeropuerto, al frente de nosotros, un hombre alto, de cabello castaño, bigote y barba bien arreglados, zapatos lustrados y vestido elegantemente con un traje completo color hueso y un paño verde esmeralda en el bolsillo de su saco, paso por la puerta principal dirigiéndose a nosotros con una amplia sonrisa en el rostro y un radiante brillo en sus ojos. Aunque, más específicamente, se dirigía a Layla, ya que después de escuchar de su parte un: "¡Hola, mi amor!", supimos de inmediato que ese hombre que ya estaba casi a unos 70 centímetros de nosotros era Santiago Ivanovich.
-Da ist meine wunderschöne ägyptische Blume. Wie geht es dir, meine geliebte Frau? Ich habe dich so sehr vermisst. (Ahí está mi hermosa flor egipcia. ¿Cómo estás, mi amada esposa? Te extrañé mucho). –Enunció una vez que sus envolvió a Layla en sus brazos antes de darle un beso profundo en los labios.
-No estoy segura, pero creo que eso fue alemán. –Comenté.
-Sí, creo que sí. –Contestó Marc alzando ambas cejas mientras veía al hombre elegantemente vestido acariciar el rostro de Layla al momento de separar sus labios de los de ella. –Sinceramente, me da gusto que esté con él, obviamente, es mucho mejor que yo y le puede dar todo lo que se merece. Me da gusto. –Él esbozó una sonrisa triste y agachó su cabeza.
Yo me gire a ver a Marc y lo tomé por la mano, acariciando suavemente su muñeca en el proceso al mismo tiempo que con mi mirada, buscaba la de él. –Está bien, Marc, es indo que te sientas feliz por ella pero, no debes de compararte. Tú eres increíble y maravilloso y fantástico y podría seguir... –Le dije con una sonrisa, ahora llevando mi mano hasta su mejilla, acariciándola con mis nudillos.
Él me miró con ternura, soltando un suspiro para luego, cerrar sus ojos ante mi tacto y después llevar su mano para tomar mi mano, alejándola de su rostro y llevándola hasta su boca, dejando pequeños besos en la palma de ésta. –Yo quiero ser alguien bueno para ti, ___________, no quiero hacerte sufrir, quiero... quiero ser lo que necesitas. –Habló en un susurro.
-Y lo eres. –Le afirmé, quitando unos rizos de su frente. –Jamás estuve más segura de eso.
Marc me sonrió con más entusiasmo y yo le devolví el gesto, fue cuando entonces, Layla y Santiago se acercaron a nosotros.
-Marc, __________, es un gusto presentarles a mi esposo, Santiago Ivanovich. –Layla nos presentó el hombre frente a nosotros, que después de escuchar su nombre, rápidamente nos ofreció su mano en un saludo.
-Marc, a ti ya te conocía. –Santiago sonrió, estrechando la mano de Marc al mismo tiempo, luego se giró hacía mí. –Pero a ti no, querida, ¿cuál es tu nombre? –Me preguntó, alzando una ceja y tomando mi mano entre la suya para dejar un beso en ella en señal de saludo.
-Sí, ya nos conocíamos. –Musitó Marc mientras observaba como Santiago besaba mi mano y a los pocos segundos, sentí la mano de Marc en mi cintura, rodando mi espalda con su brazo y acercándome a él. Yo lo miré extrañada, tanto, que ni siquiera puse atención al saludo de Ivanovich.
-Ahhhh... Claro, yo... Bueno, un... un gusto conocerte, Santiago. –Hablé luego de ver a Marc unos segundos y parpadear un par de veces. –Yo soy __________ Lennox Walker. –Hablé rápidamente, retirando cuidadosamente mi mano de la la suya en medio de sus labios y su palma.
-¿Lennox Walker? –Cuestionó, alzando una ceja y luego miró a Layla y de nuevo a mí. –Ese nombre, me suena familiar. ¿No es ese el nombre de la famosa directora del museo de arte e historia natural de New York que hizo que las visitas aumentaran su porcentaje en tan solo un par de meses que asumió la dirección?
Yo lo miré sorprendida. –Pues sí, soy yo... Y bueno, eso del aumento de las visitas no es solo mérito mío, tengo una gran ayuda. –Sonreí, refiriéndome a Steven. –Pero, ¿cómo es que sabes eso? –Inquirí, curiosa de saber cómo es que mi nombre había llegado a oídos de una persona que radica en Praga.
-Bueno, para los que somos amantes del arte en todas sus formas, eso resulta sencillo, todo lo que tenga que ver con ese tema, nos interesa en absoluto. –Expresó. –Además, el museo de New York siempre ha sido de mis favoritos. –Sonrió, tomando la mano de Layla entre la suya. –¿Y, qué es lo que viniste a hacer aquí? –Me preguntó curioso mientras que la mano de Marc se acomodaba de forma protectora alrededor de mi cintura, aún más.
-¿Qué más podría venir a hacer? –Le pregunté con sarcasmo evidente. –Vinimos a una expedición que ya finalizó, mi jefe me envió ya que se presentó la oportunidad y luego de... muchas cosas, aquí estamos. –Sonreí de lado, mirando a Layla, que rio al escuchar mi breve resumen de los últimos 10 días en El Cairo. –¿Podríamos irnos ya? Por favor, en serio necesito llegar a casa.
-Amor, vamos ya. Están cansados y hay que dejarlos dormir un poco. ¿Está bien? –Preguntó Layla a Santiago, dándole un beso en la mejilla y jugando con el pañuelo en su saco.
-Ya no soporto más esto, ¿puedes darse prisa? –La voz humana de Khonshu que salía desde el cuerpo de Alexander, resonó, desesperado por ya abandonar el cuerpo inconsciente del hombre que llevaba encerrado una mitad del Dios del caos.
Marc se rio por lo bajo, se notaba que estaba disfrutando de hacer sufrir al Dios de la luna un poco. Supongo que estaba bien, me pareció extraño que Ra no exclamara ni una sola palabra, pero no le di importancia. Así que, después de esa peculiar presentación, nos dirigimos a la pista principal, donde el jet de Santiago nos estaba esperando, con Khonshu y Ra detrás de nosotros.
***
Una vez a bordo, cada uno tomamos un asiento en el vehículo y sobra decir que el interior del jet era por demás lujoso. Me recordó incluso a cuando empezamos en viaje al lado de Alexander y nos fuimos con él en su propio avión: piso alfombrado, grandes y cómodos asientos de piel, además de servicio de alimentos y mini bar durante todo el viaje. No estaba segura de a que se dedicaba Santiago, por lo que sabía era profesor, pero sin lugar a dudas, tenía dinero, bastante dinero. Y me sentí feliz por Layla, porque ella se merecía alguien que la amara y todo esto, era como un bono extra.
Me di cuenta que los Dioses que nos acompañaban habían dejado los cuerpos de Alexander y Jonathan en unos asientos más al fondo, y debido a su estado inmóvil, Marc y yo, después de mirarnos, entendimos que ya habían abandonado los cuerpos pero ellos no habían vuelto a aparecer en los últimos minutos.
Después que nos ofrecieron copas de vino tinto y cada uno tomo sus asientos, Layla y Santiago sentados el uno al otro, yo frente a Santiago y Marc a mi lado, el jet despegó justo al momento que Santiago le dio indicaciones a su piloto en alemán.
Luego de un poco más de charla entre los cuatro, Layla y Santiago se quedaron dormidos, con ella recargada en su pecho y él abrazándola por los hombros, así que pensé que sería bueno hablar sobre el hecho de que aquella misteriosa perla que creí que había sido destruida, seguía intacta. La llevaba en mi mochila, hasta el fondo para evitar que se perdiera entre las cosas que llevaba cargadas. Cuando la saqué y la tuve entre mis manos, Marc me miró serio y asintió, por lo que llamamos a ambos Dioses para que nos pudieran explicar cómo es que la gema seguía perfectamente unida.
-No puedo decirte ahora, tendrás que esperar a que lleguen a su destino. –Habló Ra, observando la perla y luego a mí.
Khonshu estaba junto a Marc, sin decir ninguna palabra.
-Y eso, ¿por qué? –Cuestioné confundida.
-Solo prefiero que estemos las personas en las que confío. –Confesó el Dios del sol.
Yo rodé los ojos y solo asentí, volviendo a guardar la perla en la mochila, para luego dirigir mi vista a una de las ventanas del avión. Vi como atravesábamos las nubes y solté un suspiro. Después de eso, Ra y Khonshu desaparecieron.
Cuando gire mi vista, me encontré a Marc mirándome fijamente con una pequeña sonrisa en sus labios. Al encontrarme con sus ojos, noté que se dio unas leves palmadas en su pierna derecha, invitándome a sentarme sobre él. Sonreí ante su invitación y acepté encantada, dirigiéndome a él para sentarme en su regazo. Una vez que lo hice, pase mis brazos por sobre sus hombros, entrelazando mis manos detrás de su cuello mientras él envolvía sus brazos cubiertos por su camisa arremangada detrás de mi espalda, abrazándome y pegándome más a él, tanto que, nuestros labios casi se rozaban, lo cual me hizo reír un poco y pase mi mano por su cabello, enrollando sus rizos en mis dedos.
-Te noto preocupada, ¿estás bien? –Me preguntó, dejando un beso en mi nariz.
-Estoy bien. –Suspiré sonriendo por su gesto cariñoso. –Es solo que, quiero entender... ¿Qué pasa con esa perla y por qué no se destruyó cuando Seth escapó de ella? Quiero saber, para saber qué hacer y hacer algo para evitar que caiga en manos equivocadas o algo así.
-Bueno, pero ahora la tienes tú. ¿Por qué no te despreocupas un poco y te relajas conmigo? –Me preguntó en un tono dulce y meloso, ahora dejando un beso sobre mis labios. –Ya nos preocuparemos por eso después. Los dos, juntos. Yo te voy a ayudar. –Me afirmó, abrazándome con más fuerza, provocando que tuviera que poner mis manos en su pecho para no caerme,
-Está bien, hablaremos de eso luego. –Le dije, volviendo a tomar equilibrio y recargando mis manos en sus hombros. –Aunque, de lo que si podemos hablar es de ti, Marc Spector. –Hablé, mirándolo con una ceja alzada mientras subía y bajaba mis manos por sus hombros.
-¿Y qué quieres hablar de mí? –Me preguntó curioso, dejando sus manos en mi cintura.
-Bueno, más que hablar, quiero dejarte en claro una cosa. –Trate de sonar lo más seria posible y él me miro parpadeando un par de veces perplejo, mientras yo me inclinaba un poco para alcanzar mi mochila, de la cual, saqué un labial color rojo intenso.
-¿Desde cuándo tienes eso? –Me preguntó en medio de una pequeña risa.
-Lo compré en una visita a la cuidad con Steven. –Le respondí mientras me colocaba un poco de color en la boca, pasando el bálsamo por mis labios bajo la atenta mirada de Marc. –Vamos a dejar algo en claro, Marc Spector... –Lo miré, lanzando mi labial a la mochila. –Sé que te sientes un poco inseguro sobre si eres bueno o no para mí, pero quiero que sepas que, yo soy adulta y yo decido lo que es bueno o no para mí, ¿y sabes lo que decidí? –Le pregunté con una sonrisa.
-¿Qué cosa? –La mirada de Marc viajaba de mis ojos a mis labios al momento de lanzar su pregunta y noté como es que pasó su lengua por los suyos. Era justo el efecto que quería. Sus manos presionaron más mi cadera.
-Decidí que, tú eres bueno para mí, para mi vida y para mi corazón. Tú y los otros dos. –Le dije con suavidad, pasando la yema de mi pulgar por sus labios. –Pero sobre todo Marc, yo quiero que tú te dejes querer, y te lo voy a demostrar a comiéndote a besos. –Reí.
-¿Cómo? –Fue lo único que Marc alcanzó a preguntar, ya que me lancé a él y comencé a dejar besos por todo su rostro, en sus parpados, su nariz, sus mejillas y su mandíbula, también en su cuello y en sus clavículas, pero sobre todo, en sus exquisitos labios. Mientras lo hacía, solo podía sentir los labios de Marc curvarse en una amplia sonrisa, podía escuchar su risa y sentir sus manos subir y bajar por mi espalda. Cuando terminé y me alejé, Marc tenía todo el rostro y parte de su cuello, cubierto de manchas de labial rojo, su pulso estaba acelerado y sus labios rojos y un poco inflamados por los besos que le había dado.
-Pero que hermosa obra de arte acabo de hacer. –Sonreí, hablando en un tono orgulloso, llevando mi dedo índice a mis labios.
-Tú... Dios mío, ___________, no sabes cómo te amo. –Marc me confesó, volviendo a dejar sus manos en mi cadera para luego bajarlas y acariciar mis piernas, aún con su respiración agitada y su pecho subiendo y bajando tratando de regular su respiración.
-Y yo te amo a ti, deja de pensar que no eres bueno para mí, porque sí lo eres. Y si vuelves a decir lo contrario, tendré que recordarte que no volviendo a hacer esto.
-Por mí, eso está de maravilla. –Exclamó riendo, dejando sus manos en mis mejillas para acercarme a él, besándome de nuevo.
-Que buena forma de viajar. –Sonreí, aceptando su beso, pasando mis dedos por su cabello.
***
Buenas noches little moons, espero que se encuentren muy bien. Aquí les dejo un capitulo bomnito con Marc, ¿por qué? Porque Marc lo merece. uwu Solo por eso.
Ya estamos a nada de regresar a NY y saber qué va a pasar con esa perla... ¿Qué creen que vaya a suceder? Lo descubriremos pronto. :3
Gracias por estar aquí, se les quiere un montón.
Nos leemos pronto y como siempre un regalo de mí para ustedes. :3 ¡Laters, gators!
Alguien explíqueme por qué este hombre está tan hermoso DIOS MÍO. *-* ME ENCANTA. QUÉ BENDICIÓN.
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