Capítulo 20: Descubriendo Egipto
Narra ___________
Una agradable y cálida brisa entraba por el balcón de nuestra suite moviendo a su ritmo las brillantes y ligeras cortinas que colgaban del borde superior del mismo. Pero no solo el viento era el que se colaba en la habitación, también lo hacían algunos rayos de sol que indicaban que ya estaba amaneciendo y que de hecho, me molestaban un poco, porqué se reflejaban en el espejo de la habitación, que quedaba justamente frente a la cama.
Tengo que mover ese espejo de lugar. –Pensé, cubriendo mis ojos con mi brazo, mientras intentaba acomodarme mejor en el suave colchón, aunque, algo me impedía moverme con facilidad.
Abrí los ojos despacio, tratando de acostumbrarme a la luz de la mañana que ya se iba haciendo más notoria. Cuando me giré un poco a mi derecha, mi vista se encontró con la preciosa y encantadora imagen de Marc (si es alguno de los otros dos no había tomado el control del cuerpo ya) abrazado a mí, y aún dormido. Su rostro se veía tan pacífico y relajado, se notaba que estaba durmiendo tranquilo. Algunos de sus rizos color ébano, revueltos y desprolijos descansaban sobre su frente, llegando casi a la altura de sus cejas y al acercarme más para poder retirar de su rostro su cabello y poder apreciarlo mejor, noté en su frente la herida que se había hecho Steven con la roca el día anterior que estuvimos en la pirámide. Ya estaba menos inflamada y menos lastimada, por lo que suspiré aliviada y fue cuando el aroma de su perfume llegó hasta mí: una mezcla entre aroma amaderado y cítricos. Era exquisito. Sus labios estaban entreabiertos y su cuerpo desnudo solo lo cubría una suave sábana de seda, dejando su espalda y pecho libres, los cuales subían y bajaban de espacio a causa de su respiración quieta y su brazo derecho estaba sobre mí, manteniéndome cerca de él. Ahí estaba la explicación del por qué no me podía mover.
Con cuidado de no asustarlo y lentamente, acaricié su rostro con el dorso de mi mano y al instante, noté que una sonrisa se dibujó en sus labios.
-¿Cuánto tiempo más planeas observarme? –Sí, era Marc. Me preguntó aún con los ojos cerrados, pero manteniendo su pequeña sonrisa.
-¿Qué? –Estaba atónita, frunciendo el ceño. –¿Cómo sabes que te estoy mirando si tienes los ojos cerrados? –Pregunté, pero sin dejar de acariciar su rostro.
-Khonshu me dijo. –Me respondió y vi que una sonrisa más grande se iba asomando en sus labios.
-¡No digas eso, Marc! –Reí, alejando mi mano de su rostro para darle un suave golpecito en el pecho y él soltó una carcajada adorable mientras abría sus ojos. –No quiero pensar que un antiguo Dios egipcio nos miraba mientras yo te vía con cara de estúpida enamorada. –Reí, sin darme cuenta de mis palabras.
-¿Acabas de decir que me veías con cara enamorada? –Me preguntó Marc, alzando una ceja, mientras se apoyaba en su brazo quedando semi acostado en la cama, mirándome de forma divertida. –¿Estás enamorada de mí, señorita Lennox? –Inquirió, manteniendo su sonrisa.
-Oh... –Abrí los ojos sorprendida, pasando saliva y luego negué con la cabeza, riendo. –Bueno, ¿qué más da? Si lo saben los Dioses, que lo sepa el mundo y sobre todo tú... O, ustedes. Estoy enamorada de ti, Marc Spector, y también de los otros dos que viven ahí. –Contesté, estirando mi brazo para poder llevar mi dedo hasta su cabeza.
-Y nosotros lo estamos de ti, encanto de mujer. –Me respondió, mientras se sentaba en la cama, para después acunar mi rostro en sus manos y darme un dulce beso en los labios, un beso tan maravilloso que me supo a gloria total. –Por cierto, lo de que Khonshu me dijo que me estabas mirando, era broma. –Empezó a explicarme entre besos. –De hecho, no tengo idea de donde está. –Dijo, mientras terminaba de repartir besos por toda mi cara.
-Menos mal. –Reí, cuando sentí sus labios en mi nariz. –Por cierto, imagino que ya te diste cuenta pero, ayer me convertí en avatar de... del Dios del Sol. –Confesé, llevando mi mano a su cabello, para acariciar sus rizos.
-Lo sé. –Me dijo suspirando, alejándose un poco de mí para poder ver mi rostro y acariciando mi brazo con su mano. –Y debo decirte que, estaré toda mi vida agradecido contigo. Lo que hiciste en la pirámide... Sacrificar tu libertad para salvar la vida de Steven y de Layla y la mía y de Jake al mismo tiempo... Fue algo que no esperaba que hicieras y cuando aceptaste, simplemente no pude imaginar que existiera otra persona con un corazón tan noble como el tuyo. –Me dijo, mirándome con ternura y yo solo suspiré, escuchando sus palabras. –En serio, jamás voy a poder pagarte lo que hiciste pero, te prometo que todo lo que pueda hacer, lo haré por ti. –La voz de Marc era dulce y sonaba muy sincero. Sus manos tomaron las mías y las entrelazó para que estuvieran juntas y en sus ojos había un brillo inigualable, uno que jamás había visto desde que lo conocí.
Estoy segura que a esto se refería Layla cuando me dijo sobre que si podía alumbrar a Marc, me dejaría ver su lado más brillante y vaya que lo estaba sacando a relucir. Cuando Marc tomó mis manos y las llevo a sus labios depositando suaves y tiernos besos en ellas, sentí mí corazón palpitar como desquiciado y ahí fue cuando lo supe: yo me iba a quedar al lado de estos hombres, pasara lo que pasara.
-¿Sabes? Si hay algo que puedes hacer... –Le dije con una sonrisa de lado, aun observando como besaba mis manos.
-Dime... Yo lo haré encantado. –Respondió, mirándome directo a los ojos.
-Solo déjame quedarme a tu lado... A su lado. Después de todo esto, ya no podría olvidarte nunca, a ninguno de los tres. Es lo único que deseo. –Le dije, sintiendo como todos mis sentimientos se volcaban.
-Si es lo que en verdad quieres, yo estoy más que encantado de cumplir tus deseos _____________. Además, en este punto, ya no puedo ni siquiera pensar en tener que vivir contigo lejos de mí... De nosotros.
-Entonces, qué así sea. Te adoro, Marc. –Le dije con una sonrisa, acercándome a él para abrazarlo.
-Yo te adoro más, preciosa. No te imaginas cuánto. –Me dijo al oído, acariciando mi cabello con una de sus manos y con la otra mi espalda desnuda.
***En la mente de Marc***
-Menos mal que éste arreglo las cosas, si no, yo mismo hubiera tenido que salir a impedir que la dama se fuera y nos dejara. –Jake suspiró, observando la imagen desde el reflejo en del espejo al centro de la habitación, aunque creyó que hablaba consigo mismo.
-¿Eh? ¿Qué... qué pasó? –Preguntó Steven, quién apenas estaba volviendo en sí, después de haber estado inconsciente por poco más de 10 horas. –¿Dónde estoy y por qué me duele tanto la cabeza? –Volvió a preguntar, llevándose su mano directo a su cabeza.
-¡Hermano británico! ¡Qué bueno que ya regresaste! Te metiste tremendo golpazo ayer, la dama se hizo avatar del mentado Dios del Sol y tuve que cuidarte y mientras te cuidaba, Spector tomó el control del cuerpo, descubrió cosas sobre la familia de Tatcher importantes y arregló las cosas con la dama de una forma... bastante explícita. –Empezó a explicarle Jake a Steven, quién lo miraba frunciendo el ceño, sin terminar de comprender lo que sucedía.
-¿A qué te refieres con explícita? –Preguntó Grant, ignorando casi todo lo que su compañero de boina café le había dicho, concentrándose solo en la última parte.
-Bueno, me refiero a que Spector... Pues, le dio como cajón que no cierra a la dama anoche. –Contestó Jake, encogiéndose de hombros.
-Ohhh, ya entiendo... –Contestó Steven, un poco distraído por el dolor en su cabeza y luego, a los pocos segundos, reaccionó. –¡¿Qué él hizo qué?! –Preguntó, exaltado.
-¡Lo que escuchaste! No sé por qué te sorprendes tanto, pudo haber sido cualquiera de los tres. –Inquirió Jake, rodando los ojos, observando a su alter que parecía algo alterado.
-Pero, si eso pasaba... Quería, yo quería... quería ser el primero. –Contestó Steven, jugando con sus manos, sonrojado y luego, se dio cuenta de sus palabras y se exaltó aún más. –¡Digo! ¡No es que lo haya estado pensado como un pervertido! –Se excusó, agitando ambas manos frente a él, negando y Jake sonrió de lado, negando con la cabeza. –Es solo que... que si la oportunidad se daba, quería ser yo. –Dijo al fin, sonrojándose aún más y agachando la mirada.
-¡Tranquilo, chamaco! Pronto tendrá uste' su oportunidad de su momento con la dama, igual que yo. Esta vez fue Marc, y está bien, tenía que hacerlo. Ya seremos nosotros. No hay prisa, la dama ya dijo que se quiere quedar con nosotros y que está enamorada y, de los tres, por muy loco que eso suene. –Dijo Jake, pasando uno de sus brazos por los hombros de Steven, tratando de animarlo. –Así que, tenemos mucho tiempo para eso después, por ahora, será mejor que te vayas acostumbrando a volver a estar consciente por si a Spector se le ocurre hacer algún cambio.
Steven asintió sonriendo, mientras también veía la escena de Marc y de ____________ en la habitación desde el reflejo del espejo. Y luego, se dio cuenta de algo. ¿Cómo que _____________ se había vuelto avatar del Dios del Sol, de Ra?
***
Mientras Marc y yo seguíamos abrazados, sentí que mi teléfono empezó a vibrar, estaban entrando mensajes. Nos separamos un momento para poder ver la pantalla del celular y al bajar la barra de notificaciones, me di cuenta que eran mensajes de Tatcher.
Hola, ____________, buenos días, espero no despertarte y si lo hice, me disculpo. Pero, quería decirte que el día de hoy me encuentro algo ocupado preparando lo que necesitamos para la siguiente parte de nuestra expedición, que ya nos lleva justamente al Río Nilo y ya que como es más que evidente que vamos a tener que sumergirnos, estoy revisando con mi gente la forma de poder conseguir el equipo adecuado para ello.
Así que, el día de hoy parece que lo tendremos libre. Hay que aprovecharlo.
Más les vale el mapa y la llave estén en buen estado para ahora que tengamos que llegar al río.
Me reporto más tarde.
Alexander Tatcher.
Con ambas cejas alzadas, rodé los ojos y lancé el teléfono a la cama. Marc me miró extrañado. –¿Qué le pasa a este imbécil?
-¿Está todo bien? –Me preguntó Marc, acercándose a mí y dejando su mano sobre mi pierna.
Yo solté un suspiro pesado y pasé mi mano por mi rostro exasperada. –Sí, solo es el estúpido de Tatcher. –Le mostré el mensaje a Marc y empezó a leerlo. –¿Quién carajos se cree para decirme "más te vale"? –Pregunté más para mí que para Marc, haciendo comillas al mencionar el más te vale. –Odio que me digan eso, lo detesto. –Me crucé de brazos molesta.
-Hummmm, es un tremendo idiota. –Contestó Marc, terminando de leer el mensaje y dejando mi teléfono en la cama. –Pero, es un idiota que acaba de hacer que la directora de museo más bella que conozco tenga un día entero libre en El Cairo. Puedes hacer lo que tú quieras, preciosa. –¿Qué quieres hacer? –Me preguntó, dándome un beso en la frente mientras sus manos acariciaban mis piernas.
Yo sonreí ante su tacto. –Tienes razón, puedo hacer lo que yo quiera, ¡me encanta eso! Y creo que ya sé lo que quiero, quiero recorrer la capital con Steven. Él había dicho que quería mostrarme algunos lugares si llegábamos a tener oportunidad. Y creo que, esta es una buena oportunidad. –Le sonreí.
-Muy bien, señorita. Entonces, creo que es momento de que Steven regrese y qué mejor momento, porque creo que ya está mejor. –Marc sonrió.
-Pero espera, ¿cuándo voy a volver a estar contigo? –Le pregunté, dejando mi mano en su mejilla.
-____________, tú puedes llamarme cuando quieras, solo dile a los chicos, con quien sea que estés de los dos, y ellos harán el resto. Y así, siempre que quieras estar con alguno de los tres, solo tienes que decirnos, ¿está bien? –Me dijo, cerrando sus ojos mientras acariciaba su mejilla.
-Está bien. –Sonreí. –Y... ustedes pueden hacer lo mismo. Y solo, una última cosa, Marc...
-Lo que quieras. Dime...
-Te quiero. –Le dije, acercándome para besarlo.
-Y yo a ti. Muchísimo. –Me respondió, correspondiendo mi beso y luego se alejó un poco. –Ahora ve a cambiarte, que si Steven te ve así, seguro se va a desmayar.
Yo reí ante su comentario, para después envolverme en la sábana que cubría la cama y dirigirme al baño, a tomar una ducha, sintiendo la mirada de Marc fija sobre mí.
***
Unos minutos después, salí del baño ya cambiada y pasando mis dedos por mi cabello húmedo para poderlo peinar y mientras me acercaba a la cama, noté al hombre sentado en la orilla de ésta, él llevaba una bata de baño puesta. No sabía si seguía siendo Marc o Steven así que me acerqué despacio para no asustarlo y con suavidad, puse mi mano sobre su hombro.
-Hola. –Sonreí de lado, llamándolo.
-Hola, mon amour.
Cuando sus ojos se posaron en mí, automáticamente supe que era Steven.
Esos ojos brillantes y esa sonrisa dulce y tierna, seguido de ese acento francés perfecto y el hecho de que, estuviera en bata de baño aguardando a que saliera yo de la ducha para él poder tomar una, era más que evidente. Porque, después de lo de anoche, a Marc no le hubiera importando bañarse conmigo; si hubiese sido Jake, muchísimo menos le hubiera interesado que yo estuviera ahí, él se hubiera metido sin invitación, quiero decir, es Jake... Pero Steven, mi dulce y tierno Steven él estaba aguardando a que yo saliera del baño para poder entrar él y eso, me hizo derretirme de ternura.
-¿Estás esperando a poder tomar un baño, eh?
-Sí... Bueno, es que yo... No quiero parecer un pervertido ni nada por el estilo... P-prefiero esperar mi turno. -Me dijo, rascando la parte de atrás de su cabeza. –A menos que, que... tú me pidieras que me duchara contigo. –Confesó, agachando su mirada y con sus mejillas totalmente teñidas de un rojo adorable.
-Oh... Es una lástima que ya haya terminado... –Le dije acercándome a él. –Pero, te prometo que para la próxima... –Hablé, acercándome a sus labios. –Nos ducharemos juntos. –Sonreí en sus labios, para después darle un beso rápido.
-Aguardaré ese... ese momento con ansias, ma belle dame. –Me respondió con una suave voz.
-Steven, me encanta cuando me hablas con ese acento francés, per, si necesito que vayas a tomarte esa ducha. Porque, voy a tomar tu palabra de que me muestres lugares interesantes en El Cairo. Imagino que... Ya sabes el por qué. –Sonreí.
-Sí, el mensaje de Tatcher. Aunque, creo que es una buena oportunidad, podremos ver muchas cosas. –Sonrió emocionado, llevando sus manos a su corazón.
-Estoy de acuerdo. –Contesté alzando una ceja, recargándome en el marco de la puerta de la habitación. –Ahora, ve a tomar tu ducha.
-Oui, madame. –Respondió Steven, adentrándose en el baño y cerrando la puerta detrás de él.
Yo reí, negando con la cabeza, terminando de arreglar mi cabello.
***
Steven y yo ya llevábamos algunas horas recorriendo la cuidad. Ya habíamos entrado al majestuoso museo de las antigüedades egipcias, donde pudimos apreciar reliquias y esculturas que datan desde los primeros años del antiguo Egipto y de hecho, fue el lugar donde Steven más se tomó fotos. Algunas él solo que yo le tomaba en las exposiciones, otras conmigo, otras a las exhibiciones en sí y otras más a mí caminando por el museo, si seguíamos así, la memoria de nuestros teléfonos iba a explotar, pero me encantaba.
También, visitamos la Mezquita de Muhammad Alí, antiguo faraón a quien se le considera el fundador del Egipto moderno y otro lugar al que Steven no paró de tomarle fotos.
Paseamos por los barrios del antiguo Cairo; repleto de colonias, monumentos y lugares de interés, además de cultura y gastronomía, y fue justo ahí donde Steven y yo pudimos descansar y comer algo, antes de seguir con el recorrido.
Un lugar que en lo personal disfruté mucho visitar, fue Khan Al-Khalili, un mercado-bazar el cual solamente puede ser descrito con una sola palabra: exótico. Al caminar por sus extensos, amplios y variados pasillos, Steven y yo tomados de la mano, pudimos descubrir gran variedad de cosas maravillosas, era como un laberinto entre colores, sonidos y auténtica experiencia de cultura egipcia.
También, pudimos dar un paseo por la ciudadela y por las iglesias, mezquitas y estructuras arquitectónicas más sobresalientes de la capital.
Ya eran cerca de las 7:00 de la noche, cuando estábamos a punto de llegar a nuestro último destino en ese recorrido que habíamos planeado de último momento y que gracias a un viaje en tren de unos 40 minutos, pudimos llegar más fácilmente: El templo de Luxor.
Al salir del tren y caminar directo a nuestro destino, Steven entrelazó su mano con la mía, justo después de darle un beso, yo sonreí y sentí de nuevo esas mariposas explotando en mi interior. Después de eso, seguimos caminando.
-¡Esto es asombroso! La primera vez que estuve en Egipto, no había podido ver todas las cosas fascinantes que vi el día de hoy contigo y le hecho de que fuera a tu lado, solo lo vuelve más perfecto. –Me dijo mientras caminábamos hacia las escaleras para descender al templo. –Y... tengo que decirlo, ____________: Realmente, estoy muy... muy contento de que hayas querido hacer esto conmigo. Bien pudiste venir con Marc o con Jake, pero decidiste venir conmigo y eso, bueno, n-no tienes idea de lo f-feliz que me hace. –Me dijo, deteniéndose por un momento, observándome.
-Steven, no hay nadie más con quién yo quisiera haber hecho este pequeño viaje. Ha sido maravilloso, pero el hecho de que tú estés conmigo ahora, lo vuelve único. –Le sonreí, llevando mi mano a su rostro.
Habíamos llegado al final de las escaleras del templo. Sus altas columnas de piedra nos rodeaban, luna se veía más grande esa noche y el cielo estrellado que pasaba por en medio del camino paralelo que formaban los pilares del templo estaba maravillosamente despejado; era una noche bellísima y para nuestra buena suerte, no había mucha gente en el lugar, por lo que Steven se armó de valor y en un instante, ya me tenía envuelta en sus brazos, con sus labios rozando los míos y una de sus manos acariciando mi espalda.
-Tengo algunas preguntas que hacerle, señorita Lennox. –Me dijo, sonriendo sobre mi boca.
-Y yo estoy dispuesta a responderlas. –Respondí, pasando mis manos por sus rizos.
-¿Es verdad que... que ahora eres un avatar? Jake me lo dijo. –Preguntó Steven, posando sus manos en mi cintura, mirándome dulcemente.
-Pues Jake está en todo lo correcto. Pero, fue por necesidad. Estábamos en una situación bastante complicada, nos estaban cayendo piedras de la pirámide, Layla estaba lastimada y tu inconsciente porque te habías lanzado hacía unas piedras para evitar que me cayeran a mí. –Le expliqué.
-Sí, recuerdo eso. Pero, ¿cómo fue que ahora eres avatar, cómo fue que Ra habló contigo?
-Pues, fue una entrada bastante dramática de hecho. –Dije divertida, haciendo reír a Steven y le conté lo que había sucedido dentro de la pirámide después de que el cayera inconsciente y de cómo fue que logramos salir. Incluso, le dije que tenía sospechas de que Tatcher había sido el causante de que las piedras se hubieran empezado a caer.
-No te imaginas como detesto a ese hombre. –Me confesó, rodando los ojos.
-Yo también. –Reí. –Pero por ahora, estamos más cerca de encontrar esa supuesta perla. Y si la encontramos, no importa lo que pase Steven tenemos que destruirla, ¿está bien?
-Entiendo, y estoy de acuerdo. –Me dijo con firmeza. –Otra pregunta... ¿Ya todo está bien entre nosotros? Es decir, ¿Marc ya te explicó lo de Lyala?
-Sí, Steven, ya todo está explicado. –Le contesté y él suspiró tranquilo.
-Eso quiere decir que... ¿te quedarás con nosotros? Es que yo... y-yo tenía miedo de que quisieras irte y yo no quiero que eso pase. –Me dijo, con un tono angustiado en su voz.
-De nuevo está en lo correcto, señor Grant, aquí me voy a quedar, a su lado. No voy a ninguna parte. –Le dije, dándole un pequeño beso en los labios que él correspondió con una sonrisa.
-Qué maravilloso escuchar eso. –Suspiró aliviado. –Y dime... ¿Crees que... podría ver tu traje? –Me preguntó, buscando mi rostro con sus ojos y con una tierna sonrisa dibujada en su rostro, al mismo tiempo que los rizos en su frente se movían.
-Claro que puedes. –Le sonreí y me separé un poco de él.
En ese momento, volví a chasquear los dedos, aprovechando que había descubierto con Tatcher que así podía hacer aparecer y desaparecer el traje y en un instante, éste apareció, reemplazando mi ropa en el acto. Me gire a ver a Steven qué estaba con la boca abierta, observándome de pies a cabeza. Yo reí un poco al verlo así. –Y bien, ¿qué te parece? –Sonreí, colocando mis manos en mi cintura.
Steven apenas podía formar una palabra, lo que me causó ternura. –Querida... t-te ves... te ves... ¡Wow! Quiero decir... es que, ¡wow! –Exclamó, llevándose sus manos a sus mejillas y acercándose a mí. –Es que ¡te ves maravillosa! Te ves asombrosa, ¡te ves poderosa! Me encanta eso. ¿Puedo tocarlo? –Me preguntó aún con su cara de asombro.
-Pero claro que sí. –Le dije y él empezó a revisar y analizar el traje. –Me encanta, y me encantas tú en él. Te ves asombrosa. ¿Y ya sabes qué puedes hacer? –Inquirió, llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón.
-Por ahora, solo sé que tengo mucha más fuerza física, por eso pude romper las piedras en la pirámide.
Steven mi miró asombrado y movió su boca en un intento de decir algo más, pero la cerró al instante cuando frente a nosotros, aparecieron los Dioses a quienes debíamos nuestros títulos de avatares. Y ambos podíamos verlos.
-Sí, tienes una fuerza física superior, pero también puedes usar el poder infinito del sol a tu favor, y eso puede ayudar de muchas formas como no tienes idea, porque incluso si tú quieres, puedes causar una combustión interna en persona que quieras, y lo digo literalmente, la puedes incendiar. Y eso es de lo más básico. –Comentó Ra, quién se encontraba parado frente a nosotros, arreglando su cetro.
-¡Pero qué buen chiste! Quisiera ver eso. –Exclamó riendo Khonshu, quien se encontraba parado en uno de los pilares del templo.
-¡Oh por todos los Dioses! ¡Es Ra, el Dios egipcio del Sol! Y está... está parado frente a mí. –Steven estaba estupefacto.
-¿Qué hacen aquí? –Les pregunté a ambos.
-Yo tengo una mejor pregunta, ¿qué hacen aquí juntos? –Preguntó Steven.
-Es una mejor pregunta. –Alcé una ceja y volví mi vista a los Dioses frente a nosotros, esperando una respuesta.
-Tenemos una solución para evitar que Seth escapé de su prisión, incluso si llegan a romper la perla.
Steven y yo cruzamos miradas, sorprendidos.
***
Holaaaaa, mis lectoras hermosas, mis bellos lectores. Buenas noches, HOY SI ACTUALICE TEMPRANOOOOOOOOOOOO. Ayer no pude porque realmente no tenía muy en claro como escribir el capítulo, pero después de ver a mi Oscar viejo sabroso Issac como Santiago "Pope" García en "Triple Frontera" Se dejó venir la inspiración y pues aquí está. :3
Espero les haya gustado esté capítulo, realmente disfrute mucho de escribirlo porque creo que quedó muy tierno y divertido y ya hacía falta algo así después de tanto drama.
¿Qué creen que este preparando Tatcher para poder llegar a lo profundo del Nilo y llegar a la supuesta tumba de Akenaton?
¿Qué les pareció que Marc ya se siente más cómodo con Lennox y ya hasta confesó sus sentimientos?
¿Qué les pareció Steven recorriendo El Cairo?
¿Cuándo creen que salga el papá de Tatcher?
Me encantaría leer sus teorías, saben que amo sus comentarios. Gracias por seguir aquí, acompañándome en cada palabra que sale de mi mente y mi corazón.
Nos estamos leyendo pronto en un nuevo capítulo. ¡laters, gators!
Les dejo a nuestro viejo sabroso, para que acaben bien el domingo. :3 7u7
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top