Capítulo 19: I wanna be yours
Holaaa, solo quiero avisarles que este es una especie de capítulo interactivo, más adelante encontrarán una nota en este tipo de letra que les dará recomendaciones de cómo disfrutar mejor la lectura en esa parte. Sin más por ahora, las y los dejo leer. :3
"He guardado secretos en mi corazón y, esconderlos es más difícil de lo que pensaba... Tal vez, solo quiero que me hagas tuyo, quiero ser tuyo. Es lo único que deseo." –Marc Spector.
Narra _________
Cuando Steven, Layla y yo logramos salir de la pirámide, los hombres de Tatcher nos estaban esperando afuera, aunque cuando logré ver sus rostros, pensé que de hecho, lo que esperaban era que no saliéramos.
Miré extrañada a Tatcher que se fue acercando a nosotros para ayudarme con Layla y con Steven, además de algunos otros de sus hombres. Cuando éstos se los llevaron para darles atención médica, él se acercó a mí, no sin antes pasar sus ojos en mí de arriba abajo con asombro.
-¡Vaya! ¿Cómo es que lograron salir de ahí? ¿Y qué te pasó? Luces muy... dorada.
-Algo me dice que esperabas que no saliéramos con vida de la pirámide, ¿cierto? –Le cuestioné, alzando una ceja y cruzándome de brazos, haciendo que los brazaletes que llevaba en mis muñecas sonaran. –Y sobre el hecho de que luzco dorada... –Recalqué la palabra. –Es porque obtuve ayuda de alguien muy importante.
-Ya veo... –Exclamó Alexander, llevando su mano a su barbilla mirándome directo a los ojos. –Es interesante, eso y el hecho de que me parece que me estás acusando de querer enterrarlos vivos bajo enormes bloques de piedra caliza. ¿Cómo te atreves? –Me preguntó, con un tono cínico en su voz.
-El que me hables de esta forma y te pongas en esta postura tan a la defensiva solo me indica que mis sospechas son verdaderas. Pero, para tu mala suerte, seguimos con vida. Y estás mal si crees que vas a poder quedarte con el mapa que te lleve a la tumba en lo profundo del Nilo, nosotros lo tenemos, igual que la llave. Entonces, ya veremos qué pasa cuando descubramos si esa perla existe... Mientras tanto, henos aquí. –Le dije con media sonrisa, al mismo tiempo que chasqueaba mis dedos.
Ese pequeño y sutil movimiento, hizo que mi traje desapareciera, regresándome a mi atuendo normal. No lo esperaba, en lo absoluto pero tengo que admitir que ver el rostro sorprendido de Tatcher no tuvo precio.
Después de esa breve discusión, fui rápidamente hasta donde se encontraban Layla y Steven en los servicios médicos para ver cómo se encontraban.
***
Habían pasado unas horas desde que habíamos vuelto al hotel. Ahora que teníamos la llave, necesitamos descansar un poco después de casi morir aplastados dentro de la pirámide de Keops.
Justo cuando llegamos y nos habíamos bajado de las camionetas para ingresar al edificio, noté que Tatcher habló algo con sus hombres para después irse directo a su habitación, no sin antes despedirse de Layla y de mí, diciéndonos que esperaba que nos recuperáramos para mañana y que nos aseguráramos de que nuestro acompañante (refiriéndose a Steven) se recuperara porque sería un día importante.
Ambas le hicimos una seña con la cabeza asintiendo y lo único que alcancé a leer en sus labios cuando se dirigió de nuevo con sus hombres, es que iría a ver a su padre.
***En la mente de Steven***
-¡No puedo creer lo que acaba de pasar, ____________ se hizo una avatar... del Dios del Sol y todo para salvar a Steven y Layla... Eso fue... fue un acto muy noble. Yo, no lo esperaba. –Dijo Marc sorprendido, mientras se preparaba para tomar el control del cuerpo. Ahora que Steven había sido herido, necesitaba salir a tentar el terreno y dejarlo descansar, con la seguridad de que Jake estaba listo y atento por si las cosas se ponían muy graves.
-Ella puso su vida en riesgo para salvar la nuestra, Spector... Acaba de regalar gran parte de su libertad para ello. No creo que existan muchos actos nobles como ese. –Comento Jake, mientras se ocupaba de revisar que la conciencia de Steven no hubiera sufrido algún daño.
-Lo sé... Y créeme que estoy en deuda con ella por el resto de mi vida. Más... más tarde hablaré con ella para arreglar todo este asunto, pero primero, necesito ir a investigar un poco más sobre Tatcher y su misterioso padre que me quiere muerto. –Dijo Marc, mientras salía del espacio mental para tomar el control del cuerpo. Jake solo suspiró y se quedó al cuidado de Steven.
***
Cuando Layla y yo nos adentramos en la habitación, entre algunos pasos complicados y el esfuerzo de ambas, logramos llevar a Steven hasta la cama, sin embargo, en cuanto su cuerpo tocó el colchón, no pasaron ni un par de segundos cuando volvió a levantarse, pero, no era Steven...
-¿Marc? –Preguntamos Layla y yo al mismo tiempo.
El hombre parado frente a nosotras nos miró por unos instantes y luego soltó un largo suspiro, haciendo que sus tensos hombros se relajaran por un momento. Su mirada cansada y con ojeras deambulaba entre Lyla y yo, y cuando paso una mano por los rizos de su cabello echándolos hacia atrás, alzó una ceja mirándome a mí.
-Hola... Sí, soy... soy yo. –Comentó con un leve nerviosismo en el tono de su voz, viéndome directo a los ojos. Yo bajé la vista al instante.
¿Qué crees que estás haciendo? ¿Cómo está Steven? –le cuestionó Layla, tomándolo del brazo.
-Él está bien, sigue inconsciente pero, Jake lo cuida. -Respondió, ahora mirándola a ella.
-¿Cómo puedes saberlo? –Le pregunté aun con la mirada fija en el piso y sentí que las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. –Él... él me salvó de las rocas que iban a caer sobre mí y se lanzó a ellas... Mis manos –Exclamé mirándolas, estaban temblorosas y manchadas de un color rojo vivo. –...están llenas de su sangre de cuando... de cuando rompí mi ropa para poder limpiar su frente lastimada... Yo no puedo... no puedo imaginarme que le pase algo y... y todo por mi culpa. –Mis hombros empezaron a moverse de arriba abajo debido a la dificultad que estaba teniendo en ese momento para respirar por mi propio llanto. Sentí un horrible nudo en la garganta y fue cuando las lágrimas brotaron, cayendo directamente al piso, dejando unas pequeñas marcas de gotas en él.
Marc lo notó y a pesar de que lo dudo por unos instantes, se acercó a mí para abrazarme, envolviéndome en sus brazos y... sentí una extraña calidez muy reconfortante.
A pesar de lo que sentía y de lo que había pasado en el baile, no era como que fuera a alejar a Marc de mí en ese momento. Su única intención era hacerme sentir mejor, así que acepté su abrazó y deje que me envolviera más en él. Hizo que recargara mi cabeza en su pecho mientras acariciaba mi cabello y yo podía escuchar y sentir los latidos de su corazón.
-Está bien, __________, está bien. Tranquila... Steven sabía bien lo que hacía y, te aseguro que estará bien. No te preocupes, la verdad es que, ha estado en situaciones mucho peores y ha estado bien. Solo es cuestión de que descanse un par de horas... Además, Jake lo está cuidando, no tienes nada de qué preocuparte. –Me dijo, alejándose un poco del abrazo para levantar mi mentón con su mano, haciendo que lo mirara directo a los ojos. Yo pase saliva y sentí mi rostro enrojecerse. –Por favor, no lastimes más tus lindos ojos, no llores más... Steven estará bien, ¿de acuerdo? –Me preguntó y yo asentí, sintiendo mi corazón latir cada vez más rápido. –Perfecto... Ahora que ya hablamos de eso, necesito salir un momento. –Musitó Marc, mientras me soltaba delicada y suavemente de su abrazo.
-¿Qué? ¿A dónde vas? –Le preguntó Layla.
-Necesito saber más acerca de Tatcher, algo me dice que hay una cuestión que estamos pasando por alto, que no hemos visto y tengo que averiguarla. –Dijo con firmeza mientras se recogía las mangas de la camisa que llevaba puesta y Layla le dedicó una mirada frunciendo el ceño.
Yo estaba tratando de recuperar la compostura después de lo que acababa de pasar hace unos segundos y al mismo tiempo que me sentaba en la cama y me servía un vaso de agua de los que había en la mesa frente a mí, recordé algo importante. –Marc... Hace unos momentos justo antes de meternos a nuestra habitación, logré leer un poco los labios de Tatcher, que se estaba dirigiendo con uno de sus hombres y, por lo que puede entender es que iría a ver a su padre. –Fue cuando tomé un poco del fresco líquido incoloro frente a mí. -¡Ah! Pero qué exquisita es el agua, ¿cierto? –Les pregunté a los presentes conmigo en la suite, que mi miraron extrañados, en un intento por desviar la atención del hecho de que hace apenas un par de segundos estaba entre los brazos de Marc en una posición un tanto... romántica y justo frente a su ex esposa.
-Sí, vaya que lo es. –Respondió Marc, colocándose una gorra negra que sacó de entre sus cosas y de las de los chicos, si despegar la mirada de mí. –Gracias por decirme eso, ___________, tengo que ir a averiguar quién diablos es ese tipo y su padre. Regresaré pronto, cuídense, por favor. –Dijo, mientras caminaba en dirección a la puerta del cuarto que llevaba a la salida.
-También tú. –Respondió Layla, y yo solo asentí.
Y fue cuando entonces, Marc desapareció de la habitación cerrando la puerta después de salir y dejándonos a Layla y a mí en la habitación, solas.
-Señorita Lennox, aprovechando que nos quedamos solas y tenemos un poco de tiempo libre, me temo que tenemos que hablar. –Me dijo Layla, mirándome seria.
Al escuchar sus palabras, me sentí mareada.
***
Narra Marc
Me encontraba siguiendo a Tatcher por las calles ya casi nocturnas del El Cairo, el atardecer estaba a punto de llegar a su fin y al oeste, se podían observar los últimos rayos de sol del día, descendiendo por el paisaje de las pirámides al norte de la capital, lo cual, ayudaba más a mi objetivo de seguirlo sin ser avistado.
Un par de minutos después, llegamos a la misma ubicación donde ___________ y yo habíamos estado la última vez en donde incluso, había francotiradores en los tejados. Para mi buena suerte (para variar) esta vez no era así, todo estaba libre. Así que recordando aquella escalera que llevaba al techo que había descubierto con ___________ la vez anterior, fui rápidamente hacia ella y subí al techo, sabiendo que arriba había un domo de cristal por el cual podía tener una buena vista. En esta ocasión, las luces de dentro del lugar estaban encendidas y cuando empecé a prestar más atención al lugar y a las personas dentro, volví a ver al hombre de la vez anterior, al que tanto ____________ como yo, supusimos que era el padre de Tatcher y efectivamente lo era, porque cuando vi su rostro, era imposible negar que eran familia, sin embargo, su cara, la cara de ese hombre me resultaba extrañamente familiar...
Y entonces recordé:
Hace algunos años, mucho antes de que la vida de Steven y la mía se cruzaran, antes de conocer a Khonshu, y volverme su avatar, mucho antes de ser Moon Knight y muchísimo antes de que supiera de la existencia de Jake, unas personas de élite que habían pagado bastante bien por mis servicios, me contrataron para buscar el famoso, valioso y codiciado por traficantes en el mercado negro, Sudario de Turín, por lo que me encontraba en Jerusalén haciendo la búsqueda de dicho artefacto y lo había encontrado, dentro de un templo en ruinas pero no solo yo, también un grupo de mercenarios de, a mí parecer, bastante narcisistas para consigo mismos.
Su líder era un hombre de terrible reputación llamado Jonathan Tatcher, quién al verme, índico a sus hombres que abrieran fuego directo a mí y a quema ropa.
Recuerdo también que, esa fue una de las peleas más retadoras que había tenido en mucho tiempo, los hombres de Jonathan eran buenos, pero él lo era aún más. En más de una ocasión me había dado golpes en puntos estratégicos del cuerpo, lastimándome considerablemente. Sin embargo en esa ocasión, y gracias a un par de cuchillos que llevaba en mis botas y a una buena distracción, logré lastimar a Jonathan lo suficiente como para dejarlo mal herido pero, no para matarlo.
Después de eso, me lleve el Sudario y lo deje ahí, casi desangrándose por la herida que le había hecho en el abdomen y rodeado de sus hombres, todos muertos junto a él.
Supongo que, ese es el motivo por el cual quiere asesinarme ahora, acompañado de su hijo. Qué adorable actividad familiar. –Pensé, observando todavía por el domo de cristal frente a mí. –Deben estar ajustando los detalles del plan para encontrar la perla y tal vez también para... matarme. –Me dije a mí mismo mientras le daba un vistazo al reloj en mi muñeca derecha, marcaban ya las 8:00 de la noche. –Oh, creo que es hora de volver... Aún necesito hablar con ___________. –Pensé al mismo tiempo que invocaba el traje y al instante me lancé del edificio para poder regresar al hotel con _______________.
***
Narra ______________
-¡¿Qué tú qué?! –Le pregunté sorprendida a Layla, mientras ella me miraba con una sonrisa de lado y sus manos en la cintura. Ambas estábamos sentadas en la enorme cama de la suite.
La conversación de pronto se había vuelto un mar de sorpresas. Primero me dice que quiere hablar sobre lo que pasa entre Marc, los chicos y yo, y luego, ¡me dice que ella está casada! Mi mente se va a desarmar. –Pensé.
-Así como lo escucha, señorita Lennox. Marc y yo terminamos en muy buenos términos, seguimos siendo amigos, al igual que con Steven e incluso con Jake. Y, en mi caso particular, pues sí, yo me volví a casar. –Me dijo con un tono calmado y relajado, pero yo era todo lo contrario de eso.
-¿Pero con quién te casaste y cómo paso todo tan rápido? –Le pregunté, expectante a su respuesta.
-Bueno, a él lo conocí en una ocasión que Marc y yo fuimos a Praga en una misión para Khonshu, yo fui a ayudarlo y ahí nos conocimos: su nombre es Santiago Ivanovich y llevamos 1 año casados. –Me explicó, con una gran sonrisa en sus labios.
-Pero no lo entiendo, ¿y tu anillo?
-Aquí. –Llamo mi atención mientras tomaba una cadena de oro en su cuello que al estirarla con su mano, dejo visible su anillo. –Te preguntarás por qué lo llevo así y no es mi dedo anular izquierdo como las personas normales y pues, la respuesta es que, la gente normal no sale a misiones siendo avatar de una Diosa egipcia, por lo que lo pongo en esta cadena siempre que tengo algo que hacer para evitar perderlo o algo por el estilo. Pero siempre lo llevo conmigo y cuando la misión termina, lo regreso a su lugar. –Me sonrió, acariciando su anillo con sus dedos.
-Pero entonces, ¿de qué hablaban aquella noche en el baile tú y Marc? –Le pregunté todavía confundida con ese tema. La verdad es que ya me sentía algo tonta por no darme cuenta del anillo y hacer conclusiones apresuradas en mi mente.
-¡Hablábamos de ti, ____________! –Me dijo Layla, tomando mis manos.
-¡¿De mí?! –Pregunté sorprendida, abrazando la almohada que tenía en las piernas con más fuerza y sentí mi rostro arder. –¿Y... p-puedo preguntar qué h-hablaron de mí? –Le pregunté, jugando con mis manos y noté como ella volvió a sonreír.
-Claro que puedes preguntar, querida. –Me sonrió. –Aunque casi todo se resume a las siguientes ocho palabras: Marc y los chicos te quieren, y mucho.
Yo casi me ahogo con el agua que estaba bebiendo de nuevo.
-¿En serio... en serio lo crees? –Pregunté con un tono de esperanza en mi voz.
-Totalmente. ____________, después de lo que Marc me dijo esa noche sobre ti, estoy completamente segura.
-Ohhhh. –Musité por los bajo, rascando mi cabeza un poco pensando en qué había actuado sin pensar ni analizar la situación.
-Mira ______________, tienes que saber una cosa: Marc es un hombre difícil. Pero, no es su culpa. Realmente, vivió una infancia y una juventud bastante complicada. Creció siendo un niño mal tratado, lastimado y herido, lo que lo llevo a generar este trastorno y a tener que recurrir a la existencia de sus otras personalidades: de Steven e incluso de Jake, aunque, no se había dado cuenta de éste último hasta hace poco... –Layla se encogió de hombros. –Y después, su vida se volvió solo aceptar el pago del mejor postor para hacer el trabajo sucio que alguien más no quería hacer. Marc es como la luna: tiene un lado muy oscuro, pero también uno muy brillante y bello si sabes cómo descubrirlo... Si sabes cómo alumbrarlo. Y él y los chicos son encantadores. Quiero decir, es tener que lidiar con tres hombres al mismo tiempo pero... vale la pena. –Me dijo, haciendo movimientos con su mano y soltando una leve risa, que me contagió también. –Te lo prometo y tú, querida, tienes la suerte de que los tres te adoran por igual. No la desperdicies. –Finalizó, mirándome con una sonrisa y dejando su mano apoyada en mi hombro.
-¡Oh, Layla! ¡Lo siento mucho! –Mis ojos se llenaron de lágrimas y me levanté de la cama para poder abrazarla y ella correspondió mi abrazo. –Te prometo que arreglaré las cosas con Marc, vamos a estar bien, le voy a decir lo que siento por él y por los chicos y haremos que funcione. ¡Por Bastet! ¡No te imaginas como los adoro! –Exclamé, aún abrazada a ella mientras Layla me reconfortaba dándole suaves golpecitos a mi espalda.
Mientras me abrazaba, vi de reojo que se formó una pequeña sonrisa en sus labios. –¿Qué te parece si le dices eso aprovechando que acaba de regresar? –Me preguntó, ya que al estar abrazadas, ella tenía su vista hacia el balcón, pero yo no.
Nos separamos un poco y pude ver por el balcón a Marc dirigiéndose directo a donde nos encontrábamos, planeando en su traje de Moon Knight, con la enorme luna llena de fondo.
-Suerte. –Me dijo Layla, dándome un último abrazo antes de irse de la habitación.
-Gracias. –Le respondí, abrazándola de vuelta.
***
Salí al balcón a esperar la llegada de Marc. Levanté mí vista al cielo estrellado y cuando él estaba a punto de llegar al balcón, bajo la vista y notó que estaba ahí, por lo que noté que hizo lo posible por descender más rápido y yo sonreí.
Cuando llegó al balcón conmigo, hizo desaparecer su traje y solo quedó con su ropa normal, como cuando se había ido esa tarde.
-Hola. –Lo saludé sonriendo.
-Hola. –Me devolvió la sonrisa.
-¿Podemos hablar? –Preguntamos los dos al unísono y eso nos hizo reír un poco.
-Sí, podemos hablar. –Le dije.
-Perfecto, ¿puedo ser yo primero? –Me preguntó, conteniendo un poco la respiración.
-Adelante.
-Bien, ___________. Yo... Bueno... La cosa es que durante todo el camino de regreso venía pensando en cómo decirte esto, yo... yo no soy un hombre que se abra tan fácilmente en cuestión de sus sentimientos pero la cuestión es que... que no quiero que... no quiero que esto que está pasando... entre nosotros pues... termine... –Empezó a hablar, un poco nervioso y yo lo miré con ternura.
-¿Y qué es lo que está pasando entre nosotros, Marc? –Le pregunté, despejando algunos de sus rizos azabaches que caían sobre su frente.
-Yo... pues... Lo que pasa es que, y...yo, creo que... –Empezó a tratar de explicar, mientras sus manos se movían incesantes entre sí, por lo que tomé sus manos entre las mías e hice que nuestros dedos se entrelazaran. Fue cuando Marc empezó a relajarse un poco más, con cada segundo que pasaba. –Bueno, lo que sucede es que... siento que, te estoy queriendo... Es decir, los chicos y yo...
Cuando mencionó eso, puse mi dedo índice sobre sus labios. –Shhhh, no Marc. En este momento no están ni Steven ni Jake, eres tú. Yo quiero saber qué es lo que sientes tú. –Le dije, mientras levantaba su mano con la mía en el aire y hacía coincidir sus dedos con los míos, para volver a entrelazarlos.
Marc pasó un poco se saliva, se notaba que estaba nervioso. Yo lo miré haciendo a un lado la cabeza y recordé lo que me había dicho Layla, sobre el hecho de alumbrar a Marc, para hacer que su lado brillante salga a relucir, como cuando el sol ilumina a la luna y está puede brillar por las noches, dejando su lado oscuro detrás. –Marc... Layla habló conmigo. –Él me miró sorprendido, pero no soltó sus manos de las mías. –Me explicó lo que sucedió la noche del baile, de lo que hablaron y que le dijiste lo que estabas sintiendo por mí... Tú, ¿podrías decirme eso ahora? –Le pregunté, mirándolo directo a los ojos.
La luna estaba justo sobre nosotros, bañándonos con su luz, aun estando en el balcón. El viento movía los rizos de Marc y jugaba con mi cabello. Sus ojos brillantes acompañados de sus largas pestañas estaban posados sobre los míos, una leve sonrisa se asomaba por sus labios, dejando ver los hoyuelos en sus mejillas y un suave rubor empezó a teñir su rostro y entonces habló.
Nota de la autora: Recordando que este es un capítulo interactivo (o algo así), les recomiendo que a partir de este momento, empiecen a escuchar la canción "I wanna be yours" de Artic Monkeys, canción de donde está inspirada la que dirá Marc. Si puede, si escúchenla mientras leen esta parte del capítulo, mejorara su lectura en todo sentido. Yo la escuché mientras escribía y fue maravilloso. Ahora sí, pueden seguir con su lectura.
***+18***
-He guardado secretos en mi corazón y, esconderlos es más difícil de lo que pensaba... Tal vez, solo quiero que me hagas tuyo, quiero ser tuyo, __________... Es lo único que deseo.
-Entonces, déjame cumplir tu deseo. –Le dije soltando sus manos para poder llevar las mías a su cuello y él, al instante, las colocó en mi cintura y fue cuando después de tanto tiempo pensando e imaginando el momento, pude besar sus labios.
Era un beso dulce, exquisito, suave y amoroso, pero al mismo tiempo, se sentía un poco dominante por parte de Marc, después de unos segundos, sentí que mordió mi labio y gemí levente, mientras mis manos vagaban sin preocupación por sus hombros, su cuello, rostro y cabello.
Aun sin despegar nuestros labios, nos fuimos adentrando en la habitación a pasos lentos y cortos, al estar distraídos en los labios del otro. Al llegar al borde de la cama al centro de la suite, Marc se separó unos segundos de mí para, cuidadosamente, dejarme acostada en la cama, estando envuelta en sus brazos. Sus manos que, estaban posadas en mi cintura, se fueron deslizando lentamente hasta llegar a mis hombros recorriendo toda mi espalda. Su suave tacto me hacía estremecer.
Con lentitud y suavidad deslizó por mis hombros los ligeros tirantes de la blusa que llevaba puesta al mismo tiempo que yo iba quitando su camisa. Cuando sentí que una de sus manos ya había abierto el cierre de mi pantalón, yo ya me había desecho del botón del suyo.
Mi ropa cayó al piso dejándome solo en ropa interior, Marc gruñó al verme de esa manera y al ver su reacción, terminé de quitarle la camisa que ya solo le cubría la espalda, la lancé a alguna parte de la habitación. Al verlo con su torso desnudo, noté varias cicatrices en su piel, por lo que, embriagada por el calor del momento y por lo que estaba sintiendo, me acerqué a él despacio y con cuidado, fui dejando pequeños besos en cada una de las cicatrices que mi vista alcanzaba a distinguir. Marc soltó un suspiro al sentir mis labios en su piel y cerró los ojos mientras yo seguía repartiendo besos por todo su abdomen y luego, por su espalda.
Cuando terminé, pasé uno de mis brazos por su cuello para poder acercarlo a mí y volver a besarlo. Con mi mano libre acariciaba su abdomen y lentamente fui bajando hasta llegar a su pantalón donde pude sentir que su erección estaba comenzado a cobrar vida. Por instinto acerqué más mi cuerpo a él y Marc jadeo. Se despegó de mis labios no sin antes dejarme una mordida en mi labio inferior, lo cual me hizo soltar un gemido.
-Oh linda, si haces eso, puedes despertar a los demás huéspedes. –Soltó una dulce carcajada. –Por favor, no gimas, por lo menos no ahora, si vas a gemir y que te escuchen, quiero que sea hasta que te esté haciendo mía. Como lo había deseado desde hace un tiempo ya. –Me dijo en un tono sensual al oído y me sentí derretir.
Su boca pasó a mi mejilla y, mientras iba dejando un camino de besos fue descendiendo hasta mi cuello y luego, a mi pecho donde se detuvo solo para verme mientras desabrochaba mi sostén y lo lanzaba a alguna parte de la habitación. Cuando me miró, soltó un suspiro y yo me sentí bastante sonrojada. Era la primera vez que íbamos a tener un encuentro tan íntimo y Marc... era el primero en verme así, mi corazón no dejaba de latir desenfrenado.
-Oh... Por todos los Dioses de Egipto, ____________ Lennox Walker, eres la mujer más hermosa que mis ojos han podido ver. Y no lo digo solo físicamente, eres hermosa en todo sentido. –Me dijo, subiendo y bajando su mirada por todo mi cuerpo.
Yo solté un suspiro y de nuevo sus labios estaban sobre los míos. Nuestras lenguas danzaban a la par en un salvaje y apasionante beso. Algo en mí comenzaba a palpitar, era increíble que solo con besarme ya lograra excitarme. Me separé un poco y me di cuenta de que él aún tenía puesto su pantalón. Sonreí de lado y me mordí el labio.
-Eres un tramposo, Spector –Le dije al mismo tiempo que mis manos iban desabrochando su cinturón.
-Tal vez, señorita. Pero es que, quiero el mayor tiempo posible para poder admirar tu infinita belleza. –Me dijo con la respiración entrecortada.
-No eres el único que piensa de esa manera. –Le dije en el oído mientras mordía el lóbulo de su oreja y él soltó un gemido. –Oh cariño, si te van a escuchar, que sea hasta que me estés haciendo que te pida más. –Marc me tomó de los hombros y para ese entonces su pantalón y bóxer, habían desaparecido.
-Bien jugado, señorita Lennox. –Me dijo mirándome con una ceja alzada.
-Estoy aprendiendo bien, ¿cierto? –Sonreí, viéndolo a los ojos.
-Oh, nena, definitivamente, eres maravillosa... No sabes cuantas noches imaginé esto... Que te tenía entre mis brazos, probando y saboreando tus labios, diciéndote cosas al oído, lo hermosa que eres, lo feliz que me haces cuando estás presente, lo mucho que adoro tu sonrisa y el aroma de tu cabello, lo mucho que me fascina tu risa y tus ojos brillantes. –Me dijo tomándome de la cintura, pegándome a él mientras me besaba.
Mentiría si dijera que no había pensado en esto más de una vez, sin duda, era mejor de lo que había imaginado. Sentir su tacto en mi piel, sus manos recorrer mi cuerpo. Era lo más fascinante que había vivido.
Podía sentir su prominente erección en mi entrepierna y por inercia, comencé a mover mis caderas de adentro hacia a fuera para poderlo sentir mejor. Marc gimió cerca de mi oído al mismo tiempo que sus manos se posaban en mi trasero, el cual masajeaba y estrujaba sin ningún recato. Cuando su erección rozó de nuevo mi entrepierna, me dio una nalgada, la cual yo respondí con un agudo gemido que él cayó con un beso.
-Por favor, gime hasta que esté en ti, si todos te van a escuchar, que te escuchen bien.
-Lo que tú digas... –Le respondí con dificultad debido a las sensaciones que estaban empezando a recorrer mi cuerpo.
-Eso es, preciosa. –Me dijo con una voz grave mientras me tomaba de la cintura para levantarme y yo enredé mis piernas un su cadera, no sin antes deshacerse de lo que quedaba de mi ropa interior.
Él me recostó de nuevo en la cama. Al tener mis brazos alrededor de su cuello, mis senos pegaban en su pecho y él al notarlo, sonrió de lado. Cuando notó que ambos estábamos bastante lubricados, Marc se posicionó entre mis piernas, dispuesto a entrar y sumergirse en mí. Sus rizos caían sobre su frente directo a mi rostro y mis piernas seguían alrededor de su cadera y él comenzó a moverse lentamente entre mis piernas, solo haciendo roces entre ambos, que me estaban haciendo delirar.
-Marc... Por favor, te... te... necesito. –Le dije con dificultad.
-¿Estás segura? No tenemos que hacerlo si no quieres de verdad. –Me preguntó mirándome con ternura, deteniendo sus movimientos por unos instantes.
-Es que... si quiero, en verdad que sí. –Dije en un jadeo. –Por favor, te necesito ya... Quiero ser tuya. –Mi respiración estaba agitada y por inercia me mordí el labio.
-Y yo quiero ser tuyo. –Me respondió con una voz grave, mirándome directo a los ojos, los cuales seguían brillando pero, con más lujuria, con más pasión.
Gemí fuertemente al sentir que Marc había comenzado a besar mi cuello en donde posiblemente, quedarían marcas y lo hice aún más fuerte, cuando lo sentí entrar en mí.
-Oh, vaya... Eres... eres perfecta. Eres maravillosa, me vuelves loco. Adoro tu aroma, hueles tan exquisito. –Me dijo besándome y al instante lo sentí como empezaba a moverse más rápido y en ese momento, mi espalda se arqueó y mi piel se erizó. De un momento a otro, el lugar se inundó de palabras obscenas y gemidos.
La luz de la luna llena alumbraba la escena colándose desde el balcón, el cielo estaba despejado, las estrellas brillaban y la calidez del viento que soplaba esa noche en la cuidad y que rodeaba nuestros cuerpos, hacía que todo fuera perfecto.
Me abracé al cuello de Marc y comencé a mover mi cadera al compás de su suya, él se movía cada vez más rápido. Sus manos se posaron en mis pechos y comenzó a masajearlos suavemente. Mi cuerpo estaba experimentando sensaciones maravillosamente placenteras, lo cual se reflejaba en mis acciones, ya que tomé su cuello y bruscamente lo acerqué a mí para poderlo besar. Mi mano libre comenzó a vagar por su espalda al mismo tiempo que él se alejó un poco de mis labios para poder llevar uno de mis pezones a su boca. Su lengua hacía círculos en él y mientras se seguía moviendo cada vez más rápido, sus manos me sostenían al mantenerme abrazada. Su boca hacía maravillas, sus movimientos eran mi perdición y yo no pude contenerme.
Estaba envuelta en sus brazos, retorciéndome de amor.
–Ah, Marc... ¡Sí! –Gemí cerrando mis ojos y él levantó su rostro para poderme observar. En sus labios se formó una sonrisa y relamió sus labios.
-¿Qué, preciosa? –Me preguntó acelerando el ritmo de sus movimientos y acercó su rostro al mío observándome fijamente, pegando su frente con la mía.
-Más... por favor... ¡Ahhh! –Volví a gemir y Marc soltó un gruñido.
-¿Más, mi amor? –Me preguntó y ahora él fue el que soltó un agudo gemido y yo asentí. El hecho de que me hubiera llamado mi amor en ese momento, me hizo sentir derretir. –Vamos, mi amor, no te contengas, quiero que si te escuchan, sea por lo que yo te hago sentir. –Me dijo sobre mis labios.
-Yo... ahhh... –Respondí con dificultad.
-Yo sé que quieres, amor. Anda, gime para mí, quiero escucharte. –Me dijo aumentando la velocidad de sus estocadas haciéndome perder el control. La cama se movía bruscamente bajo nosotros.
-Oh, Marc... –Dije entrecortadamente y me aferré más a su cuello.
Lo siguiente que se escuchó fue probablemente el sonido más obsceno que había salido de mis labios en toda mi vida. Ya no pude contenerme. Sus movimientos, sus estocadas, sus labios sobre los míos, la manera en la que me hablaba y todo lo que me decía era ya demasiado, estábamos llegando a nuestro clímax.
-Sí, mi cielo, así, qué todos te escuchen. –Fue lo que dijo Marc antes de dar sus últimos movimientos para alcanzar juntos nuestro límite. Nuestros cuerpos comenzaron a temblar y en ese instante, él salió de mí para correrse fuera, pero mientras lo hacía, me abrazó y besó mis labios.
-____________ Lennox Walker, creo que, ya no puedo negar más mis sentimientos hacía ti. Lo diré ya, me estoy enamorando de ti. –Me dijo separándose un poco mientras nuestras frentes seguían juntas.
-Y yo de ti. No sabes cuánto. –le dije y lo volví a besar.
***
Holaaaaa, mis lectoras y lectores hermosas y hermosos, ¿cómo estáaaaaaaaaaan? Ufffffffffff, acabo de terminar este capítulo y son las 3:23 de la mañana acá en mi rancho, pero ni tengo sueño porque, NECESITABA ESCRIBIR ESTE CAPÍTULOOOOO. Quedó tal cuál lo imaginé. *-* Lleno de detalles, de referencias, de momentos claves y otros momentos más... íntimos. 7u7
¿Qué les pareció este capítuloooo? A MÍ ME ENCANTÓOOO. LO LLEVO ESPERANDO DESDE HACE COMO 3 CAPÍTULOS PARA LLEGAR AQUÍ JASJAJSJAJ. Y sabía que sería el más largo hasta ahora, tiene nada más y nada menos que 5510 palabras, todas con mucho cariño para que puedan disfrutar de este momento que, ya nos hacía falta. Y sí, tenía que ser con Marc bebé, de leeeeeeeeeey jasjajsja. ¿Les gustó? :3 Es que los otros ya tuvieron sus besos jasjajs y Marc es Marc. 7u7 Él se merece todo el amor del mundo.
Por otro lado, ¿qué les pareció esto de cómo el papá de Tatcher conoce a Marc y a los chicos? Intersante ¿no?
¿Y qué tal Layla y su interacción como cupido para hacer que este par de ridículos se reconciliaran? AMO A LAYLA. *u* <3
¿Qué creen que pase después? Déjenme saber sus teorías, saben que las amooooooooo y adoro sus comentarios.
Nos estamos leyendo en el próximos capítulo y como dice mi Steven precioso. ¡Laters, gators!
P.D: Les dejo una foto de mi viejo sabroso, no más pa' que se terminen de calentar jasjajjsa.
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