Capítulo 18: Dentro de la gran pirámide: misterios, dioses y avatares

Narra ____________

Habíamos salido del hotel cerca de las 9:00 de la mañana, Steven, Layla y yo. Cuando mis ojos chocaron con los de ella, me saludó de forma amable con una sonrisa y yo hice lo mismo, no iba a molestarme con ella por lo que estaba pasando, después de todo, ella había conocido a Marc y a los chicos antes que yo así que, estaba bien. Solo solté un suspiro pesando y seguimos caminando hasta la salida.

Afuera del hotel nos estaba esperando una Jeep Grand Cherokee 4 x 4 color gris platinada, en la cual Layla se subió al asiento del conductor, mientras que Steven y yo nos quedamos en los asientos traseros y durante todo el trayecto (18 largos kilómetros de El Cairo hasta nuestro destino) , la mano de Steven estuvo entrelazada con la mía y en repetidas ocasiones, la acariciaba con delicadeza. Se sentía cálida y suave. Y lo único que quería era que ese momento no se terminara pronto. Yo lo miré a los ojos y los suyos brillaban intensamente al mirarme y sentí un nudo en la garganta. Daría lo que fuera por quedarme con ellos pero... ¿Y si ellos no desean eso?

Al irnos acercando cada vez más a las pirámides de Giza, estas se iban haciendo más y más grandes con cada metro que pasábamos para llegar a ellas. Asomé mi cabeza por la ventana y sentí el viento tibio chocar contra mi cara mientras revolvía mi cabello, pude notar y apreciar con más detalle y atención el paisaje desértico que rodeaba el lugar y realmente, jamás me había percatado de su majestuosidad hasta ese momento.

Y luego de unos minutos de conducción, fue que llegamos a nuestro destino: las imponentes y sublimes pirámides de Giza.

Cuando salimos de la camioneta y pusimos los pies en la tierra, al mismo tiempo Steven empezó a hablarme sobre las pirámides mientras íbamos tomados de la mano y, me señalaba cada una mientras me explicaba con detalle sobre las mismas, al mismo tiempo que tanto Layla como nosotros dos nos íbamos acercando a la base de la pirámide del centro, aunque ella se adelantó un poco no sé si para darnos espacio o solo porque tenía prisa por llegar al lugar, en donde se encontraba Tatcher y los hombres que trabajarían en la expedición.

-Los faraones eran momificados y se introducían en las pirámides junto con algunos alimentos y sus pertenencias más preciadas para que les acompañaran en su último viaje directo al campo de los juncos. –Me explicaba Steven mientras caminábamos. –Aunque no se conoce con exactitud la fecha de construcción de las grandes pirámides, se estima que las obras comenzaron sobre el año 2500 a.C. –Exclamó, mirándome a los ojos y afianzando más el agarre de nuestras manos.

-¿Sabes qué es lo más interesante de todo esto? –Le pregunté alzando una ceja al mismo tiempo que deteníamos nuestro caminar y él me dedicó una mirada intrigada, inclinando su cabeza hacia un lado. –Que a pesar de que yo ya sé todo lo que estás explicándome, me encanta escucharte, no me canso de escucharte.

Steven me sonrió dulcemente y justo después le dio un suave beso al dorso de mi mano para después llevarla a su pecho, justo en donde está su corazón y pude sentir sus latidos. –Y yo no me canso de tenerte cerca de mí, ____________. –Juro que al escuchar esas palabras, sentí el mundo dar vueltas a mí alrededor, entonces Steven siguió hablando. –Bueno, querida, cómo ya sabrás, en este lugar hay muchas otras pirámides menores, pero existen tres principales y esas son: Keops, Kefrén y Micerinos. –Me dijo, señalando una a una las pirámides que estaban ya a solo unos metros de nosotros.

-Y de hecho, la que se encuentra justo en medio se conoce también como la Gran Pirámide de Giza, aunque su nombre original es Keops o Jufú. –Le dije con una sonrisa, señalando la enorme estructura. –Es la pirámide más grande, además de la más importante de todas. Cuenta con una altura de 140 metros y se erige sobre una enorme base de 230 metros con casi 1 kilómetro de perímetro. Y en donde, según el mapa, debemos entrar para encontrar la llave. –Terminé de explicarle, mirándolo con una ceja alzada.

-Muy bien, mon amour, me encanta que sepas tanto de egiptología. –Me sonrió y volvió a señalar al frente, a la pirámide a nuestra izquierda. –La pirámide de Kefrén es la segunda más grande de Egipto por detrás de la de Keops. Actualmente es la única de las pirámides que aún conserva una pequeña parte de su antiguo revestimiento de caliza blanca en la parte superior.

-Y esa, –Dije ahora yo señalando la otra pirámide a nuestra derecha. –Es la pirámide de Micerinos, es la menor del conjunto, pero no por ello menos interesante. –Sonreí. –Cuenta con una altura de 66 metros y su base tiene algo más de 100 metros.

-Así es, ___________. Así es. –Me dijo mirándome de frente, sus ojos iban de los míos hasta mis labios y cuando menos lo pensé, los labios de Steven ya estaban sobre los míos dándome un tierno y encantador beso, que correspondí al instante. –En serio, adoro cuando hablas sobre estos temas. Me pareces fascinante y maravillosa. –Culminó, hablando sobre mis labios.

-Curioso, es lo mismo que yo pienso de ti cuando me explicas cosas tan interesantes como estas. –Le respondí, acariciando su cabello.

Y de pronto, me había olvidado de todo y por un momento se había esfumado de mi mente lo sucedido la noche anterior. Pero cuando llegamos hasta la base de Keops y vi a Tatcher junto con sus hombres esperando para comenzar la expedición, fue cuando todo regresó y solo suspiré algo triste, pero sentí como Steven me tomaba de nuevo de la mano y solo me miró, dedicándome una sonrisa tierna, creo que con la intención de tranquilizarme.

***

Después de un par de horas, Layla y los hombres de Tatcher habían logrado abrirse paso entre la piedra de la pirámide para poder entrar en ella, ya que según lo que ellos sabían es que había un espacio hueco en la estructura que llevaba a una especie de puerta secreta por donde se podía acceder al interior sin necesidad de comprometer los cimientos de la misma. Y efectivamente y gracias a la ayuda y conocimientos de Layla la habían encontrado por lo que, luego de unos minutos de prepararnos con equipo, Steven, ella y yo ya nos encontrábamos entrando al interior de Keops.

Al preguntarle a Tatcher si vendría con nosotros, se negó al instante, justificándose con el hecho de que debía quedarse con sus hombres para estar atento por si requeríamos ayuda. No nos apusimos ante su idea, pero con algunas miradas intercambiadas, basto para hacernos entender que debíamos estar atentos a lo que pudiera suceder.

Y fue entonces que a los pocos minutos y con lámparas en mano y algunas bengalas de repuesto en nuestras mochilas equipadas, los tres yacíamos dando nuestros primeros pasos dentro de Keops, la pirámide de Giza más importante y que según nuestro mapa y las constelaciones en él, según lo que habíamos descubierto Steven y yo hace un par de noches, la llave estaría ahí adentro.

***

-Bueno, el mapa ya no puede ayudarnos a partir de aquí. –Dijo Steven justo después de dar unos pasos dentro de la pirámide. –Necesitamos averiguar cómo encontrar esa llave.

Yo noté que mientras íbamos avanzando más al interior del lugar, había una superficie reflejante que cubría gran parte de la pared. Al ver mi reflejo en ella y luego ver a Steven en el mismo reflejo, pensé que tal vez Marc pudiera estar viendo todo en esa superficie, él o Jake. Moví la cabeza negando, tratando de quitar esa idea de mi mente mientras seguíamos moviéndonos.

-Creo que debemos seguir avanzando, para por lo menos poder encontrar otro camino hacia el cual movernos. –Dijo Layla, mientras observaba unos jeroglíficos en la pared. —Steven ¿entiendes lo que dice aquí? –Le preguntó y él al instante se acercó.

-Oh, me parece que es una inscripción bastante antigua... Son incluso vestigios de los primeros jeroglíficos de la civilización Egipcia, supongo que por eso me cuesta un poco de trabajo entenderlos. –Exclamó mientras acercaba su lámpara para ver mejor. Mmmmm, me parece que solo son palabras sueltas, creo que tienen una conexión pero, no logro entenderla... ¿Qué conexión pueden tener Macedonia, Sarcófago, Centro y Construcción, Rey, Secreto y Campos? –Preguntó Steven, frunciendo el ceño mientras tocaba los jeroglíficos con sus manos.

***En la mente de Steven***
-¿Crees que sepa que podemos ver algunas cosas que suceden? –Le pregunto Marc a Jake, quién se encontraba de brazos cruzados.

-¿Te refieres a qué si sabe que sabemos que podemos comunicarnos con el que tenga el control mediante reflejos y que podemos ver ciertas cosas cuando no controlamos el cuerpo? –Respondió Jake, con otra pregunta.

-Así es, porque yo sentí que se da una idea. Yo la estaba mirando cuando Steven se reflejó en la superficie brillante de atrás y sentí como si incluso, estuviera mirándome, sabiendo que podría estar ahí. –Marc suspiró. –Sí, esto tiene que ser arreglado esta misma noche.

-Eso es, ¡así se habla, Spector! –Lo animó Jake, tratando de efectivamente, lograr que se sintiera animando. En definitiva iba a hacer lo que sea para que arreglara las cosas con ___________, él lo que menos quería era alejarse de ella, y aunque no lo admitiera, le aterraba la idea de que Marc no pudiera lograrlo y  __________ decidiera marcharse. Pero, iba a hacer todo lo que fuera necesario para evitar que eso pasara.

***
-Espera, déjame ver ahí. –Le dije a Steven para que me permitiera pasar a ver los jeroglíficos que había encontrado.

Él rápidamente se apartó, permitiéndome pasar y al instante, levante mi lámpara para ver mejor los símbolos. –Tienes razón, es simbología bastante antigua pero, no complicada de leer. –Les dije mientras ponía un dedo sobre las partes que iba explicando. –Aquí dice: "El hombre proveniente de Macedonia se encuentra en su propio sarcófago justo al centro de esta construcción. La llave que lleva al Rey, yace en el secreto, secreto que debe ser noble y sincero para poder entrar así al campo de los juncos." –Les leí a Steven y Layla, los cuales me miraban asombrados. –¿Qué? –Pregunté sin entender el porqué de sus miradas sorprendidas.

-¿En dónde aprendiste a leer jeroglíficos tan antiguos? –Me preguntó Layla con las cejas levantadas.

-Pues, tengo una maestría en cultura y mitología egipcia junto con egiptología... Ammm, fue ahí. Supongo. –Le respondí levantando ambos hombros tratando de restarle importancia al asunto.

-Espera ___________, ¡acabas... acabas de descubrir lo que necesitamos! Dices que menciona que la llave está en un sarcófago del hombre... proveniente de Mace...donia... ¿Estamos hablando del mismo hombre que insistió en llamarse egipcio y que fue uno de los mayores conquistadores de la historia? –Preguntó Steven, al borde de la emoción.

-¿Me estás diciendo que vamos a encontrar la tumba de... ¿Alejandro Magno? –Mis ojos se abrieron de par en par.

Steven asintió, sin poder ocultar la emoción en su mirada y al ver a Layla, noté que estaba igual. –No entiendo porque siempre es Alejandro. –Preguntó Steven, rascándose la parte de atrás de su cuello.

-Y no solo eso, dice que podemos encontrarlo al centro... Creo que al centro de la pirámide. Y sobre lo que menciona de la llave que lleva al Rey, creo que, realmente es más que obvio a quién se refiere. –Comentó Steven.

-Akenaton. –Dije casi con un hilo de voz.

-Correcto de nuevo, ____________. ¿Y qué hay del secreto que debe ser noble para entrar al campo de los juncos? –Steven alzó una ceja.

-Su corazón... ¡La llave está en su corazón! –Exclamó Layla, llevando su mano a su frente y casi sin darnos cuenta, los tres estábamos sonriendo a causa de la emoción del descubrimiento.

-Debemos seguir avanzando, tenemos que encontrar a Alejandro Magno. –Les dije a Steven y Layla mientras comenzaba a avanzar de nuevo por el camino que teníamos frente a nosotros y ellos me siguieron, estando de acuerdo conmigo.

***
Pasando unos minutos más, aunque no estábamos seguros de cuántos, llegamos a una especie de cámara o habitación que se encontraba un poco más adelante. Mientras seguíamos avanzando tratando de llegar al supuesto centro de la pirámide, sentí escalofríos al pasar por ese lugar, ya que había varias estatuas de piedra de unos 2 metros de altura de diferentes deidades egipcias: Osiris, Bastet, Anubis... Pero la estatua que más resaltaba ya que era un poco más grande que las otras, era la de Ra, el antiguo Dios del sol en la mitología egipcia.

Seguí avanzando sin dejar de ver dicha figura de piedra y pude jurar que había escuchado una voz grave y con eco mencionando mi nombre cerca de mi oído. Solo pase saliva con un poco de dificultad y seguí caminando junto a mis dos compañeros.

***

Unos metros más adelante, tanto Steven como Layla y yo nos habíamos dado cuenta que habíamos llegado al centro de la pirámide, ya que al enfocar nuestra vista hacia arriba, la punta de la pirámide quedaba justo al centro de nosotros. Un pequeño truco que Layla nos enseñó y que nos dijo, su padre se lo había mostrado. Yo sonreí ante la memoria que nos había compartido y Steven reaccionó de igual manera.

Cuando bajamos la vista, nos dimos cuenta que este lugar tenía que ser una tumba, debido a todos los arreglos y detalles en todo el lugar, sin mencionar el enorme sarcófago de dos metros y medio que se encontraba sobre un enorme altar de piedra caliza. Alrededor había altos pilares que brindaban soporte y rodeando el altar, había un pequeño lago, rodeado de un camino de piedras que llevaban hasta el sarcófago.

¿Quién hará el honor de profanar el cuerpo del gran Alejandro Magno, hurgar en su pecho y ver si nuestra misteriosa llave realmente se encuentra junto a su corazón? –Les pregunté a los dos individuos que venían conmigo. –Lo siento, yo de una vez digo que no, mi reflejo nauseoso es muy sensible y si hago eso, voy a terminar profanando más el cuerpo de ese hombre, porque seguro terminaría con mi vómito encima. Y, no quiero cargar con esa culpa el resto de mi vida. –Les dije a ambos, levantando ambas manos frente a mí.

-No... no te preocupes, querida. Yo, yo lo hago. Después de todo, no es la primera vez que meto mis manos a una momia. –Mencionó Steven, encogiéndose de hombros.

Steven se fue acercando cada vez más al sarcófago, el cual logramos abrir entre los tres, debido al peso de éste. Cuando lo hicimos, Steven suspiró y cerrando los ojos un momento, metió la mano dentro de la tumba.

-Oh, señor Magno, espero me disculpe... De nuevo. Pero, realmente yo no tengo la culpa de que a los antiguos egipcios les gustara tanto esconder cosas en su cuerpo... Yo, ay... vaya, esto sí que es un poco desagradable... Nunca dejará de serlo. –Exclamo Steven mientras trataba de abrir un hueco en el pecho del cadáver de Alejandro y a los pocos segundos, Layla y yo lo vimos sonreír. -¡No puede ser! Esto es real, la llave... Es, es real. –Nos dijo emocionado y sorprendido, mientras sacaba su mano del sarcófago una diminuta llave dorada.

-Qué increíble. –Mencioné igual de sorprendida que él.

-Es increíble. –Respondió Layla, acercándose a nosotros para poder ver mejor la llave, que seguía en las manos de Steven.

Y entonces en ese momento, los tres notamos que tanto el altar como el sarcófago empezaron a moverse bruscamente. Nos miramos extrañados y al salir de la tumba, empezamos a escuchar ruidos extraños... Ruidos similares a cuando se empieza a derrumbar una estructura...

Y no estábamos tan equivocados, pues al alzar la vista, vimos como algunas de las piedras de la pirámide empezaban a caer en pedazos, bastante grandes en realidad. Si no nos movíamos ya de ahí, una de esas piedras nos iba a aplastar.

-¡Tenemos que salir de aquí, ahora! –Les grité a Steven y a Layla, quienes en seguida me siguieron para poder salir del interior de Keops.

***
Volvimos a pasar por la habitación de las estatuas de los Dioses y de nuevo, volví a escuchar esa voz extraña que mencionaba mi nombre, lo que provocó que me distrajera un momento y no me di cuenta que una roca venía cayendo directo hacía mí. -¡_____________, cuidado! –Escuché la voz de Steven llamarme.

Lo siguiente que sentí fue que alguien me había arrojado hacía un lado para evitar el impacto de la piedra sobre mí. También noté un ardor extraño en mi brazo derecho y cuando lo miré, me di cuenta que era porque tenía una herida cerca del hombro. Estaba tratando de entender qué pasaba cuando me di cuenta que Steven estaba en el piso, junto a la roca. ¿Le había caído la roca encima? No, Dios, No.

-¡¿Steven Steven?! Corrí rápido para ir a ver si se encontraba bien, pero al verlo más a detalle y moverlo, me di cuenta que sí respiraba, pero estaba inconsciente. Respiré un poco aliviada al darme cuenta de ello y entonces noté que tenía una herida en la cabeza, por donde le escurría un poco de sangre. Rápidamente, corte un trozo de tela de la blusa que llevaba puesta y lo amarré a su cabeza, para evitar que siguiera saliendo sangre o infectarse.

-Steven te lanzó a un lado cuando la piedra iba a caer justo sobre ti y, aunque logró esquivarla, si lo lastimaron otras rocas más pequeñas que cayeron. –Escuché la voz de Layla, que al girarme en su dirección me di cuenta que también estaba herida, pero de su pierna. Ella notó que me di cuenta y negó con la cabeza. –No te preocupes, estoy bien. Solo me cayeron un par de piedras encima. Estaré bien, aunque ahora me cuesta un poco de trabajo moverme. –Me dijo, soltando un quejido de dolor.

Otras piedras empezaron a caer de nuevo y esa era una advertencia, debíamos salir de ahí en ese momento o si no, moriríamos aplastados por las enormes rocas de piedra caliza que estaban cayendo desde lo alto, pero, ¿cómo salir?

Entonces, volví a escuchar esa extraña voz en mi oído. -________________ Lennox Walker. Veo que eres valiente, audaz y honorable. Hace mucho que no tengo el gusto de prestar mi poder a un buen avatar y tú, pareces ser buena candidata. ¿Por qué no aceptas mi ayuda y salvas a tus amigos de esto? –Abrí los ojos sorprendida y de nuevo, sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo, ya que sentí la voz más cerca que la última vez. Algo me decía que me girara para ver lo que había a mis espaldas, sentía que había alguien detrás de mí, y cuando lo hice, simplemente no podía dar crédito a lo que mis ojos estaban viendo en ese momento.

Justo frente a mí, se encontraba en vivo y a todo color una figura masculina, con cuerpo de hombre, cabeza de halcón y sobre esta un disco solar rodeado por una serpiente. En su mano derecha llevaba un cetro con una esfera sobre él que refleja su poder, el poder del sol. Además de la cruz de Anj, el símbolo de la vida, que sostenía con su mano libre y vistiendo una túnica blanca con detalles en color verde y amarillo de una sola manga, dejando libre parte de su pecho y su brazo derecho. Sí, frente a mí estaba el Dios del Sol: Ra.

-¡Mierda! –Grité llevándome las manos a la boca y Layla solo miraba la escena son cara de sombro. –E-eres Ra. Tú...tú de v-verdad eres Ra... Me va a dar algo... Debería de estar soñando... Yo, esto... e-esto no puede ser cierto... –Exclamé empezando a respirar más rápido.

­­-Más vale que empieces a controlarte ___________, si quieres salvar tu vida y la de tus compañeros... Acepta el poder que te ofrezco, sé mi avatar, es la única manera. ­–Me dijo él, con total calma, mientras apoyaba su cetro en el piso.

-¿Tú avatar? ¿De qué hablas? Yo no... no sirvo para esas cosas. ¡Con un carajo, soy directora de un museo de historia natural, no alguien que sepa cómo ser avatar de un Dios egipcio! No soy como Marc, ni como Steven o Jake, mucho menos como ella. –Dije, señalando a Layla y ella solo me miró frunciendo el ceño. –No puedo hacer esto, no puedo. ¿Por qué no solo nos ayudas a salir del aquí? Con tu poder sería más que sencillo. –Le dije al Dios.

-¡No! Mi poder no tiene el mismo efecto en mi forma actual si no tengo el apoyo de un avatar y, considera que tus compañeros están lastimados y, uno de ellos inconsciente. ____________ Lennox Walker, ya te dije, es la única forma. Sé mi avatar y salva tu vida humana y la vida humana de aquellos que vienen contigo. –Exclamó Ra, mirándome directamente.

Pasaron unos segundos en donde realmente sentí mi cabeza y mi mente desarmarse. ¿Aceptar ser la avatar del Dios egipcio del Sol? ¡Qué maldita locura! Pero, si no lo hacía, moriríamos aquí... Layla estaba lastimada y Steven sin despertar y los chicos, tampoco podía permitir que algo les pasara. Era la única opción...

-¡Está bien! Ra, seré tu avatar pero, que sea temporal, ¿quieres? No creo que sirva tanto para esto. –Le dije haciendo una mueca.

­-Eso ya lo veremos, humana. –Dijo la deidad, al mismo tiempo que hacía un extraño movimiento con su cetro y recitaba unas extrañas palabras en egipcio antiguo, que por lo que pude entender, decían lo siguiente: "¡Tú, ser de buen corazón y alma pura, te entrego mi poder, con tus virtudes y tu sabiduría acompañadas de la fuerza infinita del sol, serás imparable, serás Golden Fire!"

Y en ese momento, una extraña luz dorada que incluso pude sentir cálida, me envolvió el cuerpo entero al mismo tiempo que hacía aparecer un traje color oro, que me cubría desde el pecho hasta los pies y aunque las magas de éste eran cortas, en un mismo instante aparecieron sobre mis brazos unas protecciones brillantes que cubrían la parte superior de mis brazos y otras más pequeñas mis muñecas. También, sobre mi pecho apareció una coraza protectora con el símbolo del sol al centro, al igual que una capa y un cinturón del que aparecía otra especie de capa protectora que cubría mi abdomen.

Cuando la luz se disipó y pude verme noté lo que llevaba puesto y me sorprendí al instante. –Yo... Yo, tengo un... tengo un traje. –Empecé a hablar, tocando cada parte de mi cuerpo, sintiendo la textura de mi vestimenta. –Esto es, espectacular, ¡ES MARAVILLOSO! –Grité emocionada y luego escuché la voz de Ra hablarme.

-Sí, ya vi que estás emocionada y no quiero romper el momento pero, están a punto de caer más piedras, ¡tienen que salir en ese momento de aquí! –Me dijo el Dios y yo recobré la compostura.

-Cierto... Bien, pues, ¡salgamos de aquí entonces! –Exclamé al mismo tiempo que me acerqué a la pila de rocas que habían caído hace un momento y nos bloqueaban la entrada. No estaba totalmente segura de lo que podía hacer así que, solo improvise. Cerré mi mano derecha en forma de puño y lancé un golpe directo a las rocas que se fracturaron al instante. –¡No puedo creerlo! ¡Rompí unas rocas solo con mi puño! Esto es... Es... Wow.

No sabía que decir, realmente lo que quería hacer era sacarnos de ese lugar, así que, tratando de concentrarme, regresé por Steven y Layla y aprovechando que acaba de descubrir que el poder que Ra me había prestado me daba más fuerza física, cargué a Steven y pasé el brazo de Layla por mis hombros para que pudiera apoyarse en mí y caminar.

Logramos avanzar más y después de romper algunas otras rocas más que bloqueaban puertas y salidas, llegamos a la puerta por la que habíamos ingresado. Ya me dolían los puños de tanto golpear rocas, así que lo que hice fue dar una patada a las últimas que estaban en la puerta del primer acceso y que era lo único que nos separaba del exterior y entonces, vi cómo se volvían a hacer pedazos frente a mis ojos.

De nuevo cargué a Steven, Layla se apoyó de nuevo en mí y unos pasos más adelante, ya estábamos fuera de la pirámide de Keops, a salvo. Por ahora.

***
Buenas madrugadas mis queridas lectoras y mis bellos lectores, ¿qué les pareció este capítulo? Les dije que iba a valer la penaaaa. Es uno de los capítulos más largos de todos los de la historia, con 4116 palabras y sí, saben que amo y disfruto escribir estos capítulos largos, porque están llenos de detalles y cosas importantes y datos que me encanta compartir con ustedes y que siento que enriquecen mucho el contenido y la trama. <3 No saben cómo lo ame. Además, este es uno de los capítulos clave, para todo el desarrollo de la trama futura.

Y esperen al que sigue, si este les gusto, el que sigue (que subiré en un ratito más, porque están en proceso<9, lo van a amar... Les aseguro que no se lo esperan. 7u7

En fin, ¿qué les pareció cómo fue que ahora la señorita Lennox es avatar de Ra? Estuvo bueno, ¿no? ¿Les gustó? Ay, espero que sí. :'3

¿Les gustó cómo nos adentramos en las pirámides para descubrir misterios y enigmas? A mí me encanto. <3

No se imaginan lo mucho que amo y adoro escribir esta historia y sobre todo, compartirla con ustedes. Espero hayan disfrutado el capítulo, me despido por ahora y nos estamos leyendo más tarde en el siguiente capítulo. Y como siempre, les dejo a mi mayor inspiración, mi musa, mi viejo sabroso, mi Oscar Issac.

Y como dice mi hermoso Steven: ¡laters, gators! Nos leemos pronto, bays <3.

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