La vida es corta para perder el tiempo.

Personajes y las imágenes utilizadas en la historia no son de mi propiedad. Todos los derechos a sus creadores. Únicamente el escenario donde se desarrolla la historia es de mi imaginación y creatividad.


Lenguaje y contenido fuerte y explícito.

Agradezco las portadas de yan_skiblue y de Mónica tadakatsue.
Una disculpa por la redacción.

©® Historia con derecho de autor.
No se permite, copiar, adaptar ni tomar prestada.

<<>>, " ": Son pensamientos del personaje.

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" . . . Y es que tú eres, el amor de mi vida."








Raizo despertó, desorientado. Jamás se había sentido tan adolorido ni en los peores entrenamientos. El dolor lo doblegó por un momento cerrando los ojos para enfocar el malestar y disminuirlo. Al abrirlos de nuevo, un par de bonitos ojos grises en un bello rostro aparecieron en su campo de visión. Trato de recordar de dónde la conocía y de pronto, un destello de lo que había pasado llegó a su cerebro. Su madre . . .Dónde estaba? Dejó de serenarse e intentó levantarse con más fuerza.



- Cálmense, no se encuentra muy bien aún .

- Déjame levantarme, quiero saber dónde está mi madre.



Mirena no sabía que hacer, así que cómo pudo lo ayudó a enderezarse y le acomodo para que quedara sentado oprimiendo el botón de llamado a una enfermera.


- No se mueva . . .su madre está en otra habitación . . . tuvo una amenaza de aborto, según sé, está descansando.


Una enfermera entro y lo miró molesta, y junto con la chica lo sentaron sin permitirle levantarse.


- Todos ustedes son unos inconcientes!!! No entienden que deben estar en reposo, casi llegaron muertos y no dejan de darnos problemas. Dime por qué te quieres levantar? Necesitas hechar una miada? Por qué si no es algo urgente tendré que traer a seguridad para amarrarte a la cama!!


Raizo miró molesto y de mala manera a esa mujer que lo avergonzaba al regañarle cómo si fuera un niño.



- Dónde está mi madre?

- Su madre tuvo amenaza de aborto, está en reposo total, también tuvieron que amenazarla diciéndole que perdería a los niños si se movía, quería ver a su esposo y a usted.


- Por eso necesito verla!!!


Se enderezó pero antes de poner un pie en el suelo la enfermera lo obligó a recostarse lastimándolo en la herida del vientre que era la más profunda y que inexplicablemente le dolía más.


- Oiga!! me lastima.


Raizo hizo más fuerza para safarce.


- No sea grosero!!! Está niña se ha pasado tres días cuidándolo y usted no lo aprecia, y luego le quiere mostrar sus miserias no le da vergüenza?


- Qué le pasa? Mujer loca, me está lastimando!!!


Raizo miró el rostro rojo de la jovencita, y como evitaba mirárlo. Entonces se percató que se encontraba desnudo, la sábana se había resbalado al piso dejándolo a la vista de ambas mujeres. Y como si no fuera suficiente también escucho la risa socarrona de la enfermera.



- Bueno, niña!! . . .la verdad no son miserias está muy bien dotado dónde se necesita. YA DEJA DE MOVERTE!! te dejare ir por unos minutos con tu madre pero te quiero aquí lo más pronto posible. Así dejaras de darme problemas y saldrás más rápido.


Raizo se cubrió cómo podía con sus manos, esa mujer lo estaba haciendo enojar además de avergonzarlo.


- Déjeme sólo para cambiarme. Fuera!!!

La enfermera lo vió con enojo, le entregó una bata limpia y mientras lo seguía amonestando salió junto con la chica.


- No le muestres que te gusta, no lo apreciaría si lo sigues cómo perrito, creeme a los hombres no les gusta. Date tu lugar!! Eres muy bonita, mejor muéstrale que otros te miran para que se interese en tí.


Mirena, sonrió con un leve sonrojo.



- Déjalo un momento y luego ayúdalo a ir en silla de ruedas con su madre. En media hora regreso para aplicarle el medicamento. No lo dejes quitarse la vía, ahora regreso.

Mientras la mujer se hiba, ella pensaba en el joven que estaba del otro lado de la puerta. Aún no podía creer que fuera tan fuerte.




Recuerdo :

Después que intentaron llevárselas él apareció deteniendo con su cuerpo las balas que hiban directo a ella. Y cómo después de matar a los dos asesinos, sólo espero por el otro hombre y ambos, heridos y sangrando, las cargaron en sus brazos y corrieron con ambas hasta el helicóptero que aterrizó para recogerlos. Sólo hasta entonces perdió el conocimiento, el otro hombre de ojos y pelo de color extraño no se desmayó en ningún momento aún y cuando sangraba mucho. Primero se sercioro de que el bebé estuviera bien, en ese momento ella cayo en cuenta que el niño era idéntico a él, muy seguramente era el padre. Una vez todos estuvieron en aquel avión lujoso ella no soltó al niño, a la primera esposa Irasue la hirieron en un brazo y una pierna, la instalaron en otra parte del avión con los demás heridos. El hombre serio y alto le pidió cuidar de el bebé, alimentarlo y cambiarlo. Se encontraba dormido frente a ella vendado y cedado pero no permitió que lo pusieran en una camilla, la vigilaba junto con el bebé. Era un hombre frío . . . Pero atento y cuidadoso con su hijo, además, muy guapo, tenía un aire al patriarca pero definitivamente se parecía a la señora Irasue, era muy extraño luego le preguntaría a la señora Libia. Cuando todos llegaron al hospital y ella se reencontró con la señora Libia, una mujer joven y bonita corrió hacia ellas intentando quitarle al bebé, ella instintivamente lo apretó más a su pecho. La joven mujer quien lloraba se incó frente a ella la miró a los ojos y le habló en un sollozo.



- Por favor . . .soy su madre.



Mirena, al verla con el dolor y la desesperación pintada en el rostro, destapó al bebé para que lo mirara y el niño entre gorgeos extendió los bracitos a su madre, quien lo cargo llenandolo de besos y lágrimas diciéndole cuanto lo extrañaba. Mirena la escuchaba con un nudo en la garganta, su madre jamás la miró así, ni siquiera la besó alguna vez. Eran muchos hijos, y ellos solo significaban un medio para crear alianzas. Libia la miró y entendió lo que sentía.


- Debes estar feliz, ya eres libre igual que yo.


- Usted creé?


- Claro que sí, Irasue es una buena mujer, nos llevará con ella. Podrás hacer lo que quieras ya no te obligarán a casarte.

- Y . . .el patriarca?


- Que dios me perdone pero ya debe estar muerto.



Libia abrazo a la muchacha y así se quedaron mirando a kagome con su bebé en brazos.



Fin del recuerdo. -------






Pensó que ya era tiempo suficiente y entro con la silla de ruedas encontrando al muchacho a medio vestir, cerraba los botones de una camisa con dificultad por la vía en su mano, Mirena sin mirarlo se apresuró a ayudarle.

- No debió esforzarse, no se vaya a quitar el suero luego me regañaran . . .por favor!!



Con sus grandes ojos cómo de cachorro que lo miraban suplicantes, Raizo se sintió incómodo y asíntio sin mirárla más. Ella satisfecha, sonriendo tímidamente lo termino de abrochar y acercandole la silla lo ayudo a acomodarse. Una vez todo listo, salieron del cuarto llevándolo por el pasillo a otro piso por el elevador. Llegaron al área de maternidad y los dejaron entrar con la condición de no tardar mucho pues dentro había otras personas. Abrió la puerta, ahi estaba la mujer del bebé, que ahora sabía se llamaba kagome y otro hombre.

- Raizo cómo te encuentras?.

- Bien. . . . señora kagome.

Miró por encima del chico a la muchacha que empujaba la silla, quien negó con la cabeza. Kagome se acerco a ella y tomándola de las manos le dió un beso en la mejilla.

- Gracias por cuidar a mi bebé.

Mirena, asíntio con sus mejillas arreboladas. Raizo se dirigió a la mujer en la cama.


- Madre.



Midoriko abrió los ojos al escuchar la voz de su hijo.

Estiró la mano para tocarlo, Raizo la tomó y se la besó. Era tan tierno y tan íntimo el momento que los demás pensaron que estorbaban.

- Cómo estás muchacho?

Naraku con un bastón se movia al fin sin ayuda.

- He estado mucho mejor señor.


- Se ve. Te dejamos un momento con tu madre, no te levantes y no dejes que se levante. Es muy necia y no está bien aún.


Midoriko lo miró negando con la cabeza y con lágrimas en los ojos.


- Eres más cascarrabias que yo, así que no quieras darme un sermón.


Naraku sonrió, se acercó a la mujer y le dió un beso en la boca.


- Me alegra mucho que ya estés con nosotros, estaba muy preocupado. Y tú muchacho, gracias por traer a mi nieto sano y Salvo. Veré cómo está Demetrius y luego regreso para informarles.



Beso la mano de Midoriko que lo miraba con aprension.



- Por favor, si ya despertó dímelo inmediatamente para ir a verlo, estoy muy preocupada por él.

- De ninguna manera!! No te moveras de aquí, o que, ¿quieres que se preocupe más si pierdes a sus hijos? El pobre hombre no creo que pueda hacer más.


- Naraku, por dios!! El se pondrá bien y vera a sus hijos. Ve y dime cómo se encuentra.


Naraku sonrió y salió con kagome y la jovencita que, según le dijo su hija había cuidado al pequeño Bastian mientras salían de aquel infierno.



- Papá, quiero estar con Sesshomaru. Pero también quiero saber cómo está Demetrius, ¿me avisas si algo no va bien?


- Vé con tu hombre, finalmente se ha ganado mi respeto. Yo veo a mi amigo. Tenemos demasiados enfermos y no podemos estar con todos al mismo tiempo. Por los niños no te preocupes están en la casa bien custodiados la niña Naguna y su novio además de la niñera, kikio y Hattori los cuidan a todos. Tu amiga Sango cuida a su esposo junto con su madre. Aún Kaori no me perdona así que no puedo ir a verlo.



Kagome sonrió, Kaori aún no le ablaba a su padre y no quería ni cruzarse con él. Luego visitaría a Bankotsu, el pobre resultó con una pierna destrozada a tiros y con las costillas mal, tardaría algunos meses en ponerse de pie.


- Yo luego paso a verlo. También necesito saber cómo está la señora Irasue, no sabemos nada del señor Démian y ella también estuvo a punto de perder a su bebé. Está muy preocupada por qué no sabe del padre de su hijo. Sin contar con que Sesshomaru no quiere verla.



- Pues tienes mucho trabajo, ese hombre tuyo es muy testarudo, no cambiará de opinión con respecto a ella necesitan hablar para aclarar las cosas. ¡¡Si lo sabré yo!! Esa será tu labor hija, yo sé que puedes convencerlo.



Kagome suspiro y se despidió de su padre, definitivamente en éso eran muy parecidos. Luego se acerco a Mirena.

- Tú te quedarás a esperar a Raizo?

- Sí, lo tengo que regresar a su cuarto para que sigan con el tratamiento, es . . .difícil tratar con él.



Kagome la miró sonriente.



- Parece duro . . . pero es un muchacho muy dulce. Adora a su madre, quizás por ahí, puedas llegar a él.

Le guiño un ojo y salió dejándola avergonzada. Se sentó a esperar que terminara de hablar con su madre. La señora kagome le había caído bien, según supo era la mujer del hombre de ojos extraños quien resultó ser hijo de la señora Irasue y del patriarca. ¿Dónde estuvo y por qué nadie sabía nada de él? Quizás luego preguntaría pero, estaba conciente de que no era algo de su incumbencia.

Raizo se levantó con cuidado de la silla para recostarse con su madre escuchando el sonido de los bebés.

- Están bien?

- El médico dice que necesito mucho reposo. Pero estoy preocupada por Demetrius . . .

- Sólo por él?

- Sabes que tú también me preocupas . . . ¿qué piensas hacer?

- Matarlo.

- Raizo . . . No quiero que te hagan daño, ese hombre . . .es peligroso.

- No más que yo madre . . .es necesario, no se detendrá y menos ahora que lo hemos descubierto.

- Aún así, no quiero que te expongas.

Una lágrima bajó por la mejilla de Midoriko. Estaba cansada, agobiada y dolida, no sabía sobre la suerte de Toga y la incertidumbre de perder a Demetrius la estaba matando . . .amén de que su vida y la de los bebés corría peligro por la ambición malsana de un asesino. Sabía que tarde o temprano el gran maestro reclamaría a su hijo . . .y no estaba dispuesta a dárselo de ningún modo. Toda su familia corría peligro, y su hijo, su pequeño asesino cási muere por rescatarla. Necesitaba pensar y ver la manera de no exponer a nadie y deshacerse de ese hombre. No le gustaba nada estar postrada hasta el día del parto.

- Madre . . .te hizo daño?

Midoriko suspiro sabiendo a lo que se refería.

- No . . .es mucho su anhelo por mí y por su hijo, supongo que fué la razón de su sacrificio.


Raizo volteó su rostro para que lo mirara de frente.


- El señor Sesshomaru me dijo lo que pasó. . . ¿Te duele el que muriera?

Midoriko estaba conciente de que nadie más que las cuatro mujeres sabían que se lo habían llevado muy grave . . . pero vivo aún.

- Te mentiría si te dijera que no fué importante en mi vida . . .una vida pasada, una vida que pudo haber sido muy diferente. Pero de no haber cambiado, tu padre no habría aparecido para salvarme y no estarías en mi vida. Todo debía pasar, hay cosas que no podemos cambiar aún y cuando te aferres a ellas. No cambiaría mi vida a tu lado, ni siquiera mis errores si por ellos tengo a mis hijos conmigo . . .y por supuesto, a mi marido. No, no cambiaría nada por qué por ello, los tengo a todos ustedes a mi lado.

Raizo guardo silencio. Respetaba mucho las desciciónes de su madre, y por supuesto la amaba por el hecho simple de que lo eligió a él cómo su hijo, no por obligación si no por amor.
Tenía que terminar con el último vestigio de amenaza sobre ella, sabía perfectamente que tarde o temprano volvería para terminar lo que empezaron y de ninguna manera permitiría que volvieran a acercarse a ella o su familia.



***************†




Naraku estaba preocupado, no podía decirle a Midoriko lo que le dijeron los médicos. Demetrius estaba bien y fuera de peligro . . . pero corría el riesgo de no volver a caminar. La bala cerca de su columna había causado bastante daño y en tanto él no despertara, no sabían el resultado. Tardaría por lo menos dos días en despertar pues lo tenían bajo fuertes sedantes, obligando así a su cuerpo a mantenerse inmóvil. Sólo Dios sabía, cómo reaccionaria su amigo y sobre todo, Midoriko. Tendría que hablar con Sesshomaru y por supuesto con su sobrino Bankotsu, en el estado en que se encontraba Midoriko, no podía alterarla con semejante noticia.
Él aún la amaba, pero no sé aprovecharía del posible infortunio de Demetrius, era imposible saber la reacción de su amigo ante tal noticia.

Sesshomaru despertó en una cama algo mareado, pero su corazón se llenó de gozo y alivio al mirar el rostro de kagome. Era tan hermosa, que temió estar soñando.


- Ya despertarte bello durmiente.

- Mi cielo . . .

Con voz pastosa le tomó de las manos para atraerla hacia él y besarla con adoración. No volvería a perder el tiempo al estar junto a ella, le mostraría cuánto la amaba y deseaba estar a su lado.

- Me . . .me has llamado . . .

- Sé lo que he dicho. Mi cielo . . . Eso eres en mi vida, una vida gris llena de nubes negras y de sombras. Tú, has sido mi cielo despejando toda esa oscuridad.


A kagome se le llenaron los ojos de lágrimas, jamás pensó escuchar tan hermosas palabras de este hombre serio y frío al que su corazón adoraba.
Con un nudo en la garganta lo lleno de besos, antes de confesarle cuánto lo amaba.



- Tú eres mi cielo en esta tierra y en mi vida, que comenzó cuando te conocí, y te has metido muy profundo en mi corazón. Te amo tanto . . . que no quiero volver a estar lejos de tí.


Sesshomaru sonrió por primera vez, era tan feliz de tener una familia, de estar vivo y de recuperar todo el tiempo perdido al lado de ella y sus hijos, que por un momento un escalofrío recorrió todo su cuerpo . . . miedo, por primera vez tuvo miedo de no poder regresar a ella y volver a perderse en sus ojos, sus labios . . .su cuerpo.



- Tienes frío?


Le pregunto kagome abrazada a él al sentirlo extremecer.
Sesshomaru la apretó aún más a su pecho, quería sentirla lo más cerca posible.


- No, pero quiero que te acuestes a mi lado.


Kagome lo miró sonrojada, estaba vendado cási todo su cuerpo sus heridas fueron graves, los médicos dijeron que vivía gracias a su vitalidad y fuerza, no quería lastimarlo de ninguna manera.



- Pero . . . No quiero lastimarte, tus heridas . . .

- Me lastima más el no sentirte cerca . . .




La volvió a besar con desesperación y angustia, jamás en su vida tuvo la sensación que le llenaba el pecho de miedo, un miedo atroz a perderla, quizás fué su experiencia cercana a la muerte, o simplemente el hecho de que ya no estaba sólo y tenía personas que lo necesitaban. Pero, de ninguna manera permitiría que lo alejaran de ella nuevamente. Kagome al sentir su angustia, se acomodo a su lado en la amplia cama, recargando su mejilla en el pecho desnudo de Sesshomaru a escuchar los rápidos latidos de su corazón.




- Te extrañe tanto.

- Pero ya estoy contigo . . .y el bebé? Sibíla?


Kagome sonrió de felicidad, siempre fué cómo estar en el cielo al sentirse entre sus brazos.


- Están muy bien, en casa. Gracias por traerlo de vuelta.


Sesshomaru suspiro abrazándola más.



- Sabes, ese hijo mío no me permite acercarme. Sibíla me adora pero él . . .me rechazo en cuanto quise tocarlo.


Kagome lo miró con una sonrisa.


- No te conoce, déjalo que se acostumbre a tí.

- Sibíla tampoco me conocía y jamás me rechazó.

- Sólo . . .dale tiempo. Sibíla es mujer y muy seguramente cayó bajo tu encanto, igual que todas.

- Y tú? También caiste bajo mi encanto?

- Egocéntrico . . .me resistí al principio pero, aquí me tienes. Rendida.

- Y no sabes cómo lo agradezco. De otro modo ni tu ni ellos, estarían a mi lado. Y así pienso conservarlos hasta que seamos viejos. No vuelvas a alejarte de mí.



Kagome sonrió gustosa aceptando los besos en su rostro. Sesshomaru jamás se había comportado así de cariñoso con ella, pero agradecía a lo que fuera que hubiera pasado si lo había regresado a ella tan cambiado. Dejó de pensar en cuanto los besos de Sesshomaru se volvieron más sensuales y demandantes, despertando en ella el deseo y la necesidad de fundirse una vez más, hasta lo más profundo de su corazón, su alma y su cuerpo.
Jadeando le permitió besar su cuello, pero unos toquidos en la puerta interrumpieron el momento.

- Te has salvado . . . Por ahora.

Kagome sonrojada y tratando de normalizar su respiración fué a ver quién era.


- Hija, necesito que salgas un momento.

Kagome frunció el seño y salió.

- Qué pasa papá.


- Piden un familiar con la señora Irasue, necesito que vayas y te hagas cargo, finalmente es tu suegra. Yo me quedo con Sesshomaru.

Kagome asíntio, entró con su padre para hablar con Sesshomaru y decirle que regresaría en un rato.
Sesshomaru intuyo que algo pasaba.


- Ya se fué. Dígame que pasa.

Naraku lo miró y sonrió, aún lo sorprendía la perspicacia de su yerno.

- Se trata de Demetrius . . .

- Qué hay con él?


- . . .Los médicos temen . . .que no pueda volver a caminar.

Sesshomaru no dijo nada. Sabían que era peligroso lo que hicieron y valió la pena los trajeron a todos con vida, al menos a los que más importaban, y ahora, Midoriko se volvería loca si se enteraba que su marido no estaba bien. Bankotsu muy seguramente se preocuparía era su único familiar con vida. Ésto era un gran contratiempo, además de que no sabían cuál sería la reacción de Demetrius ante tal noticia.

- Ya me puedo mover, mantendré a Midoriko tranquila. Depende de Demetrius lo que se haga de aquí en delante, hay que agotar todas las posibilidades. Hablaré con Bankotsu, conseguiremos a médicos especialistas y . . .ya ellos, tomarán la mejor descición.


Naraku asíntio, él mejor que nadie sabía lo que era estar postrado por una afección en su cuerpo que podía llevarlo a la muerte o mantenerlo para siempre . . .postrado. No se veía nada alagador el futuro pero, su amigo era fuerte, tenía mucho por lo cual luchar.


Demetrius, despertó. Sentía cómo si le hubieran pasado por encima un camión. Movió un brazo para quitarse el oxígeno tratando de moverse logrando girar un poco para ver dónde estaba. Sentía las piernas adormecidas . . .trato de doblar las rodillas para sentarse y . . .nada. tenía dolor pero no cómo para no poder moverse. Volvió a intentar mover la otra pierna y seguía sin poder moverla. Se estaba asustando, pues su cuerpo del torso hacia arriba podía moverlo pero, sus piernas . . .sus piernas. Recordó recibir una bala en la espalda . . . Salvando a su mujer y sus hijos, después . . . nada. Maldita sea!! Sólo eso le faltaba, quedar cómo un inútil paralítico. Respiró profundamente para calmarse, necesitaba saber cómo estaba Midoriko, luego . . . luego ya vería.

❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️




CONTINUARÁ . . .

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