La verdad de todo.

Personajes y las imágenes utilizadas en la historia no son de mi propiedad. Todos los derechos a sus creadores.

Lenguaje y contenido fuerte y explícito.

Agradezco las portadas de yan_skiblue y de Mónica tadakatsue.
Una disculpa por la redacción.

©® Historia con derecho de autor.
No se permite, copiar, adaptar ni tomar prestada.

<<>>, " ": Son pensamientos del personaje.

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“ Y el equipaje no pesa,
Y el camino no cansa,
  Cuando lo que se carga.
                   . . . Es amor. ”










Sango sobaba su barriga de seis meses, era increíble cómo pasaba el tiempo, la pesadilla había terminado. Escucho a kohaku hablar con Raizo y se enteró que Ahago murió en prisión, su cuerpo se pudrió como si hubiera sido lepra. Pero ella sabía que simplemente fue su alma la que lo pudrió por dentro, ahora viviría en paz. Nadie nunca sabría el dolor que vivió en esos días que la tuvo cautiva, Bankotsu gracias a dios sobrevivió, sus bebés. A sus padres . . . No les dió el dolor de volverse loca frente a ellos, ahora sólo tenía pesadillas pero trabajaría en eso, Bankotsu lloraba en silencio cuando lo despertaba gritando de desesperación . . . Pero se calmaba para no hacerlo sufrir, su madre le había enseñado una gran lección, no hagas sufrir a los que amas, y para eso tienes que callar tu dolor.  Unas lágrimas bajaban por sus ojos se limpio con cuidado evitando un sollozo, de la nada, escucho un profundo suspiro a su lado.

— Se que no te quebrarás ante Bankotsu ni con tus padres, pero si necesitas un hombro, me gustaría ayudarte.

Sango miró con asombro la alta silueta de Demetrius frente a ella mirando el jardín de su madre, aún no cabía en su asombro del henorme parecido con Bankotsu.

— Estoy sensible por el embarazo.

Demetrius sonrió, le palmeo un hombro con cariño y se acuclillo frente a ella.

— No sufras en silencio ni en soledad, siempre es mejor un buen desahogo. No le haces bien a tus bebés y necesitas deshacerte de todo lo que cargas, en algún momento te puede encontrar tu madre como lo he hecho yo. Y Bankotsu no se separa de tu lado. Anda te invito a un paseo, le diremos a tus padres que tienes un antojo y que te llevaré a comprarlo.

Sango se limpió los ojos y se puso unos lentes, Demetrius la ayudo a levantarse y salieron del invernadero.

La llevo fuera de la ciudad a un prado donde había una casa preciosa estilo Victoriano.

— Que te parece? Pienso comprarla para traer a mis nietos a jugar al aire libre, le faltan algunos detalles pero . . . Entramos? quiero que me des tu opinión.

Sango sonrió, este hombre era simplemente un tesoro y era tan hermoso como Bankotsu sus hijos serían preciosos si se parecían a ellos.

— Que te parece la estancia? Tiene escaleras de madera, seguro les gustará jugar a la resbaladilla. Vamos a la cocina.

Recorrieron parte de la casa y luego saco del auto una canasta con comida, con su pesadumbre no había notado que tenía muchísima hambre. Una vez terminado saco un paquete muy bien envuelto.

— Pues, ahora el postre.

Y saco una tarta de nata con higos fresco y chabacanos, una delicia difícil de conseguir pero Sango desarrollo un antojo por esa tarta en particular. De dónde la habrá traído este hombre maravilloso?

— Está rica? Mi cocinera que es una señora de edad, es experta en la comida y le encanta hacerme tartas, me di cuenta que te encantan y mi sobrino se vuelve loco buscándoles para traerte. Pues bien, mi cocinera vendrá para acá única y exclusivamente para hacerte esta tarta, sabe que estás esperando a mis nietos e insistió en venir a consentirte. Qué te parece?.

Sango termino su postre y miró al tío de Bankotsu. No sabía que problema tenían entre ellos pero era un detalle tan dulce de su parte preocuparse por sus antojos, que los ojos se le llenaron de lágrimas y se levantó a abrazarle. Lloro y lloro hasta que entre sollozos le contó la historia de su vida desahogando su dolor. Demetrius la abrazaba sin decir palabra y acariciando su cabello, la dejo hablar. Después de un último grito, se quedó dormida, ipando aún por el llanto. Limpió su rostro y la tomó en brazos llevándola frente a la chimenea, la acomodo en un amplió sillón y la cubrió. Hacia bastante frío y llovía, esperaba que hubiera sido suficiente para sacar todo el estrés acumulado sabía que necesitaba desesperadamente llorar y gritar para estar  en paz, ella no había olvidado nada de lo que pasó pero, no quería que la compadecieran, mucho menos que la vieran con lastima, el sabía de eso pues en los entrenamientos llevaban ayuda psicológica para el estrés traumático de las guerras, las matanzas y los ataques. Y en el servicio secreto había psicólogos y psiquiatras en ayuda para las chicas que rescataban de los tratantes de blancas especialmente, los casos de pedofilia y compraventa de personas para la prostitución. Sabía por lo que ella podía estar pasando, le ayudaría sin que nadie se enterara, ella lo quería así.

Midoriko y Sesshomaru llegaron a la cita, ella estaba más calmada ante la situación, le llegó el turno y la prepararon para la revisión. Midoriko pidió que Sesshomaru entrara para ver el ultrasonido lo que fuera estaba descidida a afrontarlo.

— Señora Mckey  buenos días. Cómo se siente hoy?

— Bien doctor, algo cansada.

— Bien, veamos cómo va el desarrollo, sería bueno darle unas vitaminas, dieta balanceada y ejercicios para que con el aumento de peso no le cause tantas molestias. Veamos . . . Aquí están.

Se escuchaba los dos corazones, Midoriko apretó las manos de Sesshomaru, quién sin querer veía maravillado el milagro de la vida, de pronto cruzo por su mente la imagen de una kagome con un bebé en sus brazos.  Un extraño calorcito se alojó en su pecho.  Él médico tomó medidas de los dos y saco una fotografía instalandola en una memoria.

— Como dije son dos y están en perfectas condiciones. Estuve checando las imágenes para ver por qué uno de ellos es más grande y tiene un poco más de tiempo de gestación, algo increíble en realidad y muy pocas veces visto en humanos.  Le explicaré después de que se haya cambiado. Quiere saber el sexo?

Midoriko suspiro y con firmeza contestó.

— Si doctor.

Sesshomaru estaba callado únicamente escuchando.

— Bien.  Ambos son varones, les hablaré de la condición de cada uno. Al parecer sus desajustes causaron que su cuerpo expulsará dos óvulos en distinto tiempo, en este caso separado aproximadamente por una semana. Dando como resultado un embarazo de distinto padre.

Midoriko Jadeó ante la sorpresa mirando a Sesshomaru con total asombro y desconcierto. Así que lo que sospechaba era verdad.

— Como le dije, es una condición extraña, pero posible. Sus pruebas de ADN ante esto pedí que se apresuraran y uno de los bebés comparte un 99 % de compatibilidad con la muestra que nos proporcionó el otro es totalmente distinto. Necesitamos la muestra del otro posible padre para establecer la compatibilidad, ¿será posible que la consiga?.

Midoriko estaba en verdadero Shock, uno de ellos era hermano de Sesshomaru sin lugar a dudas y el otro . . . solo era cuestión de confirmar pero, estaba segura quién era el padre . . . Naraku.
Respiro con rapidez, Sesshomaru le tomó del hombro y se lo oprimio. Midoriko respiraba profundamente para tranquilizar el desmayo que sentía, quería evadirla de la cruda realidad. Era un hecho Toga era padre de uno de los bebés y Naraku del otro, como pudo ser tan descuidada y tan estúpida.

— La prueba es totalmente confiable?

— Como todo, tiene un mínimo grado de error así que, sí, es muy confiable. Aún necesita la información sobre la adopción, señora Mckey? Mi secretaria le entregará la papelería para que pueda leerla. Por lo pronto las citas serán cada mes y en el último mes y medio serán cada semana. Tiene alguna duda?.

Midoriko negó, dió las gracias y se retiraron en silencio.
Llegaron a la casa y se fue sin decir una palabra a su recamara, Sesshomaru pensativo y apesadumbrado por ella se quedó en la biblioteca frente a los ventanales.  Ella estaba embarazada del bastardo y nada menos que un varón, hasta donde sabía después de él sólo había engendrado hembras. No quería ni pensar en que pasaría si se enteraba de ésto.  Por qué ahora? Por qué a ella? Por qué el hombre que más odiaba en este mundo?  Ese niño sería su medio hermano, lo peor y aún y cuando no le gustara era una criatura indefensa que no tenía la culpa de nada. Suspiró con fuerza y descidio salir al lugar donde llevaba más de un mes asistiendo con Jack y koga.

— Señor Sesshomaru? Un mensajero trajo esto para usted.

Raízo le extendió un sobre, frunciendo el seño lo tomó leyéndolo. Por una fracción de segundos su semblante cambió a uno de total rabia pero rápidamente una máscara de frialdad reflejó la nada en él.

— Dile a Midoriko que saldré, no sé a que hora llegue.

Raizo con su agudo instinto sabía que no era nada bueno, sin decir nada asíntio viendo a Sesshomaru salir a la fría noche con su gabardina llevandose uno de los autos, mientras con sigilo, el jovencito en la moto y con las katanas en la espalda se dispuso a seguirlo. Algo le decía que esta noche por fin conocería el lado oscuro y sanguinario de este hombre callado y sereno. Estos días en los íres y venires de Sesshomaru, su madre y las visitas de Vanderbilt, no había podido hablar con Demetrius quien no había vuelto por la casa ni a ver a su madre, sabía sin que nadie se lo dijera que Naraku tenía que ver en todo ésto. Él embarazo de Midoriko lo tenía enojado, triste y con un profundo sentimiento de abandono, no se había sentido de esa manera desde que Midoriko lo recogió casi moribundo. Ahora, probablemente las cosas cambiarían pero aún no sabía de que manera o como le afectaría a él y a Naguna. Naguna estaba entusiasmada con Kohaku, lo vigilaría por si acaso intentaba jugar con Naguna.

Con sus lentes nuevos adaptados al casco de la motocicleta Kawasaki ninja, no tenía problema en seguir a la distancia a Sesshomaru se alejaban de la Ciudad, tendría que estar muy pendiente por si era una emboscada, por si las dudas llevaba un rifle con mira telescópica, otro de los juguetes cortesía de Demetrius.  Al fin, después de entrar a una arboleda llegaron a un lugar despejado cercano a un risco desde donde se apreciaba la Ciudad. La figura de un hombre salió de entre las sombras.

— Veo que veniste Sesshomaru. Tengo un recado de mi jefe para tí.

— Necesita recaderos para un simple mensaje? Pensé que era más . . . Directo.

Hattori apretó la mandíbula, este tipo era demasiado arrogante, con su postura y displicencia las manos en los bolsillos y la mirada cínica. No sé parecía a él infeliz de Toga mucho menos al bastardo de William, más bien se parecía . . . A su madre. La recordaba poco, un recuerdo borroso de una mujer joven con el cabello plateado amarrada en el patio sobre la nieve, William era despreciable con todos, inclusive con los de su sangre.

— Veo que no sacaste mucho de la sangre de tu infeliz padre y abuelo.

Sesshomaru  entrecerró los ojos, sus doradas pupilas despedían un brillo asesino su mandíbula endurecida fue el único signo de reacción ante el insulto.

Raizo a considerable distancia no perdía detalle del enfrentamiento, nadie que no tuviera el entrenamiento sabría que esto no era una simple plática, era el inicio de un combate, lo que parecía no percibir el señor Hanso era la creciente aura de peligro que rodeaba como un alo a Sesshomaru. Su sensei lo había adiestrado muy bien en los combates para detectar la más mínima señal de peligrosidad en los adversarios, entre más callados y tranquilos eran más peligrosos. La templanza y el control lo eran todo si pensabas vencer a un oponente aparentemente inofensivo o abiertamente peligroso, el señor Hanso parecía no detectar las sutiles señales de lo peligroso y letal que podía llegar a ser el señor Sesshomaru. Esto era arto interesante de ver, había hecho bien en seguir al señor Sesshomaru.

— Cuál es el recado.

— Que dejes en paz a la señorita kagome, cualquier relación que tengas con ella, dala por terminada, alejate de ella y no vuelvas a interferir en su vida.

— Y . . . Si no?

Hattori meneó en negación la cabeza.

— El mensaje podría tornarse un poco más . . . Cómo te diría . . . Violento.

Sesshomaru esbozo una sonrisa que más parecía una mueca de burla.

— No se me da mucho el seguir . . . Como dijiste? Sugerencias!  Ni soy un niño para que me den advertencias. En cuanto a la señorita, ella es quien descidira lo que quiera.

Hattori apretó los puños y sonrió.

— Cómo quieras, he cumplido con el encargo de avisarte . . . Lo que te pasará.

— Es todo?

Él semblante frío y petreo de Sesshomaru sugería su fastidio casi podría decirse que estaba arto y . . . Aburrido.

— No me ha dado su respuesta para mi jefe . . .

— A habido alguna pregunta acaso?

— Señor . . . Sesshomaru, dejará en paz a la señorita kagome.

— No es de su incumbencia, ella descidira. En todo caso . . . Pregúntale.

Hanso suspiro.

— Entonces le daré . . . Él otro mensaje.

Con rapidez Hattori se abalanzó contra Sesshomaru, quién con un giro lo esquivó limpiamente.  Sin sacar las manos de los bolsillos y mirando directamente a un Hattori en posición de ataque, el rostro de Sesshomaru se endureció cuadrando los hombros.

— Ya veo . . . Estás . . . Seguro de querer entregar el mensaje . . . Así?

Hattori sonrió de lado, acomodando una daga en su mano izquierda.

— Te lo advertí.

Volvió a lanzarse rosando el brazo de Sesshomaru, rompiendo la tela haciendo un corte que sangró de inmediato, sin moverse Sesshomaru saco las manos de los bolsillos y trono los dedos Hattori corrió de nuevo brincando para posicionarse tras Sesshomaru pero con rapidez lo tomó del brazo lanzándolo sobre la nieve y el barro, un nuevo corte se apreciaba en su mano derecha, la sacudió sin ningún signo de dolor o malestar. Hattori se levantó sacudiéndose el fango, el tipo tenía buenos reflejos pero solo esquivaba los golpes, no lo atacaba, Hattori entorno los ojos, algo muy dentro de él le decía que no se confiara. Volvió a ponerse en posición y lo atacó directo al cuerpo con una serie de movimientos de kun fu  los cuales Sesshomaru atajaba o bloqueaba con efectividad y sin dificultad, Hattori lanzó su daga de una mano a la otra causándole otro corte en el pecho y otro en la mejilla a su oponente. Cayó inclinado al piso, se lanzó de nuevo contra el alto cuerpo de Sesshomaru apuntando al pecho, Sesshomaru girando rápidamente lo tomó del brazo obligándolo a bajar hasta ponerlo de rodillas y con cinco movimiento de la mano derecha y los dedos dieron en cinco puntos especiales directo en su pecho, Hattori abrió los ojos con asombro mientras su cuerpo se quedaba paralizado, de su mano se deslizó la daga mientras de su boca salía una bocanada de Sangre.
Sesshomaru sin inmutarse se acuclillo frente a él hablandole despacio, la lluvia se juntaba con el sudor que recorría su rostro y el de Hattori humedeciendo sus ropas.

— Si te mueves o intentas levantarte . . . Morirás. He bloqueado los flujos de Sangre en tus venas, si te mueves está regresará al corazón con rapidez reventándolo. Ahora dime, tienes otro propósito en la vida que no sea cumplir las estúpidas órdenes de un cobarde que no ha sabido ser padre?

Hattori sentía como su corazón palpitaba con fuerza haciendo un sonido ensordecedor en sus oídos , claro que tenía un propósito, no podía morir así . . . Kikio era su propósito. Asíntio y con dificultad dijo un nombre.

— Ki . . . Kikio.

Raizo no daba crédito a lo que miraba, había escuchado de esa técnica, sabía que su maestro la practicaba pero que era un secreto y sólo se transmitía al sucesor del clan . . . Cómo es que el Señor Sesshomaru la sabia.  Claramente pudo haber evitado que siquiera lo tocara, pero se limitó a esquivarlo hasta que vió conveniente terminar con el combate. Tenía sólo unos segundos para salvarlo o, dejarlo morir.

— Bien.

Con rapidez efectuó otros cinco movimientos en el pecho de Hattori y dos más en su cuello, haciendolo toser varias bocanadas de sangre. Tirado sobre el fango  respiraba con dificultad sobre sus cuatro extremidades.

— Me debes tu vida, tardarás varios días en mejorarte debes reposar sin movimientos por lo menos 5 días, si no lo haces tú muerte será lenta y dolorosa. No lo olvides.

Sesshomaru se enderezo, levantando el rostro recibiendo la lluvia de lleno.

— Raizo!!!

Con voz grave llamo al chico. Quien sorprendido se acercó a él.

— Señor?

— Te ví seguirme, eres bueno. Llama a alguien para que se lleve el vehículo de Hanso, y ayúdame a subirlo a la camioneta, tiene que estar lo más cómodo posible.

Raizo asíntio, hizo una llamada ayudando a Sesshomaru a acomodar al hombre ya inconciente. Una vez que llegaron al lugar donde sabían, vivía Hanso, Kikio con lágrimas en los ojos agradeció el que lo llevarán y llamó a un médico no hizo preguntas, Sesshomaru le dijo las recomendaciones y se fué, seguido por Raizo. Llegaron a la casa y Sesshomaru se retiró a darse un baño, salió cómo si nada, en el rostro una pequeña cicatriz en el pómulo izquierdo era lo único que delataba los recientes acontecimientos.

— Ni una palabra de esto a tu madre, yo hablaré con Naraku, cuando regrese kagome.

Raizo asíntio.

— Señor, puedo pedirle algo?

Sesshomaru entorno los ojos y sus dorada mirada se oscureció.

— Sé lo que me pediras, la respuesta es no . . . Por ahora. Primero debes respetar y apreciar la vida, para luego quitarla sin remordimientos.

— Por qué le perdonó la vida?.

— Por qué él sólo recibía órdenes, no es mi enemigo.

— Déjeme decirle que lo admiro,  sé que  usted  puede ser un asesino, pero escogió no serlo. Usted y el señor Demetrius tienen mucho en común.

Sesshomaru lo miró, y con una mueca burlona le alboroto el cabello como si fuera un cachorrito.

— Dile a tu madre que llegaré tarde.

Salió a la noche lluviosa y fría de las campiñas de Londres.






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— Estás seguro que está embarazada?

— Si señora, tiene como tres meses. Tuve que mentirle al maestro por mi tardanza pero creo que sospecha algo.

— No te preocupes, aquí tienes lo que te prometí, pasajes e identidades falsas para tí y para la muchacha. Solo espera unos días y se van, con el dinero del sobre puedes comenzar una nueva vida muy lejos de aquí, y no te acerques a ninguna congregación alejate de cualquier religión, todas tienen sangre en sus manos por personas sin escrúpulos que se esconden tras de la fé y la religión para cometer actos innombrables.

— Gracias señora.

— Vete y que no te vean salir.

Él mucho salió perdiéndose en las sombras de la noche. Irasue se sentó en la oscuridad del cuarto frente al ventanal mientras la nieve caía.

— Así que al fin lo logro. Tendrá un hijo con la mujer de su vida, pero yo me encargaré de que nunca lo sepas hasta el día en que vea cómo te retuerses entre tu propia sangre  . . . Cuando estés muriendo.
Pronto, muy pronto te visitaré Midoriko, tienes que ocultarlo de él, cueste lo que cueste.

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CONTINUARÁ . . .

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