21 ¡Nos vamos!
Pensé que íbamos a pasar más tiempo en la casa de Rosita y Eugene, pero al día siguiente de llegar, al traernos el café por la mañana al sótano también trajeron noticias. La reunión para salir de allí se había adelantado. Se había decidido realizar varias partidas en vez de solo una, ya que éramos muchos y sería más seguro. Las personas que permanecíamos escondidas de Elden seríamos las primeras en intentarlo, ya que realmente estábamos en busca y captura. No podíamos estar en Hope a salvo.
Había llegado la hora de la reunión en la que nos explicarían cómo íbamos a salir de allí. Para Daryl no estar en el centro de la organización era algo nuevo y por ello también estaba más inquieto todavía. No sabíamos quién había ideado el plan y eso hacía que estuviésemos más alerta, en resumen, no acabábamos de fiarnos de la persona que estaba al mando.
Rosita nos dijo que nos avisaría cuando íbamos a salir y que debíamos esperar en el sótano preparados para partir inmediatamente cuándo ella nos avisara. Daryl le preguntó si podía salir a tomar el aire unos minutos y Rosita asintió, pero indicándole que no se demorara demasiado.
Jesus y yo permanecimos sentados, cada uno inmerso en sus propias preocupaciones.
- Todo saldrá bien. - susurró de pronto Jesus rompiendo el silencio.
Le miré y sonreí sin decir nada.
Yo estaba realmente asustada ante la idea de ser capturada, en aquel momento prefería la muerte que caer en manos de Elden.
Suspiré y enterré mi cara entre mis manos. Jesus se acercó a mi y me rodeo con sus brazos en un abrazo. En un principio me sobresalté, pero sus brazos me reconfortaron.
- Prefiero morir a que me atrapen. - susurré.
- No nos van a atrapar. - contestó Jesus mirándome con determinación a los ojos.
A pesar de todas las tonterías que decía, yo sentía que era mi amigo y le apreciaba de verdad. Sabía que podía confiar en él y repetí mi petición con la esperanza de no tener que explicar lo que quería decir.
- Prefiero morir.
Jesus permaneció mirándome sin contestar. Su mirada y el silencio me envolvía, como un abrazo que todavía no sabía si me iba a reconfortar o no. Hasta que asintió y la calma invadió mi cuerpo. Como si me hubiera quitado una gran roca que descansaba sobre mi pecho y no me dejaba respirar del todo di una profunda bocanada de aire y las lagrimas salieron de mis ojos sin poder pararlas.
No había pensado en ello hasta que se hizo real, pero era lo que sentía. Prefería morir que acabar siendo el juguete roto de aquel déspota y al ver en los ojos de Jesus que lo haría si hiciera falta, hizo que mi corazón se tranquilizara.
Jesus secó mis lagrimas con la mano dibujando una sonrisa triste en su rostro. Un gesto que nacía de la amistad que tan rápidamente habíamos construido.
En ese momento escuché a Daryl carraspear para que fuéramos conscientes de su presencia. Yo rápidamente me pasé las manos por los ojos y me recompuse incómoda ante la situación. Estaba bastante segura de que no había oido nada, de ser así estaría furioso, pero lo que parecía estar es molesto.
Permanecimos los tres en silencio hasta que Eugene bajó a avisarnos que era la hora.
Era de madrugada y las calles de Hope estaban vacías, a pesar de que nos estaban buscando. Elden estaba tan confiado en que no podíamos escapar que sus esfuerzos en encontrarnos no ocupaban las veinticuatro horas del día. Hecho que también era preocupante, ¿cómo de difícil era salir de allí? Dentro de poco lo sabría, estaría libre o muerta.
Nos subimos al coche y emprendimos el camino en silencio. Cada uno de nosotros con unas ideas y preocupaciones diferentes. Yo por primera vez estaba tranquila. Le puse la mano sobre la pierna a Daryl en gesto cariñoso pero él no reaccionó de ninguna manera. No tenía fuerzas de interpretar ni de luchar para que me quiera en aquel momento así que no insistí.
En aproximadamente una hora llegamos a una gran casa y Rosita nos indicó que esperásemos dentro, ellos iban a esconder el coche y vendrían para seguir juntos.
Jesus siempre inquieto se dio una vuelta por la casa vacía, puede que también lo hiciera para dejarnos solos. Daryl seguía sin decir nada, le veía triste y abatido.
- En algún momento dejaré de luchar por ti y estoy segura de que si algún día te falto me echarás de menos. Te acordarás de este momento y llorarás. Vamos a huir hoy, de la colonia mejor organizada en la que hemos estado, me da pena estar así. - dije.
- No, yo dejaré de luchar por ti. Eres cómo una niña caprichosa que va a por la persona que quiere en cada momento que su errante cabeza se lo pide. Puedes ir a por Jesus, sé que es lo que quieres ahora. Está claro que te has aburrido de mi. - dijo con una voz molesta y tajante.
- ¿Pero qué dices, Daryl? ¿Enserio?- contesté incrédula, me esperaba cualquier cosa menos esa.
- Os he visto, he visto cómo lo mirabas y cómo te miraba él. Siento haberos roto ese momento tan íntimo. - siguió hablando desde los celos. - Tienes vía libre.
- ¡Para! - grité y continué incrédula y enfadada - No me lo puedo creer. ¿No te he demostrado ya que a la única persona que quiero eres tú?
Aunque estaba enfadada, también me habían gustado los celos que había despertado en Daryl. El enfado y un calor diferente recorrió mi cuerpo y tras la replica se me escapó una sonrisa pícara, a la que Daryl respondió una una cara de sorpresa.
- ¿Por qué sonríes?
- Estas celoso. - afirmé todavía con la sonrisa en la cara. - Lo quería esconder pero no puedo, me gusta.
Me acerqué a él y le cogí la cara para darle un beso. En un primer momento Daryl se dejó besar aunque no fue activo y ni siquiera me rodeo con sus brazos como solía hacer.
- No juegues conmigo, Beth- susurró apartándose de mí.
Me acerqué a el mirado le a los ojos intensamente, ¡cuánto lo deseaba y cuánto me habían gustado esos celos! ¿Era una tóxica? Puede. Poco me importaba en ese momento. Solo pesaba en una cosa.
Su respiración se aceleró indicándome que se estaba excitando. Le sonreí muy cerca de su boca y se acercó para darme un beso, yo me aparté y volví a sonreír.
- No juego - susurré - Bueno sí... pero creo que tú también quieres.
Se acercó a mi boca y me dio un beso, introduciendo su lengua con pasión y anhelo. Un rayo de calor atravesó mi cuerpo y lo acerqué a mi intentando fusionarme con él.
Sentí cómo introducía su mano debajo de mi camiseta cauteloso, pero esta vez sin pedir permiso explícitamente, llegó a mis pechos y los acarició suavemente. En cuanto llegó a ellos gimió y me dio un pequeño mordisco en la lengua. Notaba que me estaba mojando y cada vez que él demostraba lo mucho que le excitaba mi cuerpo me perdía más y más en el deseo.
- Nos van a ver, vamos a un baño. - sugerí entre jadeos.
- Quiero verte. - contestó y cogiéndome de la mano me guió hacia el baño.
Dentro del baño me miró y me ayudó a quitarme la camiseta. Yo le indiqué que parara un momento.
- No vamos a hacer nada que no quieras.- dijo interpretando mi gesto justo al revés.
- Yo... - dije queriendo pedir justo lo contrario. - Me gustaría llegar hasta el final.
Daryl se sorprendió ya que había entendido justo lo contrario, aun que yo sabía que el quería era demasiado responsable y dijo lo que esperaba que dijese.
- Haremos lo que tú quieras, pero no voy a entrar dentro de tí. Lo haremos cuando consigamos anticonceptivos. Tienes que ser paciente igual que yo, o te crees que yo no tengo ganas. ¡Me muero de ganas! - dijo acercándose a mi y dándome un beso.
Me esperaba esa respuesta casi que no me llevé una decepción demasiado grande. Él me cogió y me bajó los pantalones dejándome totalmente desnuda.
- ¡Qué bonita eres! - susurró y continuó acariciando mi vientre bajando hasta mi sexo. - Soy el hombre con más suerte del mundo
Yo estaba muy mojada así que paso sus dedos por mi clitoris y introdujo dos dedos despacio. Me besó, mordiendo suavemente los labios.
- Quiero hacerte disfrutar. - susurró.
Yo estaba fuera de mi, le bajé los pantalones y ví lo que ya me esperaba. Estaba super excitado, verme así a mi le encendía y era un círculo vicioso porque hacía lo mismo conmigo. A parte su mano y cogí su pene para ponerlo rozándome, el se puso inquieto, pero yo le dije que confiara en mí, no haría nada que él no quisiera. Noté las palpitaciones, y aunque lo deseaba dentro, no iba a insistir ya que sabía que para él también era difícil. Hice unos movimientos con la cadera y gemí. Cogió mi cara y me dio un beso largo mientras yo me movía para poder masturbarme con su pene.
Entonces alguien tocó la puerta del baño y nos quedamos petrificados.
- Mierda - susurró.
- Venga tortolitos, Rosita y Eugene están aquí. Y nos vamos ya, a menos que queráis quedaros. - dijo Jesus al otro lado de la puerta.
Fue un chasco, que aquello acabara así, con lo bien que había empezado.
- Lo siento - dijo Daryl.
Yo no entendía por qué se estaba disculpando.
- ¡Ya vamos! - dije en voz más alta para que me oyera Jesus. - Un segundo por favor.
Nos vestimos sin decir nada. Pero antes de salir del baño quise decirlo, por si era la última oportunidad que tenía.
- Te quiero. - susurré mirandole.
- Te quiero. - contestó. - Todo saldrá bien.
"Ojalá todo salga bien" pensé.
Buenas mis walkers!
La huida continua y estos dos aprovechan cualquier momento para estar juntos (bien hecho :D).
Daryl se ha puesto un poco celoso gracias a WendyEsqueti5 y Pandicornio_Azul_00, no ha sido una gran escena dramática de celos, pero espero que os haya gustado.
¡Os leo!
Un zombie-abrazo
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